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Estados Unidos

Trump lanza una nueva tanda de indultos destinados a absolver a todos los perseguidos políticos del gobierno de Obama

El Presidente Trump anunció estos indultos entre el martes y miércoles de esta semana y están destinados a muchos colaboradores de su campaña perseguidos por el FBI de Obama.

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El presidente Donald Trump anunció tanto el martes como el miércoles una nueva tanda de los tradicionales "indultos navideños".

El indulto es un poder otorgado por la Constitución de los Estados Unidos al Presidente, el cual puede usar ese poder para permitir que una persona sea liberada de las consecuencias legales que resultaron de una condena penal "injustificada". El perdón presidencial (pardon en ingles) puede otorgarse antes o después de la condena y sólo cubre delitos federales.

En total, el Presidente ha otorgado esta semana 39 indultos y 7 conmutaciones de pena.

En este caso, la nueva tanda de indultos presidenciales está destinado a corregir las injusticias que el Departamento de Justicia del gobierno de Barack Obama cometió durante su mandato, especialmente en la inventada trama Rusia-Trump, conocida como RussiaGate.


Uno de los principales perdones presidenciales fue a Paul Manafort, asesor político y ex-jefe de campaña del presidente Donald Trump durante la elección del 2016, quien fue condenado a 7 años de prisión por delitos financieros y evasión fiscal debido a que se convirtió en el principal objetivo de la investigación del fiscal Mueller.

Robert Mueller fue el Fiscal Especial designado para probar una supuesta colusión entre Trump y Rusia para interferir en la elección presidencial de 2016 en su favor. La investigación de Mueller fue un fracaso total y no logró probar nada de lo que se alegaba contra Trump, pero sí condenó, sin pruebas y extorsionando a los imputados para que confesaran un crimen que no cometieron, a varios colaboradores cercanos a Trump.

Por ejemplo Manafort arregló con Mueller un acuerdo de pena tras estar sometido a condiciones de arresto inhumanas que incluían 23 horas al día de confinamiento solitario, por lo que su admisión de culpabilidad es considerada cuanto menos inconstitucional. 

Paul Manafort siendo llevado a la cárcel.

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Otro de los pardons que se destaca es el de George Papadopoulos, ex asesor de campaña de Trump en materia internacional quien también se convirtió en un objetivo de la investigación de Mueller. 

Papadopoulos fue acusado y sentenciado a 14 días de prisión en 2018 por el delito menor de mentir bajo juramento, aunque este mismo interrogatorio se le realizó sin un abogado presente y, según él, bajo amenazas extorsivas.

Papadopoulos era una de las voces más prominentes de la campaña de Trump en contra del aparato demócrata y había prometido que cuando llegue a la Casa Blanca trabajaría arduamente para destruirlo. Desde el comienzo, fue uno de los principales objetivos de la investigación de Mueller y los militantes demócratas festejaron su sentencia, a pesar de que nada había tenido que ver con la investigación original del Fiscal Especial.

Otro perseguido político al que le fue otorgado el indulto presidencial es Alex van der Zwaan, un abogado holandés vinculado al presidente Trump que también fue sentenciado a un mes de prisión por mentir bajo juramento. Su caso es similar al de Papadopoulos. 

George Papadopoulos yendo a testificar.

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Finalmente, Trump también se encargó de perdonar a su amigo y ex asesor político Roger Stone, a quien ya le había conmutado su sentencia en febrero de este año. 

Stone corrió la misma suerte que los anteriores y se transformó en un perseguido político de Mueller, por lo que fue condenado a 40 meses de prisión por acumulación de delitos menores como manipulación de testigos.

Stone es uno de los operadores políticos más famosos de la historia del país, habiendo coordinado el trabajo de campo de las campañas del republicano Richard Nixon. Luego, junto a Manafort, habían sido de los asesores más cercanos al ex presidente Ronald Reagan, durante su histórica campaña tanto en 1980 como en 1984, y durante su presidencia.

Distintos gobiernos demócratas trataron por décadas de llevar preso al popular lobista republicano, quien se auto-identifica como un "libertario de derecha" y el mejor operador político de la historia.

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Saliendo de la trama rusa pero no de la persecución política, el Presidente perdonó a dos ex diputados republicanos, Duncan Hunter y Chris Collins, que habían sido condenados por delitos de mal uso de fondos de campaña y de fraude financiero. 

La clemencia para Hunter y Collins era apoyada por cientos de congresistas republicanos y Trump en múltiples ocasiones expresó su deseo de "buscar justicia" para estos dos políticos. 

