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La crisis alimentaria se agrava en Cuba y se convierte en la peor registrada desde los 90s

Las políticas de control estatal en la isla han provocado una crisis alimentaria sin precedentes. Miles de cubanos luchan por conseguir alimentos en las desbastecidas tiendas estatales, mientras que el régimen continúa asegurando que la situación "está bajo control".

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El régimen de Cuba continúa sometiendo a su población con medidas que generan miseria, y los últimos meses una grave crisis alimentaria ha vuelto a la isla, que afecta la vida de miles de cubanos.


La actual crisis mundial del coronavirus ha provocado que el régimen vuelva a impulsar programas de control de precios y metas de producción que, para su propia sorpresa, solo han profundizado la crisis. 
Además, el dictador Diaz-Canel ha empezado a echar mano al Programa País "Apoyo Estratégico a la Seguridad Alimentaria Sostenible en Cuba", iniciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Unión Europea, que contribuye con un financiamiento de tres millones de euros al año, para incrementar la producción de alimentos y la nutrición de la población en la isla, luego de años de enormes hambrunas.
El Ministerio cubano de la Agricultura dirige el programa y ha estado utilizando muchos de estos recursos para la actividad política o para combatir el coronavirus, dejando de lado la planificación alimentaria.


Desde horas de la mañana, los habitantes de la isla tratan de ser puntuales para tratar de conseguir alimentos en las desbastecidas tiendas del régimen. Sin embargo, antes que salga el sol ya se registran largas filas con centenares de personas que se encuentran listas para esperar por horas una oportunidad para comprar algo. Lamentablemente, muchos regresarán a sus casas con las manos vacías.
Los que logran obtener alimentos de las tiendas del régimen tampoco se van contentos. A través de las redes sociales se puede apreciar que los productos no son aptos para el consumo humano, generando mayores problemas entre la población.

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A pesar de las críticas y la desesperación de los habitantes de la isla, los miembros del régimen cubano han minimizado la crisis. El Ministro de la Industria Alimentaria de Cuba,​ Manuel Sobrino Martínez​, declaró la semana pasada que los cubanos deben tener en cuenta que se trata de un problema "totalmente subjetivo", ya que Cuba tiene una economía planificada y "un programa de soberanía alimentaria y cultura nutricional regido por estándares internacionales".

A su vez, agregó que "en esta etapa de producción, los alimentos no llegan con calidad, ni a tiempo, ni de forma pareja a toda la población, y por eso se trata de algo en lo cual se debe seguir trabajando”. 

Martínez aprovechó la intervención para afirmar sin pruebas de que el régimen gasta diariamente US$ 1,6 millones en la producción de leche en polvo, pollo, trigo, harina, aceite y soya, además de producir al año 2.500 millones de toneladas de alimentos, el 30% de ellos se destinan a la canasta familiar, 25% a comercio y gastronomía, 20,5% a consumo social, 13% al turismo, 10% a cadenas de tiendas y solo el 1,5% a exportaciones, una clara contradicción a su mensaje anterior, ya que con esas cifras los cubanos no tendrían problemas a la hora de comprar alimentos. 

"Cuba cumplirá los objetivos de desarrollo sostenible fijados por organismos internacionales", aseguró Martínez mientras los cubanos pasan hambre.

Manuel Sobrino Martínez​, ministro de la Industria Alimentaria de Cuba. 

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El Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL) ha organizado en conjunto con otros sectores un programa para el uso de otras especies como patos, conejos y gallinas decrépitas (de avanzada edad, incapaces de producir huevos), además de "aprovechar" la sangre, la tripa y otros subproductos para producir alimentos de baja calidad a partir de "masa deshuesada mecánicamente". 

Además, se ha asegurado que existe una "sobreproducción" de croquetas de pescado, y que "se están cumpliendo otros objetivos", todo esto, según el régimen para lograr una alimentación “como la de países desarrollados”. 

“Se ha logrado recuperar, por ejemplo, dos millones de metros de tripas de la res y del cerdo”, lo que equivale a 2000 mil kilómetros de intestinos para alimentar al pueblo… eso no es de países pobres, eso es un aprovechamiento cárnico de países desarrollados… hay cultura en Cuba de consumir eso”, dijo Martínez al ser consultado sobre este plan.

Las medidas del régimen son insuficientes para detener la crisis.

