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Elecciones Municipales Brasil: se desplomó la izquierda de Lula y se consolida el “Centrao”, partidos de centro-derecha, en todas las ciudades del país

Este domingo, el Partido de los Trabajadores obtuvo la mayor derrota de su historia, tras no obtener ninguna de las principales ciudades de Brasil, mientras el “Centrao” avasalló con sus triunfos en todo el país. El partido de Bolsonaro no participó de estas elecciones.

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Este domingo, los votantes de 57 ciudades brasileñas volvieron a las urnas para la segunda vuelta de elecciones municipales en Brasil.


Como ocurrió en primera vuelta, el popular presidente Jair Bolsonaro no presentó ningún candidato propio, ya que actualmente está en proceso de conformar su propio partido. Sin embargo, dio apoyo a distintos candidatos a lo largo del proceso electoral, aunque en términos generales instó a los brasileños a votar por candidatos y partidos que estén del centro a la derecha.


De las 57 ciudades en disputa, 18 eran capitales regionales: Aracaju (Sergipe), Belém (Pará), la ciudad fronteriza de Boa Vista (Roraima), Cuiabá (Mato Grosso), Fortaleza (Ceará), Goiânia (Goiás), João Pessoa (Paraíba), Maceió (Alagaoas), Manaus (Amazonas), Porto Alegre (Río Grande do Sul), Porto Velho (Rondonia), Recife (Pernambuco), Rio Branco (Acre), Rio de Janeiro (Río de Janiero), São Luís (Maranhao), São Paulo (São Paulo), Teresina (Piauí) y Vitória (Espírito Santo).
El saldo de la elección fue más negativo para la izquierda que positivo para Bolsonaro. En casi todas estas ciudades, tomaron gran protagonismo los partidos de centro, que hasta hace algunos años formaban parte de la izquierda socialdemócrata. Estos partidos vienen siendo de gran importancia para aprobar leyes trascendentales de Bolsonaro a nivel legislativo. Incluso, varios de ellos han dado un trascendental giro a la centro-derecha durante la gestión de Jair Bolsonaro, luego de haber apoyado ideas de izquierda en el pasado. 
A este grupo de partidos se le conoce como el Centrao, el gran triunfador de estas elecciones, a pesar de que por ahora no existe una alianza que englobe a todas estas fuerzas y muchos de sus líderes tienen diferencias irremediables entre sí.

Partidos pertenecientes al “Centrao”, movimiento de partidos centristas en Brasil.

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Como se había pronosticado, la izquierda obtuvo un amplio rechazo del electorado, logrando el triunfo en apenas 5 de las 26 capitales de Brasil

Tal es el caso del Partido Democrático Laborista (PDT), que obtuvo el triunfo en 2 ciudades, misma cantidad para el Partido Socialista Brasileño (PBS), mientras que el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) obtuvo un único triunfo en Belem. 

El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula Da Silva hizo la peor elección de su historia y continúa demostrando un declive significativo producto del rechazo general de los brasileños al socialismo corrupto de los gobiernos nacionales petístas. El partido no logró ganar en ninguna de las capitales del país, siendo ésta la primera vez que ocurre este suceso. 
Semanas antes del proceso electoral, el líder socialista Lula da Silva afirmó que “el Partido de los Trabajadores saldría muy fortalecido” en esta contienda. Sin embargo, los resultados demuestran que el electorado no ha olvidado quién es el ex presidente y su pasado criminal.

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San Pablo

En la ciudad de San Pablo, el actual alcalde Bruno Covas, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) logró la reelección luego de imponerse a Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y uno de los líderes más importantes en ascenso dentro de la extrema izquierda. Covas obtuvo el 59,34% de los votos, mientras que Boulos obtuvo el 40,62%.  

Covas y el PSDB son claros ejemplos de la derechización de la política brasileña, ya que en los últimos años han dado un notorio giro de la centro-izquierda a la centro-derecha. Este partido, del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, quiere posicionar al centro-derechista Joao Doria para vencer a Bolsonaro en 2022, en una elección atípica en Brasil que podría ver a los dos principales candidatos pertenecer al arco político de la derecha.

