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Afganistán

El norte de Afganistán resiste la toma del poder del Talibán: cómo se organiza la resistencia muyahidín

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Mientras los talibanes buscan evitar una nueva Alianza del Norte, como la que nunca pudieron vencer cuando gobernaban en los 90s, el mundo mira con atención la resistencia muyahidín en el valle de Panjshir.

Semanas antes de la caída de Kabul en manos del Talibán, aparecieron claras señales que en el valle de Panjshir, unos 150 kms al noreste de la capital, fuerzas muyahidines, contrarias al terrorismo talibán, comenzaban a organizarse para resistir la toma del poder nacional.

En las últimas horas, medios locales indican que incluso acciones del Talibán han sido rechazadas exitosamente en ese sector escabroso, con alturas importantes, que favorecen al defensor. 

Quien era el líder de la oposición en la ahora extinta República de Afganistán, el ex canciller Abdulá Abdulá, está tratando desde el 22 de agosto de llegar a algún acuerdo entre estas fuerzas y el Talibán para evitar más derramamiento de sangre, pero hasta ahora sin éxito.

En el valle de Panjshir también se encuentra Amrullah Salleh, el vicepresidente del derribado gobierno central, quien asegura que él todavía no ha abdicado, como sí hizo el presidente Ashraf Ghani, y que es el legítimo mandatario del país.

Estas noticias, naturalmente tienden a asociarse con la Alianza del Norte, la que bajo la conducción del mítico líder muyahidín Ahmad Shah Massoud, empleara ese sector y otros para combatir a los soviéticos y luego a los talibanes.

Pero, antes que pensemos que la historia pueda repetirse, es conveniente que analicemos la situación desde el punto de vista militar. Cuando Massoud conducía la Alianza del Norte contra lo que podríamos bien denominar el primer gobierno talibán en la década del ’90, su situación era la siguiente:

Mapa de los 90s: En rojo las fuerzas que respondían a Ahmad Massoud y en verde las que respondían a Abdul Dostum, juntos formaron la Alianza del Norte, que resistía el régimen talibán entre 1996 y el 2001.

Como podemos observar en el mapa, la Alianza del Norte controlaba buena parte de la frontera norte de Afganistán, justamente la que limita con Uzbekistán y Tayikistán.

Esto desde el punto de vista militar es clave, pues a través del control de ese amplio espacio fronterizo, la resistencia al Talibán podía asegurarse una línea de comunicación al exterior del país, para lograr recibir apoyos logísticos que sostuvieran sus operaciones (varias naciones lo hacían en distintas formas) y también para que pudieran realizarse con mayor facilidad entradas y salidas de personas afganas y del exterior que de una u otra manera ayudaban a sostener la resistencia.

Esto fue tan relevante, que debemos recordar que el ataque de Estados Unidos contra los talibanes en 2001 tuvo a los territorios controlados por la Alianza del Norte como su “base de operaciones adelantada”, algo que críticamente sirvió para la muy eficiente ofensiva que terminó con el dominio talibán en ese entonces.

Esa situación, tan favorable del pasado hoy no existe. El Talibán en su avance para hacerse de Afganistán, aprendió la dura lección del pasado y el control de los territorios fronterizos del Norte del país estuvo entre sus primeras prioridades.

Está imagen así lo muestra:

En rojo, los primeros territorios que conquistaron los talibanes en su asedio del 2021, en naranja los que estaban en junio en disputa y en gris los que todavía controlada la ahora ex República de Afganistán.

Entonces, con una resistencia que no cuenta con la ventaja que pudo conseguir y mantener en el pasado, cabe que nos formulemos algunas consideraciones militares sobre la resistencia que hoy el Talibán enfrenta, de manera de contar con una perspectiva realista de lo que podemos esperar.

Empecemos por el terreno elegido, es decir el valle de Panjshir. Como mencionamos lo compartimentado del terreno y su vegetación lo hacen un lugar compatible con la necesidad de una fuerza que aspira a contar con un santuario que le proporcione cierto nivel de seguridad para ocultarse y contar con ventaja relativa para golpear al Talibán cuando se aproxime y posteriormente replegarse en la profundidad del mismo. Este es un aspecto positivo.

