Arabia Saudita
La OPEP+ reduce la producción de petróleo en 2 millones de barriles por día a pesar de la presión de Estados Unidos
Estados Unidos expresa su decepción y preocupación por la medida tomada por la OPEP+ tras su reunión en Viena, la cual podría generar un aumento de los precios del petróleo.

La OPEP+ acordó el recorte más profundo a la producción de petróleo desde la pandemia de coronavirus, frenando el suministro en un mercado donde la demanda ya excede con creces a la oferta y tiene sus precios al alza desde el año pasado.
La decisión fue tomada en la reunión que la OPEP+, que incluye a Rusia, realizó en Viena este miércoles. Entre los presentes, se encontraba el ministro de Energía ruso, Alexander Novak, quien ha sido incluido en la lista especial de sanciones de ciudadanos designados por Estados Unidos la semana pasada.
La medida viene a pesar de una fuerte presión de Estados Unidos para que se expanda al producción. Biden viajó a Arabia Saudita algunos meses atrás, y sus funcionarios visitan Riad todos los meses, intentando convencer a la Corona saudí de que no lleve a cabo recortes, sin éxito.
OPEP es la organización que nuclea a los principales países productores de petróleo del mundo, mientras que la OPEP+ suma a países como Rusia que también tienen una fuerte influencia en el mercado global.
En la misma reunión de este miércoles, los miembros de la OPEP+ acordaron extender el acuerdo de cooperación de Rusia con la OPEP por lo menos por un año más, hasta finales de 2023.
Desde la llegada de Biden a la Casa Blanca, la influencia de Rusia ha crecido peligrosamente en la OPEP y el cartel de productores nuevamente presenta un peligro contra la economía de Estados Unidos, como en la década del 70, cuando los productores de petróleo se aprovecharon de la debilidad del entonces presidente Jimmy Carter y llevaron los precios del barril del petróleo a niveles sin precedentes.
El líder de la OPEP, Arabia Saudita, dijo que el recorte de 2 millones de barriles por día de producción, equivalente al 2% de la oferta mundial, era necesario para responder al aumento de las tasas de interés en Occidente y a una economía global más débil.

La medida podría estimular un aumento de los precios del petróleo, que habían caído de 120 dólares por barril a alrededor de 90 dólares hace tres meses, por temores de una recesión económica mundial, el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos y un aumento en la fortaleza del dólar.
Estados Unidos había presionado a la OPEP para que no procediera con los recortes ni se aliara con Rusia. Contrariamente, el Reino saudí rechazó las críticas de que estaba aliándose con Rusia para elevar los precios y dijo que Occidente a menudo fue impulsado por la “arrogancia de la riqueza” al criticar al grupo.
En agosto, la producción de la OPEP+ cayó alrededor de 3,6 millones de barriles por día por debajo de su objetivo de producción. “Los precios más altos del petróleo, si son impulsados por recortes de producción considerables, probablemente irritarían a la Administración Biden antes de las elecciones de mitad de período en Estados Unidos”, dijeron analistas de Citi, el principal banco mundial, en una nota publicada en Bloomberg.

