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Expulsados los médicos cubanos de Bolivia: otra estafa del narco-socialismo terminada

La presidente Jeanine Añez expulsó a más de 2.000 médicos cubanos del país, terminando con un curro que le costaba al Estado boliviano casi 11 millones de dólares por año. Los médicos fueron encontrados con títulos forjados y realizando destrozos en marchas políticas.

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Catorce años de gobierno socialista en Bolivia, bajo la cabeza de Evo Morales, dejaron una estrecha relación con la dictadura Castrista de Cuba. Una de las formas que exponían la relación cercana del ex-presidente con el régimen de la isla fue la aparición de médicos voluntarios y solidarios que “prestaban atención de salud accesible a la población.
Los médicos cubanos formaban parte de unos de los programas de ayuda de la isla a Bolivia, los cuales llegaron a ser más de 2.000 personas que desarrollaban estas labores en el territorio boliviano desde su llegada en el año 2006, posterior a la firma del convenio del ALBA y una serie de desastres naturales que asolaron al país, siendo cuestionados en cuanto a la efectividad y real función médica que se creía que cumplían.
La llegada de Jeanine Añez a la presidencia y la formación de un nuevo gabinete ministerial evidenció las ya notorias irregularidades que representaba la presencia inoperante de estos médicos
El 16 de noviembre del año pasado, la Canciller Karen Longaric, comunicó la decisión del régimen cubano de retirar a sus misiones médicas de Bolivia, luego de denuncias formuladas a raíz de la detención de cuatro individuos cubanos, pertenecientes a las brigadas médicas, que tenían en su poder aproximadamente 100.000 dólares americanos (equivalente a 700.000 Bolivianos), con los cuales se pretendía pagar a simpatizantes del MAS para ocasionar daños a la infraestructura pública, durante las manifestaciones en contra del gobierno interino de Añez.
Días más tarde, el entonces ministro de Salud, Anibal Cruz, manifestó a la opinión pública los resultados de las auditorías realizadas a la misión médica cubana y a las gestiones anteriores en su cartera de estado, el cual arrojó datos como que había 205 médicos cubanos con títulos falsos, entre los aproximadamente 700 presentes en Bolivia en noviembre de 2019; la efectivización de pagos anuales de 11 millones de dólares a la misión para su permanencia y estadía en el país; además de la implicación de algunos miembros de la brigada en los intentos de convulsión terrorista posterior a la renuncia de Morales.

Karen Longaric, Ministra de Relaciones Exteriores, y Anibal Cruz, ex-ministro de Salud de Bolivia.

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Acompañando al informe brindado por el ex-ministro de salud, la ex-ministra, y hoy candidata a diputada por La Paz en la alianza CREEMOS de Luis Fernando Camacho, Roxana Lizárraga, también expresó que los médicos no tenían la capacidad suficiente para el ejercicio de la profesión médica, y que su presencia en el país era meramente para labores de inteligencia y de espionaje. 

También se mencionó que en los años del MAS, Morales recibió más de 147 millones de dólares. Se indicó que, si bien se construyeron centros de salud, los mismos funcionaban paralelamente como centros de espionaje, cuya veracidad quedó probada en la intervención de 10 hospitales en Cochabamba y La Paz, donde se encontraron documentos destruidos, actas de evaluación, documentación de bienes, entre otros. Además, se encontraron ambientes para fabricación de explosivos, probablemente utilizados en las protestas contra Jeanine Añez.
Para el 22 de Enero, la presidente Jeanine Añez en el informe de la gestión presidencial 2015-2020, también expresó detalles sobre los privilegios otorgados por el gobierno anterior sobre los médicos locales:

“Menos de un tercio eran profesionales de la salud, tenían un salario de 1.040 dólares, un viático de 68 bolivianos por día (10 USD.), y gastos de transporte aéreo pagado por el estado. Haciendo un total de Bs. 9000 por cada uno de ellos. De este monto, sólo el 20% llegaba a los médicos, el resto, financiaba al castro-comunismo que tiene sometido y esclavizado a su pueblo”

Asimismo, dentro de las medidas tomadas por el gobierno interino ante la emergencia sanitaria de Coronavirus, estuvo la reciente intervención de ” La clínica del colaborador”, cuya propiedad fue auto-atribuida por el régimen cubano, en la exclusiva zona de Achumani, de ciudad de La Paz. Este establecimiento médico fue administrado por los médicos cubanos y cuenta con equipos de alta tecnología para la atención en salud, los cuales no se pueden encontrar en otros recintos sanitarios del país.