Ese terreno que mencionamos antes, al no contar con un acceso controlado al exterior del país, dificulta mucho todo lo que hace al sostenimiento logístico por modo terrestre de esas fuerzas de resistencia, y a la vez facilita que el Talibán intente de alguna manera iniciar acciones que paulatinamente busquen cercar a esa resistencia. Esto último, puede presentar dificultades de tiempo y desgaste de personal; pero no es imposible.

En relación con el armamento, es muy posible que estos soldados de la resistencia cuenten con los equipos que pertenecieran a las Fuerzas Armadas afganas, equipadas por Estados Unidos. Posiblemente el material sea similar al del Talibán en el sentido de contar con armamento de tipo liviano, ametralladoras calibre 0.50, lanzagranadas de diversos tipos y equipos de comunicaciones tanto satelitales como los de HF, así como radares y sensores destinados a la detección de blancos humanos. No creo que tengan material pesado, pues el terreno donde operan exige moverse por terreno escabroso para dificultar las operaciones de persecución del Talibán.

Llegados a este punto, con una resistencia relativamente equipada, pero con dificultades para una comunicación segura con el exterior de Afganistán, es momento que pensemos juntos, ¿Qué puede esperarse de la misma en estas condiciones?

La situación de aislamiento geográfico de la resistencia no es obstáculo para que la misma pueda ser sostenida por actores externos decididos a llevar adelante el esfuerzo. El problema para esto, y vaya si lo es, será encontrar precisamente a esos actores dispuestos a llevar adelante un puente de asistencia a los guerrilleros anti-talibán.

Ello solamente sería “políticamente” viable si el Talibán da rienda suelta a las salvajadas que acompañaron su primer paso por el poder, y las imágenes de sus acciones llegan a la opinión pública. Mientras eso no suceda, difícilmente ese puente ocurra, aunque no puede descartarse uno de carácter encubierto, el cual sería vital para la resistencia.

Entonces con una resistencia aislada del mundo exterior, el Talibán no dudará en tratar de eliminarlos. Esas acciones serían relativamente costosas en bajas para el Talibán, aspecto que no creo les represente mayor problema, mientras le generará aún motor desgaste a la resistencia; la que en su situación de aislamiento tiene ahí un enorme problema.

Para romper ese aislamiento, la resistencia deberá buscar generar una red de colaboradores fuera el territorio que controla, lo que le permita oportunamente infiltrarse en el territorio controlado por el Talibán y llevar adelante acciones contra objetivos que causen principalmente conmoción y vigorizar la imagen que una resistencia que existe y es operativa.

El tema que deberán administrar es que esas operaciones no sean catalogadas como terroristas. Para ello deberán limitarse a blancos talibanes, no causar daño colateral alguno y evidenciar a su vez que sus acciones buscan derribar al régimen, no causar el terror. Esto puede dar legitimidad a la resistencia, siempre y cuando el Talibán siga percibida como una organización bárbara por buena parte del mundo, más allá de los intentos de ciertos colectivos de mostrarse “comprensivos a sus diferencias culturales” y decir que volvieron mejores.

De todas maneras, el enquiste que han logrado los talibanes esta vez, con un importante apoyo de China, en modo alguno creo que pueda sentirse afectada en mayor medida por esta resistencia, en el corto o mediano plazo. Aunque si logran sobrevivir, y puedan mostrarse activos, podrán ser una fuerza para tener en cuenta en el largo plazo. Habrá que esperar.


Por Guillermo Lafferriere, para La Derecha Diario.

Afganistán

Los talibanes buscan implementar un plan de vigilancia masiva con la colaboración de China a través de Huawei

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El gobierno talibán está intentando implementar un plan de vigilancia urbana de gran escala retomando un plan estadounidense de años antes de su retirada en 2021, y parece que Huawei es la empresa elegida para colaborar.

