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Perú

Se acerca el final de las elecciones peruanas: el gobierno ya tomó partido por Pedro Castillo

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A pesar de que las denuncias de fraude cada vez son más concretas, y la JNE todavía no ha proclamado ganador, el gobierno interino del izquierdista Francisco Sagasti ha tomado partido por el comunista Castillo y las elecciones entran en su recta final.

A pesar de la salida del fiscal supremo Luis Arce Córdova, destituido por su resistencia a avalar el fraude electoral, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) continúa con su rechazo general en contra de cualquier denuncia que disminuya votos a Pedro Castillo.

Perú tiene constantes movilizaciones de decenas de miles de personas que llenan las plazas de Lima en contra del comunismo y a favor de la democracia prácticamente todos los fines de semana. Las manifestaciones son de todo tipo, incluso delante del Palacio de Justicia se ha conformado una zona de acampar continua esperando una determinación.

La marcha más imponente hasta ahora, sin dudas, fue la de este sábado 10 de julio en el que se marchó por muchas arterias principales de la capital y de provincias. A pesar de que se le solicita justicia al JNE, este ya lleva rechazando más del 90% de las denuncias de fraude.

Los peruanos están luchando pacíficamente en contra del arrebato comunista de su nación, que ya viene causando estragos aún sin ser gobierno.

Los productos básicos han incrementado su precio hasta en un 200% desde el aparente triunfo de Castillo. El dólar, a pesar de la elevadísima oferta de miles de millones de dólares que sigue otorgando el Banco Central del Perú, se ha incrementado hasta casi 4 soles. La empresa JP Morgan estima que cuando asuma Castillo el dólar se ubicará entorno a los 6,5 soles.

Por su parte, el Congreso peruano se encuentra detenido en sus funciones por una sospechosa orden judicial. Sin embargo, nada parece impedir la llegada de Castillo a la presidencia, aunque aún el JNE no da la fecha para investidura de Castillo.

El pasado 9 de julio se reunieron múltiples líderes políticos hispanoamericanos y españoles en el “XIV Foro Atlántico, Iberoamérica: Democracia y Libertad en tiempos recios”, realizado por la Fundación Internacional para la Libertad.

Entre los temas a tratar, resaltó la lucha electoral peruana entre el comunismo y la democracia. Se invitó a Daniel Córdova Cayo, líder de Invertir Libertad Perú, quien comenzó su presentación explicando en detalle el fraude que se llevó a cabo en Perú: “La madrugada del 6 de junio unas 2.000 mesas fueron tomadas en regiones alejadas de los centros urbanos”.

Mostró cómo en todas esas mesas no había observadores internacionales y, menos, personeros del partido fujimorista debido a los nexos que tienen el partido comunista Perú Libre con la organización terrorista Sendero Luminoso, que por la fuerza dominó los centros de votación en las zonas más rurales.

Con respecto a las pruebas que presentó a la OEA y a la ONU refiere que: “Lo que hicieron estos operadores fue rellenar actas electorales dándole a Pedro Castillo más votos de los que le correspondía. El sistema electoral peruano hace que los votos se destruyan y lo que cuente sea el acta electoral”.

Entre los otros tipos de fraude menciona que resaltaban cómo es que se impugnaba indebidamente los lugares de votación donde ganaba por amplia mayoría Keiko Fujimori. Con respecto a sus denuncias menciona que “se detectaron casi mil actas en las primeras 72 horas, donde habrían firmas falsificadas, cuya falsedad ha sido debidamente estudiada por peritos grafo técnicos, debidamente acreditados y que han sido adjuntados a la denuncia de Fuerza Popular: suplantación de identidades, parientes en una misma mesa cosa que está prohibida, e incluso actas llenadas en computadoras cosa que es imposible porque las actas se llenan a manos, no hay el sistema para imprimir, esas son actas falsas que han sido llevadas, han tenido el descaro de hacerlo de esta manera«.

Con respecto a las respuestas de las autoridades refiere: “El JNE dijo que tienen 72 horas para presentar el reclamo y no solo eso, sino que dijo que las 72 horas se cumplen a las 8 horas después del día jueves siguiente a la elección. Es como que violan a una mujer y te dan 3 días para que encuentres al violador, si lo encuentras al cuarto o quinto día el violador sale libre porque no cumpliste el plazo que dice la ley. Acá lo que se está violando es la democracia, acá lo que se está violando es el Estado de Derecho”.

