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Perú

Fraude electoral en Perú: el único miembro del Jurado Electoral que quería investigar el fraude fue forzado a renunciar

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Luego de que el Pleno del JNE comenzara a rechazar sistemáticamente todas las apelaciones sobre fraude electoral, el fiscal Luis Arce Cordova se vio forzado a renunciar.

Casi 20 días después de las elecciones de segunda vuelta en Perú, todavía no hay un ganador declarado oficialmente, debido a que continúa la batalla legal en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE).

Este miércoles 23 se llevaron a cabo las audiencias sobre apelaciones por firmas falsas y las relacionadas a las actas electorales que favorecían de manera imposible al candidato comunista Pedro Castillo.

Tres de los cuatro miembros del JNE, el presidente Jorge Luis Salas Arenas, y los magistrados Jovián Valentin Sanjinés Salazár y Armando Rodríguez Vélez empezaron a rechazar una por una todas las apelaciones, por “cuestiones de forma”.

En cada caso, el fiscal Luis Carlos Arce Córdova, el cuarto miembro del JNE, votaba en minoría a favor de que se sepa la verdad con la entrega de los padrones electorales de parte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), el organismo encargado de llevar a cabo las elecciones.

Desde el 6 de junio que la ONPE se niega a entregar los padrones electorales de votación para que se comparen con las actas electorales. Con esta auditoría, que ha pedido el equipo legal de la candidata Keiko Fujimori, se podría conocer cuántos muertos, menores de edad y otros impedidos han votado, obviamente, de manera ilegal. La ONPE se niega repetidamente amparándose en el derecho a la intimidad de los electores y la JNE se niega a intervenir en cada amparo presentado.

El presidente del JNE sostiene que las firmas falsas probadas en las actas electorales es un tema penal, que no compete a su tribunal, y por eso ha pedido al Jurado que rechace cualquier tema relacionado a ello.

Con estas acciones de las autoridades electorales se está favoreciendo de manera desmedida al comunista Pedro Castillo, ya que la causa no puede pasar al fuero penal sin declarar primero a Castillo ganador. Una vez en el poder, la causa por el posible fraude electoral quedará obviamente cajoneada.

Bajo esta situación, el único miembro que quiere que el Jurado Electoral verifique si hubo fraude electoral, Luis Arce Córdova, se ha visto forzado a presentar la renuncia.

Al centro, Luis Carlos Arce Córdova.

En una sentida carta, Arce Córdova explica los motivos de su renuncia, denunciando una fuerte politización del Jurado Nacional Electoral (JNE): 

“Acudo a vuestros despachos amparado en mis convicciones democráticas a fin de presentar formalmente mi declinación irrevocable al cargo de representante del Ministerio Publico ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) con el fin de evitar que la representación que ejerzo y mis votos en minoría sean utilizados para convalidar falsas deliberaciones constitucionales que son en realidad decisiones con clara parcialización política en el Pleno del Jurado Nacional de Elecciones que hasta hoy he tenido el honor de integrar de manera honesta“, arranca

Durante las audiencias se apreciaba cómo siempre este magistrado se enfrentaba a los otros tres en busca de la verdad electoral; pero al ser minoría no tuvo éxito alguno. En su carta, señala cómo todos los puestos de poder en Perú han sido tomados por la extrema izquierda durante el corrupto gobierno de Martín Vizcarra

Arce continúa en su carta: “Además, el Perú debe conocer que no es casualidad que actualmente ejerzan funciones una Fiscal de la Nación, un Presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), un Jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), una Presidenta del Poder Judicial (PJ) y siete miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) designados durante el Gobierno del vacado ex Presidente de la Republica Martin Vizcarra Cornejo y que precisamente en el ejercicio funcional de sus altas responsabilidades se haya provocado la situación política en la que nos encontramos“.

El renunciante fiscal luego señala las acciones que están realizando cada uno de esos funcionarios en contra de la verdad. Arce reclama que es inaudito que el jefe de la ONPE, Piero Corvetto, se encuentre pregonando que las elecciones son limpias sin primero mostrar los padrones. Cabe recordar que Corvetto fue un observador que avaló las elecciones venezolanas del 2013 durante el ascenso del dictador comunista Nicolás Maduro.