Tanto Hunter como Collins fueron los dos primeros diputados republicanos en expresar su apoyo a Trump durante la campaña de 2016, por lo que su enjuiciamiento en los años posteriores también fue motivado políticamente.
 
De esta manera, los indultos llevados a cabo por Trump esta semana se encargan de cerrar una etapa marcada por la persecución política y la cacería de brujas por parte del gobierno de Obama y de la candidata Hillary Clinton.

Izquierda: Chris Collins. Derecha: Duncan Hunter.

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El Presidente Trump también le otorgó un indulto a cuatro contratistas de la empresa militar privada Blackwater que fueron condenados por la muerte de 14 ciudadanos iraquíes a mediados del 2007, cuando un convoy diplomático que escoltaban fue emboscado por insurgentes. 

Años más tarde, la condena a los veteranos de la guerra de Iraq fue revisada y anulada por un juez de segunda instancia, pero el entonces vicepresidente Joe Biden presionó tanto publica como internamente para que se llevara a cabo un nuevo juicio con una condena mayor contra estas personas. 

Por la presión política de Biden, los cuatro contratistas volvieron a ser investigados y un nuevo juez decidió condenarlos. Desde entonces, diversos diputados republicanos habían lanzado una campaña para que Trump les otorgara clemencia.

Incluso muchos periodistas y activistas de izquierda habían visto esto como un papelón de la justicia y una intromisión del Poder Ejecutivo en el Judicial. Incluso el editor de la revista TIME, David French, aseguró que Trump tomó la decisión correcta en dar este indulto.

En los restantes perdones, se destaca el de Daniela Gozes-Wagner, un caso similar al de Alice Johnson, una mujer afroamericana presa condenada por un delito menor de posesión de drogas a la que Trump le otorgó clemencia años atrás. Johnson había sido víctima de una ley verdaderamente injusta que había sido aprobada en los 90s por Joe Biden, los Clinton, y todo el bloque demócrata de aquella época, que perjudicaba desproporcionalmente a los afroamericanos.

Ahora, el Presidente continúa con esa política de rever las condenas por delitos menores relacionadas con la droga o el narcomenudeo que él considera muy duras.

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Por último, también se destaca el indulto a Charles Kushner, padre de Jared Kushner, yerno del Presidente Trump (está casado con Ivanka Trump) y uno de sus principales asesores.

Charles había sido condenado en 2007 a 2 años de prisión por contribuciones ilegales de campaña, evasión fiscal y manipulación de testigos para salirse ileso de aquella denuncia.

El indulto a Kushner padre puede ser visto como un gesto de clemencia de Trump para con una familia que conoce muy bien y que sabe por lo que han pasado.

Los dirigentes demócratas salieron al ataque de Trump por este indulto en particular, olvidándose que Charles Kushner era un poderoso y asiduo donante al Partido Demócrata y poseía extensos vínculos con la cúpula del mismo.

De hecho, como tituló el mismo New York Times en 2005, la causa que lo dejó 2 años preso fue por donarle de manera irregular al Partido Demócrata en distintas campañas políticas de esa época.

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Estados Unidos

"Baño de Sangre": Otro ejemplo de las terribles operaciones de prensa de los medios contra Donald Trump

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Durante un acto de campaña, el expresidente se refirió a la situación económica del país y los medios de comunicación tergiversaron sus palabras para que parezca como una amenaza contra la población.

El pasado sábado durante un acto de campaña en el estado de Ohio, el candidato a presidente del Partido Republicano, Donald Trump, anunció que en el caso de que Joe Biden continúe siendo el presidente se dará un "baño de sangre" para la industria automotriz.

A lo largo de los Estados Unidos, en varios países del mundo e incluso en otros países incluyendo la Argentina, los medios de comunicación buscaron doblegar las palabras del expresidente, para que parezca una amenaza hacia la población, sin siquiera haber analizado el contenido del discurso ni la verdadera connotación de los dichos del republicano.

Durante su discurso, el expresidente buscó advertir de la creciente amenaza de la industria automovilística por parte de México, la cual resultó perjudicial para los Estados Unidos durante los años en los cuales el NAFTA se encontraba vigente, hasta que Trump renegoció el acuerdo durante la celebración del G-20 en Buenos Aires dando nacimiento al nuevo USMCA, cuyo objetivo en cuanto a esa industria fue mitigar el daño a la producción automotriz estadounidense.

Sin embargo en los últimos años, debido a los bajos costos de producción sumados a los costos de trabajo de la industria en el territorio mexicano, las importaciones desde el país del sur hacia los Estados Unidos se incrementaron de manera que la industria nacional americana se vio fuertemente afectada por bienes que se producen.

