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Estados Unidos

Quién es Kamala Harris, la candidata de Biden para la vicepresidencia

La actual senadora por California fue elegida para completar la fórmula del Partido Demócrata. A pesar de sus actuales posturas de extrema izquierda, su pasado la pone en conflicto con el ala progresista del partido. Qué significa su elección en plena guerra civil demócrata.

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El martes 11 de agosto, el candidato presidencial del Partido Demócrata, el ex vicepresidente Joe Biden, anunció a través de su cuenta de Twitter a la senadora por California, Kamala Harris, como su compañera de fórmula para la elección general del 3 de noviembre.

El anuncio fue escueto, sin conferencia de prensa ni video. Biden no dedicó más que 2 tweets al anuncio, que puso fin a meses de especulación y rumores. 

Harris se impuso por sobre la ex-asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, las congresistas Karen Bass y Val Demings, y la alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, entre otras candidatas rumoreadas para el cargo.
Harris era la “elección obvia” para el establishment demócrata: desde que Biden se comprometió a seleccionar a una mujer para ese puesto, en pleno auge del movimiento Black Lives Matter, todo indicaba que la elegida sería una mujer negra
Esto le dio desde el inicio una “ventaja” por sobre candidatas más populares entre las bases demócratas, como las también senadoras Elizabeth Warren y Amy Klobuchar, y otras con experiencia en el aspecto ejecutivo, como las gobernadoras de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, y Michigan, Gretchen Whitmer.
Y por sobre Bass, Demings y Lance Bottoms, Harris podría considerarse sensiblemente más experimentada, habiendo servido por 7 años como Fiscal Distrital de San Francisco, luego 6 como Procuradora General del Estado de California, y ahora 3 años como senadora por dicho Estado. La decisión hasta último momento había quedado entre Harris y Rice.
La elección de Harris como compañera de fórmula resulta entonces poco sorpresiva, pero el perfil actual y pasado de la senadora genera ya decenas de interrogantes, tanto sobre sus aportes (positivos y negativos) a la campaña de Biden, como a qué significa en la interna del Partido Demócrata su ascenso por sobre Rice y el resto de las candidatas.

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Una carrera acomodada y en constante ascenso

Las dudas sobre Harris comienzan incluso con su propio nacimiento: Kamala Devi Harris, nacida en Oakland, California, el 20 de octubre de 1964, es hija de una científica de la India y un economista de Jamaica, quienes emigraron hacia los Estados Unidos en 1960 y 1961 respectivamente, para estudiar en la Universidad de California en Berkeley. Es decir que, a pesar de su color de piel, resulta muy difícil siquiera catalogar a Harris como afroamericana, a pesar de que todos los medios progresistas hayan publicado que es la primer candidata mujer y afroamericana de la historia.
La misma Harris, en una entrevista al Washington Post en febrero de 2019, evitó las etiquetas de identidad racial y decidió definirse como simplemente “americana”. 
Sin embargo, más que un rechazo a las políticas identitarias del Partido Demócrata actual, esa auto-definición es de índole estratégica: le permite catalogarse como afro-americana, hindú-americana, o asiática-americana según le convenga en cada situación. Incluso, algunos medios destacan su naturaleza “bi-racial” similar a la del ex-presidente Barack Obama, hijo de una mujer americana blanca de descendencia europea y un inmigrante keniata.
De posición económica y social alta, Harris perteneció desde temprano a la élite política californiana: en 1990, a los 26 años, recién graduada y sin experiencia laboral, fue contratada para trabajar como Fiscal Distrital suplente en el condado de Alameda, puesto en el que permaneció por 4 años.
En 1994, gracias a su relación sentimental con el entonces presidente de la Asamblea de California, Willie Brown, Harris fue designada a diversos cargos estatales poco relacionados a su experiencia, incluyendo un puesto en la Comisión de Asistencia Médica de California, a pesar del conocimiento nulo de Harris en el ámbito de la medicina.
Durante este período, en 1998 el Fiscal Distrital de San Francisco, Terence Hallinan, le otorgó su mayor ascenso hasta entonces: el liderazgo de la División de Reincidentes de dicha ciudad. Allí permaneció hasta el año 2000, cuando decidió renunciar por una disputa política con Hallinan, pero no sin antes conseguir otro cargo, esta vez en el Ayuntamiento de San Francisco.

