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Cuba atraviesa la peor crisis en 30 años: cortes de luz severos, escasez de comida y falta de medicina básica en plena pandemia

Aún con las "reformas" aplicadas en los últimos meses por el régimen comunista, la crisis económica y social empeora cada día en el país caribeño sufriendo constantes fallas en los servicios públicos ante la total deficiencia de la dictadura socialista para gestionarlos.

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Cuba enfrenta uno de los peores momentos desde el inicio de la crisis sanitaria. A pesar de las medidas promovidas por el régimen comunista para la recuperación económica de la isla, sus habitantes continúan sufriendo ante la escasez de productos esenciales, así como también ante el incremento de contagios que obligará al régimen a aplicar medidas restrictivas

Varios medios de comunicación independientes han registrado las manifestaciones, críticas de activistas y otros ciudadanos afectados por esta difícil situación a nivel nacional. 
Una de las principales denuncias es la falla total en el servicio de energía eléctrica, situación que mantiene en incertidumbre a la población cubana. A través de las redes sociales, los cubanos demostraban su descontento ante este apagón, y algunos de ellos anticipan que este es el preámbulo de una crisis mucho peor.
Aunque el Ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruzreconoció que hubo fallas en el sistema eléctrico y posteriormente procedió a "reparar" los daños en la Central Termoeléctrica de la provincia de Matanzas, se siguieron reportando fallas en el sistema, y la población ya se prepara para otro “Período Especial”, el nombre que se le dio en la isla a los primeros años de la década del 90, cuando los cubanos pasaron la crisis más profunda de su historia, sin luz, ni comida ni agua potable, luego de que se cortarán los subsidios de la URSS, por su disolución.

"La empresa eléctrica no tiene capacidad para producir toda la electricidad que el país necesita (…) No es tanto un problema de combustible como de capacidad, pero está prohibido dar a conocer esta información por lo sensible del tema", declaró bajo condición de anonimato un ejecutivo de la empresa estatal Unión Eléctrica de Cuba (UNE) a el Nuevo Herald.

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Otra de las principales quejas de la población cubana es la escasez de alimentos en la isla. Días tras día, centenares de cubanos realizan enormes filas con la esperanza de encontrar algunos productos como arroz, carne o aceite. Sin embargo, las políticas de control en la oferta de varios productos persisten, y varios ciudadanos regresan a sus hogares sin poder comprar alimentos. 

En medio de este caos, volvieron a aparecer los coleros. Cuando hay personas que no pueden soportar estas largas horas de espera a cambio de nada, y deciden delegar esta acción a otra persona a cambio de una suma de dinero, que por lo general oscila entorno a unos 2 dólares por fila.

Otros coleros hacen las filas no por encargo, si no para recibir y revender la mercancía adquirida en los habituales mercados clandestinos. Una práctica que el régimen penaliza severamente. La respuesta del régimen ante las largas filas para conseguir alimentos ha sido contundente: se sienten "satisfechos" con el sistema

El viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación del régimen cubano Alejandro Gil Fernández, declaró ante medios estatales que dichos acontecimientos "son una expresión de que el régimen no aplica terapias de choque económicas, y de que existe acceso de todos los cubanos a esos mercados". 

No obstante, otro funcionario del régimen culpó a "empresarios privados y estatales con mala actitud" por la escasez de alimentos, y, como no podía faltar, al embargo de Estados Unidos. 

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También se ha reportado la escasez de medicamentos básicos en varias farmacias del Estado. Los pocos medicamentos disponibles muchas veces terminan siendo acaparados y vendidos de forma ilegal por los empleados de los hospitales. 

Varios ciudadanos han captado a funcionarios estatales realizando entregas selectivas en medio de incontables filas. 

Al igual que con los alimentos, muchas personas no pueden conseguir los medicamentos que necesitan, una situación de vida o muerte para aquellas personas con enfermedades graves. 

Es por eso que varios médicos han empezado a recomendar a sus pacientes la aplicación de remedios caseros o tratamientos veterinarios para aliviar varias enfermedades, como la sarna. 

El enfermero te vende las jeringuillas y las vitaminas, lo venden todo, incluso hay pacientes que han tenido que pagar la cama para poder ingresar. El servicio gratuito en el sistema de salud cubano es un mito", declaró una ciudadana afectada que pidió el anonimato.

A pesar de la importante crisis que afecta a Cuba, justificada por los funcionarios como una "falta de de presupuesto", el régimen comunista anunció que se encuentra en la etapa final para el lanzamiento del primer prototipo de teléfono celular hecho en Cuba, un proyecto que ha requerido millones de pesos de inversión.

Este hecho que ha generado una profunda indignación entre los cubanos, que están con escasez de luz, comida y medicina, pero con un teléfono celular habilitado por el régimen.


Por Miguel Barahona, para La Derecha Diario

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Cuba

Masivas protestas contra la dictadura comunista en Cuba: En medio de la escasez de alimentos y los apagones, los cubanos salen a las calles

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Cuba enfrenta una de las peores crisis de su historia con apagones, escasez de alimentos y protestas. La población exige cambios y la dictadura de Miguel Díaz-Canel reprime.

