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Brasil

El Tribunal Superior anula todas las acusaciones contra Flávio Bolsonaro en el caso de las rachadinhas

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El hijo del presidente Jair Bolsonaro ya no será investigado por el juez izquierdista Flavio Itabaiana, luego de que el Tribunal Superior decidiera que no tenía competencia para juzgarlo.

Tras meses de persecución política de la justicia izquierdista al senador carioca Flávio Bolsonaro, hijo del presidente Jair Bolsonaro, la Quinta Sala del Tribunal Superior de Justicia aceptó este martes anular todas las decisiones judiciales en contra suyo.

La mayoría de la Quinta Clase entendió que el juez Flavio Itabaiana, del 27º Tribunal Penal de Río de Janeiro, no podía haber investigado al senador por la prerrogativa del fuero político. El Tribunal anuló todas las decisiones tomadas por la Justicia de Río de Janeiro al inicio de las investigaciones del caso de las “rachadinhas“.

Itabiana fue el magistrado encargado del caso durante la investigación, quien según el Tribunal Superior inició procesos que no debería haber hecho ya que Bolsonaro tenía derecho a fueros por ser un miembro de la Legislatura estatal. Según la defensa, el caso, por lo tanto, no podría haber sido dirigido por un magistrado de primera instancia. 

Por 4 votos a 1, los jueces superiores aceptaron el recurso y entendieron que Itabiana no era competente para juzgar el caso. Esto se debe a que Flávio Bolsonaro mantuvo el fuero privilegiado antes del llamado “mandato cruzado”, al dejar el cargo de diputado estatal, y pasar a ocupar el escaño del Senado. 

El argumento de la mayoría la dio el juez João Otávio de Noronha podría dar un vuelco a la investigación desde el principio, y el senador Bolsonaro está a punto de ser exonerado.

No se puede sostener que el magistrado de primera instancia sea ahora aparentemente competente para investigar a un senador que acaba de dejar el cargo de diputado del Estado. Si era absolutamente incompetente para la concesión de medidas cautelares de investigación, no hay manera de sostener la viabilidad de estas medidas, ya que son manifiestamente nula”, sentenció Noronha.

Eduardo e Flávio Bolsonaro devem ingressar no PL, assim como o pai
Flávio Bolsonaro (derecha) junto a su padre, el presidente Jair Bolsonaro y su hermano, el diputado Eduardo Bolsonaro.

Rachadinhas

El hijo mayor de Jair Bolsonaro, Flávio Bolsonaro, fue acusado ante la Justicia brasileña el año pasado por su presunta participación en un plan de desvíos de fondos públicos durante su etapa como diputado regional en Río de Janeiro.

El Ministerio Público carioca, cuando estaba a manos del anti-bolsonarista Wilson Witzel, estaba investigando una red de corrupción, denominada “rachadinha”, a través de la cual se lo acusa a Flavio de haber recibido parte de los salarios que correspondían a sus asesores entre 2007 y 2018.

La investigación comenzó cuando se detectaron extraños movimientos financieros en la cuenta bancaria de Flavio, actual senador federal, y en la de 74 de sus excolaboradores en la Asamblea Legislativa de Río. Los fiscales estiman que el hijo del presidente brasileño pudo haber “lavado” hasta 2,3 millones de reales mediante un mecanismo que consistía en contratar asesores y apropiarse del 50% de sus salarios.

Quienes se encargaban principalmente de administrar este sistema eran Fabrício Queiroz (jefe de Gabinete de Flavio) y su esposa. Según organismos oficiales, Queiroz tenía ingresos mensuales oficiales de 20.000 reales, pero, por sus cuentas bancarias, transitaron más de 1,2 millones de reales.

Sin embargo, la investigación a Flávio, ahora calificada de ilegal, no encontró evidenica para forzar una sentencia en más de un año con la causa abierta y todos los recursos de la izquierda en Brasil puestos en encontrar algo.


Por Guilherme Ramos, para La Derecha Diario

Brasil

Los inversores internacionales huyen de Brasil y ya sacaron casi 5.000 millones de dólares del país por las medidas de Lula

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Mientras se escapan los inversores de Brasil, el tipo de cambio del real con respecto al dólar ascendió a las 5,27 unidades y marcó una suba del 1,6% al cierre del día martes. Se trata del valor nominal más elevado de la gestión de Lula.