El Presidente parlamentario y luego Alcalde de San Francisco, Willie Brown, a sus 60 años, se puso de novio con una Kamala Harris de tan 25 años, y la ayudó a impulsar su carrera política y judicial.

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En 2003, Kamala decidió presentarse a elección para la Fiscalía Distrital de San Francisco, el puesto de su ex-jefe Hallinan. En dicha elección, perdió la primera vuelta por tan solo 4.332 votos (2,2%), lográndose imponer en la segunda vuelta con el 56,5% de los votos. En 2007 sería reelecta sin oposición. 
Durante sus 7 años a cargo de la fiscalía de San Francisco, Harris tomó controvertidas decisiones, como el fin de la cooperación con las víctimas de abuso infantil para atrapar pedófilos.
Harris no perdió el tiempo y dedicó su tiempo como Fiscal de San Francisco a construir fuertes lazos con las figuras más poderosas de la política californiana, comenzando con ambas senadoras por el Estado, Dianne Feinstein y Barbara Boxer, la influyente congresista Nancy Pelosi, el alcalde de Los Ángeles entre 2005 y 2013, Antonio Villaraigosa, el entonces procurador general y posterior gobernador del Estado, Jerry Brown, y el alcalde de San Francisco, Gavin Newsom, posterior vice de Brown y actual gobernador. Todos acérrimos miembros del establishment demócrata y precursores del ala más izquierdista del partido.
Gracias a estos contactos, Harris se impuso con comodidad en la primaria para el cargo de Procuradora General de California, en 2010, obteniendo el 33,6% frente a 6 candidatos. En la elección general, sin embargo, el perfil controversial de Harris casi le cuesta a los demócratas una impensable derrota a nivel estatal en California: el republicano Steve Cooley estuvo a tan solo 74.157 votos (0,8%) de vencerla, en una elección plagada de irregularidades con votos fraudulentos que se enviaron por mail.
Tras su ajustada victoria en 2010, Harris revalidó su cargo en 2014 con el 57,5% de los votos, en un Estado de California cada año más corrido hacia la izquierda. 
Sin embargo, como Procuradora General, en la carrera para el Senado de 2016, Harris se declaraba alegremente a sí misma como la “policía más importante” (“top cop”) del mayor Estado del país, haciéndola la policía más importante del país.

Ese año se presentó para ocupar la banca en el Senado que abandonaba su amiga Barbara Boxer tras su retiro, logrando acceder al cargo tras derrotar a la demócrata conservadora Loretta Sánchez con el 61,6% de los votos.

En 2019, tan solo 3 años después de su paso a la política nacional, Harris intentaría en la primaria presidencial demócrata obtener la candidatura del partido. Tras alcanzar un pico de 15% en algunas encuestas en julio de 2019, su intención de voto se desplomó rápidamente debido a su mal desempeño en los debates. 
El 3 de diciembre de 2019, Harris finalizó su campaña, exactamente 2 meses antes de la primera elección primaria, en Iowa, mientras las encuestas la situaban casi última entre todos los contendientes con 2 – 3% de intención de voto entre los demócratas.
Tras el abandono de su candidatura, Harris se negó a apoyar a un candidato durante más de 3 meses. Su apoyo a Biden solo ocurrió cuando el mismo ya había logrado su victoria del Súper-Martes que lo consolidó como el favorito en la primaria demócrata.

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¿Biden eligió a Harris?

La decisión del Partido Demócrata de nominar a Kamala Harris para la vicepresidencia tiene mucho para decir sobre su situación interna, y la de su candidato presidencial, Joe Biden, quien cada día pareciera tener menos influencia en el armado de su campaña.
En una de sus pocas declaraciones al respecto del proceso de selección de su candidata a vice, Biden había afirmado en julio de 2019, mucho antes de asegurarse la candidatura, que su principal prioridad era conseguir un compañero o compañera de fórmula con quien tuviera una buena relación personal, utilizando la palabra “simpático”, que al utilizarse en inglés se refiere a buena química personal.
Biden incluso mencionó en diciembre de 2019 que no descartaba convocar a un miembro del Partido Republicano como su compañero de fórmula, pero volvió a enfatizar la buena relación personal como una prioridad.
Sin embargo, tras casi garantizar su candidatura en el Super-Martes electoral del 3 de marzo de 2020, Biden llevó a cabo una entrevista con MSNBC donde cambió su mensaje: esta vez dijo que su candidata a vicepresidente (ya había confirmado que sería mujer) debía tener buena relación con sus posturas políticas, más que con él personalmente.
Este punto es de principal relevancia cuando se recuerda el áspero cruce entre Harris y Biden en el debate demócrata del 27 de junio de 2019. En el mismo, cuando los moderadores preguntaron sobre cuestiones raciales, Harris comenzó su tiempo hablando de su pasado, para luego apuntar específicamente contra Biden, por ese entonces el favorito en las encuestas, acusándolo de ser el candidato demócrata menos afín con la “perspectiva racial” que deben tener los políticos.