Efectivamente, luego del anuncio de la OPEP+, la Casa Blanca dijo que estaba “decepcionada” por la decisión de la organización y la calificó de “miope”. “El presidente está decepcionado por la miope decisión de la OPEP+ de recortar las cuotas de producción mientras la economía mundial está lidiando con el impacto negativo continuo de la invasión de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin“, se dijo desde la Casa Blanca.
Biden es responsable de una de las peores crisis de la historia. Estados Unidos está oficialmente en recesión, dado que los últimos dos trimestres registraron una caída del PBI; además, la inflación está en uno de los niveles más altos de la historia, la actividad económica sigue a la baja, y los precios de la energía no paran de crecer.
En tan solo un mes, Estados Unidos tendrá elecciones legislativas de medio término, y Biden ostenta los índices de aprobación más bajos jamás registrados para un presidente en funciones, desde que se empezó a medir en la década del ’80.
“En un momento en que mantener un suministro global de energía es de suma importancia, esta decisión tendrá el impacto más negativo en los países de ingresos bajos y medios que ya se están recuperando de los elevados precios de la energía”, dijo en un comunicado presentado por el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, y el director del Consejo Económico Nacional (NEC), Brian Deese.
Por otro lado, Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, dijo que el gobierno de su país estaba trabajando “para garantizar que la energía esté en el mercado y los precios se mantengan bajos“; y agregó que Washington tiene una “multiplicidad de intereses con respecto a Arabia Saudita“.
Biden pidió a su administración y al Congreso de Estados Unidos que exploren formas de “impulsar la producción de energía de Estados Unidos y reducir el control de la OPEP sobre los precios de la energía”, dijo la Casa Blanca.
En este sentido, Sullivan y Deese agregaron en su comunicado que el Departamento de Energía de Estados Unidos liberará 10 millones de barriles de la reserva estratégica de petróleo del país el próximo mes para “proteger a los consumidores estadounidenses y promover la seguridad energética”.
Sin embargo, esas reservas se están vaciando rápidamente después de que la administración ordenara retiros récord, a partir de marzo. Las reservas están ahora en su nivel más bajo desde julio de 1984, y no está claro cuándo la administración planea comprar una recarga.
Arabia Saudita y otros miembros de la OPEP+, por su parte, han dicho que buscan prevenir la volatilidad en lugar de apuntar a un precio particular del petróleo.
Occidente ha acusado a Rusia de utilizar la energía como un arma contra ellos, creando una crisis en Europa que podría desencadenar un histórico racionamiento de gas y energía durante el invierno que se avecina. Por su parte, Moscú acusa a Occidente de utilizar al dólar y a los sistemas financieros, como SWIFT, como arma, en represalia por la invasión de Ucrania en febrero.
Parte de la razón por la que Washington quiere precios más bajos del petróleo es para privar a Moscú de ingresos petroleros altos. Las relaciones entre el reino saudí y la administración de Joe Biden, quien viajó a Riad este año pero no logró asegurar ningún compromiso firme de cooperación en materia de energía. Las relaciones se han tensado aún más ya que Arabia Saudita no ha condenado las acciones de Moscú en Ucrania.
Poco después de reunirse con Mohammed bin Salman, Biden dijo que esperaba que Riad tomara “más medidas” para aumentar el suministro de petróleo. Contrariando las declaraciones norteamericanas, los Estados petroleros del Golfo han respondido a la narrativa estadounidense.
“Dime dónde está el acto de beligerancia”, dijo el príncipe Abdulaziz bin Salman, ministro de Energía saudí durante una conferencia de prensa en la sede de la OPEP en Viena, cuando se le preguntó si el recorte tensaría los lazos con Estados Unidos. “Actuaremos y reaccionaremos a lo que le está sucediendo a la economía global de la manera más responsable y receptiva“, agregó.
Suhail al-Mazrouei, ministro de Energía de los Emiratos Árabes Unidos, argumentó que el recorte en la producción es “técnico y no político”. “No lo usaremos como una organización política“, dijo, y agregó que las preocupaciones sobre una recesión global serían uno de los temas clave.
Por su parte, el secretario general de la OPEP, Haitham Al Ghais, de Kuwait, dijo que la organización estaba tratando de garantizar “la seguridad y la estabilidad de los mercados energéticos”. “Todo tiene un precio (…). La seguridad energética también tiene un precio”, agregó.
Arabia Saudita
Arabia Saudita se acerca a la Organización de Cooperación de Shanghái en un nuevo movimiento a favor de Beijing
Arabia Saudita aprobó su estatus como socio de diálogo en la Organización de Cooperación de Shanghái. La decisión se produce en un momento en el que Riad busca construir una asociación a largo plazo con China, a pesar de las preocupaciones de seguridad de Estados Unidos.