El perdedor Boulos fue activamente respaldado por Lula da Silva en esta segunda vuelta, apoyo que no fue suficiente para obtener la victoria y debilitó aún más al ex líder del socialismo.

Bruno Covas (centro-der.), el nuevo alcalde de la ciudad de San Pablo.

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Río de Janeiro

Los resultados electorales de primera vuelta en la ciudad de Río de Janeiro habían sido muy positivos. Tanto el bolsonarista Marcelo Crivella, del derechista partido Republicanos (REP), como el centrista Eduardo Paes, del partido Demócratas (DEM), habían salido primeros y habían dejado afuera de la elección a la izquierda.

En el ballotage, Crivella, pastor de la Iglesia Universal, obtuvo el 36% de los votos, contra un 64% de Paes. Paes había sido alcalde de la ciudad entre los años 2009 y 2017, y es el principal aliado del Presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, quien ha tenido una relación de amor-odio con Jair Bolsonaro.

El partido Demócratas busca también una alianza con el PSDB en 2022 para enfrentar a Bolsonaro, aunque es escéptico de Doria y podría pedir un candidato más de centro.

Eduardo Paes (centro/centro-der.), el nuevo alcalde de Río de Janeiro.

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Porto Alegre

En la ciudad costera, la candidata del Partido Comunista, Manuel D’Ávila fue derrotada por el candidato centro-derechista Sebastião Melo, que obtuvo el 55% de los votos, contra un 45% de Manuela.

Si bien Melo tampoco es aliado de Bolsonaro, mantiene una agenda parecida a la del Presidente y propuso una reducción de impuestos y de la burocracia en la ciudad. Además, el nuevo alcalde de Porto promoverá la creación de alianzas público-privadas, tanto en educación como en salud e infraestructura, lo que mejorará la calidad de los servicios.

Fortaleza

En la ciudad de Fortaleza, el candidato Wagner Sousa, conocido popularmente como “Capitán Wagner“, de la coalición denominada “Una Fortaleza de Todos”, conformada por partidos de centro a centro-derecha, perdió frente al candidato centro-izquierdista José Sarto Nogueira, del Partido Democrático Laborista (PDT), que obtuvo el 52% de los votos.
El Capitán Wagner, quien obtuvo el 48% de los votos, mantiene una estrecha relación con Bolsonaro, pero el apoyo del popular Presidente no fue suficiente para vencer a Nogueira. A pesar de la derrota, Wagner obtuvo un aumento significativo de votos en comparación a 2018, pasando de 588.451 votos a 624.892 en este último proceso, marcando un importante crecimiento de la derecha en esta ciudad progresista.

Por Miguel Barahona, para La Derecha Diario
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Brasil

Los inversores internacionales huyen de Brasil y ya sacaron casi 5.000 millones de dólares del país por las medidas de Lula

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Mientras se escapan los inversores de Brasil, el tipo de cambio del real con respecto al dólar ascendió a las 5,27 unidades y marcó una suba del 1,6% al cierre del día martes. Se trata del valor nominal más elevado de la gestión de Lula.

El dólar acumuló un alza del 8,7% de acuerdo a su paridad con el Real de Brasil desde el comienzo del año. Pero solamente al término de la rueda del día martes, el tipo de cambio se anotó una suba diaria superior al 1,6% y volvió a romper récords nominales.

La paridad del dólar llegó a los 5,27 reales al cierre del martes, el mayor valor registrado desde marzo del año 2023. La fuerte depreciación de la moneda brasileña destacó de entre otras divisas latinoamericanas que se vieron duramente afectadas por el accionar monetario conservador que recientemente adoptó la Reserva Federal de Jerome Powell.