Martín Vizcarra, el ex presidente que dejó una justicia de izquierda en Perú, que avalará el el fraude de Pedro Castillo.

En otra parte de la carta, critica a la Fiscal de la Nación Zoraida Ávalos por no perseguir los delitos en este contexto electoral. Cabe recordar que ella fue colocada luego de que Martín Vizcarra forzara la renuncia del anterior Fiscal de la Nación Cesar Chávarry, luego de que éste indicara que iba a investigar los actos de corrupción de Vizcarra.

También destaca que la actual Presidente del Poder Judicial, Elvia Barrios, también fue colocada en el puesto luego de una época convulsa de cambios de presidentes en tal entidad, cuya designación final es atribuible a Vizcarra.

Arce critica que Barrios mantenga a Salas Arenas en su puesto de Presidente del JNE, a pesar de que él haya defendido y liberado a terroristas, como abogado y juez respectivamente, en su pasado laboral.

También lanza duras criticas a la Junta Nacional de Justicia, sobre la cual asegura que estaba buscando todo tipo de formas irregulares para poder inhabilitarlo como fiscal, porque él no cede ante las presiones del vizcarrismo.

Cabe recordar que durante la conformación de esta Junta, que es la encargada de nombrar jueces y fiscales, se rechazó a los poquísimos candidatos que superaron el examen de conocimientos sólo porque no eran de tendencia izquierdista. En su lugar, se ha conformó una junta con todos los miembros ideologizados hacia la izquierda, a pesar de no tener la experiencia necesaria.

Arce también se refiere a sus compañeros del JNE como politizados parcializados a favor de la extrema izquierda comunista del partido Perú Libre.

Para finalizar, en un tono pesimista pero muy realista, informa a los peruanos que marchan a favor de la verdad electoral que sus esfuerzos serán en vano porque este JNE ya tiene su resolución tomada.

Jorge Luis Salas Arenas, el simpatizante del comunismo que dirige el JNE.

Luis Arce Córdova está impedido de renunciar al JNE debido a que su cargo es irrenunciable, pero puede declinar de formar parte del Jurado.

En este sentido, indica que para las próximas reuniones del Jurado, se acepte a su suplente, ya que él no va a ser partícipe ni va a convalidar el fraude electoral. Aunque se rumorea también que fue presionado a presentar esta renuncia, así la decisión de declarar a Castillo ganador está respaldada por un JNE “unánime”.

El JNE se conforma por 5 miembros, el presidente elegido por el Poder Judicial, que en este caso sería Jorge Luis Salas Arenas; otro miembro es elegido por el Ministerio Público, Luis Arce Córdova; otro elegido por las universidades privadas y otro elegido por las universidades públicas, que son los otros miembros: Rodríguez Vélez y Sanjinéz Salazár respectivamente.

El quinto miembro debe ser elegido por el Colegio de Abogados de Lima, pero esto no es posible debido a que no se deja tomar cargo al ganador de las elecciones, Javier Villa Stein, debido a que el juez es reconocido por enfrentarse abiertamente a la izquierda. Irónicamente, se usa como excusa que las elecciones no se han llevado a cabo correctamente por el contexto de la pandemia.

Por la declinación de Arce se dejaría sin poder operar al JNE hasta que ingrese su reemplazo, es por esta razón abogados oficialistas aparecen en medios amenazando al magistrado por declinar. Arce se adelanta a esta actitud en su carta y refiere que se defenderá de la Fiscalía y de la Junta Nacional de Justicia que lo van a perseguir por razones políticas.

Javier Villa Stein, el juez derechista al que no se le permite acceder al JNE.

Por Miguel Morocho Yucra, para La Derecha Diario.

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Ecuador

Perú anuncia una auditoría para determinar si facciones rebeldes de sus FFAA están entregando armas a los pandilleros en Ecuador

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La auditoría permitirá determinar si las Fuerzas Armadas del Perú le entregaron entre los años 2011 y 2016, cuando gobernaba el izquierdista Ollanta Humala, armamento peruano a los grupos criminales de Ecuador.