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Los cubanos consideran que esta crisis es incluso peor que la del "Período Especial" de la década de los noventa, en la que la caída de su mayor aliado, la Unión Soviética, hizo que varios sectores como la agricultura, que dependían exclusivamente de la importación de combustible soviético para la maquinaria se paralizaran. 

Sin embargo, el régimen continuó manipulando a la población con propaganda y falsas promesas. Mientras los miembros de la cúpula castrista consumían productos importados de alta calidad, los cubanos trataban de sobrevivir en la isla, muchos murieron, y otros optaron por huir hacia los Estados Unidos, una clara demostración de la inexistencia de los "paraísos socialistas", defendidos por sus aliados en los medios de comunicación y alabados en las universidades del mundo.

Las medidas de racionamiento de alimentos fueron tan extremas que provocaron que los cubanos se alimentaran de cualquier cosa que se encontrara disponible. El bistec de toronja, el café con chícharos, las salchichas a base de harina de pescado eran comunes en aquella época. 

“El gobierno con urgencia tiene que ver el asunto de la comida y los agro-mercados. Tienen que prestarle atención al pueblo. La voz del pueblo vale y se respeta. No mientan, que sabemos cuándo se dice mentira. Visiten las tiendas, los mercados agropecuarios, vean los precios de las tiendas en dólares, caminen y vivan como vivo yo”, declaró un ciudadano molesto

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La situación es similar en las zonas rurales. Los campesinos han denunciado la falta de combustible y de ganado, que hace imposible cumplir con las exigencias de la dictadura. 

En algunas zonas del país como Camagüey, se ha reportado la muerte de 30.000 vacas producto de la desnutrición y la falta de agua para mantenerlas, cifra que supera en 4.000 muertes a las reportadas en el año 2019, aunque según informaciones del sitio "ADNcuba", los medios de comunicación del régimen no dicen exactamente cuantas fueron. 

Pese a que ellos mismos advierten que el mal manejo del ganado provoca problemas en la producción nacional, la cúpula castrista continúa hostigando a los agricultores del país. 

En el mes de mayo, la Liga de Campesinos Independientes y la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR), publicaron una carta dirigida al dictador Miguel Díaz-Canel, en la que pedían al Estado aceptar con urgencia cinco puntos esenciales para evitar que el país cayera en una hambruna severa, sin embargo, queda claro que el régimen hizo caso omiso a la petición. 

La razón de estas abominables acciones en medio de una crisis sin precedentes es la misma que llevó al dictador Fidel Castro a crear
semejante estrategia de manipulación social, la utilización del hambre como instrumento de dominio
social, para ganar seguidores en un país donde cada día más, se han convencido que el socialismo es miseria. 

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Cuba

Masivas protestas contra la dictadura comunista en Cuba: En medio de la escasez de alimentos y los apagones, los cubanos salen a las calles

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Cuba enfrenta una de las peores crisis de su historia con apagones, escasez de alimentos y protestas. La población exige cambios y la dictadura de Miguel Díaz-Canel reprime.

Desde el estallido de la pandemia, China atraviesa una dura crisis económica. Las interminables cuarentenas en el gigante asiático derrumbaron la economía y obligaron al dictador Xi Jinping a empezar a restringir las ayudas a otros países comunistas a lo largo de todo el mundo.

En la volteada cayó Cuba, cuya economía es inexistente y el abastecimiento de todos sus bienes y servicios dependen exclusivamente de la ayuda de otros países, principalmente de China. Entre 2020 y la fecha, Cuba atraviesa una crisis idéntica a la que sufrió cuando colapsó la Unión Soviética, la otra gran potencia que sostenía su economía en los 90s.

En este contexto, el régimen cubano atraviesa la total escasez de alimentos básicos, lo que llevó a que se vea obligado a recurrir de manera urgente a las Naciones Unidas para solicitar a través del Programa Mundial de Alimentos el envío de 144 toneladas métricas de leche en polvo a la isla.

Desde la Revolución hasta la actualidad, siempre Cuba ha tenido etapas sin comida ni bienes básicos. Sin embargo, resulta de vital importancia enfatizar que es la primera vez que la dictadura solicita alimentos a la ONU, lo que evidencia la gravedad de la crisis. En este momento, la comunidad internacional se encuentra pagando los platos rotos de las nefastas políticas cubanas.