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Harris comenzó su ataque a Biden afirmando que “no lo considera racista”, pero que se sintió personalmente lastimada por la defensa de Biden a dos de sus colegas en el Senado, defensores del segregacionismo racial.
Harris le recriminó a Biden haber trabajado con los senadores James Eastland y Herman Talmadge, demócratas simpatizantes del KKK, para oponerse a la práctica del “busing, una medida anti-segregacionista que tendía a incluir niños afro-americanos en escuelas típicamente blancas.

El ataque personal de Harris hacia Biden en ese debate, con lágrimas incluidas, fue considerado un “golpe bajo por muchos especialistas y opinólogos, incluso de medios progresistas y de izquierda. 

La esposa del candidato presidencial, la doctora Jill Biden, en marzo de 2020, más de 7 meses después de dicho debate, describió dicho ataque como “un puñetazo al estómago“.

Pero las críticas personales y filosas hacia Biden de parte de Harris se remontan más atrás: en abril de 2019, cuando el ex vicepresidente se encontraba bajo asedio por diversas denuncias de acoso sexual de parte de 3 mujeres distintas, Harris afirmó que ella “le creía” a dichas denunciantes
El equipo de campaña del presidente Donald Trump destacó ese comentario este martes tras el anuncio de Harris como la candidata a vice. Hasta ahora ni Biden ni Harris han emitido respuesta ni han mencionado este delicado tema.
Todos estos factores, especialmente el fuerte énfasis que Biden puso siempre en su relación personal con quien sería su elección para secundarlo, generaron dudas sobre la viabilidad de Harris en ese puesto, y más aún sobre si la decisión de que Harris sea la candidata vino o no del mismo Biden.
Los vínculos de Harris con poderosos jugadores de la élite política, financiera y mediática de los Estados Unidos hacen pensar que la vice de Biden no fue elegida por su buena relación con el candidato, sino más por su capacidad de traer dinero e influyentes voluntades a bordo de la campaña.
Dichos vínculos incluyen dinero recibido en julio de 2019 de parte de la firma legal del fallecido financista Jeffrey Epstein; el ex secretario de Comunicaciones de Harris, Nick Pacilio, hoy maneja las comunicaciones de la red social Twitter; y tal como reportó Tucker Carlson, incluso Harris habría sido impulsada como candidata a vice por Jeff Bezos, CEO de Amazon y el hombre más rico del mundo.

Más aún, en una revelación que bordeo el ridículo, una foto filtrada de la videollamada de Biden a Harris para confirmarle su selección como candidata a vice, muestra lo que parece ser un guion preparado para el candidato presidencial para dicha llamada. Además, se lo ve con un celular en plena llamada, apuntando el micrófono hacia el de su laptop, indicando la posibilidad de que habría una tercera persona en dicha llamada, hablando desde el celular de Biden e indicándole qué decir.

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¿Qué significa la elección de Harris en la interna demócrata?

El Partido Demócrata se encuentra sin dudas en medio de una “guerra civil” interna. El “ala progresista radical” del partido, liderada por el senador socialista Bernie Sanders, sufrió una fuerte derrota en las urnas de parte del “ala moderada” liderada por el ex-presidente Obama y su candidato, Joe Biden. 

Pero desde entonces, las posturas de extrema izquierda de Sanders, Elizabeth Warren y Alexandra Ocasio-Cortez, entre otros, ya han llegado a presionar al “ala moderada” al punto que las han comenzado a promover.

Esto incluye la delirante propuesta de desfinanciar y cerrar los Departamentos de Policía, debido al “racismo sistémico” que supuestamente los atraviesa, según los ideólogos de extrema izquierda del partido. Biden ha dudado públicamente su apoyo a esta postura, pero sí se ha corrido firmemente a la izquierda en otras posturas, particularmente en lo que respecta a cambio climático, y se rumorea también en lo que respecta a cobertura de salud.

