
Veracruz bajo fuego: violencia electoral se desborda y expone la debilidad de la 4T
El gobierno de Rocío Nahle minimiza sistemáticamente asesinatos y amenazas, mientras el narco impone su ley
Veracruz arde. Ya son 75 candidatos los que han solicitado protección especial ante amenazas, persecuciones y asesinatos.
La gobernadora morenista Rocío Nahle confirmó la cifra, aunque intentó minimizarla diciendo que todos han recibido apoyo, incluso sin denuncia formal. La realidad muestra un estado fuera de control.
El PRI advierte que la violencia electoral es ya insostenible
El dirigente estatal Adolfo Ramírez Arana reveló que al menos 40 candidatos del PRI han sido intimidados o atacados. “Esto se le está yendo de las manos a Nahle”, declaró. El partido ha suspendido actividades en zonas consideradas de alto riesgo.
Dos candidatos de Morena ya fueron asesinados. Uno de ellos, Yesenia Lara, fue emboscada y ejecutada durante una caravana en Texistepec. Días antes, fue asesinado Germán Anuar Valencia, alcalde con licencia de Coxquihui.
Ambos crímenes evidencian el colapso del estado de derecho en Veracruz, donde el crimen organizado impone sus reglas y el gobierno responde con comunicados vacíos. La violencia no distingue partidos, pero el silencio cómplice de la presidente y de Nahle alimenta la impunidad.
Protección condicionada y despliegue insuficiente
La diputada federal Lorena Piñón denunció que el gobierno federal no toma en serio la crisis de seguridad. Señaló que los 3,500 elementos de la Guardia Nacional no bastan para cubrir las casi 5,000 secciones electorales del estado.
Peor aún: candidatos como Javier Pérez Roldán solo obtuvieron "protección" si pagaban por ella, según denuncias de su propio equipo.
Nahle presume que desplegó 800 elementos federales, entre Guardia Nacional y la Agencia de Investigación Criminal. Pero esos operativos no han detenido la ola de asesinatos ni devuelto la confianza ciudadana.
Mientras el gobierno presume cifras, las balas siguen marcando la agenda. Veracruz no solo enfrenta una crisis de seguridad, sino también una profunda crisis de confianza. La población ya no cree en las instituciones ni en las promesas de la 4T.
Campañas bajo fuego y el narco como actor político
El PRI advirtió que la violencia no es casual ni aislada. Asegura que hay una estrategia para intimidar y silenciar a la oposición, mientras el oficialismo calla y la presidente presume “gobernabilidad”.
La violencia electoral en Veracruz refleja el colapso institucional. Morena habla de soberanía, pero quien manda en las calles es el crimen. Y los votos, hoy, se disputan bajo amenaza.
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