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Estados Unidos

Se desclasificaron miles de documentos del asesinato de Kennedy: No hay más dudas, la CIA conspiró para asesinarlo

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Los documentos liberados por el Archivo Nacional revelan que la CIA seguía e interactuaba con Lee Harvey Oswald, el asesino de Kennedy, previo a los eventos del 22 de noviembre de 1963.

El pasado jueves 15 de diciembre, el Archivo Nacional de los Estados Unidos liberó un total de 13.173 documentos relacionados al asesinato del ex-presidente John Fitzgerald Kennedy. A pesar de ser material extremadamente sensible, bajo la ley estadounidense, se decidió que después de cierta cantidad de años, éste deba ser desclasificado.

A pesar de esta ley, la decisión final de desclasificar el material es potestad del presidente de turno cuando llega el momento de hacerlo. Durante la presidencia de Trump hubo récord de desclasificación de casos, un cambio rotundo a los años de Obama, donde muy poco material fue permitido que llegue a la esfera pública.

A pesar de los rumores de que el presidente Joe Biden prevendría la liberación de estos documentos, finalmente y ante la presión de distintos grupos, firmó la orden ejecutiva, y secretos que por casi 60 años se mantuvieron clasificados han sido revelados, la mayoría relacionados con Harvey Lee Oswald, quien fuera el principal sospechoso del asesinato, y el rol que tuvo la CIA.

Biden mencionó en la orden ejecutiva que todavía hay una serie de documentos que "no puede en buena fe desclasificar", con el fin de "proteger la integridad y la estabilidad de las operaciones de inteligencia y legales, así como también resguardar el bienestar de las fuerzas armadas". Según la propia Casa Blanca, estos documentos que todavía seguirán siendo un misterio comprenden un 3% de todo lo que tiene el Estado acerca de asesinato de más alto perfil de la historia.

Pero los documentos que sí fueron desclasificados ya permiten entender un poco mejor lo que ocurrió aquél fatídico 22 de noviembre de 1963, cuando el entonces presidente demócrata fue impactado por tres balas cuando desfilaba arriba del auto presidencial por las calles de Dallas, Texas.

Faltaría ese 3% para tener una confirmación definitiva, pero el panorama es muy claro: la CIA entrenó y "activó" a Lee Harvey Oswald para que asesine a John F. Kennedy. Así lo dijo Robert F. Kennedy Jr., sobrino del asesinado presidente e hijo de Bob Kennedy, el hermano del ex presidente, también asesinado en extrañas circunstancias en 1968.

"El asesinato de mi tío por parte de la CIA fue un exitoso golpe de Estado del que nuestra democracia nunca se ha recuperado", escribió en una publicación en Twitter, donde compartió un fragmento del programa de Tucker Carlson del pasado 17 de diciembre donde ahonda en estos asuntos y muestra toda la evidencia recientemente desclasificada.

Entre los archivos, se evidencia que la CIA seguía todos los movimientos de Lee Harvey Oswald desde mucho antes del asesinato. Inspeccionaba toda su correspondencia y tenía una serie de agentes asignados para seguirlo a todos lados.

De lo que fue desclasificado, se destaca información relativa a la intercepción de comunicaciones con embajada de la Unión Soviética (actual Rusia) en México, en las semanas previas al magnicidio, en la cual se descubrió una serie de conversaciones que habían mantenido Oswald con agentes soviéticos, preguntándoles si le podrían dar asilo político después de lo que iba a hacer.

Las mencionadas conversaciones, datadas de octubre de 1963, las pudo obtener la CIA ya que fueron grabadas por un cable que instaló el asistente personal del entonces presidente mexicano Adolfo López Mateos, sin el conocimiento del resto del gobierno latinoamericano, que en aquél entonces estaba altamente infiltrado por los soviéticos.

El material desclasificado también revela que todo el seguimiento de inteligencia a Oswald fue quitado "días" antes del asesinato, lo que abre la pregunta: ¿Por qué? La principal teoría de muchos investigadores y fuentes consultadas es que la CIA entrenó a Oswald como un operativo descartable, probablemente sin su conocimiento, y seguramente extorsionado o amenazado para que cumpla su objetivo.