A su vez, otro participante que busca aprovechar sus economías de escala y sus bajos costos de producción es China, país que en los últimos años ha incrementado la producción de automóviles eléctricos de manera exponencial de modo que en el pasado año las exportaciones del gigante asiático en esta materia crecieron en un 70% lo cual es el equivalente a 34 billones de dólares.

Las advertencias de Trump estaban dirigidas a la laxitud que ha poseído la administración de Joe Biden con respecto a la introducción de automóviles eléctricos desde el país asiático, ya que en el país es considerado como un peligro a la seguridad nacional.

Adicionalmente el expresidente advirtió que los chinos buscarían ingresar sus manufacturas automotrices a través del mercado mexicano, siendo que las importaciones provenientes de México se encuentran entre las más destacadas en el mercado estadounidense, así como aquellas provenientes desde la Unión Europea y Canadá.

Frente al peligro que representa esta industria por parte de China, Trump advirtió que en caso de que sea electo presidente, no se tratará la estrategia china para esquivar derechos de importación con buenos ojos tal que según aseguró el candidato se aumentarán los aranceles a las importaciones de origen chino procedentes de México en un 100%, duplicando su costo en los Estados Unidos con el fin de desalentar las medidas asiáticas.

En contraste, el republicano aseguró que de seguir la actual administración, se daría un "baño de sangre" para el país, término que en el ámbito de los negocios se traduce como un cataclismo comercial.

Lejos de aceptar su error, los medios de comunicación redoblaron la apuesta e intentaron desmentir la posibilidad de que Trump utilizara el termino relacionado al comercio como tal, sino que buscaron contrastar sus dichos con una nueva revolución relacionada a los disturbios ocurridos el pasado 6 de enero de 2021 en el cual el expresidente demostró no tener conexión alguna.

A través de la cadena televisiva MSNBC, el periodista Joe Scarborough aseguró que Trump no hizo referencia a la industria automotor con sus dichos y apuntó contra usuarios de Twitter mencionándolos como "idiotas" por explicarle lo que Trump realmente había dicho. Otro analista de la MSNBC incluso llegó a afirmar que el expresidente en realidad estaba hablando en un código secreto.

De todos modos, Trump en las últimas horas a través de su red social "Truth Social" se encargó de disipar rumores acerca de sus dichos, ratificando su contexto con la importación de vehículos desde México y recalcó que el aparato mediático demócrata busca la destrucción del país y el entorpecimiento de su candidatura.

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Nuevo informe demuestra que Hunter Biden ayudó a China a comprar tecnología nuclear de los Estados Unidos

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En medio del juicio político contra Joe Biden en el Congreso, la investigación de los legisladores está revelando nuevos entramados en la corrupción de la familia del presidente.

Un memorando de estrategia que se hizo público en medio de la investigación del Congreso a la familia Biden, reveló que Hunter Biden, el hijo del actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ayudó a la entidad CEFC China Energy a comprar una empresa estadounidense de reactores nucleares en 2016.

El CEFC era una empresa pseudo-privada que estaba estrechamente vinculado al Partido Comunista Chino (PCC). La compañía tenía todo su directorio ocupado por dirigentes comunistas, y quebró en 2020, después que saliera a la luz que utilizaba una compleja red de empresas afiliadas para facilitar acuerdos falsos, inflar cifras comerciales y obtener préstamos bancarios para canalizar financiamiento al PCC.

En la investigación de la Cámara de Diputados, que está evaluando un impeachment contra Biden, se descubrió que el entonces presidente de la empresa, Ye Jianming, le pagó a Hunter US$ 1 millón de dólares por servicios legales en 2017, además de un "regalo", un gran diamante con un valor estimado de 80.000 dólares.

"Ye tenía vínculos directos, duraderos y profundos con la inteligencia china cuando estaban organizando estos ideales para los Biden”, asegura Peter Schweizer, colaborador principal de Breitbart News y presidente del Instituto de Responsabilidad Gubernamental.

El memorando obtenido por los legisladores sugiere que el objetivo del CEFC era explotar la proximidad de Hunter a la Casa Blanca de Obama para permitir que se llevara a cabo la controvertido compra de Westinghouse.

El fabricante de reactores nucleares tenía tecnología altamente clasificada, y todas las agencias recomendaron que no se aprobara dicha compra, ya que China avanzaría "30 años" en su desarrollo nuclear con dicha adquisición. Sin importarle esto, el hijo del entonces vicepresidente colaboró para que esto ocurriera.

Uno de los antiguos socios comerciales de Hunter Biden, Rob Walker, testificó ante el Congreso y mencionó que el hijo del presidente estaba involucrado y entregó una carta para que los chinos se sintieran cómodos con el plan.

