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Perú

Francisco Sagasti es el nuevo Presidente de Perú: viene del minoritario e izquierdista Partido Morado

El Congreso votó a favor de darle el poder a una coalición de vizcarristas comprendida por el Partido Morado, el Frente Amplio, algunos miembros de Acción Popular y Somos Perú.

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Después de casi 24 horas en acefalía (sin una persona al frente del Poder Ejecutivo), el Congreso aprobó la lista única presentada por el Partido Morado, el Frente Amplio, algunos miembros de Acción Popular y el partido Somos Perú, para hacerse cargo del Gobierno y del Congreso tras la renuncia de Merino.

Este grupo comprende desde partidos de extrema izquierda hasta partidos de centro, pero lo que los une más que nada es que ellos votaron en contra de la destitución del ahora ex presidente Martín Vizcarra.

Quien encabezó esta lista fue Francisco Rafael Sagasti Hochhausler, quien de esta manera, a su 76 años y poca trayectoria en la política, llegó a la Presidencia interina de Perú.

Sagasti, limeño nacido el 10 de octubre de 1944, estudió ingeniería industrial en la Universidad de Ingeniería (UNI), para luego obtener un Magister en la Pennsylvania State University, donde obtuvo su PhD en investigación operacional y ciencias de sistemas sociales. Además, ha sido profesor de la escuela de graduados de la Universidad Pacífico, y fue el fundador y director ejecutivo de GRADE (Grupo de Análisis para el Desarrollo). 

En general, ha sido asesor y director de diferentes organismos públicos a nivel internacional y nacional durante su carrera. Según la biografía del mismo Sagasti, ha escrito más de 25 libros y publicado más de 150 artículos. 

Su entrada a la política es muy reciente. Fue incluido como candidato en la lista del Partido Morado para las elecciones extraordinarias del 26 de enero de este año, y entró al Congreso el 16 de marzo. La lista morada contenía a varios referentes de la izquierda y la centro-izquierda, por lo que la inclusión de Sagasti, más de centro y con una carrera en el sector privado, fue con el objetivo de equilibrar un poco el armado.

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Sagasti es reconocido en Perú por un incidente ocurrido durante el Gobierno fujimorista. En el año 1997, terroristas del MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru), dirigido por Néstor Cerpa Cartolini, tomaron rehenes en la residencia del Embajador de Japón, mientras producía una celebración en Lima. El MRTA era un sanguinario movimiento comunista guevarista que se llevó la vida de miles de peruanos.

Sagasti fue uno de los que se encontraban entre los secuestrados. Permaneció 3 días privado de su libertad antes de ser liberado, pero dejó un registro sobre lo sucedido. A continuación, se colocan uno extractos de lo escrito por el mismo Sagasti:   

"11:30-11:45: Hablo con El Árabe

Converso con quien aparentemente es el segundo de la operación; me dice: "Don Sagasti, yo he leído sus cosas, Ud. escribe en CARETAS y he leído sus entrevistas en los diarios." Le pregunto: ¿Cómo se llama Usted?, y me responde: "Llámeme sólo compañero." Le digo que he escuchado por su radio que su código es ábaco, pero me responde que no es así exactamente. Luego confirmo que su sobrenombre es El Árabe, aunque se nota que es totalmente peruano. Le pregunto si ha terminado la universidad. Me responde que sólo secundaria. Le digo que se nota que ha leído mucho, y me contesta que no se necesita ir a la universidad para saber algo, que la universidad peruana es muy mediocre."

El Árabe es el sobrenombre de Rolly Rojas Fernández, uno de los lugartenientes de Néstor Cerpa Cartolini y brutal terrorista de la Tupac Amaru.

El siguiente fragmento es del segundo día junto a los terroristas: 

"5:30-6:48 a.m.: Radioprogramas. 

Me despierta la radio con noticias. Nos enteramos de que no ha cambiado mucho nuestra situación. Se informa que el presidente Fujimori ha dejado saber que no soltará a ningún preso del MRTA. Alcanzo a ir al baño antes que se formen largas colas. Se acabó el agua. 