El gabinete de Arabia Saudita aprobó el miércoles la decisión de unirse a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la alianza que impulsa China hace más de una década para que sea un contrapeso a la OTAN que encabeza Estados Unidos.
La medida que impulsa el Reino Saudí está enfocada en construir y afianzar una asociación a largo plazo con China, alejándose definitivamente de la esfera de influencia de los Estados Unidos. Un paso diametralmente opuesto al que casi toman en 2018, cuando durante el gobierno de Trump estuvieron en negociaciones para unirse a la OTAN.
Ahora, el gobierno con sede en Riad aprobó un memorando para otorgar al Reino el estatus de socio de diálogo en la Organización, confirmó la agencia estatal de noticias SPA, el primer paso para el ingreso como socio pleno.
La OCS fue fundada en 2001 sobre la base de los Cinco de Shanghái, que surgió luego de que Kazajstán, Kirguistán, China, Rusia y Tayikistán firmaran un acuerdo de confianza en la esfera militar en la frontera conjunta en 1996 . Un año después, estos cinco países firmaron un acuerdo para la reducción mutua de las fuerzas armadas en la región fronteriza.
Ambos documentos fueron la base para un mecanismo de cooperación en materia militar en las regiones fronterizas y contribuyeron a nuevas áreas cooperativas. En 2001, tras la adhesión de Uzbekistán, la organización cambió su nombre de los Cinco de Shanghái a la Organización de Cooperación de Shanghái.
Los principales objetivos de la organización son el fortalecimiento de la confianza mutua y de buena vecindad entre los países miembro; y la cooperación eficaz en diversas materias, sobre todo política, militar, comercial, económica, técnica y científica, entre otras.
El organismo se ha ampliado para incluir a India y Pakistán, con miras a desempeñar un papel más importante como contrapeso a la influencia occidental en la región. Adicionalmente, Irán también firmó documentos para la membresía plena el año pasado.

Los países que pertenecen a la OCS planean celebrar un “ejercicio antiterrorista” conjunto en la región rusa de Chelyabinsk en agosto de este año. La potencial participación iraní y saudí en dichos ejercicios puede generar repercusiones en Occidente.
Unirse a la OCS se discutió durante una visita del presidente chino Xi Jinping a Arabia Saudita en diciembre pasado. El estatus de socio de diálogo será el primer paso para el reino antes de que se le otorgue la membresía plena a mediano plazo.
La decisión siguió a un anuncio de Saudi Aramco, que elevó su inversión multimillonaria en China, con vistas a finalizar y mejorar una empresa conjunta planificada en el noreste de China y adquirir una participación considerable en un grupo petroquímico controlado privadamente.
Los dos acuerdos, anunciados por separado el domingo y el lunes, verían a Aramco suministrando a las dos compañías chinas un total combinado de 690.000 barriles diarios de petróleo crudo, reforzando su rango como el principal proveedor de China de dicho producto.
Aramco dijo el lunes que había acordado adquirir una participación del 10% en la empresa privada Rongsheng Petrochemical Co Ltd por unos 3.600 millones de dólares. El acuerdo incluye el suministro de 480.000 barriles diarios de petróleo crudo a Zhejiang Petrochemical Corp (ZPC), controlada por Rongsheng, durante 20 años.
Los acuerdos son los más grandes que se anunciarán desde que el presidente chino, Xi Jinping, visitó el reino en diciembre, donde pidió el comercio de petróleo en yuanes, una medida que debilitaría el dominio del dólar estadounidense en el comercio mundial.

