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Estados Unidos

Las primeras pruebas del Obamagate confirman la complicidad del ex-presidente demócrata

Empiezan a surgir las primeras pruebas del Obamagate conectando a Obama y a todo su gabinete con el «apriete» ilegal que se le hizo a la mano derecha de Trump, Michael Flynn, en 2017. El caso de corrupción que explotó en Washington y pone en jaque la candidatura de Joe Biden.

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Mientras los Estados Unidos continúan su lucha contra la pandemia de COVID-19, con mejores resultados de lo anticipado, el presidente Donald Trump continúa con otra lucha muy importante: aquella que lleva a cabo contra la corrupción del gobierno de su antecesor, Barack Obama.
Desde el pasado domingo 10 de mayo, Trump ha enfocado buena parte de sus publicaciones en Twitter, su red social de preferencia, a divulgar información sobre el «Obamagate.» Tal como informamos en desde La Derecha Diario al respecto, múltiples investigaciones apuntan al ex-presidente Obama como partícipe necesario, o incluso partícipe intelectual, en los constantes intentos de la oposición para desestabilizar y hasta remover del cargo a Trump. 
No es casualidad que Trump esté apuntando a Obama en este momento: el apoyo del ex-presidente pareciera ser el único sostén significativo que le queda a la campaña de Joe Biden, su ex-vicepresidente, para desbancar a Trump en las elecciones de noviembre.
Sin embargo, hay motivos suficientes para creer que el pueblo de los Estados Unidos está recibiendo el mensaje de Trump mejor que el de Obama, y está empezando a votar en consecuencia. Y como si fuera poco, mientras los medios norteamericanos de izquierda tildan al Obamagate como una «teoría conspirativa,» esta semana salió a la luz una prueba irrefutable de las acusaciones. Sin dudas, la primera de muchas.
La evidencia en cuestión es en relación al caso que más recientemente puso en el mapa la corrupción de la era Obama: el caso del ex-asesor presidencial y Teniente General retirado, Michael Flynn. Flynn, quien pertenece al Partido Demócrata pero desde 2016 apoya abiertamente a Trump, fue víctima de una persecución ilegítima llevada a cabo por el FBI durante los últimos meses del gobierno de Obama. Una vez Flynn asumió en el cargo de asesor presidencial sobre Seguridad Nacional, el FBI actuó ilegalmente para remover a Flynn y desestabilizar a Trump, a tan solo 4 días de comenzado su gobierno.

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Con el caso Flynn inicialmente resuelto y su absolución de la justicia, surgieron muchas dudas, siendo la principal sobre el nivel de involucramiento de Barack Obama. La complicidad del alto mando del FBI para emboscar a Flynn con falsos pretextos quedó expuesta, y los principales responsables del organismo de inteligencia en ese entonces, James Comey y Andrew McCabe, deberán a su debido tiempo responder ante la justicia. Pero hasta ahora, no existían pruebas que vincularan directamente a Obama con el accionar de Comey y McCabe.
Esto cambió el pasado 13 de mayo, cuando la periodista de la cadena CBS, Catherine Herridge, publicó un nuevo documento en exclusiva: una notificación del actual director de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) dirigida al Congreso de los EE.UU. que revela los nombres y cargos de todos los funcionarios que solicitaron informes clasificados sobre el caso Flynn entre el 8 de noviembre de 2016 y el 31 de enero de 2017. Entre ellos, figuran, entre otros, los siguientes funcionarios clave de Barack Obama:
  • El director nacional de Inteligencia, James Clapper. Accedió a la información en 3 ocasiones: el 2 y el 28 de diciembre de 2016, y el 7 de enero de 2017. 
  • El jefe de la CIA, John Brennan. Accedió a la información el 14 y 15 de diciembre de 2016.
  • El director del FBI, James Comey, quien accedió sólo el 15 de diciembre de 2016.
  • El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Denis McDonough, quien accedió el 7 de enero de 2017.
  • El vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quién accedió a la información clasificada el 12 de enero de 2017.

Con este documento, queda claro que todos los funcionarios de inteligencia de alto rango de Obama estaban al tanto de la investigación sobre Flynn. Considerando las circunstancias ya conocidas del caso, esto no es sorpresa. Pero sí destacan particularmente dos figuras: el jefe de gabinete de Obama, Denis McDonough, y el entonces vicepresidente y actual candidato demócrata, Joe Biden. 