Veo al Árabe leyendo cuidadosamente los mensajes que escribimos ayer para mandarlos con la Cruz Roja. Le digo que tiene pinta de cansado y ojeroso por pasarse la noche leyendo cartas ajenas, le pregunto si encontró algo interesante o picaresco. Me contesta que sólo está leyendo los nombres de las personas a quien van dirigidos los mensajes. Empezamos a discutir el contenido del mensaje que vamos a poner en la ventana."

Por último, el siguiente fragmento es por el que es recordado y el cual ha generado muchísima polémica en la política peruana cuando ingresó al Congreso, en el cual pide los autógrafos a los altos mandos terroristas:

"7:15 p.m.: Últimos momentos. 

Se termina, por fin, de pasar lista. Ya se tienen los nombres definitivos de los que vamos a ser liberados. Uno de los becarios dice que hemos tenido un ‘tour de turismo de aventura, por cuatro días con todo pagado, programa de reducción de peso, y de remate con estadía en territorio japonés’. Serpa está parado al lado de la escalera, conversando con nosotros y sonriendo. Aprovecho para pedirle su autógrafo en mi "diploma de rehén" que tiene como título la operación del MRTA: Pelotón de Fuerzas Especiales Edgar Sánchez. Operación Torre Condesu. Consigna ‘Rompiendo el silencio: el pueblo los quiere libres’. Embajada del Japón, 8:00 p.m., 17 de diciembre de 1996.

La dedicatoria de Cerpa es: ‘Para el Sr. Sagastegui, con todo Respeto’, y la del Árabe es: "Para el Sr. Sagasti, con el respeto de siempre’."

Sagasti ha rechazado en múltiples ocasiones que haya solicitado los autógrafos por su admiración a los terroristas, sino que lo hizo para "asegurarse que no vayan a eludir la responsabilidad de lo que hicieron", lo cual no tiene mucho sentido ya que firmaron con sus sobrenombres.

Además de lo increíble de su versión, muchos disputan el hecho de que por sus condiciones no debió haber permanecido en el primer piso de la residencia, tan cercano a los secuestradores, que, como se lee, lo conocían. 

De la misma manera, Sagasti fue de los primeros liberados, junto con las mujeres y niños, ningún otro de su condición. La toma de la residencia acaba 4 meses después, saldándose con la vida de 2 comandos y un rehén. Todos los terroristas fallecen en combate durante la liberación.

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El Partido Morado es un partido eminentemente capitalino, ya que de los 9 congresistas 6 son de la Región Lima y 1 del Callao. 

El partido fue creado en 2016 por Julio Guzmán, un economista izquierdista que fue parte del gobierno de Ollanta Humala, conocido por haber dicho que le encanta ser un mantenido por el Estado y por dejar abandonada a su amante en un incendio en donde se encontraban románticamente.

Guzmán ha dicho que considera a los morados de "centro-republicano"; pero promueve ideas progresistas como el aborto, la ideología de género, el feminismo, el cambio climático y el reformismo. En lo económico, Guzmán defiende endurecer leyes laborales; referencias a la justicia social, la equidad y un masivo gasto público en investigación científica.

Guzmán tiene intenciones de ser Presidente en las elecciones de 2021, y había elegido a Sagasti para que lo acompañe como candidato a Vicepresidente en la lista que va a presentar el Partido Morado. Si bien Sagasti es visto como una figura más bien apolítica o moderada, en los últimos tiempos sus diferencias con Guzmán son casi nulas.

A diferencia de Merino, Sagasti llega a la presidencia como miembro de la minoría parlamentaria, ya que el Partido Morado cuenta con solo 9 bancas de las 130 en el Congreso, y hasta ahora ha sido una fuerza minoritaria. Sin embargo, Sagasti y los demás miembros de su partido tomaron una especial relevancia cuando defendieron a Martín Vizcarra como Presidente y votaron en contra de su destitución.

Julio Guzmán, jefe del nuevo presidente peruano, Francisco Sagasti.