El ministro de Defensa de Perú, Jorge Chávez, ha anunciado este miércoles que el Gobierno de la presidente Dina Boluarte inició una rigurosa auditoría para determinar si las municiones y artefactos explosivos de algunos grupos delictivos de Ecuador procedían de arsenales de las Fuerzas Armadas peruanas, como reportó la policía ecuatoriana esta semana.

Se ha determinado que existe una presunta posibilidad de que algunas de esas municiones, explosivos o granadas hayan salido en épocas pasadas de los almacenes de las Fuerzas Armadas“, ha reconocido el ministro Chávez.

Según ha relatado el encargado de Defensa a la emisora RPP, las armas, municiones y artefactos explosivos que se les vieron a los encapuchados armados que asaltaron el martes las instalaciones de la cadena ecuatoriana TC Televisión en Guayaquil podrían proceder de Perú.

Chávez ha confirmado que por lo menos el número de serie de una granada incautada a los delincuentes, coincidía con un arsenal obtenido por Perú en 2016, razón por la que decidieron lanzar una auditoría general de todos los inventarios.

Lo que tenemos que hacer es garantizar que esos hechos sucedidos en años anteriores no se vuelvan a producir, por lo tanto, se están llevando a cabo todas las acciones para evitar justamente eso. El arsenal de guerra debe ser custodiado adecuadamente“, ha dicho.

Entre los años 2011 y 2016, gobernó en Perú el presidente de extrema izquierda Ollanta Humala, hermano de Antauro Humala, líder terrorista fundador del movimiento etnocacerista, y se creó una facción dentro de las Fuerzas Armadas vinculadas al castrochavismo en la región.

Se cree que durante esos años, el arsenal de las fuerzas militares peruanas fue puesto en función de grupos narcoterroristas de la región, y muchas de sus armas, municiones y granadas terminaron en manos de guerrilleros en Colombia, Ecuador y Venezuela.

Si bien no había evidencia fuerte que sostenga esta suposición en los últimos años, la denuncia de la Polícia ecuatoriana fue tomada con extrema seriedad por el actual Gobierno peruano, que lanzó esta auditoría para que, por primera vez en casi una década, se sepa la verdad.

Ecuador atraviesa la peor crisis de seguridad de su historia reciente, luego de que los grupos narcos que eran parte del Gobierno de Rafael Correa le declarasen la guerra al nuevo mandatario Daniel Noboa. Luego de una serie de arrestos de alto perfil, los narcos salieron a las calles a cometer olas de crímenes y estallaron motines en varias prisiones del país, donde los líderes de estas pandillas se dieron a la fuga.

En medio de este caos, Noboa declaró el Estado de Excepción y el Conflicto Armado Interno, y le ordenó a las Fuerzas Armadas de Ecuador que neutralice a 22 grupos guerrilleros, que ahora se investiga si recibieron armamento peruano entre los años 2011 y 2016.

En este contexto, un grupo de encapuchados armados asaltó el martes las instalaciones de la cadena TC Televisión, que rápidamente fue rodeada por agentes de Policía que finalmente lograron evacuar a los empleados y detener a los delincuentes, entre los cuales se descubrieron armas de orígen peruano.

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Perú

El ex presidente de Perú Alberto Fujimori quedó en libertad: El legado del “capitalismo popular” a tres décadas del milagro económico

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Las reformas del expresidente sentaron las bases para el crecimiento, la estabilidad y ahorro en la economía peruana después del desastre socialista. El país recuperó la moneda y desarrolló el llamado “capitalismo popular” que sigue dando resultados incluso al día de hoy.

Este miércoles, la Corte Constitucional de Perú ordenó la liberación inmediata del ex presidente Alberto Fujimori, una figura emblemática de la década de 1990 y la política peruana. Quedó sin efecto la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que había revocado el indulto del ex presidente Kuczynski.