Sin confiar en la agencia de inteligencia, Oswald habría intentado a último minuto acordar con los soviéticos para escaparse del país, pero la CIA sabía perfectamente todos sus movimientos y algo habrá hecho para evitar que se dé a la fuga. Capaz esas acciones permanezcan en ese 3% de documentos que Biden decidió mantener clasificados.

Lo que sí sabemos es que dos días después del asesinato, Oswald fue asesinado cuando era trasladado de la comisaría al juzgado por Jack Ruby, un prominente miembro de la mafia de Chicago de aquella época. El asesinato de Oswald quedó grabado en cámaras, y a partir de ese momento el caso pasó a estar frío.

Cabe destacar que Ruby fue declarado insano por el Dr. Louis Jolyoun West, un médico que después se supo era miembro de la CIA y había liderado en esos años uno de los subproyectos de MKUltra, una serie de experimentos que condujo la agencia de inteligencia donde intentaba probar que se podía forzar una confesión a partiro del uso de drogas ilegales como el LSD.

En junio del año que viene, otro conjunto de documentos deberían ser liberados bajo la ley firmada en 1992, pero no se tiene certeza si Biden volverá a encubrir el caso que lleva casi 60 años sin resolverse.

La administración Biden ha sido demandada por la Fundación Mary Ferrell, la cual alega que la gestión ha pospuesto ilegalmente el plazo de revelación de los archivos e instó al actual gobierno a entregar pruebas fehacientes de que las postergaciones sean por la protección de operativos de las Fuerzas Armadas, una declaración bastante delirante dado que todas las personas involucradas llevan años muertos.

El asesinato de JFK

John F. Kennedy fue asesinado el 22 de noviembre del año 1963 durante una visita en Dallas, Texas, donde fue interceptado por tres disparos en el auto presidencial (que en aquella época no estaba blindado ni era convertible). Las balas impactaron en su cabeza, para su posterior traslado al hospital Parkland donde fallecería a la 1 de la tarde.

Inmediatamente se arrestó a Lee Harvey Oswald y fue determinado como el único sosechoso y autor material del atentado, lo cual ya fue sospechoso porque no había suficiente evidencia para vincularlo con el asesinato. Oswald disparó y mató a Kennedy desde el sexto piso del Texas School Book Depository mientras el presidente viajaba en una caravana por Dealey Plaza, en Dallas.

Unos 45 minutos después de asesinar a Kennedy, Oswald disparó y mató al oficial de policía de Dallas J.D. Tippit en una calle local, otro caso que hasta la fecha nunca fue resuelto ni se sabe por qué ocurrió. Oswald ingresó en una sala de cine, donde fue arrestado minutos después por otros agentes que vieron el asesinato de Tippit. Oswald finalmente fue acusado del asesinato del presidente Kennedy, aunque negó completamente las acusaciones, afirmando que "era solo un idiota".

Oswald era un ex-infante de marina, quien desertó a la Unión Soviética en el año 1959 tras ser apercibido por problemas conductuales en las Fuerzas Armadas. Se mudó a Minsk y vivió allí por 3 años con una mujer rusa con la que se llegó a casar. Nunca se supo por qué o cómo logró hacerlo, pero en junio 1962, menos de un año antes del asesinato más impactante de la historia, regresó a Estados Unidos y se estableció en Dallas.

Los investigadores del asesinato tienen múltiples teorías sobre lo que ocurrió, pero todas coinciden en algo: Oswald era más de lo que aparentaba ser. Se teoriza con que en realidad había sido enviado a Minsk como un agente encubierto de la CIA, y que en 1962 fue repatriado para llevar a cabo el asesinato de Kennedy.

Las fechas coinciden con el fiasco de la Bahía de los Cochinos, un intento del Pentágono por invadir la isla de Cuba después del golpe de Estado comunista de Fidel Castro, pero que fue frustrado por el propio Kennedy. La CIA tenía un interés estratégico en recuperar Cuba, que luego se evidenció en la Crisis de los Misiles, mientras que la mafia estadounidense perdió miles de millones de dólares que tenía invertidos en casinos y hoteles cubanos, que fueron expropiados por los Castro.