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Ecuador

Perú anuncia una auditoría para determinar si facciones rebeldes de sus FFAA están entregando armas a los pandilleros en Ecuador

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La auditoría permitirá determinar si las Fuerzas Armadas del Perú le entregaron entre los años 2011 y 2016, cuando gobernaba el izquierdista Ollanta Humala, armamento peruano a los grupos criminales de Ecuador.

El ministro de Defensa de Perú, Jorge Chávez, ha anunciado este miércoles que el Gobierno de la presidente Dina Boluarte inició una rigurosa auditoría para determinar si las municiones y artefactos explosivos de algunos grupos delictivos de Ecuador procedían de arsenales de las Fuerzas Armadas peruanas, como reportó la policía ecuatoriana esta semana.

"Se ha determinado que existe una presunta posibilidad de que algunas de esas municiones, explosivos o granadas hayan salido en épocas pasadas de los almacenes de las Fuerzas Armadas", ha reconocido el ministro Chávez.

Según ha relatado el encargado de Defensa a la emisora RPP, las armas, municiones y artefactos explosivos que se les vieron a los encapuchados armados que asaltaron el martes las instalaciones de la cadena ecuatoriana TC Televisión en Guayaquil podrían proceder de Perú.

Chávez ha confirmado que por lo menos el número de serie de una granada incautada a los delincuentes, coincidía con un arsenal obtenido por Perú en 2016, razón por la que decidieron lanzar una auditoría general de todos los inventarios.

"Lo que tenemos que hacer es garantizar que esos hechos sucedidos en años anteriores no se vuelvan a producir, por lo tanto, se están llevando a cabo todas las acciones para evitar justamente eso. El arsenal de guerra debe ser custodiado adecuadamente", ha dicho.

Entre los años 2011 y 2016, gobernó en Perú el presidente de extrema izquierda Ollanta Humala, hermano de Antauro Humala, líder terrorista fundador del movimiento etnocacerista, y se creó una facción dentro de las Fuerzas Armadas vinculadas al castrochavismo en la región.

Se cree que durante esos años, el arsenal de las fuerzas militares peruanas fue puesto en función de grupos narcoterroristas de la región, y muchas de sus armas, municiones y granadas terminaron en manos de guerrilleros en Colombia, Ecuador y Venezuela.

Si bien no había evidencia fuerte que sostenga esta suposición en los últimos años, la denuncia de la Polícia ecuatoriana fue tomada con extrema seriedad por el actual Gobierno peruano, que lanzó esta auditoría para que, por primera vez en casi una década, se sepa la verdad.

Ecuador atraviesa la peor crisis de seguridad de su historia reciente, luego de que los grupos narcos que eran parte del Gobierno de Rafael Correa le declarasen la guerra al nuevo mandatario Daniel Noboa. Luego de una serie de arrestos de alto perfil, los narcos salieron a las calles a cometer olas de crímenes y estallaron motines en varias prisiones del país, donde los líderes de estas pandillas se dieron a la fuga.

En medio de este caos, Noboa declaró el Estado de Excepción y el Conflicto Armado Interno, y le ordenó a las Fuerzas Armadas de Ecuador que neutralice a 22 grupos guerrilleros, que ahora se investiga si recibieron armamento peruano entre los años 2011 y 2016.

En este contexto, un grupo de encapuchados armados asaltó el martes las instalaciones de la cadena TC Televisión, que rápidamente fue rodeada por agentes de Policía que finalmente lograron evacuar a los empleados y detener a los delincuentes, entre los cuales se descubrieron armas de orígen peruano.

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Perú

El ex presidente de Perú Alberto Fujimori quedó en libertad: El legado del “capitalismo popular” a tres décadas del milagro económico

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Las reformas del expresidente sentaron las bases para el crecimiento, la estabilidad y ahorro en la economía peruana después del desastre socialista. El país recuperó la moneda y desarrolló el llamado “capitalismo popular” que sigue dando resultados incluso al día de hoy.

Este miércoles, la Corte Constitucional de Perú ordenó la liberación inmediata del ex presidente Alberto Fujimori, una figura emblemática de la década de 1990 y la política peruana. Quedó sin efecto la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que había revocado el indulto del ex presidente Kuczynski.