Desde el estallido de la pandemia, China atraviesa una dura crisis económica. Las interminables cuarentenas en el gigante asiático derrumbaron la economía y obligaron al dictador Xi Jinping a empezar a restringir las ayudas a otros países comunistas a lo largo de todo el mundo.

En la volteada cayó Cuba, cuya economía es inexistente y el abastecimiento de todos sus bienes y servicios dependen exclusivamente de la ayuda de otros países, principalmente de China. Entre 2020 y la fecha, Cuba atraviesa una crisis idéntica a la que sufrió cuando colapsó la Unión Soviética, la otra gran potencia que sostenía su economía en los 90s.

En este contexto, el régimen cubano atraviesa la total escasez de alimentos básicos, lo que llevó a que se vea obligado a recurrir de manera urgente a las Naciones Unidas para solicitar a través del Programa Mundial de Alimentos el envío de 144 toneladas métricas de leche en polvo a la isla.

Desde la Revolución hasta la actualidad, siempre Cuba ha tenido etapas sin comida ni bienes básicos. Sin embargo, resulta de vital importancia enfatizar que es la primera vez que la dictadura solicita alimentos a la ONU, lo que evidencia la gravedad de la crisis. En este momento, la comunidad internacional se encuentra pagando los platos rotos de las nefastas políticas cubanas.

Los problemas se han agudizado en los últimos días, con apagones masivos de electricidad que han durado hasta 13 horas diarias. Adicionalmente, el régimen ha optado por realizar cortes totales en los servicios de internet y de comunicación, con el fin de impedir la difusión de información sobre la situación atraviesa la isla.

Por otra parte, la escasez de alimentos y agua continúan sin solución. Y la falta de combustibles ha provocado un aumento de su precio cercano al 500% en febrero, lo cual agudiza aún más la crisis. La problemática económica es total, lo que vuelve a poner de manifiesto el fracaso de la aplicación de políticas socialistas.

Como consecuencia de estos eventos, la sociedad cubana se ha levantado en protestas masivas, mostrando una vez más su descontento y desconformidad con el régimen. Se han utilizado consignas como “corriente y comida” y se han gritado frases como “¡tenemos hambre!”.

En este sentido, las imágenes y videos de las más marchas se han difundido ampliamente a través de las redes sociales, dotando de una mayor visibilidad a las demandas: cientos de personas unidas en distintos puntos del país, luchando para que su situación económica mejore.

Como en toda dictadura, el régimen intenta tapar la situación y no hablar del tema. Hasta el momento, la única respuesta que obtuvo la población fue por parte de la Secretaria del Partido Comunista en la provincia de Santiago, quien, en una situación un tanto peculiar, subió a la azotea de una casa para prometer a los manifestantes la pronta llegada de arroz, azúcar y leche.

En pleno descenso a la edad de piedra, el dictador Diaz-Canel ha ordenado la represión de las manifestaciones e incluso la realización de detenciones arbitrarias, medidas que seguramente vayan en aumento si las protestas continúan.

Por otro lado, la confrontación está al orden del día. Diaz-Canel, mediante un comunicado por X, expresó que no se cansarán de “pelear contra el #BloqueGenocida ni de explicarle al pueblo las causas de los problemas”.

En dicho comunicado, como de costumbre, vuelven a amparase en la excusa del bloqueo estadounidense, el cual, por definición, es un embargo y que verdaderamente no puede explicar la multiplicidad de problemas extremos que se viven en la isla.

Además, como señala Juan Ramon Rallo, si esto fuera cierto “¿no es el mayor reconocimiento posible a la tesis de que el libre comercio enriquece?” Si dicen que son pobres por la falta de libre comercio, ¿no están admitiendo que su modelo socialista no funciona?

Como si esto fuera poco, la hipocresía del gobierno escala a tal nivel que, a modo de solución de la problemática, la Cancillería cubana convocó al encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en La Habana para “protestar por la conducta injerencista de su gobierno”.

La situación futura es incierta. Quizás estos levantamientos sean nuevamente un zumbido en la larga historia de una dictadura que llegó hace siete décadas y no está cerca de dejar de serlo. O, por el contrario, tal vez estos eventos representan verdaderamente el primer paso hacia un cambio profundo y verdadero que se avecina en la isla.


Por Frank Maier, para La Derecha Diario.

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Cuba

Miseria comunista en Cuba: La dictadura estableció apagones programados de hasta 12 horas por día mientras crece el desabastecimiento

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La economía comunista de la isla experimenta un nuevo e histórico declive como no se veía desde la caída de la Unión Soviética en la década de 1990. El país sufre de escasez de alimentos, electricidad y combustible, mientras que la inflación es la más alta de los últimos años.

El modelo económico socialista que impera en Cuba atraviesa una nueva fase de colapso, similar a la que aconteció durante el “período especial” en la década de 1990. La dictadura de Miguel Díaz-Canel dejó de publicar estadísticas sobre la evolución del PBI trimestral, pero las consecuencias de la crisis ya son imposibles de ocultar.