Su paso por la presidencia sentó las bases de una verdadera revolución económica que fue bautizada como el modelo de “capitalismo popular” de Perú. Pese a la importante inestabilidad política que sufre el país al día de hoy, la situación macroeconómica se muestra increíblemente independiente: la inflación está bajo control, el ahorro en moneda doméstica es más significativo que nunca y el nivel de actividad logró recuperarse de la pandemia, pese a la ligera tendencia recesiva de la segunda mitad del año.

Esta independencia entre el factor político y el factor económico no siempre estuvo presente en el Perú. Para la década de 1980, la economía del país era, y con diferencia, una de las más diezmadas y pobres de toda la región. No solo por sufrir episodios crónicos de inflación y crisis de balanza de pagos, sino además por mantener un nivel de ingreso por habitante muy inferior al promedio de América Latina.

El presidente Alan García llevó a cabo un experimento de corte socialista que terminó por desequilibrar completamente la economía hacia el final de su mandato. Su gestión finalizó con un nivel de aprobación oscilando entre el 18% y el 21%, cuando había llegado al poder con una imagen positiva superior de hasta el 80% de la opinión pública.

El llamado “aprismo” implementó un programa heterodoxo que expandió fuertemente el déficit fiscal del 3,7% del PBI en 1985 al 6,7% en 1986, y casi un 9% del PBI para 1987. Estos desequilibrios fueron financiados con emisión monetaria sin respaldo, ya que el Gobierno se resistía a modificar la estructura impositiva para financiar el despilfarro.

La tasa de inflación interanual creció del 65% al 114,5% entre enero y diciembre de 1987, mientras que el Gobierno respondió con la masiva extensión de los controles de precios e incluso intentó estatizar el sistema bancario del Perú como una supuesta receta para combatir el alza de precios.

El mes de julio de 1990 fue particularmente caótico para Perú: el proceso hiperinflacionario se tornó violento e inmanejable y los precios aumentaron un 396% solamente en ese mes, algo nunca antes visto en la historia económica peruana. La inflación interanual había superado el 3.000%.

Al mismo tiempo en que se producía la hiperinflación también se produjo la recesión más violenta en la historia del país: el nivel de actividad se desplomó un 24% entre el tercer trimestre de 1987 y el segundo trimestre de 1990, el último de Alan García en el poder.

En medio de un clima hiperinflacionario y una recesión profunda, Alberto Fujimori asumió la presidencia del Perú el 28 de julio de 1990, dando lugar a una serie de reformas económicas que fueron el pilar del modelo económico fujimorista que incluso hoy en día se mantiene casi inalterado.

La nueva administración respondió con la aplicación de un programa de shock denominado popularmente como “Fujishock” para terminar con la hiperinflación, de la mano del ministro de Economía Juan Carlos Miller. Fueron adoptadas las siguientes medidas:

  • Liberalización del mercado cambiario
  • Rebaja generalizada de aranceles a la importación y eliminación de recargos
  • Desregulación del comercio exterior
  • Desregulación del sistema financiero y las tasas de interés bancarias
  • Eliminación de los controles de precios y salarios
  • Endurecimiento de la política monetaria hasta las últimas consecuencias 

Desde 1992, se implementó un programa de esterilización para la emisión, y en 1993 Fujimori aprueba una reforma en la carta orgánica del BCRP atada a la nueva Constitución que aprobó ese mismo año, garantizando autonomía para la autoridad monetaria y prohibiendo por ley la financiación espuria al Estado

Al mismo tiempo, el Gobierno fujimorista decidió emprender un importante programa de austeridad fiscal, racionalizando la administración pública, actualizando el valor de las tarifas de los servicios públicos regulados y privatizando la mayoría de las empresas del Estado. La terapia de shock logró un nivel inédito de credibilidad que consiguió derribar la inflación mensual hasta un promedio del 6,4% durante todo 1991.

A partir de 1993, la economía peruana experimentó un crecimiento vigoroso del PBI y de todos sus indicadores económicos, financieros y humanos, y todos esto con una envidiable estabilidad de precios, una situación que no se veía desde principios del siglo XX en ese país y tampoco se había logrado en otras partes del continente.