Su paso por la presidencia sentó las bases de una verdadera revolución económica que fue bautizada como el modelo de “capitalismo popular” de Perú. Pese a la importante inestabilidad política que sufre el país al día de hoy, la situación macroeconómica se muestra increíblemente independiente: la inflación está bajo control, el ahorro en moneda doméstica es más significativo que nunca y el nivel de actividad logró recuperarse de la pandemia, pese a la ligera tendencia recesiva de la segunda mitad del año.

Esta independencia entre el factor político y el factor económico no siempre estuvo presente en el Perú. Para la década de 1980, la economía del país era, y con diferencia, una de las más diezmadas y pobres de toda la región. No solo por sufrir episodios crónicos de inflación y crisis de balanza de pagos, sino además por mantener un nivel de ingreso por habitante muy inferior al promedio de América Latina.

El presidente Alan García llevó a cabo un experimento de corte socialista que terminó por desequilibrar completamente la economía hacia el final de su mandato. Su gestión finalizó con un nivel de aprobación oscilando entre el 18% y el 21%, cuando había llegado al poder con una imagen positiva superior de hasta el 80% de la opinión pública.

El llamado “aprismo” implementó un programa heterodoxo que expandió fuertemente el déficit fiscal del 3,7% del PBI en 1985 al 6,7% en 1986, y casi un 9% del PBI para 1987. Estos desequilibrios fueron financiados con emisión monetaria sin respaldo, ya que el Gobierno se resistía a modificar la estructura impositiva para financiar el despilfarro.

La tasa de inflación interanual creció del 65% al 114,5% entre enero y diciembre de 1987, mientras que el Gobierno respondió con la masiva extensión de los controles de precios e incluso intentó estatizar el sistema bancario del Perú como una supuesta receta para combatir el alza de precios.

El mes de julio de 1990 fue particularmente caótico para Perú: el proceso hiperinflacionario se tornó violento e inmanejable y los precios aumentaron un 396% solamente en ese mes, algo nunca antes visto en la historia económica peruana. La inflación interanual había superado el 3.000%.

Al mismo tiempo en que se producía la hiperinflación también se produjo la recesión más violenta en la historia del país: el nivel de actividad se desplomó un 24% entre el tercer trimestre de 1987 y el segundo trimestre de 1990, el último de Alan García en el poder.

En medio de un clima hiperinflacionario y una recesión profunda, Alberto Fujimori asumió la presidencia del Perú el 28 de julio de 1990, dando lugar a una serie de reformas económicas que fueron el pilar del modelo económico fujimorista que incluso hoy en día se mantiene casi inalterado.

La nueva administración respondió con la aplicación de un programa de shock denominado popularmente como “Fujishock” para terminar con la hiperinflación, de la mano del ministro de Economía Juan Carlos Miller. Fueron adoptadas las siguientes medidas:

  • Liberalización del mercado cambiario
  • Rebaja generalizada de aranceles a la importación y eliminación de recargos
  • Desregulación del comercio exterior
  • Desregulación del sistema financiero y las tasas de interés bancarias
  • Eliminación de los controles de precios y salarios
  • Endurecimiento de la política monetaria hasta las últimas consecuencias 

Desde 1992, se implementó un programa de esterilización para la emisión, y en 1993 Fujimori aprueba una reforma en la carta orgánica del BCRP atada a la nueva Constitución que aprobó ese mismo año, garantizando autonomía para la autoridad monetaria y prohibiendo por ley la financiación espuria al Estado

Al mismo tiempo, el Gobierno fujimorista decidió emprender un importante programa de austeridad fiscal, racionalizando la administración pública, actualizando el valor de las tarifas de los servicios públicos regulados y privatizando la mayoría de las empresas del Estado. La terapia de shock logró un nivel inédito de credibilidad que consiguió derribar la inflación mensual hasta un promedio del 6,4% durante todo 1991.

A partir de 1993, la economía peruana experimentó un crecimiento vigoroso del PBI y de todos sus indicadores económicos, financieros y humanos, y todos esto con una envidiable estabilidad de precios, una situación que no se veía desde principios del siglo XX en ese país y tampoco se había logrado en otras partes del continente.