La isla-cárcel sufre la crisis energética más aguda de los últimos 30 años. Los servicios de producción y distribución eléctrica a cargo del Gobierno se encuentran en un estado verdaderamente deplorable, tras acumular años de descapitalización.

La dictadura estableció apagones programados a lo largo y ancho de la isla, con una duración que oscila entre las 6 y las 12 horas por día. La represión del consumo eléctrico fue la única respuesta que encontró el régimen para tratar de contener la dramática escasez de energía.

Asimismo, se tomó la decisión de quitar la energía a por lo menos el 74% del alumbrado público en todo el país, convirtiendo a Cuba en un espectáculo grotesco a los ojos de los ciudadanos. La producción energética del Estado sufrió un fuerte colapso, y ya no es capaz de poder abastecer exitosamente a la demanda interna.

La compañía estatal cubana Unión Eléctrica (UNE) anunció apagones simultáneos sobre el 32% del territorio de la isla, principalmente focalizados en el horario de tarde-noche debido a que en esta franja la demanda eléctrica aumenta estacionalmente.

Paralelamente, el recrudecimiento de la inflación y la represión cambiaria provocaron efectos corrosivos sobre el acceso al comercio exterior. La importación de combustible durante los primeros meses de 2024 fue de tan solo un 46% de lo que estaba previsto. 

El estricto control sobre la entrada y salida de divisas (cepo cambiario), y el descomunal desequilibrio monetario al que incurrió el régimen, llevaron a la escasez de divisas y por lo tanto a la anemia de las importaciones.

Paralelamente, la crisis alimentaria se abre paso a medida que el sistema económico socialista se desmorona. La dictadura debió admitir públicamente la escasez de harina para elaborar una serie de productos de la canasta básica alimentaria, y esta situación se extiende a una amplia gama de productos.

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Cuba

Cuba lanza el ajuste más grande de su historia, con aumentos de hasta 200%: "Ajustar no es neoliberal"

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El Gobierno comunista también decretó un violento recorte sobre los subsidios universales a la canasta básica, por lo que miles de familias dejarán de acceder tan siquiera a una mínima gama de productos para sobrevivir.

La dictadura comunista de Miguel Díaz-Canel volvió a implementar un severo ajuste salvaje contra la población, en un intento desesperado por sostener un sistema económico que se encuentra ampliamente agotado

Las finanzas públicas se desequilibraron completamente en los últimos años, y la única fuente de financiamiento fue la emisión de pesos sin respaldo. Dentro del régimen socialista, en donde los precios son severamente reprimidos, esto condujo a una situación de desabastecimiento en bienes y servicios básicos a lo largo de toda la isla.

La dictadura resolvió un aumento del 25% sobre las tarifas de electricidad (principalmente sobre el sector residencial) y sobre el precio de los combustibles. Asimismo, las tarifas de distribución de agua tendrán un aumento del 200%, por lo que el costo de este servicio se verá triplicado para la amplia mayoría de los hogares en el país.

De no afrontar estos aumentos, el sobrante monetario habría conducido a la desaparición total de estos servicios. Pero las drásticas subas solamente ralentizan o postergan los problemas hacia adelante, ya que las causas detrás del sobrante monetario siguen inalteradas. 

El Gobierno mantiene una estructura de gastos verdaderamente colosal, que alcanzan a superar el 60% del PBI. Al mismo tiempo, se estima que el déficit presupuestario para el año 2023 habría superado el 15% de PBI, y constituye un récord como no se veía desde la pandemia en 2020 o durante el “período especial” que le siguió a la caída de la Unión Soviética.

Díaz-Canel resolvió una fuerte quita de subsidios para la canasta básica de alimentos. Este es un medio indispensable para que miles de familias puedan comer en la isla, ya que los precios “oficiales” en las tiendas del Estado reflejan góndolas vacías, y para acceder a una cantidad adecuada de insumos y alimentos es necesario comprar en el mercado negro a precios exorbitantes.

La izquierda trotskista en Argentina cuestionó severamente al ajuste fiscal emprendido por el Presidente Javier Milei (un camino convalidado por la voluntad popular), pero el ajuste de Milei contempló una fuerte expansión de las partidas sociales y de los subsidios alimentarios para los estratos más humildes de la población.

Muy por el contrario, el ajuste que lleva adelante el socialismo en Cuba se deposita completamente sobre el esfuerzo de los sectores más vulnerables, despojándolos de alimentos básicos para la subsistencia y sometiendolos a fuertes actualizaciones tarifarias que no garantizan el fin del desabastecimiento por mucho tiempo.

La crisis económica es tan intensa que el régimen dejó de publicar estadísticas oficiales trimestrales sobre la evolución del PBI a partir de junio del año pasado. La tasa de inflación interanual ronda el 30%, los precios suben a razón del 2% por mes, y la brecha cambiaria entre el dólar paralelo y el CUP oficial supera el 127%.

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