¿Por qué un simple empleado administrativo como McDonough, equivalente al secretario privado del presidente, solicitó estar informado del caso Flynn? ¿Cuál era el interés de Biden para recibir dicha información? Todo apunta a que ambos habrían actuado como enviados del mismísimo Obama, para recibir la información sobre Flynn sin dejar registros a su nombre.

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Inmediatamente después de la publicación del documento, quedó claro que la periodista Herridge había tocado una fibra sensible en el seno del Partido Demócrata: el director de Respuesta Rápida de la campaña de Joe Biden para la presidencia, Andrew Bates, salió a atacar a Herridge, en un tweet que rápidamente eliminó, pero que fue inmortalizado en una captura de pantalla:

En el tweet, el funcionario de la campaña de Biden exclama:

«EXCLUSIVO: Catherine Herridge es una mercenaria partidista de derecha que actúa constantemente como conducto para las estrategias de manipulación de los medios conservadores porque está de acuerdo con publicar cosas antes de contactar a su objetivo para pedirle comentarios.»

Además de defenestrar a la periodista, Bates muestra de forma transparente su enojo porque Herridge no se contactó primero con él u otros funcionarios de la campaña de Biden, antes de publicar la información. Quizás, si Herridge se hubiera contactado antes con él, Bates podría haber evitado que dicha información se hiciera pública.
Cabe aclarar que este delirio que Bates publicó en caliente y luego eliminó, lo deja muy expuesto; Catherine Herridge es una renombrada periodista de origen canadiense que nada tiene que ver con la derecha o el Partido Republicano. De hecho, empezó trabajando en Fox News para cubrir exclusivamente a Hillary Clinton y sus campañas para el Senado en Nueva York, dado que el gigante mediático quería a una periodista más bien de izquierda para entrar en confianza con la ex-primera dama.

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Mientras los demócratas buscan despegarse del documento, el presidente Trump continúa sus ataques contra la impunidad de Obama, Biden y sus funcionarios secuaces en la trama Flynn y demás investigaciones que conllevan el Obamagate.
El senador por Carolina del Sur, Lindsey Graham, ha anunciado que estará llevando a cabo audiencias para investigar en mayor profundidad una de las muchas aristas del Obamagate: el espionaje a la campaña presidencial de Trump en 2016, del cual reportamos extensamente en los últimos días.

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Sin embargo, Graham ha anunciado que dichas audiencias no involucrarán al ex-presidente Barack Obama, ya que «teme el precedente» que esto sentaría. Trump, cuya relación con Graham ha sido fluctuante a lo largo de los últimos 4 años, exhortó al senador a que llame a declarar a Obama, en un tweet publicado el pasado 14 de mayo:

«Si yo fuera un Senador o Congresista, la primera persona a la que llamaría a testificar sobre el mayor crimen y escándalo político en la historia de los EE.UU., por LEJOS, es al ex-Presidente Obama. Él sabía TODO. Hazlo, [Lindsey Graham], sólo hazlo. Basta de ser el bueno. ¡Basta de charla!»

De la misma forma, el presidente busca persuadir al líder de la mayoría en el Senado de los Estados Unidos, el senador por Kentucky, Mitch McConnell, para que se atreva a investigar otra de las principales aristas del Obamagate: la dañina teoría conspirativa de la inventada colusión con Rusia, que buscaba involucrar a Trump como agente secreto del régimen de Vladimir Putin, en contra de los intereses del pueblo norteamericano, como una forma de deslegitimizar su presidencia
En referencia a un artículo en The Federalist sobre cómo la reticencia de McConnell a investigar la farsa del «Rusiagate» podría costarle su mayoría y su poder en el Senado, Trump expresó en un tweet:

«Mitch, te quiero, pero esto es 100% verdadero. El tiempo se agota. Ponte duro y muévete rápido, o será demasiado tarde. Los Demócratas son viciosos, pero fueron atraparon. Ellos DEBEN pagar un alto precio por lo que le han hecho a nuestro País. ¡No les dejes salirse con la suya!»

En el mensaje, Trump también etiqueta al senador Graham, aprovechando el mensaje para dejarle en claro a ambos senadores cuáles son sus intenciones. Y pocas horas después, el presidente volvió a publicar un mensaje para asegurarse que este tema continúe en las mentes de no solo sus seguidores, sino de todos aquellos que seguimos e investigamos la política norteamericana:

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Economía

Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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Estados Unidos

Estudiantes de extrema izquierda tomaron la Universidad de Columbia en apoyo al terrorismo palestino

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Los adolescentes más ricos del mundo tomaron control del campus de la prestigiosa universidad neoyorquina en apoyo al terrorismo de Hamás.

