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Uruguay

Uruguay: Un juez ordena suspender la vacunación contra el COVID-19 en niños menores a 13 años

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También prohibió el pase sanitario para entrar o salir del país. La decisión del magistrado marca una gran victoria para la transparencia y la libertad.

Una gran victoria para la transparencia y la libertad en Uruguay se dio este jueves, luego de que el juez Alejandro Recarey ordenara al gobierno uruguayo “la suspensión inmediata de las vacunaciones contra el SarsCov-2 (Covid-19), a menores de 13 años de edad, bajo apercibimiento de desacato”.

El magristrado también falló contra el Ministerio de Salud Pública a que se “abstenga de todo acto, hecho u omisión que exponga la situación sanitaria” o se “imponga un trato diferencial” a personas para salir o entrar a Uruguay por su condición de “no vacunadas”.

La sentencia indica que no se puede seguir vacunando niños hasta que Pfizer, el único laboratorio que recibió el permiso para vacunar menores de 13 años por parte del gobierno, responda una serie de preguntas respecto a la composición de la fórmula de las vacunas y brinde detalles acerca del contrato firmado con el gobierno uruguayo, que hasta el momento se ha mantenido confidencial por pedido de la empresa estadounidense.

Recarey entiende que se debe “suministrar a los responsables de los menores que se vacunen” un texto “que informe completamente y con claridad” del contenido de las inyecciones, sus beneficios, los riesgos que conlleve su suministro “con detalle de naturaleza, probabilidad y magnitud“, y los “efectos adversos ya detectados, en su totalidad”.

El valiente juez asumió como suplente en el Tribunal de lo Contencioso Administrativo durante la feria judicial y aceptó una medida cautelar presentada por el abogado Maximiliano Dentone, que estaba cajoneada.

En ella se pedía aportar documentación sobre la composición de las vacunas y pidió que se suspenda la vacunación “en edades pediátricas” hasta que se esclarezca la situación.

El Ministerio de Salud de Lacalle Pou estalló de la furia, en un comunicado divulgado por Daniel Salinas, el ministro de Salud que diseñó el contrato confidencial con Pfizer. En una clara intromisión del Poder Ejecutivo en una decisión judicial, Salinas opinó sobre el fallo.

El gobierno sostuvo que el recurso de Dentone “no cumple con ninguno de los presupuestos y requisitos que esta acción excepcional, residual y sumarísima requiere” para cursar su presentación, “lo que evidencia que debió ser rechazada de plano” por el juez.

En la misma línea, alegó que “la vacuna no solo es eficaz, sino también segura, aprobada por el Ministerio de Salud Pública y por las principales agencias sanitarias del mundo“, una afirmación que requiere de confianza en el funcionario, ya que la aprobación se hizo a puertas cerradas y ni la fórmula ni el contrato han sido publicados.

Y en el peor comentario jamás registrado en un comunicado del Ministerio de Salud Pública, Salinas se arroga la suma del poder público en cuestiones sanitarias, argumentando que “la actuación del juez constituyó una clara violación a la separación de poderes, invadiendo potestades sanitarias, a cargo del Poder Ejecutivo“.

Uruguay

El tamaño del Estado en Uruguay se redujo al nivel más bajo en casi una década durante el gobierno de Lacalle Pou

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Así lo confirmó el último dato de las erogaciones del sector público, provisto por el Ministerio de Economía y Finanzas. La mayor parte de la contención del gasto provino de las tarifas de empresas públicas, y desde agosto entró en vigencia la reforma previsional.

El Ministerio de Economía y Finanzas de Uruguay confirmó que las erogaciones mensuales del Sector Público no Financiero (SPNF) representaron hasta los 73.075 millones de pesos al cierre del mes de julio, y el resultado financiero después del pago de intereses de deuda pública marcó un rojo de 7.575 millones de pesos respectivamente.

Con esta última medición, la participación del sector público sobre el PBI retrocedió al 31,2%, tomando la suma de los últimos 12 meses hasta julio y computando el promedio móvil de 3 meses. 

Se produjo un ligero ajuste con respecto a la participación del 33% que alcanzaba el Estado al inicio de la administración del presidente Luis Lacalle Pou. Las erogaciones del Gobierno retrocedieron al nivel relativo más bajo registrado desde 2014.

Gasto público de Uruguay desde el año 2001.