Es altamente probable que la comunidad de inteligencia haya decidido, después de esos fatídicos tres días de abril de 1961, asesinar a Kennedy para nunca más tener que pasar por la situación de tener un presidente que vaya directamente en contra de los deseos de la CIA.

En el año 1963, el presidente interino Lyndon B. Johnson, quien asumió como vicepresidente de Kennedy, estableció la "Comisión Warren" con el objetivo de investigar el asesinato de Kennedy y sus implicados. La comitiva se encontraba presidida por el presidente de la Corte Suprema Earl Warren y conformada por los senadores Richard Russell Jr y John Sherman Cooper, los diputados Hale Boggs y Gerald Ford, además del director de la CIA Allen Dulles y el presidente del Banco Mundial John McCloy, todos los cabecillas que sin dudas formaban parte de la conspiración.

Obviamente la Comisión de Warren determinó que Oswald actuó por su propia voluntad sin ayuda de nadie más. Pero 10 años después del asesinato, y ante la presión popular, el Congreso decidió abrir una nueva investigación tanto del asesinato como de la Comisión de Warren.

Su conclusión final fue que la comisión trabajó para encubrir el caso, no esclarecerlo, y Oswald definitivamente no trabajó solo, y aunque aquél panel investigador no señaló nombres, quedó claro para todos los americanos que hubo una conspiración para asesinar al presidente.

El grueso de la opinión pública cree que Oswald no actuó en soledad y que la CIA o algún otro cabal de personas poderosas tuvieron una participación en el asesinato del primer presidente en la historia que abrió una guerra sin cuartel contra las agencias de inteligencia, tan solo unos años después de que el saliente presidente Dwight Eisenhower, dijera en su último discurso como presidente, que había un "complejo militar industrial" que gobernaba Estados Unidos, incluso por encima de él, como una advertencia para el entrante Kennedy.

Estados Unidos

La Justicia de Arizona, controlada por los demócratas, imputó y busca arrestar a todo el equipo de asesores de Trump

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Los demócratas hacen otro ataque contra la oposición y ahora buscan poner tras las rejas a todo el equipo que trabaja asesorando al expresidente republicano en su campaña presidencial.

La Justicia de Arizona imputó este jueves a varios aliados importantes del expresidente Donald Trump, incluido el exabogado de Trump y exalcalde de la ciudad de Nueva York, Rudy Giuliani, la expresidente del Partido Republicano de Arizona, Kelli Ward, y el exjefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, por denunciar que las elecciones del año 2020 fueron fraudulentas.

Junto con Ward, Meadows y Giuliani, la ex abogada de Trump Jenna Ellis y el ex asesor de campaña de Trump Boris Epshteyn, junto con varios miembros del Partido Republicano de Arizona, fueron imputados también, según publicó esta mañana el Washington Post .

Meadows, Giuliani, Ellis y Epshteyn fueron imputados por supuestamente intentar ayudar a Trump a recuperar los votos electorales de Arizona en las elecciones presidenciales de 2020, luego de que se comprobara que los demócratas habían robado votos por correo y la Legislatura votara que le darían los votos electorales a Trump si así la Justicia lo decidía.

Por su parte, Ward y los senadores del estado de Arizona, Jake Hoffman y Anthony Kern, también fueron acusados ​​de cargos por haber firmado documentos el 14 de diciembre de 2020, certificando que Trump era el ganador de las elecciones.

La acusación de varios aliados de Trump y miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras una encuesta de Bloomberg News/Morning Consult realizada entre el 8 y el 15 de abril encontró que el presidente Joe Biden está detrás de Trump en varios estados clave como Arizona, Georgia, Nevada y Carolina del Norte por seis o más puntos.

En Arizona, Trump lideró por siete puntos, recibiendo el 49 por ciento del apoyo de los votantes que indicaron que votarían por él, mientras que Biden recibió el 42 por ciento.