La elección de Harris como compañera de fórmula envía mensajes confusos: por un lado, la flamante candidata exhibe posturas de izquierda radical, que apuntan a seducir al ala más progresista, en aspectos como aborto, inmigración y salud.

Pero por el otro, el pasado como procuradora y fiscal de Harris genera choques entre la candidata a vice y dicho sector. Y respecto del sector más moderado del partido, el efecto es exactamente el mismo, pero a la inversa: aunque el historial de Harris los pueda convencer, las posturas que ahora exhibe pueden parecerles muy radicales.

Lo que exhibe de forma certera el ascenso de Harris es una apatía en el liderazgo demócrata. La selección de la senadora por California pareciera ser una decisión de compromiso, poco debatida y más utilitaria que política dentro de las distintas facciones del “ala moderada” que dominan el partido.

Este sector del Partido Demócrata podría considerarse subdividido en distintos “sub-liderazgos”: los 2 principales responden al ex-presidente Barack Obama por un lado, y a la ex-secretaria de Estado y ex-Primera Dama, Hillary Clinton, por otro.

Tras 8 años de mandato, Obama dio un paso al costado en 2016 para ceder el liderazgo partidario a Clinton, quien, tras su histórica derrota en noviembre de ese año, se alejó también del primer plano de la política, dejando un vacío de poder en el Partido Demócrata. 

Clinton coqueteó con la posibilidad de volver a intentar con una candidatura en 2020, pero finalmente desistió. A inicios de este año, todo indicaba que finalmente se daría la revancha de Sanders, que hace casi 30 años está intentando ser la cara del Partido Demócrata, y la posibilidad de que su ala socialista dominara el partido.

Pero el “ala Obama” hizo su regreso a inicios de marzo de 2020. A través de una gestión personal del ex presidente, los demás candidatos considerados como “demócratas moderados” (Tom Steyer, Pete Buttigieg, Amy Klobuchar, Mike Bloomberg) dieron un paso al costado para allanarle el camino a Biden. Entre el 29 de febrero y el 2 de marzo de 2020, todos ellos finalizaron sus campañas y anunciaron sus apoyos a Biden, en la previa del Super-Martes, para garantizar una derrota de Sanders.

Incluso, se sospecha que Obama habría intercedido ante Elizabeth Warren, para asegurarse que no retirara su candidatura hasta después del Super-Martes del 3 de marzo, para asegurar que sus votos no fueran a Sanders. Warren finalizó su campaña el 5 de marzo, 2 días después del Super-Martes, cuando Biden ya había obtenido la mayoría de los votos. 

Posterior a las primarias, Obama comenzó a hacer campaña personalmente por Biden, demostrando su total apoyo a quien fuera su ex vicepresidente.

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Mientras que el “ala Clinton” es donde Kamala Harris más identificada podría sentirse, no puede asegurarse con certeza que la ex-Primera Dama haya intercedido en su favor, debido a su lejanía actual de la política. Y por el lado del “ala Obama”, al cual Biden pertenece firmemente, sus preferencias sin dudas yacían con Susan Rice, del riñón interno del ex presidente.

Así, la selección de Harris pareciera ser más un abandono al liderazgo del partido, especialmente en una elección en la cual, por sus repetidos episodios de inestabilidad mental, Joe Biden es considerado un posible “presidente de 1 solo mandato”, y se discute abiertamente la posibilidad de que no llegaría a completar ni siquiera el primero

En tal escenario, la decisión de un vicepresidente es crucial, y cuesta creer que el entorno de Barack Obama esté dispuesto a perder tanto poder ante Kamala Harris.

Existe la posibilidad, entonces, de que el Partido Demócrata esté preparándose para una derrota este 3 de noviembre, y haya decidido no jugar ninguna “carta fuerte” en 2020, guardándolas todas para 2024. 

Incluso, por la falta de contacto y relación personal entre Biden y Harris, no sería descabellado imaginar que eligieron a Harris para aprovechar su influencia y su capacidad de recaudación de donaciones, mientras la arrastran hacia una derrota.

Lo que es seguro, es que el presidente Donald Trump y su equipo de campaña ya han preparado todos los argumentos necesarios para rebatir a la figura de Harris, y sus propuestas. Incluso, el republicano aseguró hoy en conferencia de prensa que Kamala “era su opción número uno” para vencer en noviembre, frase que sin dudas habrá resonado fríamente entre las paredes del equipo Biden.