Los talibanes están creando una red de vigilancia a gran escala a través de la conexión de cámaras inteligentes en varias ciudades afganas, lo cual podría implicar la reutilización de un plan elaborado por los estadounidenses antes de su retirada de 2021, confirmó a la agencia de noticias Reuters, el portavoz del Ministerio del Interior afgano, Abdul Mateen Qani.

La administración talibán, que ha manifestado públicamente que está enfocada en restaurar la seguridad y tomar medidas drásticas contra el Estado Islámico en el Gran Jorasán (ISIS-K, por sus siglas en inglés), aparentemente ha iniciado conversaciones Huawei, fabricante chino de equipos de telecomunicaciones, sobre una posible cooperación.

La prevención de ataques de grupos terroristas, fundamentalmente del ISIS-K, es uno de los puntos clave a resolver para mejorar la relación de los talibanes con muchas naciones extranjeras, incluidos Estados Unidos y China. Pero el modelo de vigilancia serviría para espiar a toda la población, indiscriminadamente.

El nuevo sistema de vigilancia, que implicará un enfoque en "puntos importantes" en Kabul y otras ciudades, es parte de una nueva estrategia de seguridad que tardará cuatro años en implementarse por completo, aseguró Qani, pero que podría ponerse en marcha tan rápido como este año.

"En este momento estamos trabajando en un mapa de seguridad de Kabul, que está siendo completado por expertos en seguridad y está tomando mucho tiempo", afirmó. "Ya tenemos dos mapas, uno que fue hecho por Estados Unidos para el gobierno anterior y el segundo por Turquía".

No obstante, los detalles de cómo los talibanes pretenden expandir y administrar la vigilancia no se han informado aún, al igual que la fuente de la cual obtuvieron los mapas estadounidense y turco, lo cual ha traído la crítica de varios grupos defensores de los derechos humanos debido a que una mayor vigilancia podría utilizarse para restringir los derechos de determinadas personalidades en el país.

Los talibanes niegan rotundamente que un sistema de vigilancia mejorado violaría los derechos de los afganos. No solo relacionados a los derechos humanos, de privacidad, si no algunos especulan que viola la religión islámica. Sobre esto, el portavoz del Ministerio del Interior confirmó que el sistema sería operado de acuerdo con su interpretación de la Sharía.

En reacción al tema, Qani dijo que los talibanes tuvieron una "simple charla" sobre la posible red con Huawei en agosto, pero que aún no se había alcanzado ningún contrato definitivo.

Una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que no estaba al tanto de discusiones específicas, pero agregó que "China siempre ha apoyado el proceso de paz y reconstrucción en Afganistán”, y que apoyará a las empresas chinas que busquen cooperar en relación a ello.

Cuando las fuerzas internacionales lideradas por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comenzaron a retirarse en enero de 2021, el entonces vicepresidente Amrullah Saleh dijo que su gobierno implementaría una gran actualización del sistema de vigilancia con cámaras de Kabul, alegando que existía un plan de 100 millones de dólares respaldado por la OTAN.

Con relación a este nuevo anuncio del gobierno talibán, Saleh salió a decir a Reuters que "el acuerdo que habíamos planeado a principios de 2021 era diferente" y que la "infraestructura" para el plan de 2021 había sido destruida.

La discusión con Huawei tiene lugar varios meses después de que China se reuniera con Pakistán y el ministro de Relaciones Exteriores interino de los talibanes, después de lo cual las partes enfatizaron la cooperación en la lucha contra el terrorismo.

Actualmente, China es la principal fuerza que juega en el recientemente creado Califato afgano, tras el vacío de poder que dejó Estados Unidos cuando se retiró ante el avance talibán en 2021.

Bajo ese contexto, China busca que los talibanes corten su apoyo al Movimiento Islámico de Turkestán Oriental (ETIM), una organización separatista que tiene presencia en la región occidental de Xinjiang, y que el gobierno talibán caiga en la trampa de la deuda comunista.

Huawei, el gigante chino en telecomunicaciones

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Afganistán

A pesar de las discusiones con la ONU, los talibanes mantendrán la prohibición sobre la educación de las mujeres en Afganistán

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Luego de que los talibanes afirmaran que mantendrán la prohibición sobre la educación de las mujeres de Afganistán, el ex presidente del país, con ocasión de la celebración del Día de la Independencia del país asiático, llamó al gobierno a devolver a las mujeres afganas sus derechos.