Los once republicanos de Arizona son:

  • Kelli Ward, ex presidenta del Partido Republicano en Arizona, y su esposo, Michael Ward.
  • Senador del estado de Arizona Jake Hoffman
  • Senador del estado de Arizona Anthony Kern
  • Tyler Bowyer, director de operaciones de Turning Point USA
  • Nancy Cottle
  • James Lamon
  • Roberto Montgomery
  • Samuel Moorhead
  • Lorena Pellegrino
  • Gregorio Safsten

Los aliados de Trump que supuestamente fueron acusados ​​incluyen a Mark Meadows, Jenna Ellis, Rudy Giuliani, John Eastman, Christina Bobb, ex abogada de Trump, Boris Epshteyn y Mike Roman, ex asistente de campaña de Trump, según el Washington Post .

La decisión judicial fue en respuesta a un pedido directo del Fiscal General de Arizona, el ultra-demócrata Kris Mayes, y es la última de una serie de esfuerzos por utilizar el sistema legal para perseguir a los conservadores y republicanos aliados de Trump.

En julio de 2023, la fiscal general de Michigan, Dana Nesselacusó a 16 “falsos electores” de ocho delitos graves, entre ellos conspiración y falsificación de leyes electorales, por su presunto papel en el intento de disputar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.

Meses después, en diciembre de 2023, la Justicia de Nevada imputó a varios miembros importantes del Partido Republicano del estado, acusados ​​de falsificar y presentar documentos falsos en relación con el complot de los “falsos electores”.

La acusación de varios de los principales aliados del expresidente y varios miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras Trump se encuentra actualmente en juicio y enfrenta 34 cargos de presunta falsificación de registros comerciales en primer grado en relación con los pagos realizados a la estrella porno Stormy Daniels durante las elecciones presidenciales de 2016.

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Economía

Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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Estados Unidos

Estudiantes de extrema izquierda tomaron la Universidad de Columbia en apoyo al terrorismo palestino

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Los adolescentes más ricos del mundo tomaron control del campus de la prestigiosa universidad neoyorquina en apoyo al terrorismo de Hamás.

La situación social en los Estados Unidos se torna cada vez más preocupante a medida que la izquierda destruye el tejido social con manifestaciones violentas que atentan contra los valores occidentales.

En los últimos días, esta situación mostró un nuevo punto crítico luego de que un grupo de alumnos activistas de extrema izquierda de la Universidad de Columbia en Nueva York tomaran el campus de la institución en apoyo a la causa palestina con consignas en defensa del terrorismo islámico y con un marcado antisemitismo.

Docenas de alumnos y activistas de izquierda ajenos a la universidad se instalaron de manera ilegal dentro de la prestigiosa institución en carpas para expresarse en contra de la operación militar especial que lleva a cabo Israel en la Franja de Gaza, en respuesta al ataque genocida del grupo terrorista palestino Hamás, donde más de 1.500 judíos fueron asesinados a sangre fría el 7 de octubre.

La toma fue impulsada por la asociación izquierdista "Students For Justice In Palestine" y contó con el apoyo de múltiples organizaciones universitarias, que agredieron a estudiantes de religión judía y a otros que no compartieran su visión acerca del conflicto en Medio Oriente.

Lo que hace aún más insólita la situación es que los estudiantes que participaron de la manifestación, lejos están de ser árabes o palestinos; por el contrario, son blancos de clase alta. Se trata de los hijos adolescentes de las familias más adineradas del planeta jugando a disfrazaese de terroristas.

Los manifestantes que confraternizan con el terrorismo islámico bloquearon el acceso a la prensa y aseguran que solo permitirán el acceso de periodistas "afines a la causa". Entre otros, rechazaron el acceso de periodistas judíos, por su religión.

Si bien las autoridades de la universidad habían mencionado que los protestantes serían desalojados en el transcurso de la primera noche de la ocupación, ningún tipo de acción fue llevada a cabo.

