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China

La silenciosa guerra por los chips enfrenta a Estados Unidos, China, Holanda y Japón

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Con Estados Unidos, Países Bajos, Japón y China como los principales actores, la silenciosa guerra por los chips está en plena disputa y podría definir el futuro de la carrera tecnológica entre los grandes poderes.

Ya no quedan dudas de que el avance de la tecnología ha llegado para quedarse, y la disputa por nuevos descubrimientos en industrias estratégicas se lleva la atención de las grandes potencias.

Una de estas industrias, silenciosa y poco seguida por los medios de comunicación, es la industria de los chips y semiconductores. Definiendo sin meternos en tecnicidades, un microchip es un circuito integrado de muy pequeña dimensión y formado por un material semiconductor, generalmente silicio. Es por esto que a los microchips en ocasiones se llamen semiconductores.

Sobre este material, se fabrican circuitos electrónicos que sirven para todo tipo de tecnología, desde celulares, computadoras, tablets, tarjetas de crédito, hornos eléctricos, microondas, semáforos, televisiones, calculadoras, y una infinidad más.

Está claro que si la fabricación de microchips fuera comprometida, sea cual fuera el motivo, el mundo entero sufriría las consecuencias. Actualmente, muy pocos países tienen industrias especializadas en este importante segmento del mercado.

El mayor productor a nivel mundial de este insumo es Taiwán, quien suministra el 63% de los semiconductores del mundo. Le sigue Corea del Sur, con el 18%; China, con el 6%, y varios otros países se reparten el restante 13%, entre ellos Holanda.

Qué países producen semiconductores y cómo se reparte la demanda mundial de este importante dispositivo.

Usando la llamada tecnología de litografía ultravioleta extrema (EUV), se pueden crear transistores que tienen un tamaño menor que el estándar, de solo unos pocos nanómetros. A menor tamaño, más chicos se pueden hacer los dispositivos que los utilizan, o más espacio queda para otras funciones, por lo que hay una creciente demanda por chips de igual o más potencia pero de menor tamaño.

Esta técnica altamente especializada solo ha sido descifrada por la empresa ASML Holding NV, con sede en los Países Bajos. En un negocio de 225.000 millones de dólares, los secretos de fabricación de chips de ASML son celosamente guardados por la empresa holandesa, que evita constantemente intentos de China de robarle esta tecnología.

Las máquinas de fabricación de microchips de ASML son utilizadas por fabricantes de chips líderes en el mundo, como Intel, Samsung y el gigante de chips taiwanés TSMC, que es el mayor fabricante de chips del mundo.

En noviembre, la ministra de comercio exterior holandesa, Liesje Schreinemacher, dijo al Parlamento del país neerlandés que “la tecnología de chips de ASML era una joya de la corona del país que debía protegerse”.

Las máquinas EUV cuestan cada una entre 150 y 300 millones de dólares y tienen el tamaño aproximado de un autobús londinense. Las fábricas suelen necesitar entre 9 y 18 máquinas, lo que eleva el costo de las nuevas plantas de chips a miles de millones.

Ubicado en Japón, Tokyo Electron Ltd es el otro gigante del sector. Esta empresa tiene accesos a la tecnología EUV y es el único fabricante del mundo con productos para los cuatro procesos sucesivos necesarios para los semiconductores: deposición, recubridor/revelador, grabado y limpieza.

Sin acceso a los productos de estas empresas, los fabricantes chinos enfrentarán enormes dificultades en la producción de productos electrónicos y chips.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto con el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, reunidos a mediados de enero en la Casa Blanca.

El trasfondo: La carrera por la tecnología entre Estados Unidos y China

Las sanciones comerciales del gobierno de Estados Unidos impuestas a China desde octubre se dirigieron específicamente al comercio de tecnología EUV. Estados Unidos instó en ese entonces a los funcionarios holandeses a rechazar cualquier licencia de exportación a China con el fin de evitar robo de tecnología, según Bloomberg.

El medio especializado, citando al embajador estadounidense en Tokio, escribió el lunes 9 de enero que el presidente Joe Biden estaba discutiendo con los primeros ministros de Holanda y Japón, Mark Rutte y Fumio Kishida, la posibilidad de limitar las exportaciones de semiconductores a China.