En conmemoración del Día de la Independencia de Afganistán, el cual se celebra todos los 19 de agosto, el ex presidente, Hamid Karzai, ha hecho un llamamiento al gobierno talibán para que permita la educación de las mujeres en todos los niveles, incluidas las universidades.

"Los afganos deben educar a todos sus hijos, tanto niños como niñas", dijo el presidente afgano previo a la caída del país en manos de los talibanes. Cabe resaltar que, desde que recuperaron el poder, los talibanes han restringido considerablemente los derechos y libertades de las mujeres y las niñas.

En la celebración del 104 aniversario de la liberación de Afganistán del dominio británico, los talibanes expresaron, a través de una declaración oficial, su compromiso inquebrantable con los principios religiosos y culturales, afirmando enfáticamente su intención de salvaguardar su gobierno de la interferencia externa.

Previamente, con motivo del segundo aniversario de la toma del poder por parte de los talibanes, celebrado el pasado 15 de agosto, el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, dijo que el gobierno no tienen planes de levantar la prohibición sobre la educación de las niñas.

En una entrevista con The Associated Press, Mujahid descartó cualquier pregunta sobre las restricciones a las niñas y las mujeres, dejando clara su renuencia a profundizar en las discusiones sobre la educación femenina, informa Afghanistan Times.

Mujahid argumentó que su renuencia no se basaba en una oposición a la educación femenina, sino más bien en la necesidad de recursos y tiempo adicionales para implementar entornos de aprendizaje segregados por género de acuerdo con su interpretación de la Sharía, o ley islámica. Mujahid también reconoció que, frente a discrepancia entre distintos eruditos religiosos talibanes, se debe buscar el consenso antes de actuar.

Hamid Karzai, ex presidente de Afganistán

Desde que los talibanes regresaron al poder el 15 de agosto de 2021, la vulneración de los derechos de las mujeres se ha convertido en uno de los puntos más controversiales de su mandato. Las mujeres han perdido muchos de sus derechos fundamentales, lo que ha llevado a varios analistas políticos a calificar la situación como una suerte de Apartheid" de género.

No solo se mantiene en pie la prohibición para que las niñas asistan a la escuela después del sexto grado, sino que se ha limitado severamente el acceso de las mujeres a la educación en todos los niveles, al empleo y a la política, sumado a las restricciones en la misma aparición en público.

En cuanto al traslado de un lado a otro, deben hacerlo acompañadas de un hombre, según informa Radar Internacional. En su tiempo libre, por otro lado, las mujeres pueden ver series de televisión, siempre y cuando sean nacionales, aunque ellas no pueden aparecer en la pantalla. Además, los talibanes han determinado cerrar los centros de belleza

Reflexionando sobre los dos años de su gobierno, Mujahid elogió la conducta responsable del gobierno y enfatizó en el anhelo de armonía y unidad de los afganos. Además, el portavoz talibán desalentó la rebelión interna y llamó al orden.

Imagen ilustrativa del código de vestimenta al que las mujeres afganas deben someterse

En cuanto al reconocimiento internacional, Mujahid restó importancia a las preocupaciones sobre el aislamiento debido a las restricciones impuestas a las mujeres y niñas. Asimismo, destacó las interacciones oficiales de los talibanes con varias naciones, incluidas China, Rusia y los países vecinos, sugiriendo que el mantenimiento de las embajadas y de las relaciones económicas constituían el reconocimiento de la legitimidad de su gobierno.

Los talibanes ascendieron al poder el 15 de agosto de 2021, coincidiendo con la retirada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN después de dos décadas de conflicto.

Para conmemorar este aniversario, el martes 15 de agosto fue designado día festivo, aunque las mujeres se abstuvieron de participar. En Kandahar, lugar de nacimiento de los talibanes, el personal militar posó junto a vehículos blindados, mientras que los ciudadanos celebraban con banderas y armas.