El dólar acumuló un alza del 8,7% de acuerdo a su paridad con el Real de Brasil desde el comienzo del año. Pero solamente al término de la rueda del día martes, el tipo de cambio se anotó una suba diaria superior al 1,6% y volvió a romper récords nominales.

La paridad del dólar llegó a los 5,27 reales al cierre del martes, el mayor valor registrado desde marzo del año 2023. La fuerte depreciación de la moneda brasileña destacó de entre otras divisas latinoamericanas que se vieron duramente afectadas por el accionar monetario conservador que recientemente adoptó la Reserva Federal de Jerome Powell.

La tasa de inflación de Estados Unidos para el mes de marzo superó las expectativas (subió ligeramente al 3,5%), con lo cual es más probable que la FED evite reducir su tasa de referencia en el corto plazo, o en su defecto que lo haga más lentamente. Esto repercutió en todas las divisas de la región, pero Brasil se vio afectado además por factores estrictamente internos.

La política fiscal del Gobierno socialista está fuera de control. El resultado primario del Gobierno federal (sin Estados locales ni municipalidades) marcó un rojo equivalente al 2,55% del PBI en febrero, el más alto desde el estallido de la pandemia. El Presidente Lula da Silva asumió su cargo habiendo heredado un superávit primario de 0,56 puntos del PBI en enero del año pasado.

Contabilizando la pesada carga de intereses que enfrenta el país vecino, el resultado financiero marcó un déficit récord de hasta el 7,7% del PBI en febrero, y no se veía algo semejante desde julio de 2021. Cabe señalar que cuando Lula asumió la presidencia del país, el déficit financiero representaba el 4,32% del producto bruto, casi se duplicó en 13 meses.

El Gobierno socialista cuestionó con dureza la independencia del Banco Central de Brasil, heredada de la administración de Jair Bolsonaro, pero al no poder revertir su autonomía se valió del endeudamiento como vía principal para solventar la brecha fiscal. La carga de intereses por la deuda pública se incrementó del 4,88% al 5,15% del PBI desde enero de 2023.

El descarrilamiento de la política fiscal hace mecha sobre la efectividad de la política monetaria, ya que pese a la autonomía legal, existen serias dudas sobre el sostenimiento del actual margen de déficit con persistente endeudamiento. En consecuencia, se reduce el efecto disciplinario de la tasa de referencia SELIC que aplica la autoridad monetaria, y con ello se proyecta un mayor impacto negativo sobre el nivel de actividad real.

Este contexto adverso provocó que Brasil pierda cada vez más atractivo para la inversión internacional. La firma Goldman Sachs recomendó abiertamente deshacer las posiciones en empresas públicas brasileñas debido a una mayor injerencia política del Gobierno, y como resultado de la falta de credibilidad en el desempeño futuro de Brasil, se registró una salida de por lo menos US$ 4.227 millones (21.000 millones de reales) por parte de inversores extranjeros en el país.

La repercusión de la depreciación del real será mayormente negativa sobre el saldo exportador de las empresas argentinas, más aún en un contexto de fuerte apreciación del peso frente al dólar.

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Brasil

Reforma agraria en Brasil: Lula lanza un grotesco programa socialista para colectivizar la producción del campo

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El Gobierno expropiará y repartirá discrecionalmente un total de 295.000 hectáreas de tierras públicas y privadas a indígenas y desempleados. El Estado se adueñará de una parte de todo lo que se produzca en las nuevas tierras reasignadas.

Con la asunción del socialismo en Brasil en enero del año pasado, se produjo un cambio radical en la política agraria del país. Se le puso fin a la concesión flexible de derechos de propiedad que emprendía la gestión Bolsonaro, y en su lugar, la administración de Lula da Silva lanzó una nueva reforma agraria a-la-China por decreto y sin pasar por el Congreso.

La reforma comprende el reparto de hasta 295.000 hectáreas de manera completamente discrecional, es decir, serán asignadas a dedo por Lula dependiendo de algún criterio arbitrario por parte de las autoridades competentes.

Las tierras se repartirán a indígenas y personas desempleadas. Con esta maniobra, el PT busca engrosar su influencia sobre los estratos más débiles de la población rural, que ahora podrían verse sometidos a una relación clientelista con el Gobierno.