Además, los magistrados de la justicia electoral rechazaron sistemáticamente todas las denuncias de firmas falsas con el argumento de que eso no sería de competencia electoral, si no penal. En otras palabras, dicen que se debe dejar asumir a Castillo, y una vez bajo su gobierno, debería hacerse la denuncia penal de que llegó al poder indebidamente.

A su turno, el nobel de literatura, Mario Vargas Llosa inició su discurso asegurando que el presidente interino de izquierda Francisco Sagasti, ya tomó partido por la victoria de Castillo, y denunció a los medios por avalar esta situación.

«Claramente el gobierno ha tomado partido en estas elecciones por el candidato aparentemente humilde, de los sectores más desfavorecidos del país, una imagen que se ha repetido internacionalmente que en cierta forma patrocina las informaciones que leen los ciudadanos prácticamente en todo el mundo. Sin embargo, es clarísimo que esta versión no es una versión exacta, ya que la versión exacta ustedes la acaban de oír, pero es una versión que desgraciadamente no llega a la prensa a los grandes medios de comunicación”, aseguró.

Vargas Llosa, quien ha sido uno de los más críticos con Keiko y nada se puede decir acerca de su subjetividad en favor de la fujimorista, sostuvo que «sin dudas hubo fraude» y resaltó cómo todos los partidos democráticos han apoyado a la lucha en contra del fraude. Por su parte ha señalado que de ganar Pedro Castillo las elecciones, “la democracia y la libertad habrán desaparecido del Perú


Por Miguel Morocho Yucra, para La Derecha Diario.

Ecuador

Perú anuncia una auditoría para determinar si facciones rebeldes de sus FFAA están entregando armas a los pandilleros en Ecuador

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La auditoría permitirá determinar si las Fuerzas Armadas del Perú le entregaron entre los años 2011 y 2016, cuando gobernaba el izquierdista Ollanta Humala, armamento peruano a los grupos criminales de Ecuador.

El ministro de Defensa de Perú, Jorge Chávez, ha anunciado este miércoles que el Gobierno de la presidente Dina Boluarte inició una rigurosa auditoría para determinar si las municiones y artefactos explosivos de algunos grupos delictivos de Ecuador procedían de arsenales de las Fuerzas Armadas peruanas, como reportó la policía ecuatoriana esta semana.

«Se ha determinado que existe una presunta posibilidad de que algunas de esas municiones, explosivos o granadas hayan salido en épocas pasadas de los almacenes de las Fuerzas Armadas«, ha reconocido el ministro Chávez.

Según ha relatado el encargado de Defensa a la emisora RPP, las armas, municiones y artefactos explosivos que se les vieron a los encapuchados armados que asaltaron el martes las instalaciones de la cadena ecuatoriana TC Televisión en Guayaquil podrían proceder de Perú.

Chávez ha confirmado que por lo menos el número de serie de una granada incautada a los delincuentes, coincidía con un arsenal obtenido por Perú en 2016, razón por la que decidieron lanzar una auditoría general de todos los inventarios.

«Lo que tenemos que hacer es garantizar que esos hechos sucedidos en años anteriores no se vuelvan a producir, por lo tanto, se están llevando a cabo todas las acciones para evitar justamente eso. El arsenal de guerra debe ser custodiado adecuadamente«, ha dicho.

Entre los años 2011 y 2016, gobernó en Perú el presidente de extrema izquierda Ollanta Humala, hermano de Antauro Humala, líder terrorista fundador del movimiento etnocacerista, y se creó una facción dentro de las Fuerzas Armadas vinculadas al castrochavismo en la región.

Se cree que durante esos años, el arsenal de las fuerzas militares peruanas fue puesto en función de grupos narcoterroristas de la región, y muchas de sus armas, municiones y granadas terminaron en manos de guerrilleros en Colombia, Ecuador y Venezuela.

Si bien no había evidencia fuerte que sostenga esta suposición en los últimos años, la denuncia de la Polícia ecuatoriana fue tomada con extrema seriedad por el actual Gobierno peruano, que lanzó esta auditoría para que, por primera vez en casi una década, se sepa la verdad.

Ecuador atraviesa la peor crisis de seguridad de su historia reciente, luego de que los grupos narcos que eran parte del Gobierno de Rafael Correa le declarasen la guerra al nuevo mandatario Daniel Noboa. Luego de una serie de arrestos de alto perfil, los narcos salieron a las calles a cometer olas de crímenes y estallaron motines en varias prisiones del país, donde los líderes de estas pandillas se dieron a la fuga.

En medio de este caos, Noboa declaró el Estado de Excepción y el Conflicto Armado Interno, y le ordenó a las Fuerzas Armadas de Ecuador que neutralice a 22 grupos guerrilleros, que ahora se investiga si recibieron armamento peruano entre los años 2011 y 2016.

