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Venezuela

Presos políticos en Venezuela: casi 400 personas permanecen detenidas y la enseñanza para Argentina

Argentina y los demás países latinoamericanos tienen mucho que aprender de lo que ocurre en Venezuela. Por lo menos desde 2002 que el régimen chavista tiene presos políticos, y desde entonces 386 personas permanecen injustamente detenidas.

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Entre tantos presos políticos y torturas generalizadas por todos los cuerpos de “seguridad” del régimen venezolano, existen presos políticos en el olvido, ya sea por organizaciones de derechos humanos, partidos políticos o de la ciudadanía en general.

Según la organización no gubernamental para la defensa de presos políticos el Foro Penal en Venezuela existen por lo menos 386 presos políticos según la última actualización del 31 de agosto de este año.

Mientras algunos países de Latinoamérica dan un giro histórico hacia la derecha y hacia las libertades, otros países como Argentina o Chile, cada vez ven con mejores ojos el modelo chavista venezolano, tal vez ignorando el oscuro futuro que esto significa.

Tan solo en los primeros meses de gobierno del nuevo presidente de izquierda en Argentina, Alberto Fernández, hubo 3 desaparecidos en custodia policial que luego aparecieron muertos, civiles detenidos por romper una cuarentena arbitraria y un periodista independiente que fue aprehendido por tuitear en contra de Cristina Kirchner.

Que los siguientes nombres sirvan para concientizar a los pueblos sudamericanos: este es el socialismo que quiere volver.


Policías Metropolitanos

Los policías metropolitanos Arube Pérez, Erasmo Bolívar, Luis Molina y Héctor Rovaín llevan más de 17 años en las celdas del régimen venezolano, pese a que el juez que llevó el caso declaró que habían sido inculpados por una decisión política.

Los policías son acusados de participar de un intento de golpe de Estado contra el fallecido dictador socialista Hugo Chávez, el 11 de abril del 2002. En esa fecha fueron asesinados 19 venezolanos, que participaron en la marcha opositora y otros oficialistas.

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Erick De Jesús Machado

Machado fue secuestrado el 13 de noviembre del año pasado por miembros de la Guardia Nacional Bolivariana que lo sacaron de su hogar. Su familia desconocía de su paradero, y los entes oficiales afirmaban desconocer el caso.

Finalmente Machado apareció preso, y ya lleva más de 7 meses en las celdas del régimen chavista, acusado de terrorismo y otros delitos injustamente politizados. El joven participaba como activista político del partido Voluntad Popular, y pertenecía al segundo anillo de seguridad del Presidente Interino, Juan Guaidó.

Alexis Bustamante

El joven activista y defensor de los derechos humanos para la ONG FundaREDES, fue secuestrado por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) mientras se dirigía a la frontera entre Táchira y Colombia (San Antonio – Cúcuta) para adquirir alimentos.

Se encuentra olvidado en la Cárcel Militar de Ramo Verde y se le acusa de delitos que nunca cometió y sin prueba alguna de los mismos.

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Robert Maldonado

Maldonado ha sido trasladado en varias ocasiones al hospital dónde se le diagnosticó afección en los riñones debido a las torturas que ha recibido en su detención injusta en un destacamento de la GNB en Táchira.

Maldonado se encuentra privado de libertad desde el 12 de marzo del presente año, y en varias ocasiones le ha sido negado el traslado a distintos centros de salud.

Fue detenido por denunciar las mafias militares que revendían gasolina de contrabando. Como retribución, miembros de la GNB lo apresaron en la cárcel militar.

Ruperto Sánchez

Sánchez es un Teniente Coronel que fue secuestrado por la dictadura venezolana el 2 de mayo del 2014, y acusado por el régimen venezolano de “instigación a la rebelión“, delito que no ha sido comprobado en las más de 22 audiencias orales y públicas que realizó el tribunal “accidental” a cargo del caso.

Fue sentenciado a 7 años y 3 meses de prisión, actualmente se encuentra en la cárcel “La Pica”, en el Estado Monagas, sin pruebas confiables del supuesto delito.