El reparto afectará tanto a tierras de propiedad estatal como tierras privadas, que serán deliberadamente expropiadas en caso de que se determine el “abandono” por parte de sus propietarios, la misma excusa que utilizó el dictador chino Mao Tse Tung durante las reformas agrarias en China en la década del ’50.

A la par de estos movimientos, el Gobierno también lanzará un esquema de créditos subsidiados (y artificialmente baratos) para financiar la adquisición de maquinaria y semillas, con el fin de abastecer la eventual producción agrícola en las nuevas tierras reasignadas. 

La mayor parte de la agricultura prevista para estos campos será meramente familiar y de subsistencia, sin mayores dotes de productividad y sin la posibilidad de generar exportaciones o divisas al país.

Esto es evidencia de la pésima asignación de recursos implícita en la reforma agraria del socialismo. Se retienen recursos valiosos que podrían haberse utilizado en otras áreas de la economía para producir más eficientemente, creando puestos de trabajo mejor remunerados.

Pero pese a todo esto, la reforma agraria de Lula establece que el Estado podrá apropiarse de una parte de toda la producción realizada en esas tierras, dando forma a una incipiente colectivización de la producción agraria.

Reformas agrarias de esta índole fueron implementadas en diversas partes del mundo, como por ejemplo México (1917), Bolivia (1953), Guatemala (1951), Cuba (1959) y Chile (1962-1973), y todas ellas registraron pésimos resultados en materia de productividad y eficiencia asignativa.

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Brasil

Lula se negó a condenar el ataque de Irán y posiciona a Brasil como el único país occidental en no solidarizarse con Israel

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La comunidad judía brasileña expresó su decepción con el Gobierno socialista, y lo acusaron de tomar una posición proiraní que es “lamentable” y “frustrante” para estos tiempos.

Mientras la mayoría de naciones occidentales se posicionaron del lado de Israel, o en todo caso, mantuvieron la neutralidad pero expresando su apoyo a la única democracia liberal de Medio Oriente ante los ataques de Irán, el gobierno socialista de Brasil mantuvo una postura completamente distinta.

En línea con Rusia, el presidente Lula da Silva responsabilizó a ambos países por el conflicto, y puso al mismo nivel las acciones de defensa de Israel con los ataques de la teocracia represiva y sanguinaria del dictador chiíta Ali Jamenei.

En el comunicado del gobierno del PT, Lula evitó condenar a Irán por el ataque y exhortó a todas las naciones del mundo a movilizar esfuerzos para evitar una escalada de la confrontación, sin decir que es el régimen del ayatolá el que atacó indiscriminadamente a Israel.

Estos comentarios, muy desalineados al G7 y a otras naciones latinoamericanas como Argentina o Uruguay, le ligaron un fuerte reproche de la comunidad judía brasileña, una de las más grandes del mundo.

La Confederación Israelí de Brasil tildó este domingo de “lamentable” y “frustrante” la posición de Lula en el conflicto al negarse a condenar de manera explícita el ataque de drones y misiles de Irán contra Israel.

El mundo democrático y varios países de Oriente Medio se han unido a Israel en la condena y la lucha contra el ataque de Irán, pero la actual política exterior de Brasil ha optado por ponerse del lado de la teocracia iraní”, afirmó el presidente de la entidad Claudio Lottenberg.

Las relaciones entre Israel y Lula vienen deteriorándose desde que el pasado 18 de febrero, cuando el mandatario socialista equiparó la ofensiva israelí en Gaza con el Holocausto, el exterminio de judíos promovido por Adolf Hitler.

“No es una guerra de Israel contra Palestina, es un genocidio como el Holocausto”, declaró Lula sobre el conflicto palestino israelí a la prensa en Adís Abeba, la capital de Etiopía, donde asistió en su momento a una cumbre de la Unión Africana (UE).

Y agregó: “Lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza con el pueblo palestino no ha ocurrido en ningún otro momento de la historia. En realidad, si ocurrió una vez, ha ocurrido cuando Hitler decidió matar a los judíos“.

En consecuencia, Israel decidió romper relaciones diplomáticas con Brasil y declaró a Lula persona non grata, prohibiéndole el ingreso al país. En respuesta, Brasil retiró a su embajador de Tel Aviv. Este deterioro de relaciones fue fugaz, y ocurrió apenas un año después de que Israel y Brasil llegaran al punto más cercano de sus relaciones, de la mano del expresidente Jair Bolsonaro.

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