Los estudiantes judíos debieron abandonar el campus universitario y la zona quedó completamente en manos de los grupos estudiantiles de extrema izquierda, que aprovecharon la ocasión para dar discursos violentos y cargados de odio contra la comunidad judía.

Recién el jueves, la policía de Nueva York se hizo presente y en un operativo arrestó alrededor de 110 personas participantes de la protesta, incluida la hija de la representante demócrata del estado de Minnesota Ilhan Omar, Isra Hirsi.

La intervención por parte de la policía de Nueva York se dio luego de que las autoridades de la universidad encabezadas por la presidente de la institución, Minouche Shakif, dieran aviso acerca de los ilícitos que se estaban cometiendo dentro de la institución sumado a la hostil recepción de los estudiantes contra las fuerzas policiales a las cuales llamaron "asesinos de bebés".

Los incidentes con los grupos pro-Palestina se originaron luego de que Shakif hablara frente al Comité de Educación del Congreso de los Estados Unidos acerca de los crecientes casos de antisemitismo en las universidades, por lo que los mencionados grupos de estudiantes comenzaron a acampar de forma ilegal en el campus y a tomar actitudes violentas y hostiles contra estudiantes de religión judía.

Uno de los factores determinantes para la escalada en el conflicto de las agrupaciones estudiantiles con la universidad, fue la prohibición de dos agrupaciones izquierdistas a fines del año pasado, las cuales se les imputó el incumplimiento con las políticas de la Universidad de Columbia respecto al código de conducta y abuso contra otros estudiantes.

De acuerdo a la presidente de Columbia, se autorizó a la Policía de Nueva York a desalojar el campamento establecido en el ala sur del campus, lo que provocó incidentes. En concordancia con las acciones legales que la dirigencia de la universidad tomó contra los alumnos, se les informó a su vez que a cualquier alumno que participe de cualquier manera en las protestas y ocupación del territorio universitario se encuentra suspendido.

A pesar de que docenas de revoltosos protestantes hayan sido arrestados durante el desalojo, el acampe por parte de las organizaciones pro-Palestina no ha podido ser desmantelado, sino que incluso se incrementó en tamaño luego de que quienes lideran la protesta declarasen que han "tomado" la universidad y la declaren como una "universidad popular’‘.

Ataques antisemitas y apoyo al terrorismo islámico

Uno de los factores distintivos que las protestas llevadas a cabo en los últimos días en la Universidad de Columbia, es el profundo sentimiento anti-Israel que profesan, el cual ha llevado a quienes participan del acampe a ser perpetradores de violentos ataques antisemitas contra aquellos estudiantes que profesan la religión judía, e incluso a aquellos que no defiendan sus reclamos.

Uno de los casos de marcado sentimiento anti-judío que se ha llevado a cabo en los últimos días han sido las graves agresiones perpetradas contra la estudiante judía Elisha Baker, de 21 años, quien denunció que un grupo de protestantes le expresó en repetidas ocasiones que "se mate a sí misma" y le causaron heridas de moderada gravedad tras patearla en varias ocasiones en el estómago durante el acampe.

Otro incidente de extrema gravedad se dio en el momento en el cual un participante de la protesta terrorista fue enfocado sujetando un cartel que decía "El próximo objetivo de las brigadas Al-Qasam" mientras apuntaba a un grupo de estudiantes judíos.

Las brigadas Al-Qasam son el brazo armado de la organización terrorista Hamás, la cual ha gobernado al territorio ocupado de Palestina en las últimas décadas y fue el responsable de los ataques terroristas contra distintos poblados israelíes el pasado 7 de octubre de 2023 donde miles de ciudadanos judíos fueron asesinados por Hamás.

Los preocupantes incidentes que tienen por objetivo el acoso y agresiones a los estudiantes judíos despertó la preocupación de empleados de la universidad que pertenecen a la colectividad.

El rabino ortodoxo Elie Buechler, quien se desempeña como profesor tanto en la Universidad de Columbia como en la Universidad Barnard, instó mediante un mensaje abierto de Whatsapp a los estudiantes judíos a abandonar el campus universitario e irse a sus hogares mientras dure el acampe debido a los crecientes ataques antisemitas.

