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Brasil

A pesar del triunfo de Lula, el derechista Tárcisio arrasó en Sao Paulo y será el nuevo gobernador

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El ministro de Infraestructura de Bolsonaro se impuso en el mayor colegio electoral del país con 55,3% de los votos y volvió a dejar en ridículo a Fernando Haddad, ahijado político de Lula.

El candidato del presidente Jair Bolsonaro en el estado de Sao Paulo, Tarcísio Gomes de Freitas, derrotó por un amplio margen este domingo a Fernando Haddad, el candidato de extrema izquierda y ahijado político de Lula da Silva en el sur.

A pesar de que no pudo ganar la elección a nivel nacional, Bolsonaro se queda con el distrito más importante del país, además del control de ambas cámaras del Congreso y 14 de los 27 estados brasileños.

El derechista Tarcísio, uno de los hombres fuertes de Bolsonaro, se impuso en el mayor colegio electoral del país con el 55,3% de los votos, frente a 44,7% que obtuvo el exalcalde de la Ciudad de Sao Paulo Fernando Haddad, quien también había sido derrotado por Bolsonaro en las presidenciales del 2018 cuando fue el candidato de PT ya que Lula se encontraba en prisión por una triple condena por corrupción.

El ex ministro de Infraestructura es muy querido por la población brasileña debido a su combate frontal contra la corrupción que dejó el PT. En su gestión estuvo a cargo de todas las obras públicas que dejaron Lula y Dilma sin terminar en el norte del país, iniciadas décadas atrás pero nunca terminadas debido a la explosiva corrupción del petismo.

A pesar de haber completado las obras que la corrupción del Lava Jato mantuvo frenadas por años, como redes fluviales, cloacas, escuelas, rutas y hospitales, el apoyo a Bolsonaro en el nordeste no mejoró respecto a la anterior elección.

El sistema clientelar y la enorme influencia del PT en el nordeste volvió a darle el triunfo a Lula, a pesar de que Bolsonaro triunfó en todas las demás regiones del país, incluso en el Norte donde se ubica el Amazonas. De la mano de Tarcísio, la derecha arrasó en el sur del país, con el 62% de los votos en la región sureña y el 55% en el sudeste.

El candidato de Bolsonaro en Sao Paulo sorprendió en la primera vuelta al colocarse en primer lugar, pese a que las encuestas proyectaban una victoria de Haddad. De cara a la segunda vuelta, Tarcísio selló el apoyo de Rodrigo García, el actual gobernador, centrista y candidato del PSDB. El apoyo de García fue suficiente para apabullar a la izquierda en la región.

Ingeniero de profesión y funcionario público de carrera, Gomes de Freitas asumió la cartera de Infraestructura desde el primer día de Bolsonaro en Brasilia, donde centró su gestión en combatir la corrupción y dejar al país sin obras públicas sin terminar.

Pese a su perfil técnico, Tarcísio fue poco a poco ganando protagonismo en el Gobierno y se convirtió en uno de los más fieles escuderos de Bolsonaro. Finalmente, dejó el cargo cuando comenzó la campaña para gobernador a mitad de año.

Brasil

El Gobierno de Lula llega a un acuerdo con China para desplazar al dólar como medio de cambio comercial

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El acuerdo preliminar permitiría el comercio mediante el uso del real y el yuan, sin necesidad de usar el dólar como intermediario. Brasil no lidia con problemas de divisas o controles cambiarios, por lo que las medidas obedecen a un servilismo político con China.

El socialismo brasileño encabezado por el presidente Lula da Silva anunció un nuevo acuerdo con China, tras casi tres meses de negociaciones y un sello preliminar en enero, por medio del cual se instrumentará un mecanismo para desarrollar el comercio bilateral usando exclusivamente las monedas nacionales: el real y el yuan respectivamente.

Se trata de un acuerdo de gran relevancia para el comercio de ambos países. China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil en las últimas dos décadas (superando a la Argentina), y Brasil se transformó en el principal destino de la inversión extranjera directa de capitales chinos en América Latina. Asimismo, es un acuerdo importante por cuanto vincula a la segunda economía más grande del mundo con la economía más importante de sudamérica. 