La tasa de inflación de Estados Unidos para el mes de marzo superó las expectativas (subió ligeramente al 3,5%), con lo cual es más probable que la FED evite reducir su tasa de referencia en el corto plazo, o en su defecto que lo haga más lentamente. Esto repercutió en todas las divisas de la región, pero Brasil se vio afectado además por factores estrictamente internos.

La política fiscal del Gobierno socialista está fuera de control. El resultado primario del Gobierno federal (sin Estados locales ni municipalidades) marcó un rojo equivalente al 2,55% del PBI en febrero, el más alto desde el estallido de la pandemia. El Presidente Lula da Silva asumió su cargo habiendo heredado un superávit primario de 0,56 puntos del PBI en enero del año pasado.

Contabilizando la pesada carga de intereses que enfrenta el país vecino, el resultado financiero marcó un déficit récord de hasta el 7,7% del PBI en febrero, y no se veía algo semejante desde julio de 2021. Cabe señalar que cuando Lula asumió la presidencia del país, el déficit financiero representaba el 4,32% del producto bruto, casi se duplicó en 13 meses.

El Gobierno socialista cuestionó con dureza la independencia del Banco Central de Brasil, heredada de la administración de Jair Bolsonaro, pero al no poder revertir su autonomía se valió del endeudamiento como vía principal para solventar la brecha fiscal. La carga de intereses por la deuda pública se incrementó del 4,88% al 5,15% del PBI desde enero de 2023.

El descarrilamiento de la política fiscal hace mecha sobre la efectividad de la política monetaria, ya que pese a la autonomía legal, existen serias dudas sobre el sostenimiento del actual margen de déficit con persistente endeudamiento. En consecuencia, se reduce el efecto disciplinario de la tasa de referencia SELIC que aplica la autoridad monetaria, y con ello se proyecta un mayor impacto negativo sobre el nivel de actividad real.

Este contexto adverso provocó que Brasil pierda cada vez más atractivo para la inversión internacional. La firma Goldman Sachs recomendó abiertamente deshacer las posiciones en empresas públicas brasileñas debido a una mayor injerencia política del Gobierno, y como resultado de la falta de credibilidad en el desempeño futuro de Brasil, se registró una salida de por lo menos US$ 4.227 millones (21.000 millones de reales) por parte de inversores extranjeros en el país.

La repercusión de la depreciación del real será mayormente negativa sobre el saldo exportador de las empresas argentinas, más aún en un contexto de fuerte apreciación del peso frente al dólar.

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Brasil

Reforma agraria en Brasil: Lula lanza un grotesco programa socialista para colectivizar la producción del campo

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El Gobierno expropiará y repartirá discrecionalmente un total de 295.000 hectáreas de tierras públicas y privadas a indígenas y desempleados. El Estado se adueñará de una parte de todo lo que se produzca en las nuevas tierras reasignadas.

Con la asunción del socialismo en Brasil en enero del año pasado, se produjo un cambio radical en la política agraria del país. Se le puso fin a la concesión flexible de derechos de propiedad que emprendía la gestión Bolsonaro, y en su lugar, la administración de Lula da Silva lanzó una nueva reforma agraria a-la-China por decreto y sin pasar por el Congreso.

La reforma comprende el reparto de hasta 295.000 hectáreas de manera completamente discrecional, es decir, serán asignadas a dedo por Lula dependiendo de algún criterio arbitrario por parte de las autoridades competentes.

Las tierras se repartirán a indígenas y personas desempleadas. Con esta maniobra, el PT busca engrosar su influencia sobre los estratos más débiles de la población rural, que ahora podrían verse sometidos a una relación clientelista con el Gobierno.

El reparto afectará tanto a tierras de propiedad estatal como tierras privadas, que serán deliberadamente expropiadas en caso de que se determine el “abandono” por parte de sus propietarios, la misma excusa que utilizó el dictador chino Mao Tse Tung durante las reformas agrarias en China en la década del ’50.

A la par de estos movimientos, el Gobierno también lanzará un esquema de créditos subsidiados (y artificialmente baratos) para financiar la adquisición de maquinaria y semillas, con el fin de abastecer la eventual producción agrícola en las nuevas tierras reasignadas. 