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Entre los equipos que contiene esta clínica están un tomógrafo de 800 mil dólares, camas de cinco movimientos, radiografías móviles, respiradores, generador de energía y sistema de oxígeno, incluso tiene un gimnasio especial para rodilla, puesto que Evo Morales tenía problemas con esa parte del cuerpo, dando a entender que el establecimiento era para uso y disposición exclusiva del ex-dictador y su cúpula.

La intervención de la misma se da en un momento álgido de casos nuevos de COVID-19 en La Paz, y se prevé habilitar 40 camas para atención de pacientes con esta enfermedad, según lo expresado por el ministro Arturo Murillo.
El gobierno comunista de Cuba calificó la intervención de esta clínica como una violación a la propiedad privada, y reclamó la clínica como suya, cediendo el uso de la misma sólo durante la permanencia del virus chino en el país, sin tomar en cuenta la situación que atraviesa el país, con un sistema de salud colapsado debido a la nula inversión por parte del MAS mientras estuvo en el poder.
Desde la falacia médica hasta la hipocresía en la clínica, vemos que a nombre de los bienes comunes y en pos de causas tan sensibles como la salud, el régimen cubano y sus colaboradores del sur no hacen nada más que añadir zozobra en las regiones donde son recibidos.
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Bolivia

Crisis en Bolivia: El Banco Central informó las reservas más baja de la historia y el Riesgo País se disparó a los 2.140 puntos

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La prima de riesgo no deja de aumentar y ya supera a la de Argentina y Ecuador, en temor a una inminente devaluación del tipo de cambio que podría revaluar el costo de las deudas en dólares. Solo quedan US$ 2.147 millones en reservas netas en la autoridad monetaria boliviana, y el Gobierno socialista podría apostar por un cepo cambiario.

La crisis de divisas se hace cada vez más aguda en Bolivia, a medida que el Gobierno no toma medidas de corrección fiscal y el tipo de cambio fijo se hace imposible de mantener. El Banco Central de Bolivia (BCB) informó que el saldo de reservas netas correspondiente al mes de agosto fue de tan solo US$ 2.147 millones, la cifra más baja por lo menos en el último medio siglo.

La autoridad monetaria no tiene forma de mantener el tipo de cambio nominal sin alteración, a menos que el Gobierno socialista presidido por Luis Arce decida recurrir a un cepo cambiario similar al que aplica Argentina, pero esta maniobra pondría fin al régimen implementado en 2008.

De este cómputo informado, un total de US$ 1.629 millones se corresponden con las tenencias de oro, existe una posición de US$ 45 millones en Derechos Especiales de Giro (DEGs), y finalmente la tenencia estrictamente nominada en divisas (principalmente dólares) sólo alcanza los US$ 437,9 millones al cierre de agosto. Se estima que estas cifras no hicieron más que disminuir hasta el día de hoy.

Estas escalofriantes cifras precipitaron una disparada suba del Riesgo País, que alcanzó y superó los 2.140 puntos básicos según la medición de la firma JP Morgan. Es la segunda prima de riesgo más alta de la región latinoamérica, únicamente por detrás de los 18.000 puntos básicos que registra la dictadura chavista de Nicolás Maduro.

De hecho, la prima de riesgo de Bolivia ya supera a Ecuador (2.000 puntos) y a la Argentina (1.890 puntos), dos países que históricamente secundaron a Venezuela en los últimos años. También se encuentra muy por encima del riesgo de El Salvador, que se desplomó a sólo 700 puntos básicos tras la revaluación de reservas por la suba del Bitcoin y la consolidación de las finanzas públicas.

La tasa de Riesgo País tiene dos componentes principales, el más conocido es el riesgo por un incumplimiento (default), pero también existe el riesgo de devaluación que implica la revaluación automática de todas las obligaciones nominadas en divisas (tanto para el Estado como para el sector privado).

Este último componente es el que está detrás del aumento del riesgo crediticio de Bolivia, ya que el régimen cambiario parece a todas luces insostenible. La introducción de un cepo cambiario sólo afianzaría todavía más el aumento del riesgo, debido a que el Gobierno podría intervenir deliberadamente el giro de divisas para pagos al exterior (como ocurrió en la Argentina en los últimos 4 años).

Asimismo, el cepo cambiario podría abortar completamente el tenue crecimiento que todavía mantenía la economía boliviana, pese a ser el más acotado de los últimos 22 años. Por la vía de la devaluación (una posibilidad cada vez más cercana), el cambio de precios relativos podría volver a inclinar la balanza comercial hacia el superávit y la acumulación de divisas, pero el shock sobre la demanda interna podría provocar una recesión. 