La situación social en los Estados Unidos se torna cada vez más preocupante a medida que la izquierda destruye el tejido social con manifestaciones violentas que atentan contra los valores occidentales.

En los últimos días, esta situación mostró un nuevo punto crítico luego de que un grupo de alumnos activistas de extrema izquierda de la Universidad de Columbia en Nueva York tomaran el campus de la institución en apoyo a la causa palestina con consignas en defensa del terrorismo islámico y con un marcado antisemitismo.

Docenas de alumnos y activistas de izquierda ajenos a la universidad se instalaron de manera ilegal dentro de la prestigiosa institución en carpas para expresarse en contra de la operación militar especial que lleva a cabo Israel en la Franja de Gaza, en respuesta al ataque genocida del grupo terrorista palestino Hamás, donde más de 1.500 judíos fueron asesinados a sangre fría el 7 de octubre.

La toma fue impulsada por la asociación izquierdista »Students For Justice In Palestine» y contó con el apoyo de múltiples organizaciones universitarias, que agredieron a estudiantes de religión judía y a otros que no compartieran su visión acerca del conflicto en Medio Oriente.

Lo que hace aún más insólita la situación es que los estudiantes que participaron de la manifestación, lejos están de ser árabes o palestinos; por el contrario, son blancos de clase alta. Se trata de los hijos adolescentes de las familias más adineradas del planeta jugando a disfrazaese de terroristas.

Los manifestantes que confraternizan con el terrorismo islámico bloquearon el acceso a la prensa y aseguran que solo permitirán el acceso de periodistas «afines a la causa». Entre otros, rechazaron el acceso de periodistas judíos, por su religión.

Si bien las autoridades de la universidad habían mencionado que los protestantes serían desalojados en el transcurso de la primera noche de la ocupación, ningún tipo de acción fue llevada a cabo.

Los estudiantes judíos debieron abandonar el campus universitario y la zona quedó completamente en manos de los grupos estudiantiles de extrema izquierda, que aprovecharon la ocasión para dar discursos violentos y cargados de odio contra la comunidad judía.

Recién el jueves, la policía de Nueva York se hizo presente y en un operativo arrestó alrededor de 110 personas participantes de la protesta, incluida la hija de la representante demócrata del estado de Minnesota Ilhan Omar, Isra Hirsi.

La intervención por parte de la policía de Nueva York se dio luego de que las autoridades de la universidad encabezadas por la presidente de la institución, Minouche Shakif, dieran aviso acerca de los ilícitos que se estaban cometiendo dentro de la institución sumado a la hostil recepción de los estudiantes contra las fuerzas policiales a las cuales llamaron »asesinos de bebés».

Los incidentes con los grupos pro-Palestina se originaron luego de que Shakif hablara frente al Comité de Educación del Congreso de los Estados Unidos acerca de los crecientes casos de antisemitismo en las universidades, por lo que los mencionados grupos de estudiantes comenzaron a acampar de forma ilegal en el campus y a tomar actitudes violentas y hostiles contra estudiantes de religión judía.

Uno de los factores determinantes para la escalada en el conflicto de las agrupaciones estudiantiles con la universidad, fue la prohibición de dos agrupaciones izquierdistas a fines del año pasado, las cuales se les imputó el incumplimiento con las políticas de la Universidad de Columbia respecto al código de conducta y abuso contra otros estudiantes.

De acuerdo a la presidente de Columbia, se autorizó a la Policía de Nueva York a desalojar el campamento establecido en el ala sur del campus, lo que provocó incidentes. En concordancia con las acciones legales que la dirigencia de la universidad tomó contra los alumnos, se les informó a su vez que a cualquier alumno que participe de cualquier manera en las protestas y ocupación del territorio universitario se encuentra suspendido.

A pesar de que docenas de revoltosos protestantes hayan sido arrestados durante el desalojo, el acampe por parte de las organizaciones pro-Palestina no ha podido ser desmantelado, sino que incluso se incrementó en tamaño luego de que quienes lideran la protesta declarasen que han »tomado» la universidad y la declaren como una »universidad popular’‘.