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Economía

Récord de déficit fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un rojo por más de US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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Estados Unidos

Estudiantes de extrema izquierda tomaron la Universidad de Columbia en apoyo al terrorismo palestino

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Los adolescentes más ricos del mundo tomaron control del campus de la prestigiosa universidad neoyorquina en apoyo al terrorismo de Hamás.

La situación social en los Estados Unidos se torna cada vez más preocupante a medida que la izquierda destruye el tejido social con manifestaciones violentas que atentan contra los valores occidentales.

En los últimos días, esta situación mostró un nuevo punto crítico luego de que un grupo de alumnos activistas de extrema izquierda de la Universidad de Columbia en Nueva York tomaran el campus de la institución en apoyo a la causa palestina con consignas en defensa del terrorismo islámico y con un marcado antisemitismo.

Docenas de alumnos y activistas de izquierda ajenos a la universidad se instalaron de manera ilegal dentro de la prestigiosa institución en carpas para expresarse en contra de la operación militar especial que lleva a cabo Israel en la Franja de Gaza, en respuesta al ataque genocida del grupo terrorista palestino Hamás, donde más de 1.500 judíos fueron asesinados a sangre fría el 7 de octubre.

La toma fue impulsada por la asociación izquierdista ”Students For Justice In Palestine” y contó con el apoyo de múltiples organizaciones universitarias, que agredieron a estudiantes de religión judía y a otros que no compartieran su visión acerca del conflicto en Medio Oriente.

Lo que hace aún más insólita la situación es que los estudiantes que participaron de la manifestación, lejos están de ser árabes o palestinos; por el contrario, son blancos de clase alta. Se trata de los hijos adolescentes de las familias más adineradas del planeta jugando a disfrazaese de terroristas.

Los manifestantes que confraternizan con el terrorismo islámico bloquearon el acceso a la prensa y aseguran que solo permitirán el acceso de periodistas “afines a la causa”. Entre otros, rechazaron el acceso de periodistas judíos, por su religión.

Si bien las autoridades de la universidad habían mencionado que los protestantes serían desalojados en el transcurso de la primera noche de la ocupación, ningún tipo de acción fue llevada a cabo.

Los estudiantes judíos debieron abandonar el campus universitario y la zona quedó completamente en manos de los grupos estudiantiles de extrema izquierda, que aprovecharon la ocasión para dar discursos violentos y cargados de odio contra la comunidad judía.

Recién el jueves, la policía de Nueva York se hizo presente y en un operativo arrestó alrededor de 110 personas participantes de la protesta, incluida la hija de la representante demócrata del estado de Minnesota Ilhan Omar, Isra Hirsi.

La intervención por parte de la policía de Nueva York se dio luego de que las autoridades de la universidad encabezadas por la presidente de la institución, Minouche Shakif, dieran aviso acerca de los ilícitos que se estaban cometiendo dentro de la institución sumado a la hostil recepción de los estudiantes contra las fuerzas policiales a las cuales llamaron ”asesinos de bebés”.

Los incidentes con los grupos pro-Palestina se originaron luego de que Shakif hablara frente al Comité de Educación del Congreso de los Estados Unidos acerca de los crecientes casos de antisemitismo en las universidades, por lo que los mencionados grupos de estudiantes comenzaron a acampar de forma ilegal en el campus y a tomar actitudes violentas y hostiles contra estudiantes de religión judía.

Uno de los factores determinantes para la escalada en el conflicto de las agrupaciones estudiantiles con la universidad, fue la prohibición de dos agrupaciones izquierdistas a fines del año pasado, las cuales se les imputó el incumplimiento con las políticas de la Universidad de Columbia respecto al código de conducta y abuso contra otros estudiantes.

De acuerdo a la presidente de Columbia, se autorizó a la Policía de Nueva York a desalojar el campamento establecido en el ala sur del campus, lo que provocó incidentes. En concordancia con las acciones legales que la dirigencia de la universidad tomó contra los alumnos, se les informó a su vez que a cualquier alumno que participe de cualquier manera en las protestas y ocupación del territorio universitario se encuentra suspendido.

A pesar de que docenas de revoltosos protestantes hayan sido arrestados durante el desalojo, el acampe por parte de las organizaciones pro-Palestina no ha podido ser desmantelado, sino que incluso se incrementó en tamaño luego de que quienes lideran la protesta declarasen que han ”tomado” la universidad y la declaren como una ”universidad popular’‘.

