Brasil
Bolsonaro se reunió con Orbán: Firmaron acuerdos de Defensa, ayuda a cristianos en África y apertura comercial
El mandatario brasileño sigue con su gira por Europa del Este con una visita a Budapest que reunió a dos de los mayores líderes de la derecha mundial.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se ha ido de ‘gira’ a Europa del Este para sellar una serie de acuerdos comerciales. Ayer se reunió con el mandatario ruso Vladimir Putin en Moscú, donde tuvieron una exitosa conversación y firmaron un compromiso de ampliación comercial.
De hecho, tras la humillación que sufrió el francés Emmanuel Macron en su visita a Rusia la semana anterior, cuando ni le fueron a buscar en el avión, y Putin lo sentó en una mesa larga donde apenas podían hablar. Con Bolsonaro, al contrario, tuvo un gran recibimiento y estuvieron conversando al lado de la típica mesa de café de su oficina presidencial.
Pero esa fue la primera parada en su viaje, y hoy se ha reunido con el primer ministro húngaro, el derechista Viktor Orbán, donde conversaron acerca de la importancia de defender la cristiandad, la familia y el libre mercado en la era de la pos pandemia, y firmaron una serie de acuerdos bilaterales.
El primero es un memorando de entendimiento sobre defensa mutua entre el Ministerio de Defensa brasileño y las Fuerzas de Defensa húngaras, que permitirá cooperación militar y comercio de tecnología militar. El segundo acuerdo tiene por objeto reforzar la cooperación humanitaria entre Hungría y Brasil, especialmente de los cristianos que son perseguidos en Medio Oriente y el continente africano.
Consideraron “absurdo e increíble” que el cristianismo sea hoy la religión más perseguida del mundo, “y que la civilización nacida de las raíces cristianas, principalmente la europea, haga muy poco” para proteger a los perseguidos por su fe, dijo Orbán. Hungría y Brasil firmaron hoy un acuerdo para ayudar conjuntamente a las comunidades cristianas perseguidas en África.
Por último, en el marco del tercer acuerdo, Hungría y Brasil firmaron un memorando de entendimiento sobre la cooperación en el ámbito de la gestión del agua, con inversiones cruzadas en ambos países.
Hacia el final de la conferencia de prensa, ahondaron en las cuestiones económicas. El primer ministro Orbán señaló que Brasil es la duodécima economía del mundo, por lo que es de interés nacional para Hungría mantener buenas relaciones comerciales. Ambos remarcaron que el libre mercado es el mejor sistema para el desarollo humano, y Orbán recordó que las exportaciones húngaras representan el 70% del PBI de su país.
“Vemos a Brasil como un país de grandes oportunidades“, dijo Viktor Orbán, mencionando las inversiones en biotecnología de la empresa farmacéutica húngara Richter, que tiene una enorme presencia en Brasil.

Orbán aseguró que la cooperación en materia de educación superior con Brasil es otra gran oportunidad para ambos países, ya que la educación superior húngara es de clase mundial, con varios proyectos de ley que podrían servir como guía para el Legislativo brasileño.
Por otra parte, Orbán dijo que ambos países también coinciden en “los ataques contra la familia son muy graves, ya que quieren imponer al mundo un concepto de familia que varía con lo que nosotros creemos que es una familia“. La Constitución húngara deja claro que el padre es un hombre y la madre una mujer, dijo, y añadió que una familia está formada por un hombre y una mujer “y haremos todo lo posible para evitar la relativización de este enfoque“.
A continuación, recordó que había asistido a la toma de posesión del presidente Bolsonaro y expresó la esperanza de que hubiera más oportunidades de cooperar con otros líderes de derecha en el mundo.
Los dos países comparten un enfoque común sobre los principales problemas mundiales, asimismo ambos países están de acuerdo en que la inmigración ilegal y masiva es un fenómeno negativo que deben detener.
“Hungría y Brasil comparten posiciones similares en las cuestiones de la inmigración, la ayuda a los cristianos perseguidos, la defensa contra los ataques a la familia, su compromiso con el libre comercio y el desarrollo militar”, dijo Orbán en la rueda de prensa conjunta con Bolsonaro.
Recordemos que tanto Hungría como Brasil, fueron los países que impidieron la aprobación del pacto mundial sobre inmigración de las Naciones Unidas, que hubiera eliminado la soberanía sobre las fronteras de los países firmantes, cediendo esta autoridad a la ONU.
Ahora, la Unión Europea está debatiendo un pacto similar, a lo que Orbán declaró: “Impediremos la aplicación de cualquier norma recomendada u obligatoria sobre inmigración de la misma manera que lo hicimos a nivel europeo“.
Jair Bolsonaro calificó a Hungría como el “pequeño gran hermano” de Brasil, en referencia a las diferencias territoriales, por un lado, y a los logros de Orbán en la representación de sus prioridades compartidas, incluyendo el respeto a Dios, la patria, la familia y la libertad, entre otros.
En cuanto a sus conversaciones con el presidente húngaro János Áder, Bolsonaro recordó que a menudo se presentaba a Brasil como un destructor de la selva amazónica, algo de lo que Hungría los defendió en el plano internacional. La realidad es que la vida silvestre está protegida en un 63% de los bosques tropicales, y asimismo, se están llevando a cabo proyectos masivos de reforestación.
Está claro que la unión entre patriotas está siendo un movimiento internacional, como se vio con las reuniones multilaterales de dirigentes en España (VOX), Francia (Le Pen), Italia (Meloni) y los mandatarios de Polonia y Hungría.