La mayor parte del ajuste provino de la corrección de las tarifas reguladas por el sector público, principalmente las que atañen a las empresas públicas que el Gobierno se niega a privatizar. En este sentido, las autoridades niegan que se haya producido algún tipo de “ajuste” significativo, sino que más bien los gastos crecieron a un ritmo sistemáticamente inferior al que creció la actividad económica.

Por otra parte, a partir del mes de agosto entraron en vigencia las disposiciones de la reforma previsional que logró aprobar Lacalle Pou a principios de este año. La mayor parte del impacto fiscal de la misma tendrá lugar en los próximos años.

La última gran reducción del tamaño del Estado se produjo entre 2003 y 2005, cuando el entonces presidente Jorge Batlle impulsó un drástico ajuste que llegó a alcanzar hasta los 5 puntos del PBI.

Desde el año 2005 las sucesivas administraciones del Frente Amplio expandieron el tamaño y el rol del Estado en la economía. El SPNF pasó de representar el 26% del PBI en marzo de 2005 hasta llegar a una cifra superior al 33% en marzo de 2020, un aumento acumulado de 7 puntos porcentuales del producto.

El déficit primario del SPNF se mantuvo en una cifra cercana al 1% del PBI, mientras que el resultado financiero total escaló al 3,8% del producto al cierre del mes de julio. Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional sugieren que podría retroceder hasta el 2,2% del PBI para fin de año.

El Gobierno decidió apostar por la rebaja de los impuestos a principios de este año, permitiendo una elevación general del mínimo no imponible sobre el impuesto a los ingresos de personas físicas (IRPF) y el impuesto sobre las jubilaciones (IASS).

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Economía

Se derrumba la inflación en Uruguay: Cayó al 4,1% interanual en agosto, por primera vez desde el año 2005

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El índice de precios minoristas registró un aumento mensual de tan solo el 0,17% con respecto al mes de julio. Los alimentos y las bebidas no alcohólicas incluso registraron rebajas mensuales.

La política monetaria del Banco Central de Uruguay finalmente está logrando llevar la tasa de inflación hacia un rango de convergencia con estándares internacionales, muy a diferencia de lo que había ocurrido durante los Gobiernos de la izquierda en el Frente Amplio.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó que los precios minoristas solamente subieron un 0,17% en el mes de agosto con respecto al período anterior, y la tasa de inflación se desplomó al 4,11% interanual en comparación con agosto del año pasado.

La inflación se redujo al nivel más bajo observado desde septiembre de 2005, y lo mismo ocurre cuando se compara la evolución de la inflación núcleo, que marcó un incremento interanual en torno al 4,1% (similar al promedio general de precios).

Trayectoria de la tasa de inflación de Uruguay desde enero de 2004.

Los precios del segmento de alimentos y bebidas no alcohólicas cayeron un 0,19% en agosto con respecto a julio, los precios de las viviendas solo subieron un 0,05%, en las tarifas de transporte se observó un aumento mensual del 0,11% y en la educación alcanzó el 0,05%. 

Por su parte, el índice de precios mayoristas registró una fuerte deflación en torno al 12,2% interanual en agosto. Esto más que la reacomodación natural de los precios relativos, que habían sufrido una fuerte distorsión después del impacto que provocó la pandemia en el año 2020.

La política monetaria implementada por Diego Labat, nominado como presidente del Banco Central por el Gobierno de Lacalle Pou en marzo de 2020, consiguió sostener la credibilidad como parte de un régimen de metas de inflación. Aseguró que los precios no subirán más de un 5% para la totalidad del año 2023.

Desde la autoridad monetaria aseguraron que la inflación aún no está “terminada” y todavía no alcanza los estándares normales que tienen las economías avanzadas. Pero el proceso de desinflación avanza a paso firme.

Asimismo, y en contra de todas las recomendaciones de los economistas heterodoxos, el Banco Central redujo su target objetivo de inflación del 7% al 6% anual a partir de este año, y se espera que se seguirá recortando hasta asegurar que el país mantenga una tasa de inflación en línea con las economías estables en el mundo (más cercana al 2% por año).

El Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó la prudencia de Uruguay a la hora de llevar fuertes correcciones sobre su política monetaria y fiscal en el período post-pandemia, y los resultados en materia de crecimiento y estabilidad están a la vista.