En cualquier caso, el “milagro boliviano” de los últimos 20 años parece próximo a llegar a su fin. El socialismo del siglo XXI destruyó los cimientos fundamentales que habían dejado las reservas pro-mercado efectuadas entre la década de 1980 y 1990. La implosión del socialismo ante la lucha de poder entre Arce y Morales tampoco ayuda a alinear las expectativas con vista al futuro.

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Bolivia al borde del estallido: El Riesgo País se disparó por encima de los 2.000 puntos y se registra el crecimiento más bajo en 22 años

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La prima de riesgo en la economía boliviana no deja de crecer ante las expectativas de devaluación y el abultado déficit fiscal. La actividad económica comenzó a resentirse en la segunda mitad del año, y el 2023 podría finalizar con la expansión más baja observada desde 2001.

La implosión del Gobierno socialista de Luis Arce, como parte de una lucha interna con el exdictador Evo Morales, desencadenó una oleada de expectativas negativas que ya comienzan a repercutir en los mercados financieros.

La prima de Riesgo País elaborada por JP Morgan Stanley escaló por encima de los 2.000 puntos básicos, oficialmente la segunda tasa de riesgo más elevada de América Latina sólo por detrás de Venezuela. Bolivia superó a Ecuador y a Argentina en riesgo crediticio, un indicador que mide la diferencia con respecto al bono soberano del Tesoro estadounidense.

Para entender el por qué de esta situación es necesario considerar que el Riesgo País se compone de dos grandes pilares: el riesgo asociado a la devaluación de la moneda local, que llevaría a la revaluación automática de todas las deudas nominadas en dólares, y el riesgo que se explica por la posibilidad de default de la deuda. Desde ambas perspectivas, la situación del país andino es crítica.

El sistema cambiario de Bolivia es insostenible a través del tiempo: el Banco Central perdió la mayor parte de sus reservas (con la excepción de la posición de oro), y la balanza energética del país, principal componente de la balanza comercial boliviana, se torna cada vez menos favorable por la histórica reducción en la producción de gas estatal.

El tipo de cambio nominal lleva fijado (sin mayores alteraciones) desde el año 2008. El sistema permitió anclar la demanda de pesos a pesar de la emisión sin respaldo para financiar al fisco, pero solo a costa de dilapidar completamente las reservas internacionales durante años. Sin reservas, no hay posibilidad de sostener indefinidamente el tipo de cambio.

Por otra parte, el Gobierno socialista de Luis Arce no logró llevar a cabo los ajustes fiscales necesarios como para mitigar el riesgo de un incumplimiento crediticio. El déficit primario de Bolivia supera el 3,6% del PBI según las estadísticas del FMI, y el rojo financiero supera el 5,1% del producto.

El Gobierno trata de tapar la brecha fiscal por la vía del endeudamiento externo e interno, pero el stock de deuda pública total ya supera el 80% del PBI, y no parece sostenible si la prima de riesgo (que denota la confianza de los inversores) es la segunda más alta de la región.

Arce prometió una reforma tributaria para el 2024 con la mira puesta en trasladar el ajuste al sector privado, pero los mercados descreen de la magnitud en la corrección fiscal que pueda llegar a ser explicada por esta reforma.

Por otra parte, los bonos bolivianos sufren una volatilidad adicional asociada al riesgo político por la implosión del socialismo y el enfrentamiento de Arce y Morales por el poder en 2025. Desde el punto de vista de los inversores, el riesgo por suscribir títulos soberanos de Bolivia es cada vez mayor ante el posible regreso de una versión radicalizada de Evo Morales al poder.

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Bolivia

El eje del mal: Bolivia rompe relaciones diplomáticas con Israel, Colombia y Chile retiran sus embajadores y Argentina presenta repudio

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El gobierno del socialista Luis Arce decidió romper relaciones diplomáticas con el Estado de Israel, y el presidente del MAS pidió incluso “declarar a Israel como un Estado terrorista”.

En medio de la ofensiva terrestre israelí sobre la Franja de Gaza en respuesta al ataque terrorista de Hamas del pasado 7 de octubre, Bolivia decidió romper relaciones con Israel, mientras que Colombia y Chile llamaron a consultas a sus respectivos embajadores, y la Argentina presentó un repudio formal contra el Estado judío.

En primer lugar, Bolivia anunció la ruptura total de relaciones diplomáticas con Israel este martes, producto de la “agresiva y desproporcionada ofensiva militar” contra la Franja de Gaza, la cual considera una amenaza de la paz y la seguridad internacionales.