En este contexto, un grupo de encapuchados armados asaltó el martes las instalaciones de la cadena TC Televisión, que rápidamente fue rodeada por agentes de Policía que finalmente lograron evacuar a los empleados y detener a los delincuentes, entre los cuales se descubrieron armas de orígen peruano.

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Perú

El ex presidente de Perú Alberto Fujimori quedó en libertad: El legado del “capitalismo popular” a tres décadas del milagro económico

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Las reformas del expresidente sentaron las bases para el crecimiento, la estabilidad y ahorro en la economía peruana después del desastre socialista. El país recuperó la moneda y desarrolló el llamado “capitalismo popular” que sigue dando resultados incluso al día de hoy.

Este miércoles, la Corte Constitucional de Perú ordenó la liberación inmediata del ex presidente Alberto Fujimori, una figura emblemática de la década de 1990 y la política peruana. Quedó sin efecto la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que había revocado el indulto del ex presidente Kuczynski.

Su paso por la presidencia sentó las bases de una verdadera revolución económica que fue bautizada como el modelo de “capitalismo popular” de Perú. Pese a la importante inestabilidad política que sufre el país al día de hoy, la situación macroeconómica se muestra increíblemente independiente: la inflación está bajo control, el ahorro en moneda doméstica es más significativo que nunca y el nivel de actividad logró recuperarse de la pandemia, pese a la ligera tendencia recesiva de la segunda mitad del año.

Esta independencia entre el factor político y el factor económico no siempre estuvo presente en el Perú. Para la década de 1980, la economía del país era, y con diferencia, una de las más diezmadas y pobres de toda la región. No solo por sufrir episodios crónicos de inflación y crisis de balanza de pagos, sino además por mantener un nivel de ingreso por habitante muy inferior al promedio de América Latina.

El presidente Alan García llevó a cabo un experimento de corte socialista que terminó por desequilibrar completamente la economía hacia el final de su mandato. Su gestión finalizó con un nivel de aprobación oscilando entre el 18% y el 21%, cuando había llegado al poder con una imagen positiva superior de hasta el 80% de la opinión pública.

El llamado “aprismo” implementó un programa heterodoxo que expandió fuertemente el déficit fiscal del 3,7% del PBI en 1985 al 6,7% en 1986, y casi un 9% del PBI para 1987. Estos desequilibrios fueron financiados con emisión monetaria sin respaldo, ya que el Gobierno se resistía a modificar la estructura impositiva para financiar el despilfarro.

La tasa de inflación interanual creció del 65% al 114,5% entre enero y diciembre de 1987, mientras que el Gobierno respondió con la masiva extensión de los controles de precios e incluso intentó estatizar el sistema bancario del Perú como una supuesta receta para combatir el alza de precios.

El mes de julio de 1990 fue particularmente caótico para Perú: el proceso hiperinflacionario se tornó violento e inmanejable y los precios aumentaron un 396% solamente en ese mes, algo nunca antes visto en la historia económica peruana. La inflación interanual había superado el 3.000%.

Al mismo tiempo en que se producía la hiperinflación también se produjo la recesión más violenta en la historia del país: el nivel de actividad se desplomó un 24% entre el tercer trimestre de 1987 y el segundo trimestre de 1990, el último de Alan García en el poder.

En medio de un clima hiperinflacionario y una recesión profunda, Alberto Fujimori asumió la presidencia del Perú el 28 de julio de 1990, dando lugar a una serie de reformas económicas que fueron el pilar del modelo económico fujimorista que incluso hoy en día se mantiene casi inalterado.

La nueva administración respondió con la aplicación de un programa de shock denominado popularmente como “Fujishock” para terminar con la hiperinflación, de la mano del ministro de Economía Juan Carlos Miller. Fueron adoptadas las siguientes medidas:

  • Liberalización del mercado cambiario
  • Rebaja generalizada de aranceles a la importación y eliminación de recargos
  • Desregulación del comercio exterior
  • Desregulación del sistema financiero y las tasas de interés bancarias
  • Eliminación de los controles de precios y salarios
  • Endurecimiento de la política monetaria hasta las últimas consecuencias 

Desde 1992, se implementó un programa de esterilización para la emisión, y en 1993 Fujimori aprueba una reforma en la carta orgánica del BCRP atada a la nueva Constitución que aprobó ese mismo año, garantizando autonomía para la autoridad monetaria y prohibiendo por ley la financiación espuria al Estado

Al mismo tiempo, el Gobierno fujimorista decidió emprender un importante programa de austeridad fiscal, racionalizando la administración pública, actualizando el valor de las tarifas de los servicios públicos regulados y privatizando la mayoría de las empresas del Estado. La terapia de shock logró un nivel inédito de credibilidad que consiguió derribar la inflación mensual hasta un promedio del 6,4% durante todo 1991.