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Estos han sido tan solo algunos de los casi 400 presos políticos que mantiene el régimen chavista; la gran mayoría se encuentra en condiciones infrahumanas que han sido comprobadas por distintas organizaciones de derechos humanos, dónde muchas veces en celdas de poca capacidad ingresan hasta 60 detenidos.

También se ha denunciado en miles de ocasiones las torturas que sufren cuando han sido detenidos, descargas eléctricas, celdas sin ventanas y con un bombillo encendido las 24 horas, no reciben la alimentación adecuada.

En los últimos años, la dictadura de Nicolás Maduro, que niega la existencia de presos políticos en el país, ha llevado a cabo varias excarcelaciones, como parte de su estrategia para mostrar al mundo que no existe un régimen opresor y violador de derechos humanos, y para conseguir aliados en la oposición venezolana. 

La más reciente fue entre los meses de agosto y septiembre, donde el régimen chavista ha liberado a 110 presos políticos, gracias a gestiones del opositor progresista Henrique Capriles, quien accedió a participar en las elecciones fraudulentas que está preparando el régimen en diciembre. 

El fiscal chavista Tarek William Saab advirtió de que si alguna de las 110 personas liberadas tras el indulto reinciden en un delito similar por el que estuvieron detenidos, “el indulto cesará“.

Asimismo ha invitado a los beneficiados por el indulto a implicarse políticamente y en las elecciones de diciembre, “para que participen en el debate de las ideas y se alejen de los actos de imposición en forma violenta“. 

Mientras algunas familias se reencuentran con sus familiares luego de un largo periodo de encarcelamiento injusto, otros presos políticos han sido olvidados por la comunidad internacional y algunos miembros de la oposición venezolana. 

Las personas antes mencionadas sacrificaron sus vidas y su libertad en favor de la libertad y democracia en Venezuela. Tanto ellos como sus familias merecen ser reconocidos como héroes y el debido respeto por la comunidad venezolana, porque han sido sometidos a condiciones deplorables, y porque no han callado los actos del régimen venezolano en el país, a diferencia de varios opositores, quienes han visto a los presos políticos como moneda de cambio para acceder a privilegios concedidos por el poder.

“Peor que ser presos políticos de la Dictadura es además ser presos de la indiferencia de sus compatriotas”, aseguró Virginia Zamora, defensora de DD.HH. en Venezuela.

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Estados Unidos

Tras fracasar en las negociaciones con Maduro, Biden restableció las sanciones contra el petróleo y el gas de Venezuela

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En un intento por garantizar elecciones libres en Venezuela, Biden había quitado todas las sanciones que había impuesto Trump contra el régimen chavista. Sin embargo, Maduro inhabilitó a toda la oposición y se cayó el Acuerdo de Barbados.

La gran apuesta de Joe Biden en Venezuela se convirtió en otro gran fracaso de su administración en materia de política internacional. Estados Unidos confirmó que no renovará las licencias que expirarán el jueves y volverán a entrar en vigencias las sanciones petroleras a Venezuela.

Luego de criticar la postura que había adoptado Estados Unidos durante la presidencia de Trump, cuando el republicano sancionó masivamente al régimen chavista, Biden ingresó a la Casa Blanca e implementó una estrategia de disuasión, levantando sanciones a cambio de garantías institucionales por parte de Maduro.

De esta manera, Biden llegó a levantar todas las sanciones contra el petróleo y gas, y alcanzó en 2023 el Acuerdo de Barbados, donde Maduro se comprometió a tener elecciones libres y democráticas a cambio de que le levantaran las prohibiciones.

Pero en vez de hacer un levante gradual y condicionado al proceso electoral, Biden levantó todas las sanciones y le dio un año de regalías petroleras a Maduro. Recién a unos meses del proceso electoral, el dictador chavista reveló su plan maestro, inhabilitó a toda la oposición y ahora irá a unas elecciones que legitimarán su régimen.

En este año sin sanciones, donde Chevron pudo operar abiertamente en Venezuela dejando enormes caudales de dinero que terminaron en las arcas del régimen, Maduro potenció su control del país, y no está ni cerca de ser removido del Palacio de Miraflores.