Brasil
El Gobierno de Lula llega a un acuerdo con China para desplazar al dólar como medio de cambio comercial
El acuerdo preliminar permitiría el comercio mediante el uso del real y el yuan, sin necesidad de usar el dólar como intermediario. Brasil no lidia con problemas de divisas o controles cambiarios, por lo que las medidas obedecen a un servilismo político con China.

El socialismo brasileño encabezado por el presidente Lula da Silva anunció un nuevo acuerdo con China, tras casi tres meses de negociaciones y un sello preliminar en enero, por medio del cual se instrumentará un mecanismo para desarrollar el comercio bilateral usando exclusivamente las monedas nacionales: el real y el yuan respectivamente.
Se trata de un acuerdo de gran relevancia para el comercio de ambos países. China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil en las últimas dos décadas (superando a la Argentina), y Brasil se transformó en el principal destino de la inversión extranjera directa de capitales chinos en América Latina. Asimismo, es un acuerdo importante por cuanto vincula a la segunda economía más grande del mundo con la economía más importante de sudamérica.
La principal prioridad del acuerdo es desplazar el uso del dólar estadounidense como medio de cambio para realizar transacciones de comercio bilateral, inversiones de todo tipo o transacciones financieras.
El Bank of Communications BBM, el Banco Industrial y Banco Comercial de China serán las instituciones financieras que garantizarán la vía directa de conversión de monedas, mientras que el banco BBM de Brasil tendrá la misma función. Asimismo, Brasil entrará formalmente en el sistema CIPS (la red interbancaria de pagos de China), el equivalente chino al sistema Swift internacional.
El comercio bilateral entre ambos países totalizó los US$150.500 millones en el año 2022, y las exportaciones brasileñas hacia el gigante asimático superaron los 89.000 millones de dólares en un año. El acuerdo tendrá un impacto sustancial sobre estas transacciones, pero verdaderamente no existen mayores razones económicas para justificar el acuerdo, sino más bien políticas.
La Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil) justificó las medidas y aseguró que la conversión directa de rales a yuanes contribuirá a bajar los costos transaccionales para favorecer el comercio y la inversión. La moneda china no es convertible, y los controles de capitales podrían afectar los acuerdos entre ambos países.
La principal razón por la cual se utiliza al dólar como medio de cambio comercial es su estabilidad, permitiendo así mantener inalterado el valor real de los contratos. El régimen chino, por el contrario, hizo uso de numerosas “devaluaciones competitivas”, restricciones e intervenciones cambiarias para apreciar o devaluar la moneda a discreción.
Por otra parte, Brasil no aplica controles de cambios y por lo tanto no debe lidiar con un problema de falta de divisas como ocurre en Argentina o Venezuela. En otras palabras, al tipo de cambio de mercado no existe ni escasez de dólares ni de cualquier otra divisa que pueda disponer.
El reemplazo del dólar por el uso de monedas nacionales no obedece a ningún objetivo de “ahorro” de dólares, como sí podría ser pertinente en la Argentina kirchnerista o la Venezuela chavista. Las principales motivaciones del acuerdo son políticas, y obedece a una situación de vasallaje político de Brasil con respeto al régimen de Xi Jinping.
Brasil
Lula creó un nuevo impuesto para la exportación de crudo y las petroleras anuncian que dejarán de invertir en Brasil
En menos de 100 días de administración el Gobierno del PT tomó decisiones abiertamente contrarias al crecimiento de la inversión privada y las exportaciones. Las principales petroleras del país suspendieron las inversiones y presentaron un reclamo ante la Justicia.