Los crecientes lazos de Riad con Beijing han planteado preocupaciones de seguridad en Washington, su aliado tradicional. No obstante, Washington asegura que los intentos chinos de ejercer influencia en todo el mundo no cambiarán la política de Estados Unidos hacia Medio Oriente.
En un acuerdo negociado por China, Irán y Arabia Saudita acordaron restablecer las relaciones diplomáticas a principios de este mes después de años de hostilidad que habían alimentado los conflictos en toda la región. El papel secreto de Beijing en el avance sacudió la dinámica en el Medio Oriente, donde Estados Unidos fue durante décadas el principal negociador.
Arabia Saudita y otros estados del Golfo han expresado su preocupación por lo que ven como una retirada de la región por parte del principal garante de seguridad, Estados Unidos, lo cual los ha obligado a movilizarse para diversificar los socios.
Arabia Saudita
Arabia Saudita y Siria acuerdan reabrir sus embajadas tras 11 años: Los saudíes dan un paso más alejándose de EE.UU.
Arabia Saudita y Siria acordaron reabrir sus embajadas luego de 11 años de la ruptura de relaciones diplomáticas. La reapertura tendría lugar después de Eid al-Fitr, una celebración musulmana que marca el final del mes sagrado de Ramadán.


Siria y Arabia Saudita acordaron reabrir sus embajadas después de cortar las relaciones diplomáticas hace más de una década, un paso que marcaría un salto adelante en el regreso de Damasco a la Liga Árabe y en la normalización de las relaciones de Siria con sus vecinos.
Evidentemente, los contactos entre Riad y Damasco han cobrado impulso tras el acuerdo histórico que impulsó China entre Arabia Saudita e Irán, un aliado clave del presidente sirio, quienes acordaron restablecer sus relaciones diplomáticas y reabrir embajadas y consulados en sus respectivos territorios.
El restablecimiento de los lazos entre Riad y Damasco marcaría el desarrollo más significativo hasta ahora en los movimientos de los estados árabes para normalizar los lazos con Bashar al-Assad, presidente de Siria, quien fue rechazado y criticado severamente por muchos estados occidentales y árabes después de que comenzó la Guerra Civil en Siria, entre finales de 2011 y principios de 2012.
Adicionalmente, Siria fue suspendida de la Liga Árabe en 2011 en respuesta a la brutal represión de al-Assad contra los manifestantes.
Los dos gobiernos se están “preparando para reabrir embajadas después de Eid al-Fitr“, una fiesta musulmana en la segunda quincena de abril que marca el final del mes sagrado de Ramadán. Según fuente citadas por Reuters, la decisión habría sido el resultado de conversaciones en Arabia Saudita con un alto funcionario de inteligencia sirio.

Según fuentes diplomáticas saudíes, el alto funcionario de inteligencia sirio “se quedó durante días” en Riad y llegó a un acuerdo para reabrir las embajadas “muy pronto”. Una de las fuentes regionales identificó al funcionario sirio como Hussam Louqa, quien encabeza el comité de inteligencia de su país, y dijo que las conversaciones incluyeron, además, la seguridad en la frontera de Siria con Jordania y el contrabando de captagon, una anfetamina para la cual hay un próspero mercado en el golfo.
Aunque no se confirmó oficialmente, se ha difundido en medios internacionales que Maher al-Assad, hermano del presidente sirio y jefe de la temida Cuarta División Blindada, visitó Arabia Saudita a principios de la semana pasada y recibió las condiciones del reino para la normalización.
Un funcionario sirio, que habló bajo condición de anonimato, dijo a Middle East Eye que la situación estaba avanzando hacia la normalización. “El acuerdo saudí con Irán es definitivamente otro obstáculo fuera del camino de un mayor compromiso. Arabia Saudita es un estado árabe central“, señaló.
El ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan al-Saud, dijo a principios de este mes que un mayor compromiso con Siria podría allanar el camino para el regreso de Damasco a la Liga Árabe durante la próxima cumbre del bloque, planificada para abril de este año. “Es necesario un compromiso para abordar estas preocupaciones. Y eso bien puede llevar eventualmente a Siria a regresar a la Liga Árabe“, aseguró.
Estados Unidos y varios de sus aliados regionales, incluidos Arabia Saudita y Qatar, habían respaldado a algunos de los rebeldes sirios en su esfuerzo por derrocar a al-Assad. No obstante, el presidente sirio, con la ayuda de Irán y Rusia, ha sido exitosos en derrotar a la insurgencia en la mayor parte de Siria.