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Afganistán

El líder supremo talibán advierte a sus combatientes que por favor no hagan atentados terroristas en el extranjero

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Luego de un atentado mortal en la región fronteriza entre Afganistán y Pakistán perpetrado por terroristas del Estado Islámico en el Gran Jorasán, el líder supremo talibán ha advertido a sus combatientes de que no lleven a cabo ataques fuera de las fronteras afganas.

Hibatullah Akhundzada, líder supremo del Emirato Islámico de Afganistán, advirtió a los talibanes que no lleven a cabo ataques terroristas en el extranjero, confirmó Mohammad Yaqoob Mujahid, nuevo ministro de Defensa talibán, pocos días después de que autoridades pakistaníes afirmaran que los afganos estaban involucrados en una serie de ataques suicidas dentro de Pakistán.

Mohammad Yaqoob Mujahid dijo en un discurso a miembros de las fuerzas de seguridad de Afganistán, transmitido por la televisión estatal el sábado, según informa Arab News, que luchar fuera de Afganistán no puede ser considerado como "yihad", sino más bien como un acto de “guerra”, lo cual ha sido prohibida por el líder supremo talibán.

"Si alguien sale de Afganistán con el objetivo de la yihad, no se llamará yihad", dijo Akhundzada, citado por Mujahid. "Si el emir impide que los muyahidines (combatientes) vayan a la batalla y todavía lo hacen, esto es guerra, no yihad".

Las declaraciones se producen después de que Islamabad dijera que los militantes detrás de una serie de ataques suicidas en Pakistán estaban siendo ayudados por "ciudadanos afganos" al otro lado de la frontera, tras un atentado mortal reivindicado por el grupo Estado Islámico en el Gran Jorasán (ISIS-K, por sus siglas en inglés) cerca de la frontera compartida entre ambos países.

Recordemos que una poderosa bomba explotó en medio de un evento político organizado por partidarios de Maulana Fazlur Rehman, un clérigo de línea dura pro talibán hace una semana en el distrito noroccidental de Bajaur, Pakistán, en la frontera con Afganistán, acabando con la vida de, por lo menos, 44 personas e hiriendo a casi 200.

El incidente ocurrió durante la convención de trabajadores del partido Jamiat Ulema Islam (JUI-F), dirigida por el mismo Maulana Fazlur Rehman, en las afueras de Khar, la capital del distrito de Bajur. Rehman, conocido por su postura a favor de los talibanes afganos, lidera un partido político que forma parte del gobierno de coalición en Islamabad, capital pakistaní.

Efectivos de rescate ayudan a trasladar a los heridos hacia el hospital

El grupo terrorista ha estado activo en el vecino Afganistán tras la caída del gobierno del presidente Ashraf Ghani y la asunción de los talibanes al poder. Cabe recordarse que el ISIS-K se opone a la administración talibán de Afganistán, además de que muchos de sus miembros han logrado cruzar la porosa frontera montañosa y esconderse en el área de Peshawar.

Bajaur supo ser un refugio para militantes islámicos hasta los últimos años, cuando el ejército pakistaní lanzó operaciones significativas para eliminar la militancia de la zona. A pesar de estos esfuerzos, los terroristas de ISIS-K continúan atacando a las fuerzas de seguridad y a los civiles, perpetuando la violencia en la región.

El primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, no llegó a acusar al gobierno talibán de Afganistán de permitir a sabiendas ataques desde su territorio, pero sí dijo que los militantes pakistaníes estaban operando desde "santuarios" en el país vecino.

Desde que los talibanes volvieron al poder en Afganistán hace dos años luego de la retirada estadounidense, Pakistán ha sido testigo de un aumento crítico de ataques terroristas, fundamentalmente centrados en sus regiones fronterizas occidentales, reivindicados tanto por el aliado talibán afgano Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP) como por su rival IS.

Formado en 2007 por militantes pakistaníes que se separaron de los talibanes afganos para centrar su lucha en Islamabad, el TTP ha librado desde entonces una sangrienta campaña de bombardeos y ataques varios en todo el territorio de Pakistán.

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