Ataques antisemitas y apoyo al terrorismo islámico

Uno de los factores distintivos que las protestas llevadas a cabo en los últimos días en la Universidad de Columbia, es el profundo sentimiento anti-Israel que profesan, el cual ha llevado a quienes participan del acampe a ser perpetradores de violentos ataques antisemitas contra aquellos estudiantes que profesan la religión judía, e incluso a aquellos que no defiendan sus reclamos.

Uno de los casos de marcado sentimiento anti-judío que se ha llevado a cabo en los últimos días han sido las graves agresiones perpetradas contra la estudiante judía Elisha Baker, de 21 años, quien denunció que un grupo de protestantes le expresó en repetidas ocasiones que »se mate a sí misma» y le causaron heridas de moderada gravedad tras patearla en varias ocasiones en el estómago durante el acampe.

Otro incidente de extrema gravedad se dio en el momento en el cual un participante de la protesta terrorista fue enfocado sujetando un cartel que decía »El próximo objetivo de las brigadas Al-Qasam» mientras apuntaba a un grupo de estudiantes judíos.

Las brigadas Al-Qasam son el brazo armado de la organización terrorista Hamás, la cual ha gobernado al territorio ocupado de Palestina en las últimas décadas y fue el responsable de los ataques terroristas contra distintos poblados israelíes el pasado 7 de octubre de 2023 donde miles de ciudadanos judíos fueron asesinados por Hamás.

Los preocupantes incidentes que tienen por objetivo el acoso y agresiones a los estudiantes judíos despertó la preocupación de empleados de la universidad que pertenecen a la colectividad.

El rabino ortodoxo Elie Buechler, quien se desempeña como profesor tanto en la Universidad de Columbia como en la Universidad Barnard, instó mediante un mensaje abierto de Whatsapp a los estudiantes judíos a abandonar el campus universitario e irse a sus hogares mientras dure el acampe debido a los crecientes ataques antisemitas.

Otro profesor de la universidad, Shai Davidai, mencionó que los estudiantes no lo dejan entrar a la facultad por ser judío y que las protestas llevadas a cabo por las agrupaciones estudiantiles habían cruzado un límite convirtiéndose en actos terroristas llevados a cabo por grupos terroristas.

En concordancia con el sentimiento anti-Israel que las protestas mantienen, además se encuentra presente una profunda adoración por los grupos terroristas islámicos como Hamás, con el cual los estudiantes participantes de los acampes se sienten identificados al punto de que mencionan frases como »Todos somos Hamás» e incluso celebraron el ataque del 7 de octubre, conocido por los palestinos como la »Inundación de Al-Aqsa».

Extensión a otras universidades

Si bien el foco principal de las protestas que se desarrollaron con intensidad en la última semana está puesta en la Universidad de Columbia, en las últimas horas la Universidad de Yale ha visto sucesos similares en sus instalaciones, además de que varios de sus estudiantes hayan irrumpido en el campus de Columbia para mostrar su apoyo para con los protestantes locales.

La situación descrita devuelve a la memoria aquellos incidentes en estados demócratas como Oregon y Washington unos años atrás cuando protestantes tomaban partes de las ciudades con la idea de convertirlas en un »espacio independiente» y de »liberación». Esta misma situación se repite en las universidades hoy en día luego de que el suceso inicial en Columbia de pie a estudiantes en la Universidad de Yale en Connecticut para tomar una porción del campus y proclamarlo como una »zona liberada».

Así como en Columbia, ataques contra alumnos judíos fueron reportados a lo largo de la protesta, pero un caso de extrema gravedad fue reportado en las últimas horas en el cual la estudiante judía de periodismo Sahar Tartak fuera apuñalada en el ojo con el asta de una bandera por parte de un protestante en el campus quien en todo momento se cubrió el rostro con un trapo musulmán.

De manera similar que en la universidad localizada en Nueva York, la policía irrumpió y trató de desalojar la protesta desarrollada en el campus localizado en New Haven, Connecticut, pero los estudiantes pertenecientes a las organizaciones terroristas pro-Palestina se mantienen en el lugar.

En paralelo a los distintos hechos que se están desarrollando tanto en Columbia como en Yale y otras universidades en cuyos campus grupos de estudiantes subversivos, la reacción por parte de todo el arco político se hizo presente, tanto en defensa de los estudiantes comunes como también en defensa de aquellas agrupaciones estudiantiles terroristas.