Washington había amenazado repetidamente en los últimos meses con restablecer las sanciones energéticas a menos que Maduro cumpliera sus promesas electorales que llevaron a un alivio parcial de las medidas desde octubre, pero el astuto dictador aprovechó todo el tiempo que pudo conseguir para llenar el Tesoro de petrodólares.

Biden también aprovechó el petróleo venezolano en los últimos años como una alternativa al petróleo y el gas ruso, que sí está fuertemente sancionado por Estados Unidos y que cada vez cuesta más que llegue a Occidente.

En Estados Unidos temen que las sanciones a Venezuela lleven a un nuevo recorte en la oferta mundial de barriles y que esto presione a la suba el precio del petróleo justo en un año electoral. Es por eso que Anthony Blinken, Secretario de Estado de Biden, ha dejado en claro que reinstaurar las sanciones no quiere decir que vuelvan al escenario de máxima presión contra el régimen chavista, y que seguirán permitiendo que el sector privado pida licencias específicas para operar en Venezuela.

Cualquier actividad bajo la licencia vencida deberá completarse antes del 31 de mayo, pero las empresas aún pueden volver a solicitar individualmente licencias específicas, aseguraron desde Washington. Obtener la aprobación dependerá de qué tan permisivo decida ser Estados Unidos.

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Colombia

Una historia de dictadores y terroristas: Gustavo Petro se reunió en Caracas con Nicolás Maduro y defendió las elecciones fraudulentas

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El ex terrorista devenido en presidente de Colombia viajó a Caracas para reunirse en persona con su jefe político, el dictador chavista de Venezuela, Nicolás Maduro.

El Palacio de Miraflores fue escenario este martes de un encuentro que no pasó desapercibido. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, protagonizaron una reunión en Caracas, capital del régimen castrochavista.

Se trata de la quinta reunión que mantienen en dos años, pero esta quizás fue la de mayor envergadura. El exterrorista de M-19 viajó a Venezuela en un momento clave, donde Maduro se está disputando la continuidad de su régimen en unas elecciones que está fraudulentando para legítima su poder.

El pacto entre Maduro y Petro se centró en el supuesto apoyo mutuo a la “paz y estabilidad política, social y económica” en ambos países. Sin embargo, detrás de este gesto de cordialidad se esconden una serie de críticas y especulaciones sobre la postura de la figura presidencial colombiana frente al régimen chavista.

Durante el encuentro, Petro no dudó en criticar el bloqueo que ha sufrido la oposición venezolana para inscribir sus candidaturas en las próximas elecciones presidenciales, calificándolo como un “golpe antidemocrático“.

Maduro no lució sorprendido por los dichos de Petro, indicando que le había anticipado que debía repudiar las inhibiciones para no quedar mal frente al plano internacional. Sin embargo, estas críticas no se tradujeron en acciones concretas por parte del mandatario colombiano, quien expresó su compromiso con la “paz política” en Venezuela a pedido de Maduro.


Además, las declaraciones posteriores al encuentro generaron suspicacias entre quienes ven en Petro una figura demasiado complaciente con un régimen autoritario como el de Maduro.

Se han despertado una serie de interrogantes sobre la postura del mandatario colombiano frente al gobierno venezolano. Mientras algunos interpretan este gesto como una muestra de buena voluntad y disposición al diálogo, otros lo ven como una clara señal de debilidad y falta de firmeza en la defensa de los valores democráticos y los derechos humanos.

Adherido a esto, se tocaron temáticas como el conflicto palestino-israelí, en la que por supuesto reinó el antisemitismo, y tanto Maduro como Petro condenaron al Estado de Israel por defenderse de los ataques de Hamás.

Por último, se abordó el tópico Haití, y para sorpresa de nadie, primaron las tácticas resolutivas por su ausencia, y simplemente se relegaron a “valorar positivamente el accionar del CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)“.