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Argentina

El presidente del Banco Central de Perú vino a Argentina para explicar el éxito de las reformas de Fujimori: “Si yo hiciera lo que hace el BCRA, iría preso”

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Las reformas del expresidente garantizaron la independencia del Banco Central por vía constitucional. Se prohibió la asistencia monetaria al Gobierno nacional, se prohibió el cepo cambiario, y la inflación se estabilizó en la década del 90 a partir de un cambio de régimen creíble.

El economista Julio Velarde Flores, que ocupa la dirección del Banco Central de Perú de forma ininterrumpida desde el año 2006, viajó al Coloquio de IDEA en Mar del Plata para explicar el éxito del modelo económico heredado de la presidencia de Alberto Fujimori. Bajo la administración de la derecha, Perú logró sentar las bases para un proceso de crecimiento sostenido y sin inflación por primera vez en su historia.

Flores explicó que el pilar de la estabilidad macroeconómica del Perú son las reformas emprendidas en el país en la década de 1990, y en particular la del Banco Central a partir de 1992. El presidente Fujimori reformuló la carga orgánica de la autoridad monetaria prohibiendo expresamente el financiamiento al Tesoro de forma directa, y se estableció un tope de sólo el 5% de la base monetaria para la compra de títulos públicos en el mercado secundario (lo que se conoce como flexibilización cuantitativa).

Por otra parte, el Banco Central de Perú perdió la capacidad de fijar un cepo cambiario para limitar las operaciones, algo que según el propio Flores constituye una causal de despido inmediato de su cargo.

También se prohíben expresamente los créditos para la banca de fomento, y se prohíbe fijar tasas de interés arbitrarias o subsidiarias para determinados sectores específicos (algo que en Argentina es muy habitual).

Flores explicó que Perú ensayó diversos intentos por “independizar” el Banco Central del poder político con simples reformas de su carga orgánica, una estrategia similar al que hoy propone el espacio de Patricia Bullrich y Carlos Melconian. Pero esto fracasó por la falta de credibilidad, hasta tal punto de sufrir un violento episodio hiperinflacionario entre 1990 y 1991.

Esas prohibiciones son efectivas. Pero la autonomía no es todo. La autonomía del Banco Central de Perú data de 1979, y luego tuvimos hiperinflación. Tiene que haber una real independencia política, y eso se logró recién en 1992”, explicó el presidente de la autoridad monetaria peruana.

El cambio de régimen creíble solamente se produjo en 1993, cuando el presidente Fujimori convalidó todas las reformas emprendidas en el Banco Central por medio de una nueva Constitución que rige hasta el día de hoy. Esta es la verdadera garantía de independencia del poder político, y no simplemente el mero rediseño de la carga orgánica. La Constitución fujimorista sentó las bases para la estabilidad y el crecimiento del país a 30 años de su sanción.

La propuesta de Juntos por el Cambio no se parece en nada al caso peruano, porque no se ofrece ninguna garantía del calibre constitucional que ofreció Fujimori para independizar al Banco Central.

En cambio, se propone modificar la carta orgánica y quizás con criterios similares a los que establece Perú, pero de ningún modo se articula una regla tan fuerte para que el cambio de régimen pueda ser creíble a largo plazo. Es por esto que, ante la imposibilidad de lograr los acuerdos políticos para reformar la Constitución en estos momentos, el candidato Javier Milei propone una salida más simple pero más efectiva: dolarizar.

La última experiencia exitosa de la Argentina fue la Convertibilidad entre 1991 y 2002, un régimen dentro del cual el BCRA se independizó con una nueva carta orgánica desde 1992. Pero tanto la caja de conversión como la propia carga orgánica del Central fueron avasalladas por el Gobierno de Duhalde, ya que no se incluyó en la reforma constitucional de 1994 este tipo de medidas.

La propuesta de Bullrich y Melconian podría ser fácilmente obliterada de la misma forma en que ocurrió con la Convertibilidad, después de que termine su hipotético mandato.

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