La principal prioridad del acuerdo es desplazar el uso del dólar estadounidense como medio de cambio para realizar transacciones de comercio bilateral, inversiones de todo tipo o transacciones financieras. 

El Bank of Communications BBM, el Banco Industrial y Banco Comercial de China serán las instituciones financieras que garantizarán la vía directa de conversión de monedas, mientras que el banco BBM de Brasil tendrá la misma función. Asimismo, Brasil entrará formalmente en el sistema CIPS (la red interbancaria de pagos de China), el equivalente chino al sistema Swift internacional.

El comercio bilateral entre ambos países totalizó los US$150.500 millones en el año 2022, y las exportaciones brasileñas hacia el gigante asimático superaron los 89.000 millones de dólares en un año. El acuerdo tendrá un impacto sustancial sobre estas transacciones, pero verdaderamente no existen mayores razones económicas para justificar el acuerdo, sino más bien políticas

La Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil) justificó las medidas y aseguró que la conversión directa de rales a yuanes contribuirá a bajar los costos transaccionales para favorecer el comercio y la inversión. La moneda china no es convertible, y los controles de capitales podrían afectar los acuerdos entre ambos países. 

La principal razón por la cual se utiliza al dólar como medio de cambio comercial es su estabilidad, permitiendo así mantener inalterado el valor real de los contratos. El régimen chino, por el contrario, hizo uso de numerosas “devaluaciones competitivas”, restricciones e intervenciones cambiarias para apreciar o devaluar la moneda a discreción.

Por otra parte, Brasil no aplica controles de cambios y por lo tanto no debe lidiar con un problema de falta de divisas como ocurre en Argentina o Venezuela. En otras palabras, al tipo de cambio de mercado no existe ni escasez de dólares ni de cualquier otra divisa que pueda disponer.

El reemplazo del dólar por el uso de monedas nacionales no obedece a ningún objetivo de “ahorro” de dólares, como sí podría ser pertinente en la Argentina kirchnerista o la Venezuela chavista. Las principales motivaciones del acuerdo son políticas, y obedece a una situación de vasallaje político de Brasil con respeto al régimen de Xi Jinping

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Brasil

Lula creó un nuevo impuesto para la exportación de crudo y las petroleras anuncian que dejarán de invertir en Brasil

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En menos de 100 días de administración el Gobierno del PT tomó decisiones abiertamente contrarias al crecimiento de la inversión privada y las exportaciones. Las principales petroleras del país suspendieron las inversiones y presentaron un reclamo ante la Justicia.

A partir de marzo, el Gobierno de Lula da Silva resolvió la aprobación de una serie de medidas impositivas restrictivas, entre ellas la vuelta de los impuestos al combustible y la aplicación de un nuevo impuesto a las exportaciones petroleras con una tasa de hasta el 9,2%.

Se trata de una medida completamente anacrónica, ya que el país no establecía gravámenes significativos a la exportación desde la década de 1980. La recaudación por retenciones en Brasil solamente representó entre 41 y 162 millones de reales anuales desde 2010, una cifra cercana al 0,1% de la recaudación total.

El gravámen provoca un diferencial de precios entre lo que perciben los productores internos y el precio del mercado internacional, del mismo modo en que ocurre en Argentina y Venezuela. La pérdida de rentabilidad percibida por las firmas radicadas en Brasil desalienta activamente la producción, la inversión y la entrada de divisas

El Gobierno socialista defendió las medidas, no sólo por razones impositivas sino también con el fin de “incentivar el abastecimiento para el mercado interno”, una retórica muy similar a la que pronunció el presidente Alberto Fernández a propósito de la exportación de carne. Pero esto solo promete generar un efecto de corto plazo, que podría consumirse tan pronto como se produzca la caída efectiva en el nivel de producción.

Las principales empresas petroleras radicadas en Brasil, entre ellas Repsol, Total Energies, Shell, Equinor y Galp, decidieron acudir a la Justicia brasileña para solicitar medidas cautelares. Además, cuestionaron la continuidad de las inversiones en el país debido al clima de incertidumbre que generó el Gobierno.