Otro profesor de la universidad, Shai Davidai, mencionó que los estudiantes no lo dejan entrar a la facultad por ser judío y que las protestas llevadas a cabo por las agrupaciones estudiantiles habían cruzado un límite convirtiéndose en actos terroristas llevados a cabo por grupos terroristas.

En concordancia con el sentimiento anti-Israel que las protestas mantienen, además se encuentra presente una profunda adoración por los grupos terroristas islámicos como Hamás, con el cual los estudiantes participantes de los acampes se sienten identificados al punto de que mencionan frases como "Todos somos Hamás" e incluso celebraron el ataque del 7 de octubre, conocido por los palestinos como la "Inundación de Al-Aqsa".

Extensión a otras universidades

Si bien el foco principal de las protestas que se desarrollaron con intensidad en la última semana está puesta en la Universidad de Columbia, en las últimas horas la Universidad de Yale ha visto sucesos similares en sus instalaciones, además de que varios de sus estudiantes hayan irrumpido en el campus de Columbia para mostrar su apoyo para con los protestantes locales.

La situación descrita devuelve a la memoria aquellos incidentes en estados demócratas como Oregon y Washington unos años atrás cuando protestantes tomaban partes de las ciudades con la idea de convertirlas en un "espacio independiente" y de "liberación". Esta misma situación se repite en las universidades hoy en día luego de que el suceso inicial en Columbia de pie a estudiantes en la Universidad de Yale en Connecticut para tomar una porción del campus y proclamarlo como una "zona liberada".

Así como en Columbia, ataques contra alumnos judíos fueron reportados a lo largo de la protesta, pero un caso de extrema gravedad fue reportado en las últimas horas en el cual la estudiante judía de periodismo Sahar Tartak fuera apuñalada en el ojo con el asta de una bandera por parte de un protestante en el campus quien en todo momento se cubrió el rostro con un trapo musulmán.

De manera similar que en la universidad localizada en Nueva York, la policía irrumpió y trató de desalojar la protesta desarrollada en el campus localizado en New Haven, Connecticut, pero los estudiantes pertenecientes a las organizaciones terroristas pro-Palestina se mantienen en el lugar.

En paralelo a los distintos hechos que se están desarrollando tanto en Columbia como en Yale y otras universidades en cuyos campus grupos de estudiantes subversivos, la reacción por parte de todo el arco político se hizo presente, tanto en defensa de los estudiantes comunes como también en defensa de aquellas agrupaciones estudiantiles terroristas.

Por el lado de aquellos estudiantes que decidieron tomar la propiedad de las universidades y agredir alumnos por su pensamiento, las diputadas revoltosas Ilhan Omar (cuya hija fue arrestada en la redada en Columbia) y Rashida Tlaib de Michigan y Minnesota respectivamente se alzaron en defensa de las subversivas actitudes de aquellos grupos pro-Hamás que buscan esclavizar al sistema educativo.

En cambio, desde la Casa Blanca, condenaron eufóricamente las tomas de campus en las universidades y la agresión constante que los estudiantes de religión judía han sufrido en las instalaciones, de acuerdo al vice-secretario de prensa del órgano gubernamental Andrew Bates.

Desde el ámbito del Partido Republicano, quien se expresó de manera más rotunda fue la representante de Neuva York, Elise Stefanik, quien a su vez también instó a la presidente de la Universidad de Columbia Shafik a renunciar debido a la falta de acciones tomadas por la universidad para proteger a los estudiantes de religión judía.

La representante republicana de Carolina del Norte, Virginia Foxx quien a su vez preside el Comité de Asuntos Educativos, envió una carta a la Universidad de Columbia demandando que se tomen acciones concretas frente a la situación que se está desarrollando y se pueda otorgar un ambiente seguro a los estudiantes. Dentro de la carta que la diputada envió a la universidad señaló que ante la ausencia de medidas contra los estudiantes que mantienen cautiva a la universidad, el comité educativo del Congreso no dudaría en hacerlos responsables por dichos resultados.

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