Ataques antisemitas y apoyo al terrorismo islámico

Uno de los factores distintivos que las protestas llevadas a cabo en los últimos días en la Universidad de Columbia, es el profundo sentimiento anti-Israel que profesan, el cual ha llevado a quienes participan del acampe a ser perpetradores de violentos ataques antisemitas contra aquellos estudiantes que profesan la religión judía, e incluso a aquellos que no defiendan sus reclamos.

Uno de los casos de marcado sentimiento anti-judío que se ha llevado a cabo en los últimos días han sido las graves agresiones perpetradas contra la estudiante judía Elisha Baker, de 21 años, quien denunció que un grupo de protestantes le expresó en repetidas ocasiones que ”se mate a sí misma” y le causaron heridas de moderada gravedad tras patearla en varias ocasiones en el estómago durante el acampe.

Otro incidente de extrema gravedad se dio en el momento en el cual un participante de la protesta terrorista fue enfocado sujetando un cartel que decía ”El próximo objetivo de las brigadas Al-Qasam” mientras apuntaba a un grupo de estudiantes judíos.

Las brigadas Al-Qasam son el brazo armado de la organización terrorista Hamás, la cual ha gobernado al territorio ocupado de Palestina en las últimas décadas y fue el responsable de los ataques terroristas contra distintos poblados israelíes el pasado 7 de octubre de 2023 donde miles de ciudadanos judíos fueron asesinados por Hamás.

Los preocupantes incidentes que tienen por objetivo el acoso y agresiones a los estudiantes judíos despertó la preocupación de empleados de la universidad que pertenecen a la colectividad.

El rabino ortodoxo Elie Buechler, quien se desempeña como profesor tanto en la Universidad de Columbia como en la Universidad Barnard, instó mediante un mensaje abierto de Whatsapp a los estudiantes judíos a abandonar el campus universitario e irse a sus hogares mientras dure el acampe debido a los crecientes ataques antisemitas.

Otro profesor de la universidad, Shai Davidai, mencionó que los estudiantes no lo dejan entrar a la facultad por ser judío y que las protestas llevadas a cabo por las agrupaciones estudiantiles habían cruzado un límite convirtiéndose en actos terroristas llevados a cabo por grupos terroristas.

En concordancia con el sentimiento anti-Israel que las protestas mantienen, además se encuentra presente una profunda adoración por los grupos terroristas islámicos como Hamás, con el cual los estudiantes participantes de los acampes se sienten identificados al punto de que mencionan frases como ”Todos somos Hamás” e incluso celebraron el ataque del 7 de octubre, conocido por los palestinos como la ”Inundación de Al-Aqsa”.

Extensión a otras universidades

Si bien el foco principal de las protestas que se desarrollaron con intensidad en la última semana está puesta en la Universidad de Columbia, en las últimas horas la Universidad de Yale ha visto sucesos similares en sus instalaciones, además de que varios de sus estudiantes hayan irrumpido en el campus de Columbia para mostrar su apoyo para con los protestantes locales.

La situación descrita devuelve a la memoria aquellos incidentes en estados demócratas como Oregon y Washington unos años atrás cuando protestantes tomaban partes de las ciudades con la idea de convertirlas en un ”espacio independiente” y de ”liberación”. Esta misma situación se repite en las universidades hoy en día luego de que el suceso inicial en Columbia de pie a estudiantes en la Universidad de Yale en Connecticut para tomar una porción del campus y proclamarlo como una ”zona liberada”.

Así como en Columbia, ataques contra alumnos judíos fueron reportados a lo largo de la protesta, pero un caso de extrema gravedad fue reportado en las últimas horas en el cual la estudiante judía de periodismo Sahar Tartak fuera apuñalada en el ojo con el asta de una bandera por parte de un protestante en el campus quien en todo momento se cubrió el rostro con un trapo musulmán.

De manera similar que en la universidad localizada en Nueva York, la policía irrumpió y trató de desalojar la protesta desarrollada en el campus localizado en New Haven, Connecticut, pero los estudiantes pertenecientes a las organizaciones terroristas pro-Palestina se mantienen en el lugar.

En paralelo a los distintos hechos que se están desarrollando tanto en Columbia como en Yale y otras universidades en cuyos campus grupos de estudiantes subversivos, la reacción por parte de todo el arco político se hizo presente, tanto en defensa de los estudiantes comunes como también en defensa de aquellas agrupaciones estudiantiles terroristas.