El motivo por el que se busca restringir a China de esta tecnología es sencillamente el de seguridad nacional, puesto que estos microchips también tienen la capacidad de se utilizados para desarrollar y producir armamento militar de punta. Existe el temor de que el país comunista pueda desarrollar nuevas capacidades militares más allá del poder de resistencia de Estados Unidos.

La confirmación de esto la adelantó Japan Times, que este 27 de enero publicó una noticia confirmando que el gobierno de Japón y el de Holanda acordarían unirse a Estados Unidos en la restricción de exportación de equipos de fabricación de semiconductores a China.

Por lo tanto, se puede afirmar que Estados Unidos cuenta con el apoyo activo de sus aliados en la limitación del suministro de tecnologías relacionadas con semiconductores a China.

En octubre de 2022, el Departamento de Comercio de Estados Unidos agregó 31 empresas chinas a la lista de estructuras "no confiables en términos de suministro de productos tecnológicos". El mayor fabricante de chips SMIC de China también está sujeto a estas restricciones para el acceso a tecnología que permita la producción de supercomputadoras y semiconductores.

En respuesta a esto, China demandó a Estados Unidos ante la OMC el 13 de diciembre considerando que el control de exportaciones de Estados Unidos viola las condiciones comerciales del mercado. El presidente Joe Biden también promulgó un rescate de $52.700 millones para que los fabricantes de semiconductores de los Estados Unidos fortalezcan su posición en la competencia con China.

Chips Act, aprobada en Estados Unidos en 2022

China

Un asesor de Trump asegura que la estrategia de China es "derrotar a Estados Unidos sin disparar una sola bala"

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Entrevistado por Breitbart, el socio de Steve Bannon aseguró que China está buscando generar la discordia en Estados Unidos, destruir la cohesión social y llenar al país de fentanilo.

Peter Schweizer, parte del cuerpo de asesores de Steve Bannon y autor de "Dinero Sangriento: ¿Por qué los Poderosos tienen ojos ciegos mientras China mata a los estadounidenses", reveló la postura del Partido Comunista Chino para ganar la nueva "guerra fría" que está teniendo lugar entre la potencia asiática y los Estados Unidos de América.

Los militares chinos están empezando lo que describe como una “guerra de desintegración”, muy similar a la de la Unión Soviética en la década del ’60, pero con un especial hincapié a promover el caos y la división social en Estados Unidos y sus aliados, a través de políticas que la debilitan en todos sus aspectos.

“Esta estrategia es: ‘¿Por qué tener una guerra cinética en la que nosotros matamos a estadounidenses y ellos nos matan a nosotros? Nos dañamos. ¿Por qué no intentar simplemente derrotarlos en la guerra sin que parezca que estamos en guerra?", explica Schweizer quien entrevistó a varios ex funcionarios chinos para escribir el libro.

"Lo que eso significa es que van a desarrollar y utilizar, y lo están haciendo, estrategias diseñadas para dividir a los estadounidenses, fomentar el caos social, poner a Estados Unidos contra Estados Unidos”, dijo, y aseguró que el caos social en Estados Unidos es “magnificado por China”.

Schweizer explicó que esto no ocurre solamente a nivel político, sino que ocurre también a nivel digital, en las redes sociales. El autor asegura que tiene evidencia de por lo menos una instalación en China donde tienen miles de oficiales militares, y cada uno tiene miles de cuentas de redes sociales a cargo, que “se hacen pasar por estadounidenses”.

"Y básicamente la mitad de estas cuentas de redes sociales dicen ‘Estados Unidos es una sociedad racista’ y la otra mitad dice ‘Sólo me gustan los blancos’, y está diseñado para magnificar", aseguró.

La estrategia, como dicen, es: ‘Derrotemos a Estados Unidos sin tener que disparar un solo tiro’. Y esa es esencialmente su estrategia”, continuó el autor de Blood Money, quien agregó que: "Lo han estado haciendo durante la última década, y se manifiesta de muchas maneras".