A partir de 1993, la economía peruana experimentó un crecimiento vigoroso del PBI y de todos sus indicadores económicos, financieros y humanos, y todos esto con una envidiable estabilidad de precios, una situación que no se veía desde principios del siglo XX en ese país y tampoco se había logrado en otras partes del continente.

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Argentina

El presidente del Banco Central de Perú vino a Argentina para explicar el éxito de las reformas de Fujimori: «Si yo hiciera lo que hace el BCRA, iría preso»

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Las reformas del expresidente garantizaron la independencia del Banco Central por vía constitucional. Se prohibió la asistencia monetaria al Gobierno nacional, se prohibió el cepo cambiario, y la inflación se estabilizó en la década del 90 a partir de un cambio de régimen creíble.

El economista Julio Velarde Flores, que ocupa la dirección del Banco Central de Perú de forma ininterrumpida desde el año 2006, viajó al Coloquio de IDEA en Mar del Plata para explicar el éxito del modelo económico heredado de la presidencia de Alberto Fujimori. Bajo la administración de la derecha, Perú logró sentar las bases para un proceso de crecimiento sostenido y sin inflación por primera vez en su historia.

Flores explicó que el pilar de la estabilidad macroeconómica del Perú son las reformas emprendidas en el país en la década de 1990, y en particular la del Banco Central a partir de 1992. El presidente Fujimori reformuló la carga orgánica de la autoridad monetaria prohibiendo expresamente el financiamiento al Tesoro de forma directa, y se estableció un tope de sólo el 5% de la base monetaria para la compra de títulos públicos en el mercado secundario (lo que se conoce como flexibilización cuantitativa).

Por otra parte, el Banco Central de Perú perdió la capacidad de fijar un cepo cambiario para limitar las operaciones, algo que según el propio Flores constituye una causal de despido inmediato de su cargo.

También se prohíben expresamente los créditos para la banca de fomento, y se prohíbe fijar tasas de interés arbitrarias o subsidiarias para determinados sectores específicos (algo que en Argentina es muy habitual).

Flores explicó que Perú ensayó diversos intentos por “independizar” el Banco Central del poder político con simples reformas de su carga orgánica, una estrategia similar al que hoy propone el espacio de Patricia Bullrich y Carlos Melconian. Pero esto fracasó por la falta de credibilidad, hasta tal punto de sufrir un violento episodio hiperinflacionario entre 1990 y 1991.

Esas prohibiciones son efectivas. Pero la autonomía no es todo. La autonomía del Banco Central de Perú data de 1979, y luego tuvimos hiperinflación. Tiene que haber una real independencia política, y eso se logró recién en 1992”, explicó el presidente de la autoridad monetaria peruana.

El cambio de régimen creíble solamente se produjo en 1993, cuando el presidente Fujimori convalidó todas las reformas emprendidas en el Banco Central por medio de una nueva Constitución que rige hasta el día de hoy. Esta es la verdadera garantía de independencia del poder político, y no simplemente el mero rediseño de la carga orgánica. La Constitución fujimorista sentó las bases para la estabilidad y el crecimiento del país a 30 años de su sanción.

La propuesta de Juntos por el Cambio no se parece en nada al caso peruano, porque no se ofrece ninguna garantía del calibre constitucional que ofreció Fujimori para independizar al Banco Central.

En cambio, se propone modificar la carta orgánica y quizás con criterios similares a los que establece Perú, pero de ningún modo se articula una regla tan fuerte para que el cambio de régimen pueda ser creíble a largo plazo. Es por esto que, ante la imposibilidad de lograr los acuerdos políticos para reformar la Constitución en estos momentos, el candidato Javier Milei propone una salida más simple pero más efectiva: dolarizar.

La última experiencia exitosa de la Argentina fue la Convertibilidad entre 1991 y 2002, un régimen dentro del cual el BCRA se independizó con una nueva carta orgánica desde 1992. Pero tanto la caja de conversión como la propia carga orgánica del Central fueron avasalladas por el Gobierno de Duhalde, ya que no se incluyó en la reforma constitucional de 1994 este tipo de medidas.

La propuesta de Bullrich y Melconian podría ser fácilmente obliterada de la misma forma en que ocurrió con la Convertibilidad, después de que termine su hipotético mandato.

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