Se debe considerar que usualmente la medida del IPC tiende a sobreestimar la inflación especialmente cuando las variaciones son muy pequeñas, y existe cierto consenso para aseverar que una tasa de inflación en torno al 2% más bien podría sugerir una situación de plena estabilidad de precios, y por estos motivos es común que los bancos centrales postulen a esta cifra como su rango objetivo.

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Uruguay

Otro miembro de la casta política uruguaya aterrado por el fenómeno Milei: “Ni borracho puede decir esas cosas”

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Luego de las críticas de Mujica, el otro ex presidente de izquierda que tuvo Uruguay en las últimas décadas apuntó con ferocidad contra el candidato de La Libertad Avanza. “Es un loco, me da miedo su imprevisibilidad”.

Julio Maria Sanguinetti, uno de los presidentes más estatizadores de la historia de Uruguay y quien corrió fuertemente al Partido Colorado a la izquierda durante su mandato, famoso por oponerse fervientemente al plan privatizador en los 90s, criticó con dureza a Javier Milei y dio su respaldo a Patricia Bullrich en las venideras elecciones generales de Argentina.

En este momento la Argentina está de nuevo en una cruz de caminos, está de nuevo en un momento muy difícil”, dijo Sanguinetti a Subrayado (Canal 10) de cara a las elecciones de octubre. “De un lado tiene el fracaso del proyecto kirchnerista, del otro lado la aventura de Milei, que es muy imprevisible”, mencionó.

Sobre Milei, dijo que “mas allá de las ideas que propone”, que las tiene “buenas, regulares y malas”, es “muy imprevisible por el modo cómo las dice y las circunstancias cómo las dice”. Y “en el medio de eso están el PRO y los radicales, que han sido la oposición democrática hasta ahora”, y que lleva la candidatura de Bullrich. “Creo que más allá de las figuras personales, es la opción para un cambio posible”, afirmó Sanguinetti.

Pero rápidamente derrapó en su discurso, y disparó con fuertes ataques contra el candidato de La Libertad Avanza, atemorizado de que el fenómeno Milei ocurra en su país y alguien finalmente combata la casta política uruguaya.

“Creo que Milei es imprevisible. Alguien que llegue a decir que va a romper relaciones diplomáticas con China y Brasil, aunque estuviera embriagado… Porque, la verdad, ni borracho alguien puede decir tamañas cosas. Esas son las cosas que desconciertan de Milei y que generan desconfianza”, ahondó el expresidente socialista.

Desde el equipo de Patricia Bullrich difundieron con orgullo el apoyo del ex presidente colorado, pero tener el endorsement de un personaje macabro de la política Uruguaya como es Sanguinetti, ciertamente no debería ser motivo de orgullo para nadie.

Sanguinetti, después de ser presidente entre 1985 y 1990, dio un giro histórico del Partido Colorado a la izquierda, uniéndose con sindicatos comunistas y todo el Frente Amplio para boicotear la agenda de su sucesor Luis Alberto Lacalle Herrera, padre del actual presidente Luis Lacalle Pou.

En particular, logró la derogación de la ley de privatización de empresas públicas de Lacalle padre, aprobada apenas meses después de su asunción en septiembre de 1990. Esta legislación suprimía varios monopolios estatales (como los seguros y la fabricación de alcoholes) y autorizaba a varios organismos (como Antel, Pluna y la Administración Nacional de Puertos) a asociarse con privados.

Era una ley modelo a nivel mundial que liberaba la economía y desarmaba ineficientes monopolios estatales. Sin embargo, Sanguinetti decidió boicotearlo y envalentonó a la izquierda para derogar la ley en un plebiscito nacional, donde el Frente Amplio y el Partido Colorado se unieron para ganarle en las urnas al Partido Nacional.

Esta unión de los colorados con la izquierda le permitió a Sanguinetti a volver al poder entre 1995 y el año 2000, cuando dejó un país al borde de la crisis total, a tal punto que su sucesor, el también colorado Jorge Battle, debió impulsar una agenda diametralmente opuesta a la de su predecesor.

Históricamente repudiada la alianza indecente que lanzó Sanguinetti, el apoyo a Bullrich es un aviso desde Uruguay que en Juntos por el Cambio, especialmente los radicales, están dispuestos a unirse a los kirchneristas para derrotar a Javier Milei.

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