Tik Tok, la red social más famosa del momento, es propiedad del Partido Comunista Chino, y no tiene como objetivo obtener ganancias ni ofrecer un bueno producto de videos, si no que busca promover la discordia en Estados Unidos, tapando a quienes podrían revelar esta trama.

Scheizer asegura que intentaron publicar anuncios de su libro, Blood Money, en TikTok, pero a pesar de múltiples intentos donde incluso ofrecieron más dinero del que se requería, los rechazaron una y otra vez.

“Para mí está claro que la razón por la que no querían que se publicaran estos anuncios es porque se centraban en el hecho de que TikTok está directamente vinculado al PCCh y, como señalamos en el libro, lo están utilizando explícitamente para socavar la cohesión social en Estados Unidos y como herramienta de propaganda contra los jóvenes, y son muy explícitos acerca de cómo lo hacen”, dijo Schweizer.

Tuvimos acceso a revistas y publicaciones militares chinas. Un oficial militar llama a TikTok el caballo de Troya que están usando contra Occidente. Y hubo ejemplos específicos de cómo usan las emociones y otras herramientas para enviar mensajes subconscientemente a los jóvenes estadounidenses y lograr que rechacen los valores con los que fueron criados”, continuó el autor siete veces best seller del New York Times.

Por último, en sus investigaciones, Schweizer asegura que los chinos están fomentando, e incluso subsidiando, el ingreso de fentanilo a Estados Unidos, una de las drogas más adictivas y más nocivas para el ser humano en estos momentos, con el único objetivo de destruir a la sociedad estadounidense.

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China

China retrocede 100 años en libertad financiera: El dictador Xi Jinping endurece las restricciones para la compra y venta de acciones

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La bolsa de Shanghai se desplomó más de un 18% desde julio de 2021 y todavía sigue sin encontrar un piso. La dictadura comunista adoptó medidas represivas para contener la debacle, y el país pierde cada vez más atractivo por parte de la inversión extranjera directa.

La reforma económica para la liberalización y modernización de China perdió su impulso con el ascenso de Xi Jinping al frente de la dictadura comunista. El país perdió su tendencia de crecimiento previa al shock provocado por la pandemia en 2020, y enfrenta las consecuencias de una profunda crisis en el mercado inmobiliario.

Los principales activos de las empresas chinas, representados en el SSE Composite Index de la bolsa de Shanghai, llegaron a retroceder más de un 18% desde julio de 2021. El régimen respondió por medio del lanzamiento de nuevas regulaciones que limitan la compra y venta de acciones a corto plazo.

La Comisión Reguladora de Valores de China informó que se prohíbe expresamente la reducción neta de tenencia de acciones por parte de inversores institucionales en los primeros y los últimos 30 minutos de cada negociación diaria. También se profundizará el rastreo de las operaciones de venta de activos a corto plazo.

Hacia el mes de enero de este año, la dictadura de Xi Jinping endureció los controles para la salida de capitales para la inversión en fondos extraterritoriales. Se trata de otra medida desesperada para contener la caída en el precio de las empresas chinas, las cuales pierden atractivo frente a otros destinos más seguros.

La llegada de inversión extranjera directa al gigante asiático totalizó los US$ 33.000 millones de dólares al término de 2023, lo cual representa un derrumbe histórico de hasta el 82% con respecto a la afluencia de capitales del año 2022.

Para tratar de revertir este efecto nocivo sobre la inversión, las autoridades anunciaron una cierta extensión de la movilidad de capitales para las “zonas especiales” en Shanghai y Beijing, una suerte de zona piloto de libre comercio que busca captar más inversión extranjera. Pero los esfuerzos fueron insuficientes.

China ya no ofrece las condiciones de inversión que mantenía hace 20 años. El costo laboral se incrementó notoriamente y superó con facilidad al promedio de otros países vecinos.

Por otra parte, el creciente riesgo geopolítico y el estancamiento (o la marcha atrás en muchos casos) de la reforma económica pro-mercado disuaden a los inversores de seguir apostando por China. Como si todo esto no fuera suficiente, el país atraviesa la crisis demográfica más importante de su historia, por lo que el crecimiento de la actividad económica se encuentra seriamente comprometido para los próximos años.