A partir de marzo, el Gobierno de Lula da Silva resolvió la aprobación de una serie de medidas impositivas restrictivas, entre ellas la vuelta de los impuestos al combustible y la aplicación de un nuevo impuesto a las exportaciones petroleras con una tasa de hasta el 9,2%.
Se trata de una medida completamente anacrónica, ya que el país no establecía gravámenes significativos a la exportación desde la década de 1980. La recaudación por retenciones en Brasil solamente representó entre 41 y 162 millones de reales anuales desde 2010, una cifra cercana al 0,1% de la recaudación total.
El gravámen provoca un diferencial de precios entre lo que perciben los productores internos y el precio del mercado internacional, del mismo modo en que ocurre en Argentina y Venezuela. La pérdida de rentabilidad percibida por las firmas radicadas en Brasil desalienta activamente la producción, la inversión y la entrada de divisas.
El Gobierno socialista defendió las medidas, no sólo por razones impositivas sino también con el fin de “incentivar el abastecimiento para el mercado interno”, una retórica muy similar a la que pronunció el presidente Alberto Fernández a propósito de la exportación de carne. Pero esto solo promete generar un efecto de corto plazo, que podría consumirse tan pronto como se produzca la caída efectiva en el nivel de producción.
Las principales empresas petroleras radicadas en Brasil, entre ellas Repsol, Total Energies, Shell, Equinor y Galp, decidieron acudir a la Justicia brasileña para solicitar medidas cautelares. Además, cuestionaron la continuidad de las inversiones en el país debido al clima de incertidumbre que generó el Gobierno.
“La medida, que fue anunciada sin un diálogo significativo con la industria, genera incertidumbre sobre nuevas decisiones de inversión, afectando la competitividad de Brasil en el sector de exploración y producción, en el que Brasil tiene un fuerte potencial geológico”, advirtió la empresa Shell en un comunicado oficial.
En principio, el gravamen para la exportación de crudo fue establecido con carácter “temporal” para el período marzo-junio, pero lo cierto es que no existe una mayor certidumbre sobre la reglas de juego operativas en el país porque el Congreso brasileño tiene la facultad de modificar el plazo de vigencia de la medida y extenderlo más allá de los cuatro meses previstos.
Sin reglas de juego estables no puede existir previsibilidad para el desarrollo de la inversión. El oficialismo no mostró mayor preocupación por el cambio incesante de reglas, y en uno de sus primeros actos de gobierno decidió anunciar la cancelación de la venta de Petrobras, una de las privatizaciones programadas por Bolsonaro y probablemente la de mayor potencial en la historia del país (solo por detrás de Eletrobras).
Sin retenciones de ningún tipo y sin controles cambiarios, la producción petrolera se expandió hasta un 23% durante la gestión del expresidente Jair Bolsonaro, y Brasil se consolidó como el noveno productor de crudo a nivel mundial.
Brasil
Lula colocó a la ex presidente corrupta destituida Dilma Rousseff al frente del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS
La Asamblea de Gobernadores de la institución decidió aceptar la nominación del presidente de Brasil, tan solo una semana antes de confirmarse el arribo al país del dictador Xi Jinping. La entidad bancaria afianzará los criterios políticos y discrecionales para la concesión de líneas de crédito.

El presidente de Brasil Ignacio Lula da Silva decidió nominar a Dilma Rousseff en la dirección del Nuevo Banco de Desarrollo (conocido como el banco de desarrollo del BRICS), la expresidente destituida de su cargo frente a un escándalo de corrupción.
La Asamblea de Gobernadores del banco de los BRICS resolvió aceptar la petición de Lula, y confirmar a Rousseff en el cargo. Su nombramiento augura una nueva etapa de criterios políticos y arbitrarios por sobre las decisiones de índole técnico que debería adoptar el banco.
La expresidente asumirá el cargo en reemplazo a Marcos Prado Troyjo, un economista de amplia y reconocida trayectoria que había ejercido la dirección del banco desde 2020 gracias a la nominación de Jair Bolsonaro.
Si bien los mandatos del banco de los BRICS tienen una duración mínima de 5 años, y por lo tanto Troyjo debería haber permanecido en funciones hasta 2025, el Gobierno socialista decidió avanzar sobre la independencia de la institución y adelantar el recambio de autoridades antes de lo previsto.
La decisión se tomó tan solo una semana antes de la llegada del máximo dirigente de la dictadura china, Xi Jinping, a partir de los primeros días de abril. China no solo se configura actualmente como el principal socio comercial de Brasil (por encima de Argentina), sino que además se posiciona como uno de los principales países interesados en patrocinar la alianza BRICS.
Formalmente, la asociación económica-comercial conformada por los países en el BRICS surgió como una revitalización del eje “no alienado” del siglo XX, que más bien en la actualidad opera bajo una alineación casi absoluta a China.
En este esquema, el Nuevo Banco de Desarrollo pretende funcionar como una “alternativa” al rol que juega el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en las economías emergentes, aunque es evidente que este objetivo no está ni remotamente cerca de poder cumplirse.
En la práctica, se dedica a la concesión de líneas de crédito flexibles para proyectos de infraestructura en los países miembros del BRICS o socios admitidos de la extrazona, como Egipto, Uruguay y Bangladesh, entre otros.
La creciente influencia china en Brasil (un hecho sucede a la llegada de Lula y el PT al poder) podría haber desempeñado un rol definitorio para confirmar a Rousseff en su cargo en una institución tan importante para el desarrollo del BRICS.
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