A pesar de las “declaraciones conciliatorias y los gestos de colaboración”, la realidad sobre el terreno muestra una situación muy diferente. En Venezuela, la situación política y económica continúa deteriorándose bajo el régimen autoritario de Maduro, con una creciente represión contra la oposición y una profunda crisis humanitaria que afecta a millones de venezolanos. La falta de libertades civiles y la violación sistemática de los derechos humanos son problemas que persisten sin solución a la vista.

En cuanto a Colombia, el país enfrenta desafíos internos significativos, incluyendo la persistencia de grupos armados ilegales, el narcotráfico y la corrupción. Petro ha dedicado sus primeros dos años a hacer turismo internacional y no ha hecho nada para promover la paz como había prometido en campaña.

El encuentro entre estas dos figuras en Caracas marca un antes y un después en la región, ya que Maduro se anota una victora en el plano internacional poniendo a Colombia, con todo lo que eso significa, de su lado.

Mientras tanto, los observadores en la región continúan vigilando de cerca los desarrollos en ambos países pero están lejos de hacer una oposición real a la dictadura en Venezuela y de frenar que ocurra lo mismo en Colombia.


De Agustin Ulises Ferrin, para La Derecha Diario.


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Venezuela

La Solución Final de Maduro: El dictador de Venezuela presentó una ley para arrestar ciudadanos por “pensamientos neoliberales”

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Maduro presentó una peligrosa “ley contra el fascismo” que le permitirá al chavismo proscribir a la oposición, censurar las redes sociales y arrestar arbitrariamente ciudadanos como en Cuba.

El régimen comunista de Venezuela presentó este martes ante la Asamblea Nacional, la escribanía del chavismo, el “Proyecto de ley contra el fascismo, neofascismo y expresiones similares” elaborado por orden del dictador Nicolás Maduro, para terminar de completar la cubanización del país.

Con esta ley, Maduro podrá meter presa a cualquier persona que se oponga a su régimen, bajo la premisa de “pensamiento neoliberal y conservador“. Si bien ha lanzado una brutal persecución de opositores en la última década, con esto podría arrestar personas arbitrariamente por su pensamiento asumido.

El documento, presentado por la vicedictadora Delcy Rodríguez, incluye cuatro capítulos 30 artículos, y establece “medios y mecanismos para preservar la convivencia pacífica, la tranquilidad pública, el ejercicio democrático de la voluntad popular, el reconocimiento de la diversidad, la tolerancia y el respeto recíproco, frente a agresiones de orden fascista”.

En Venezuela hasta el momento se perseguían a líderes opositores pero no a ciudadanos que se opongan al régimen, como sí ocurre en Cuba. Sin embargo, con esta legislación, entre las “medidas de protección contra el fascismo”, se encuentra la prohibición de “la difusión de mensajes que hagan apología o promuevan la violencia como método de acción política”, por lo que cualquier persona que difunda ideas de la oposición podría ir preso.

El proyecto de ley también establece la creación de una comisión contra el fascismo y de una red internacional de agrupaciones, movimientos e instituciones comprometidas en la lucha contra esta doctrina.

Como es de esperar en estos regímenes con tendencias soviéticas, se utiliza la etiqueta de “fascista” para categorizar todas las ideas de personas o movimientos distintos al socialismo marxista leninista. Por lo que el liberalismo, libertarianismo, nacionalismo y conservadurismo caen en la volteada.

En el artículo 4 del proyecto de ley se prohíbe el pensamiento “neoliberal” y “conservador” en todo el país. En el artículo 9 se propone la censura total de las redes sociales para quienes dañen la imagen del “gobierno”. En el artículo 12 se prohíben todo tipo de reuniones y manifestaciones pacíficas contra el gobierno.

Entre los artículos 14 y 17 se habla de la disolución de la sociedad civil, mediante la prohibición de fundaciones, think tanks y partidos politicos que el régimen considere como “fascistas”. En el artículo 18 se crea una alta comisión contra el “fascismo”, dirigida por militantes chavistas para juzgar a la oposición.

Toda persona que incumpla alguno de los 30 artículos propuestos por la dictadura tendrá una pena de 6 a 12 años de prisión. Es probablemente una de las leyes más brutales presentadas en toda la historia de Sudamérica, y pone a la par al país con las leyes del comunismo castrista.

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