Debido a la fuerte represión y a la brutalidad del gobierno de al-Assad durante el conflicto, que ha sido acusado de utilizar armas químicas contra su propia población, Estados Unidos se opone a los movimientos de los países regionales para normalizar los lazos con el actual presidente sirio.
No obstante ello, en una muestra de autonomía nacional, los países del golfo están iniciando procesos que culminarán en las normalizaciones con al-Assad. En particular, Emiratos Árabes Unidos, socio estratégico de Estados Unidos, es el país que está liderado el camino en de dicho proceso.
La semana pasada, el presidente sirio, acompañado de su esposa, visitó los Emiratos, lo cual supone la segunda visita del al-Assad al Golfo en menos de dos meses, puesto que el mes pasado se dirige a Omán.
Los medios estatales mostraron cómo el presidente de los Emiratos, Mohammed bin Zayed al-Nahyan, recibió al presidente sirio en su llegada a Abu Dhabi, cuyo avión fue, además, recibido por aviones de combate emiratíes.
“Mantuvimos conversaciones constructivas destinadas a desarrollar las relaciones entre nuestros dos países“, dijo más tarde el jeque Mohammed en una publicación en su cuenta oficial de Twitter. “Nuestras discusiones también exploraron formas de mejorar la cooperación para acelerar la estabilidad y el progreso en Siria y la región“.
Los Emiratos Árabes Unidos reabrieron su embajada en Damasco en 2018, argumentando que los países árabes necesitan más presencia si verdaderamente quieren resolver el conflicto sirio.

A raíz de los dos terremotos masivos en Turquía que mataron a más de 6.000 personas en la vecina Siria el 6 de febrero, un avión saudí que transportaba ayuda aterrizó el mes pasado en el aeropuerto de Alepo con alimentos y equipo médico, el primer vuelo de este tipo en 11 años.
Funcionarios saudíes en el aeropuerto dijeron en ese momento que la operación “se llevó a cabo por orden directa del rey Salman bin Abdulaziz de Arabia Saudita y el príncipe heredero Mohammed bin Salman”.
Arabia Saudita
Arabia Saudita podría invertir en Irán “muy rápidamente” tras el histórico acuerdo de restablecimiento de las relaciones
Arabia Saudita pronto podría invertir en su enemigo regional de larga data, Irán, luego del acuerdo alcanzado entre los dos países para restablecer las relaciones diplomáticas gracias a la mediación de China.

El ministro de Finanzas de Arabia Saudita, Mohammed Al-Jadaan, dijo el miércoles que las inversiones saudíes en Irán podrían ocurrir “muy rápidamente” luego del anuncio del histórico acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos Estados.
“Creo que eso podría suceder muy rápidamente. Nuestro objetivo, y creo que esto ha sido muy claro anteriormente por nuestros líderes, es tener una región que sea estable, que sea capaz de proveer a su gente y prosperar. Y no hay razón para que eso no suceda”, dijo Mohammed Al-Jadaan, a CNBC en Riad.
“Hay muchas oportunidades para las inversiones saudíes en Irán. No vemos impedimentos siempre y cuando se respeten los términos de cualquier acuerdo“, dijo Al-Jadaan durante la Conferencia del Sector Financiero en Riad.
“Irán es nuestro vecino, y lo ha sido y seguirá siéndolo durante cientos de años“, señaló Al-Jadaan. “Así que no veo ningún problema que impida la normalización de la relación, las inversiones cruzadas, etc., siempre y cuando nos apeguemos a los acuerdos, ya sabes, respetando los derechos soberanos, no interfiriendo en los asuntos de los demás, respetando las convenciones de las Naciones Unidas y otros“, continuó.
“La estabilidad en la región es muy importante, para el mundo y para los países de la región, y siempre hemos dicho que Irán es nuestro vecino y no tenemos interés en tener un conflicto con nuestros vecinos, si están dispuestos a cooperar“, dijo Al-Jadaan más tarde a Reuters en una entrevista.