Los problemas se han agudizado en los últimos días, con apagones masivos de electricidad que han durado hasta 13 horas diarias. Adicionalmente, el régimen ha optado por realizar cortes totales en los servicios de internet y de comunicación, con el fin de impedir la difusión de información sobre la situación atraviesa la isla.

Por otra parte, la escasez de alimentos y agua continúan sin solución. Y la falta de combustibles ha provocado un aumento de su precio cercano al 500% en febrero, lo cual agudiza aún más la crisis. La problemática económica es total, lo que vuelve a poner de manifiesto el fracaso de la aplicación de políticas socialistas.

Como consecuencia de estos eventos, la sociedad cubana se ha levantado en protestas masivas, mostrando una vez más su descontento y desconformidad con el régimen. Se han utilizado consignas como “corriente y comida” y se han gritado frases como “¡tenemos hambre!”.

En este sentido, las imágenes y videos de las más marchas se han difundido ampliamente a través de las redes sociales, dotando de una mayor visibilidad a las demandas: cientos de personas unidas en distintos puntos del país, luchando para que su situación económica mejore.

Como en toda dictadura, el régimen intenta tapar la situación y no hablar del tema. Hasta el momento, la única respuesta que obtuvo la población fue por parte de la Secretaria del Partido Comunista en la provincia de Santiago, quien, en una situación un tanto peculiar, subió a la azotea de una casa para prometer a los manifestantes la pronta llegada de arroz, azúcar y leche.

En pleno descenso a la edad de piedra, el dictador Diaz-Canel ha ordenado la represión de las manifestaciones e incluso la realización de detenciones arbitrarias, medidas que seguramente vayan en aumento si las protestas continúan.

Por otro lado, la confrontación está al orden del día. Diaz-Canel, mediante un comunicado por X, expresó que no se cansarán de “pelear contra el #BloqueGenocida ni de explicarle al pueblo las causas de los problemas”.

En dicho comunicado, como de costumbre, vuelven a amparase en la excusa del bloqueo estadounidense, el cual, por definición, es un embargo y que verdaderamente no puede explicar la multiplicidad de problemas extremos que se viven en la isla.

Además, como señala Juan Ramon Rallo, si esto fuera cierto “¿no es el mayor reconocimiento posible a la tesis de que el libre comercio enriquece?” Si dicen que son pobres por la falta de libre comercio, ¿no están admitiendo que su modelo socialista no funciona?

Como si esto fuera poco, la hipocresía del gobierno escala a tal nivel que, a modo de solución de la problemática, la Cancillería cubana convocó al encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en La Habana para “protestar por la conducta injerencista de su gobierno”.

La situación futura es incierta. Quizás estos levantamientos sean nuevamente un zumbido en la larga historia de una dictadura que llegó hace siete décadas y no está cerca de dejar de serlo. O, por el contrario, tal vez estos eventos representan verdaderamente el primer paso hacia un cambio profundo y verdadero que se avecina en la isla.


Por Frank Maier, para La Derecha Diario.

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Cuba

Miseria comunista en Cuba: La dictadura estableció apagones programados de hasta 12 horas por día mientras crece el desabastecimiento

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La economía comunista de la isla experimenta un nuevo e histórico declive como no se veía desde la caída de la Unión Soviética en la década de 1990. El país sufre de escasez de alimentos, electricidad y combustible, mientras que la inflación es la más alta de los últimos años.

El modelo económico socialista que impera en Cuba atraviesa una nueva fase de colapso, similar a la que aconteció durante el “período especial” en la década de 1990. La dictadura de Miguel Díaz-Canel dejó de publicar estadísticas sobre la evolución del PBI trimestral, pero las consecuencias de la crisis ya son imposibles de ocultar.

La isla-cárcel sufre la crisis energética más aguda de los últimos 30 años. Los servicios de producción y distribución eléctrica a cargo del Gobierno se encuentran en un estado verdaderamente deplorable, tras acumular años de descapitalización.

La dictadura estableció apagones programados a lo largo y ancho de la isla, con una duración que oscila entre las 6 y las 12 horas por día. La represión del consumo eléctrico fue la única respuesta que encontró el régimen para tratar de contener la dramática escasez de energía.