Por el lado de aquellos estudiantes que decidieron tomar la propiedad de las universidades y agredir alumnos por su pensamiento, las diputadas revoltosas Ilhan Omar (cuya hija fue arrestada en la redada en Columbia) y Rashida Tlaib de Michigan y Minnesota respectivamente se alzaron en defensa de las subversivas actitudes de aquellos grupos pro-Hamás que buscan esclavizar al sistema educativo.

En cambio, desde la Casa Blanca, condenaron eufóricamente las tomas de campus en las universidades y la agresión constante que los estudiantes de religión judía han sufrido en las instalaciones, de acuerdo al vice-secretario de prensa del órgano gubernamental Andrew Bates.

Desde el ámbito del Partido Republicano, quien se expresó de manera más rotunda fue la representante de Neuva York, Elise Stefanik, quien a su vez también instó a la presidente de la Universidad de Columbia Shafik a renunciar debido a la falta de acciones tomadas por la universidad para proteger a los estudiantes de religión judía.

La representante republicana de Carolina del Norte, Virginia Foxx quien a su vez preside el Comité de Asuntos Educativos, envió una carta a la Universidad de Columbia demandando que se tomen acciones concretas frente a la situación que se está desarrollando y se pueda otorgar un ambiente seguro a los estudiantes. Dentro de la carta que la diputada envió a la universidad señaló que ante la ausencia de medidas contra los estudiantes que mantienen cautiva a la universidad, el comité educativo del Congreso no dudaría en hacerlos responsables por dichos resultados.

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Estados Unidos

Enloqueció Biden: El presidente de EEUU busca sancionar al jefe de las Fuerzas de Defensa Israelíes por combatir al terrorismo

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El gobierno de Biden sancionó al principal financista de Netanyahu en Israel y, según se informa, evalúa expandir las sanciones contra las FDI, que están peleando contra el terrorismo palestino.

Según un informe publicado por Axios, el presidente Joe Biden está preparando una resolución para sancionar económicamente a Herzi Halevi, el actual jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), por sus acciones contra los terroristas vinculados al grupo palestino Hamás.

Particularmente, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, está analizando las acciones del batallón israelí “Netzah Yehuda” en la región de Cisjordania para combatir a los terroristas palestinos, antes del ataque del 7 de octubre.

Si se imponen sanciones, el batallón y sus miembros ya no recibirían ningún tipo de entrenamiento o asistencia del ejército estadounidense, y el comandante Halevi no podría viajar más a Estados Unidos o países aliados. Se trataría de la primera vez en la historia que Estados Unidos impone sanciones contra Israel.

Según las fuentes, Blinken está analizando aplicar la Ley Leahy, que prohíbe a Estados Unidos proporcionar cualquier tipo de ayuda exterior o capacitación militar a países responsables de presuntas violaciones de derechos humanos basadas en información creíble.

Si bien el canciller norteamericano rechazó preguntas sobre el tema, recalcó el viernes que “la Ley Leahy es muy importante y se debe aplicar en todos los ámbitos“, y confirmó que la Casa Blanca está analizando el tema.

“Cuando hacemos estas investigaciones, estas indagaciones, es algo que lleva tiempo, que debe hacerse con mucho cuidado tanto al recopilar los hechos como al analizarlos, y eso es exactamente lo que hemos hecho”, dijo. “Y creo que es justo decir que verán resultados muy pronto. He tomado determinaciones; pueden esperar verlas en los próximos días“, completó.

La semana pasada, la administración de Biden impuso sanciones al principal financista de Benjamin Netanyahu en Israel, el empresario Ben-Zion Gopstein, fundador y líder del grupo de derecha Lehava. El grupo promueve los asentamientos judíos en Judea y Samaria y tiene alrededor de 5.000 miembros en el país.

Según la Casa Blanca demócrata, los grupos vinculados a Gopstein cometieron actos de violencia contra palestinos, pero no se presentaron evidencias y se especula que Biden está utilizando esto como excusa para imponerle sanciones a los empresarios que apoyan a Netanyahu.

Cabe recordar que el Partido Demócrata de los Estados Unidos apoya políticamente a Yair Lapid, principal líder opositor a Netanyahu. Lapid se convirtió en el primer opositor de la historia en rechazar unirse al Gabinete de Guerra de Israel, algo que siempre ocurre cuando el país entra en un conflicto armado, para mostrar unidad en momentos de extrema peligrosidad.

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