La mayor parte de la agricultura prevista para estos campos será meramente familiar y de subsistencia, sin mayores dotes de productividad y sin la posibilidad de generar exportaciones o divisas al país.

Esto es evidencia de la pésima asignación de recursos implícita en la reforma agraria del socialismo. Se retienen recursos valiosos que podrían haberse utilizado en otras áreas de la economía para producir más eficientemente, creando puestos de trabajo mejor remunerados.

Pero pese a todo esto, la reforma agraria de Lula establece que el Estado podrá apropiarse de una parte de toda la producción realizada en esas tierras, dando forma a una incipiente colectivización de la producción agraria.

Reformas agrarias de esta índole fueron implementadas en diversas partes del mundo, como por ejemplo México (1917), Bolivia (1953), Guatemala (1951), Cuba (1959) y Chile (1962-1973), y todas ellas registraron pésimos resultados en materia de productividad y eficiencia asignativa.

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Brasil

Lula se negó a condenar el ataque de Irán y posiciona a Brasil como el único país occidental en no solidarizarse con Israel

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La comunidad judía brasileña expresó su decepción con el Gobierno socialista, y lo acusaron de tomar una posición proiraní que es “lamentable” y “frustrante” para estos tiempos.

Mientras la mayoría de naciones occidentales se posicionaron del lado de Israel, o en todo caso, mantuvieron la neutralidad pero expresando su apoyo a la única democracia liberal de Medio Oriente ante los ataques de Irán, el gobierno socialista de Brasil mantuvo una postura completamente distinta.

En línea con Rusia, el presidente Lula da Silva responsabilizó a ambos países por el conflicto, y puso al mismo nivel las acciones de defensa de Israel con los ataques de la teocracia represiva y sanguinaria del dictador chiíta Ali Jamenei.

En el comunicado del gobierno del PT, Lula evitó condenar a Irán por el ataque y exhortó a todas las naciones del mundo a movilizar esfuerzos para evitar una escalada de la confrontación, sin decir que es el régimen del ayatolá el que atacó indiscriminadamente a Israel.

Estos comentarios, muy desalineados al G7 y a otras naciones latinoamericanas como Argentina o Uruguay, le ligaron un fuerte reproche de la comunidad judía brasileña, una de las más grandes del mundo.

La Confederación Israelí de Brasil tildó este domingo de “lamentable” y “frustrante” la posición de Lula en el conflicto al negarse a condenar de manera explícita el ataque de drones y misiles de Irán contra Israel.

El mundo democrático y varios países de Oriente Medio se han unido a Israel en la condena y la lucha contra el ataque de Irán, pero la actual política exterior de Brasil ha optado por ponerse del lado de la teocracia iraní”, afirmó el presidente de la entidad Claudio Lottenberg.

Las relaciones entre Israel y Lula vienen deteriorándose desde que el pasado 18 de febrero, cuando el mandatario socialista equiparó la ofensiva israelí en Gaza con el Holocausto, el exterminio de judíos promovido por Adolf Hitler.

“No es una guerra de Israel contra Palestina, es un genocidio como el Holocausto”, declaró Lula sobre el conflicto palestino israelí a la prensa en Adís Abeba, la capital de Etiopía, donde asistió en su momento a una cumbre de la Unión Africana (UE).

Y agregó: “Lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza con el pueblo palestino no ha ocurrido en ningún otro momento de la historia. En realidad, si ocurrió una vez, ha ocurrido cuando Hitler decidió matar a los judíos“.

En consecuencia, Israel decidió romper relaciones diplomáticas con Brasil y declaró a Lula persona non grata, prohibiéndole el ingreso al país. En respuesta, Brasil retiró a su embajador de Tel Aviv. Este deterioro de relaciones fue fugaz, y ocurrió apenas un año después de que Israel y Brasil llegaran al punto más cercano de sus relaciones, de la mano del expresidente Jair Bolsonaro.

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