Por el lado de aquellos estudiantes que decidieron tomar la propiedad de las universidades y agredir alumnos por su pensamiento, las diputadas revoltosas Ilhan Omar (cuya hija fue arrestada en la redada en Columbia) y Rashida Tlaib de Michigan y Minnesota respectivamente se alzaron en defensa de las subversivas actitudes de aquellos grupos pro-Hamás que buscan esclavizar al sistema educativo.

En cambio, desde la Casa Blanca, condenaron eufóricamente las tomas de campus en las universidades y la agresión constante que los estudiantes de religión judía han sufrido en las instalaciones, de acuerdo al vice-secretario de prensa del órgano gubernamental Andrew Bates.

Desde el ámbito del Partido Republicano, quien se expresó de manera más rotunda fue la representante de Neuva York, Elise Stefanik, quien a su vez también instó a la presidente de la Universidad de Columbia Shafik a renunciar debido a la falta de acciones tomadas por la universidad para proteger a los estudiantes de religión judía.

La representante republicana de Carolina del Norte, Virginia Foxx quien a su vez preside el Comité de Asuntos Educativos, envió una carta a la Universidad de Columbia demandando que se tomen acciones concretas frente a la situación que se está desarrollando y se pueda otorgar un ambiente seguro a los estudiantes. Dentro de la carta que la diputada envió a la universidad señaló que ante la ausencia de medidas contra los estudiantes que mantienen cautiva a la universidad, el comité educativo del Congreso no dudaría en hacerlos responsables por dichos resultados.

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Estados Unidos

Enloqueció Biden: El presidente de EEUU busca sancionar al jefe de las Fuerzas de Defensa Israelíes por combatir al terrorismo

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El gobierno de Biden sancionó al principal financista de Netanyahu en Israel y, según se informa, evalúa expandir las sanciones contra las FDI, que están peleando contra el terrorismo palestino.

Según un informe publicado por Axios, el presidente Joe Biden está preparando una resolución para sancionar económicamente a Herzi Halevi, el actual jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), por sus acciones contra los terroristas vinculados al grupo palestino Hamás.

Particularmente, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, está analizando las acciones del batallón israelí «Netzah Yehuda» en la región de Cisjordania para combatir a los terroristas palestinos, antes del ataque del 7 de octubre.

Si se imponen sanciones, el batallón y sus miembros ya no recibirían ningún tipo de entrenamiento o asistencia del ejército estadounidense, y el comandante Halevi no podría viajar más a Estados Unidos o países aliados. Se trataría de la primera vez en la historia que Estados Unidos impone sanciones contra Israel.

Según las fuentes, Blinken está analizando aplicar la Ley Leahy, que prohíbe a Estados Unidos proporcionar cualquier tipo de ayuda exterior o capacitación militar a países responsables de presuntas violaciones de derechos humanos basadas en información creíble.

Si bien el canciller norteamericano rechazó preguntas sobre el tema, recalcó el viernes que «la Ley Leahy es muy importante y se debe aplicar en todos los ámbitos«, y confirmó que la Casa Blanca está analizando el tema.

«Cuando hacemos estas investigaciones, estas indagaciones, es algo que lleva tiempo, que debe hacerse con mucho cuidado tanto al recopilar los hechos como al analizarlos, y eso es exactamente lo que hemos hecho», dijo. «Y creo que es justo decir que verán resultados muy pronto. He tomado determinaciones; pueden esperar verlas en los próximos días«, completó.

La semana pasada, la administración de Biden impuso sanciones al principal financista de Benjamin Netanyahu en Israel, el empresario Ben-Zion Gopstein, fundador y líder del grupo de derecha Lehava. El grupo promueve los asentamientos judíos en Judea y Samaria y tiene alrededor de 5.000 miembros en el país.

Según la Casa Blanca demócrata, los grupos vinculados a Gopstein cometieron actos de violencia contra palestinos, pero no se presentaron evidencias y se especula que Biden está utilizando esto como excusa para imponerle sanciones a los empresarios que apoyan a Netanyahu.

Cabe recordar que el Partido Demócrata de los Estados Unidos apoya políticamente a Yair Lapid, principal líder opositor a Netanyahu. Lapid se convirtió en el primer opositor de la historia en rechazar unirse al Gabinete de Guerra de Israel, algo que siempre ocurre cuando el país entra en un conflicto armado, para mostrar unidad en momentos de extrema peligrosidad.

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