“No tenemos ninguna razón para no invertir en Irán, y no tenemos ninguna razón para no permitirles invertir en Arabia Saudita. Es de nuestro interés asegurarnos de que ambas naciones se beneficien de los recursos y la ventaja competitiva de la otra”, continuó durante su entrevista con Reuters.
“Si ellos (Irán) están dispuestos a pasar por este proceso, entonces estamos más que dispuestos a pasar por este proceso y mostrarles que son bienvenidos y estaríamos más que felices de participar en su desarrollo”, agregó.
Los dos principales productores de petróleo enfrentan realidades económicas muy diferentes: Arabia Saudita, invirtiendo internacionalmente y lanzando megaproyectos por valor de miles de millones de dólares como parte del plan Saudi Visión 2030 del reino para alejarse del petróleo; e Irán, cuya economía ha caído progresivamente y cuya moneda ha perdido enormemente su valor tras años de sanciones occidentales, corrupción gubernamental y mala gestión económica.
La inversión de Arabia Saudita probablemente sería una gran bendición para la maltrecha economía de Irán, aunque no está claro si las sanciones existentes de Estados Unidos contra la república islámica se aplicarían a la actividad financiera entre los dos países vecinos.
“Claramente que para que puedas concentrarte en tu desarrollo económico y enfocarte en proveer a la gente de tu país, necesitas estabilidad, ellos necesitan estabilidad“, dijo Al-Jadaan en este sentido. “Les brindaremos muchas oportunidades, siempre y cuando continúe la buena voluntad“, remarcó.

La hostilidad entre las dos potencias del Medio Oriente ha puesto en peligro la estabilidad y la seguridad del Medio Oriente durante décadas, alimentando conflictos regionales en Yemen, Siria y Líbano.
Superando estas diferencias, Riad y Teherán acordaron reanudar las relaciones diplomáticas y reabrir sus embajadas y consulados tras negociaciones lideradas por China en Beijing que culminaron el 10 de marzo.
Además, los países han acordado que se reactivarán los acuerdos de cooperación anteriormente firmados; a saber, un “Acuerdo de Cooperación en materia de Seguridad” de 2001 y un “Acuerdo General de Cooperación” de 1998 que abarca las esferas del comercio, la economía, los deportes, la tecnología, la ciencia, la cultura, los deportes y la juventud.
“Los tres países expresaron su entusiasmo por ejercer todos los esfuerzos para mejorar la paz y la seguridad regionales e internacionales“, dijo la declaración saudí que anunciaba el acuerdo, refiriéndose a sí mismo, Irán y China.
El acuerdo, negociado por China, fue anunciado después de cuatro días de conversaciones previamente no reveladas en Beijing entre altos funcionarios de seguridad de Arabia Saudita e Irán en las cuales no se utilizó el idioma inglés en ningún momento.

“China es el primer socio comercial de ambos países, por lo que el apalancamiento es muy importante en ese sentido. Y dado que estamos construyendo confianza, ese compromiso debe hacerse con la presencia de funcionarios chinos”, dijo u alto funcionario saudí en condición de anonimato.
La guerra “fría” entre ambos países se ha mantenido durante décadas, pero Arabia Saudita rompió lazos con Teherán de manera definitiva en 2016 después de que un grupo de manifestantes iraníes invadieron y atacaran la embajada saudí en Teherán y el consulado saudí en Mashhad.
Esto ocurrió luego de que Arabia Saudita ejecutara al clérigo Nimr al-Nimr, un prominente erudito musulmán chiíta, por “desobediencia civil” luego de que este propusiera la sedición y rebelión contra el gobierno de Riad.
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