Asimismo, se tomó la decisión de quitar la energía a por lo menos el 74% del alumbrado público en todo el país, convirtiendo a Cuba en un espectáculo grotesco a los ojos de los ciudadanos. La producción energética del Estado sufrió un fuerte colapso, y ya no es capaz de poder abastecer exitosamente a la demanda interna.

La compañía estatal cubana Unión Eléctrica (UNE) anunció apagones simultáneos sobre el 32% del territorio de la isla, principalmente focalizados en el horario de tarde-noche debido a que en esta franja la demanda eléctrica aumenta estacionalmente.

Paralelamente, el recrudecimiento de la inflación y la represión cambiaria provocaron efectos corrosivos sobre el acceso al comercio exterior. La importación de combustible durante los primeros meses de 2024 fue de tan solo un 46% de lo que estaba previsto. 

El estricto control sobre la entrada y salida de divisas (cepo cambiario), y el descomunal desequilibrio monetario al que incurrió el régimen, llevaron a la escasez de divisas y por lo tanto a la anemia de las importaciones.

Paralelamente, la crisis alimentaria se abre paso a medida que el sistema económico socialista se desmorona. La dictadura debió admitir públicamente la escasez de harina para elaborar una serie de productos de la canasta básica alimentaria, y esta situación se extiende a una amplia gama de productos.

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Cuba

Cuba lanza el ajuste más grande de su historia, con aumentos de hasta 200%: "Ajustar no es neoliberal"

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El Gobierno comunista también decretó un violento recorte sobre los subsidios universales a la canasta básica, por lo que miles de familias dejarán de acceder tan siquiera a una mínima gama de productos para sobrevivir.

La dictadura comunista de Miguel Díaz-Canel volvió a implementar un severo ajuste salvaje contra la población, en un intento desesperado por sostener un sistema económico que se encuentra ampliamente agotado

Las finanzas públicas se desequilibraron completamente en los últimos años, y la única fuente de financiamiento fue la emisión de pesos sin respaldo. Dentro del régimen socialista, en donde los precios son severamente reprimidos, esto condujo a una situación de desabastecimiento en bienes y servicios básicos a lo largo de toda la isla.

La dictadura resolvió un aumento del 25% sobre las tarifas de electricidad (principalmente sobre el sector residencial) y sobre el precio de los combustibles. Asimismo, las tarifas de distribución de agua tendrán un aumento del 200%, por lo que el costo de este servicio se verá triplicado para la amplia mayoría de los hogares en el país.

De no afrontar estos aumentos, el sobrante monetario habría conducido a la desaparición total de estos servicios. Pero las drásticas subas solamente ralentizan o postergan los problemas hacia adelante, ya que las causas detrás del sobrante monetario siguen inalteradas. 

El Gobierno mantiene una estructura de gastos verdaderamente colosal, que alcanzan a superar el 60% del PBI. Al mismo tiempo, se estima que el déficit presupuestario para el año 2023 habría superado el 15% de PBI, y constituye un récord como no se veía desde la pandemia en 2020 o durante el “período especial” que le siguió a la caída de la Unión Soviética.

Díaz-Canel resolvió una fuerte quita de subsidios para la canasta básica de alimentos. Este es un medio indispensable para que miles de familias puedan comer en la isla, ya que los precios “oficiales” en las tiendas del Estado reflejan góndolas vacías, y para acceder a una cantidad adecuada de insumos y alimentos es necesario comprar en el mercado negro a precios exorbitantes.

La izquierda trotskista en Argentina cuestionó severamente al ajuste fiscal emprendido por el Presidente Javier Milei (un camino convalidado por la voluntad popular), pero el ajuste de Milei contempló una fuerte expansión de las partidas sociales y de los subsidios alimentarios para los estratos más humildes de la población.

Muy por el contrario, el ajuste que lleva adelante el socialismo en Cuba se deposita completamente sobre el esfuerzo de los sectores más vulnerables, despojándolos de alimentos básicos para la subsistencia y sometiendolos a fuertes actualizaciones tarifarias que no garantizan el fin del desabastecimiento por mucho tiempo.

La crisis económica es tan intensa que el régimen dejó de publicar estadísticas oficiales trimestrales sobre la evolución del PBI a partir de junio del año pasado. La tasa de inflación interanual ronda el 30%, los precios suben a razón del 2% por mes, y la brecha cambiaria entre el dólar paralelo y el CUP oficial supera el 127%.

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