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Argentina

El presidente del Banco Central de Perú vino a Argentina para explicar el éxito de las reformas de Fujimori: "Si yo hiciera lo que hace el BCRA, iría preso"

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Las reformas del expresidente garantizaron la independencia del Banco Central por vía constitucional. Se prohibió la asistencia monetaria al Gobierno nacional, se prohibió el cepo cambiario, y la inflación se estabilizó en la década del 90 a partir de un cambio de régimen creíble.

El economista Julio Velarde Flores, que ocupa la dirección del Banco Central de Perú de forma ininterrumpida desde el año 2006, viajó al Coloquio de IDEA en Mar del Plata para explicar el éxito del modelo económico heredado de la presidencia de Alberto Fujimori. Bajo la administración de la derecha, Perú logró sentar las bases para un proceso de crecimiento sostenido y sin inflación por primera vez en su historia.

Flores explicó que el pilar de la estabilidad macroeconómica del Perú son las reformas emprendidas en el país en la década de 1990, y en particular la del Banco Central a partir de 1992. El presidente Fujimori reformuló la carga orgánica de la autoridad monetaria prohibiendo expresamente el financiamiento al Tesoro de forma directa, y se estableció un tope de sólo el 5% de la base monetaria para la compra de títulos públicos en el mercado secundario (lo que se conoce como flexibilización cuantitativa).

Por otra parte, el Banco Central de Perú perdió la capacidad de fijar un cepo cambiario para limitar las operaciones, algo que según el propio Flores constituye una causal de despido inmediato de su cargo.

También se prohíben expresamente los créditos para la banca de fomento, y se prohíbe fijar tasas de interés arbitrarias o subsidiarias para determinados sectores específicos (algo que en Argentina es muy habitual).

Flores explicó que Perú ensayó diversos intentos por “independizar” el Banco Central del poder político con simples reformas de su carga orgánica, una estrategia similar al que hoy propone el espacio de Patricia Bullrich y Carlos Melconian. Pero esto fracasó por la falta de credibilidad, hasta tal punto de sufrir un violento episodio hiperinflacionario entre 1990 y 1991.

Esas prohibiciones son efectivas. Pero la autonomía no es todo. La autonomía del Banco Central de Perú data de 1979, y luego tuvimos hiperinflación. Tiene que haber una real independencia política, y eso se logró recién en 1992”, explicó el presidente de la autoridad monetaria peruana.

El cambio de régimen creíble solamente se produjo en 1993, cuando el presidente Fujimori convalidó todas las reformas emprendidas en el Banco Central por medio de una nueva Constitución que rige hasta el día de hoy. Esta es la verdadera garantía de independencia del poder político, y no simplemente el mero rediseño de la carga orgánica. La Constitución fujimorista sentó las bases para la estabilidad y el crecimiento del país a 30 años de su sanción.

La propuesta de Juntos por el Cambio no se parece en nada al caso peruano, porque no se ofrece ninguna garantía del calibre constitucional que ofreció Fujimori para independizar al Banco Central.

En cambio, se propone modificar la carta orgánica y quizás con criterios similares a los que establece Perú, pero de ningún modo se articula una regla tan fuerte para que el cambio de régimen pueda ser creíble a largo plazo. Es por esto que, ante la imposibilidad de lograr los acuerdos políticos para reformar la Constitución en estos momentos, el candidato Javier Milei propone una salida más simple pero más efectiva: dolarizar.

La última experiencia exitosa de la Argentina fue la Convertibilidad entre 1991 y 2002, un régimen dentro del cual el BCRA se independizó con una nueva carta orgánica desde 1992. Pero tanto la caja de conversión como la propia carga orgánica del Central fueron avasalladas por el Gobierno de Duhalde, ya que no se incluyó en la reforma constitucional de 1994 este tipo de medidas.

La propuesta de Bullrich y Melconian podría ser fácilmente obliterada de la misma forma en que ocurrió con la Convertibilidad, después de que termine su hipotético mandato.

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