Las famosas “tasas chinas” están en proceso de desaparecer. El FMI y otras instituciones multilaterales estiman que el aporte de China para el crecimiento económico mundial seguirá menguando en las próximas décadas, hasta prácticamente equipararse al crecimiento de los países europeos (partiendo de un nivel de vida mucho más bajo).

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Argentina

Ocurrió todo lo contrario a lo que decía el kirchnerismo: Tras la presión de Mondino, China redujo 1.010 posiciones arancelarias contra Argentina

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Pese a las diferencias ideológicas, el Gobierno de Javier Milei consiguió destrabar un acuerdo para que los productos argentinos ganen nuevos mercados y mejoren su competitividad.

La campaña del fallido exministro de Economía Sergio Massa denunciaba que la llegada de Javier Milei al poder reduciría el intercambio comercial entre Argentina y China, simplemente por diferencias ideológicas.

Pero nada de esto ocurrió en la realidad, e incluso las autoridades del régimen chino encontraron en el Gobierno actual una administración más seria para poder discutir cuestiones comerciales.

Hacia finales del mes de enero las autoridades de China anunciaron una rebaja de aranceles de importación sobre una amplia gama de productos argentinos, algo que solo fue posible gracias a la gestión de la Canciller Diana Mondino. La política internacional del nuevo Gobierno busca enfáticamente garantizar el acceso a los mercados internacionales para las empresas argentinas.

La lista de los productos argentinos que disfrutarán de las rebajas arancelarias para ingresar al mercado chino, según informó el Ministerio de Economía que dirige Luis Caputo:

Hortalizas y especias: Inclusión de una reducción del arancel sobre granos de maíz dulce, seco (Posición 0712.90.99) del 13% al 0%; y de semillas de cilantro, sin triturar o moler (posición 0909.21.00) del 15% al 0%.

Lácteos: se incorpora reducción sobre fórmulas infantiles lácteas para uso medicinal (posición 1901.90.00) del 5% o 0%. Se mantuvo la reducción sobre quesos (excepto frescos) al 8%, fórmulas infantiles lácteas al 5% o 0%, lactosueros al 2% y proteína láctea al 5%.

Pesca: se mantuvo la reducción del arancel sobre sobre los langostinos congelados, excepto pelados (posición 0306.17.19) del 2%, producto de principal exportación de Argentina a China en este rubro, así como también la reducción del arancel sobre cangrejos congelados (0306.14.90) y sobre los demás pescados congelados (0303.89.90) del 5%.

Frutas: se mantiene la reducción arancel temporal sobre arándanos rojos y demás variedades de berries, frescos (posición 0810.40.00) y secos (0813.40.90) del 7%, y sobre nueces de pecán frescos o secos (0802.99.90) del 7%, entre otros.

Oleaginosas: se mantuvo reducción en los aranceles temporales sobre semillas de lino (1204.00.00) del 15% al 9%, y sobre semillas de girasol (1206.00.90) del 15% al 9%.

Alimentos: se mantuvo reducción en los aranceles de varios productos alimenticios, tales como preparaciones de alimentación infantil, extracto de malta, dulce de leche y pastas alimenticias rellenas.

Bebidas: se mantuvo reducción sobre jugo de naranja (posiciones 2009.12 y 2009.19) del 30% al 20%.

Pienso animal y Alimentos para mascotas: se mantuvo reducción sobre fardos de alfalfa (1214.90.00) al 2% y sobre alimentos para mascotas al 4%.

Maderas: se mantuvo la reducción para carbón vegetal del 2% al 0%, lana de madera del 2% al 0% y una mayor reducción sobre hojas para chapado o contrachapado y demás maderas aserradas longitudinalmente, de espesor inferior a 6 mm, aplicando un arancel del 0%.

Con el cambio de signo político concretado en diciembre del año pasado, Argentina buscará limitar su dependencia de China en relación al endeudamiento (a través del swap) y al establecimiento de bases militares, y comenzará a fomentar estrictamente el intercambio comercial entre empresas.

En otras palabras, los acuerdos entre China y Argentina dejarán de estar en manos de los Estados (el Presidente anunció expresamente su disconformidad de hacer tratos con comunistas) y se limitarán al ámbito del sector privado.

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