“La medida, que fue anunciada sin un diálogo significativo con la industria, genera incertidumbre sobre nuevas decisiones de inversión, afectando la competitividad de Brasil en el sector de exploración y producción, en el que Brasil tiene un fuerte potencial geológico”, advirtió la empresa Shell en un comunicado oficial.

En principio, el gravamen para la exportación de crudo fue establecido con carácter “temporal” para el período marzo-junio, pero lo cierto es que no existe una mayor certidumbre sobre la reglas de juego operativas en el país porque el Congreso brasileño tiene la facultad de modificar el plazo de vigencia de la medida y extenderlo más allá de los cuatro meses previstos.

Sin reglas de juego estables no puede existir previsibilidad para el desarrollo de la inversión. El oficialismo no mostró mayor preocupación por el cambio incesante de reglas, y en uno de sus primeros actos de gobierno decidió anunciar la cancelación de la venta de Petrobras, una de las privatizaciones programadas por Bolsonaro y probablemente la de mayor potencial en la historia del país (solo por detrás de Eletrobras).

Sin retenciones de ningún tipo y sin controles cambiarios, la producción petrolera se expandió hasta un 23% durante la gestión del expresidente Jair Bolsonaro, y Brasil se consolidó como el noveno productor de crudo a nivel mundial.

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Brasil

Lula colocó a la ex presidente corrupta destituida Dilma Rousseff al frente del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS

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La Asamblea de Gobernadores de la institución decidió aceptar la nominación del presidente de Brasil, tan solo una semana antes de confirmarse el arribo al país del dictador Xi Jinping. La entidad bancaria afianzará los criterios políticos y discrecionales para la concesión de líneas de crédito.

El presidente de Brasil Ignacio Lula da Silva decidió nominar a Dilma Rousseff en la dirección del Nuevo Banco de Desarrollo (conocido como el banco de desarrollo del BRICS), la expresidente destituida de su cargo frente a un escándalo de corrupción.

La Asamblea de Gobernadores del banco de los BRICS resolvió aceptar la petición de Lula, y confirmar a Rousseff en el cargo. Su nombramiento augura una nueva etapa de criterios políticos y arbitrarios por sobre las decisiones de índole técnico que debería adoptar el banco.

La expresidente asumirá el cargo en reemplazo a Marcos Prado Troyjo, un economista de amplia y reconocida trayectoria que había ejercido la dirección del banco desde 2020 gracias a la nominación de Jair Bolsonaro. 

Si bien los mandatos del banco de los BRICS tienen una duración mínima de 5 años, y por lo tanto Troyjo debería haber permanecido en funciones hasta 2025, el Gobierno socialista decidió avanzar sobre la independencia de la institución y adelantar el recambio de autoridades antes de lo previsto.

La decisión se tomó tan solo una semana antes de la llegada del máximo dirigente de la dictadura china, Xi Jinping, a partir de los primeros días de abril. China no solo se configura actualmente como el principal socio comercial de Brasil (por encima de Argentina), sino que además se posiciona como uno de los principales países interesados en patrocinar la alianza BRICS.

Formalmente, la asociación económica-comercial conformada por los países en el BRICS surgió como una revitalización del eje “no alienado” del siglo XX, que más bien en la actualidad opera bajo una alineación casi absoluta a China.

En este esquema, el Nuevo Banco de Desarrollo pretende funcionar como una “alternativa” al rol que juega el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en las economías emergentes, aunque es evidente que este objetivo no está ni remotamente cerca de poder cumplirse.

En la práctica, se dedica a la concesión de líneas de crédito flexibles para proyectos de infraestructura en los países miembros del BRICS o socios admitidos de la extrazona, como Egipto, Uruguay y Bangladesh, entre otros.

La creciente influencia china en Brasil (un hecho sucede a la llegada de Lula y el PT al poder) podría haber desempeñado un rol definitorio para confirmar a Rousseff en su cargo en una institución tan importante para el desarrollo del BRICS.

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