En un comunicado oficial, el vicecanciller boliviano, Freddy Mamani Machaca, indicó que su Gobierno “ha tomado la determinación de romper relaciones diplomáticas con el Estado de Israel en repudio y condena a la agresiva y desproporcionada ofensiva militar israelí que se realiza en la Franja de Gaza”.

Vamos a comunicar de manera oficial por los canales diplomáticos establecidos entre ambos países precisamente esta comunicación consecuente con los principios y propósitos de la carta de Naciones Unidas”, anunció el vicecanciller en conferencia de prensa.

Asimismo, Bolivia ha exigido “el cese de los ataques contra el pueblo palestino” y rechaza el “hostil” trato de Israel hacia las organizaciones internacionales encargadas de distribuir ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, señaló el vicecanciller.

Por su parte, María Nela Prada, ministra de la Presidencia y canciller interina, convocó a los “países hermanos” de Bolivia a “producir una acción colectiva” para lograr la pacificación en la región y “evitar un genocidio”. Esto, debido a los “crímenes de les humanidad contra el pueblo palestino” de los que acusa a Israel.

Un día antes, el presidente de Bolivia, Luis Arce, había pedido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que evite un “genocidio del pueblo palestino y allane una solución definitiva para que Palestina ejerza su derecho a la autodeterminación, a su territorio sin ocupaciones ilegales y consolide su propio Estado libre e independiente”.

En este sentido, el ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Mauro Vieira, que actualmente preside el órgano, se mostró muy crítico con la actuación del Consejo de Seguridad: “Desde el 7 de octubre nos hemos reunido varias veces y hemos votado cuatro resoluciones. Sin embargo, seguimos estancados, debido a desacuerdos internos, sobre todo entre los miembros permanentes”, afirmó el canciller de Brasil; y agregó que “Todo el mundo está viendo nuestra incapacidad para unirnos y responder a una crisis que nos desafía”.

Las autoridades bolivianas anunciaron la ruptura con Israel tras una reunión entre el presidente Luis Arce y el embajador palestino en Bolivia, Mahmoud Elalwani. El mandatario boliviano “rechazó los crímenes de guerra que se cometen en Gaza” y contó que le expresó su solidaridad al embajador y a todo el pueblo boliviano.

Por su parte, Hamas festejó en un comunicado el martes el anuncio de Bolivia expresando su “gran estima” por la decisión que tomó frente al gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, e instó “a los países árabes que han normalizado sus relaciones” con Israel a hacer lo mismo.

Tras el anuncio de Bolivia, Chile y Colombia tomaron cartas en el asunto y llamaron a consultas a sus embajadores en Israel como muestra de rechazo a la ofensiva terrestre israelí, la cual es producto del ataque terrorista que Hamas lanzó el pasado 7 de octubre, y que acabó con la muertes de más de 1.400 personas en Israel, y dio pie al secuestro de, por lo menos, otras 230.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, informó a través de su cuenta de X que llamó a su embajadora a consultas alegando que, “Si Israel no detiene la masacre del pueblo palestino, no podemos estar allá”. La llamada a consultas, dentro del ámbito diplomático, representa una señal de protesta más dura que una simple declaración oficial.

Por su parte, Gabriel Boric, presidente de Chile, escribió en su cuenta de X que, “Ante las inaceptables violaciones del Derecho Internacional Humanitario en que ha incurrido Israel en la franja de Gaza, como Gobierno de Chile hemos resuelto llamar en consultas a Santiago al embajador de Chile en Israel, Jorge Carvajal”.

El presidente chileno agregó que “Chile condena enérgicamente y observa con gran preocupación que dichas operaciones militares -que a estas alturas de su desarrollo comportan un castigo colectivo a la población civil palestina en Gaza- no respetan normas fundamentales del Derecho Internacional, como lo demuestran las más de ocho mil víctimas civiles, en su mayoría mujeres y niños”.

Cabe recordar que Bolivia expulsó al embajador israelí en 2009 durante la presidencia de Evo Morales con motivos de otro conflicto entre Israel y Hamas; y que las relaciones fueron recién restablecidas durante el gobierno de Jeanine Áñez entre 2019 y 2020.

En este sentido, el expresidente Evo Morales ha pedido a Luis Arce una condena más firme contra Israel. Sin embargo, tras la decisión del gobierno actual, Morales sentenció que la ruptura de relaciones “no es suficiente”. Bolivia “Debe declarar al estado de Israel como un estado terrorista”, escribió en su cuenta de X.

Por su parte, la Cancillería de Argentina se sumó a la posición de Boric y Petro, y a través de un comunicado firmado por el gobierno de Alberto Fernández y Sergio Massa, condenaron la respuesta israelí al ataque terrorista de Hamás.

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