El objetivo era formular la apariencia de que el CEFC compraría la icónica compañía energética con sede en Estados Unidos con asesores y equipos norteamericanos, para que no hubiera conflicto de intereses, pero esto nunca ocurrió.

En aquél momento, Westinghouse tenía su sede en Estados Unidos, pero era propiedad de la japonesa Toshiba y era uno de los favoritos de la industria nuclear con su nuevo reactor AP1000, un generador de energía más pequeño y avanzado al que solo tenían acceso EE.UU. y Japón.

Westinghouse estaba sufriendo severos conflictos financieros debido a retrasos en los costos y sobrecostos en una planta de energía nuclear planificada en Georgia que eventualmente obligaría a la compañía a solicitar la bancarrota. En ese momento entra CEFC en escena con el objetivo de comprarla.

Finalmente, el plan del CEFC para adquirir Westinghouse no se consumó. Cuestiones de seguridad nacional fueron planteadas por los republicanos y en pleno año electoral, Obama derribó el acuerdo. Sin embargo, China finalmente logró sus objetivos de un reactor nuclear civil a través del Hualong One.

El diseño desarrollado por la Corporación Nuclear Nacional de China y el Grupo General de Energía Nuclear de China tiene alarmanetes similutudes al AP1000, y se cree ampliamente que el diseño finalmente fue robado, probablemente en uno de los tantos hackeos que sufrió Estados Unidos por parte de China en los últimos años.

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Estados Unidos

Crisis en Haití: Los preocupantes vínculos de Hillary Clinton con el colapso del país caribeño y la trata de personas

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Una fuerte crisis estalló en el país caribeño y la ex canciller estadounidense y su esposo, el ex presidente norteamericano, vuelven a aparecer en escena ofreciendo "ayuda humanitaria" a través de su fundación.

En las últimas semanas terminó de colapsar el Estado haitiano, luego de que un gran número de bandas narco tomaran el control del país, forzando a su presidente y primer ministro a renunciar y abandonar el país, mientras los principales criminales del territorio caribeño ocupan la casa de gobierno.

Muchos ponen el inicio de esta crisis en 2021, cuando un grupo de sicarios asesinó al entonces presidente Jovenel Moise. Sin embargo, la crisis empieza mucho antes, particularmente en 2009, cuando la violencia en las calles después de un masivo temporal llevó a la intervención humanitaria del gobierno de los Estados Unidos, por entonces comandado por Barack Obama.

Pero quien realmente tomaría control del país en aquél momento fue Hillary Clinton, quien asumía como Secretaria de Estado y pondría entre los lineamientos diplomáticos una ayuda sin precedentes al entonces gobierno de Haiti.

La esposa del expresidente norteamericano comenzó a delinear una agenda propia por la cual convertiría a la pequeña nación centroamericana en un paraíso socialista con un gobierno extremadamente corrupto que respondiera directamente a sus intereses.

Un año más tarde, las desgracias se prolongaron en el país luego de que un fuerte terremoto asalte Puerto Príncipe cobrándose la vida de alrededor de 200.000 personas, una verdadera masacre.

Pero en vez de verlo como una tragedia, Clinton, a través de su Fundación Clinton, lo vio como una oportunidad sin precedentes para terminar de tomar control del Estado caribeño. La fundación destinó US$ 30 millones de dólares como "ayuda humanitaria", pero sin ningún tipo de auditoría.

La auditoría vendría después, con las demandas de los haitianos, que denunciaron que ese dinero fue a las manos de narcos y grupos de trata, que se aprovecharon de la situación vulnerable de la sociedad para traficar, tanto drogas como personas.

En noviembre del mismo año en el cual el terremoto dejó de rodillas a la pequeña nación, Hillary Clinton brindó su apoyo al candidato Michel Martelly en las elecciones presidenciales que se definirían en el año 2011, Martelly quedaría en tercer lugar, quedándose afuera del "ballotage".

En un acto de corrupción internacional que quedó en los libros de historia, en enero del 2011, Clinton realiza un viaje a Puerto Príncipe para reunirse con el presidente en funciones, René Preval, a quien deliberadamente amenazó con cortar cualquier tipo de ayuda humanitaria por parte de la fundación Clinton si no posicionaba a Martelly en las boletas electorales.

Pocos días después, por supuestas razones legales, el entonces candidato que se suponía competiría en el desempate, Jude Celestín, es retirado de las boletas y Martelly, que había quedado tercero, entra mágicamente a la segunda vuelta, como quería Hillary.

Como era esperable, Martelly es electo presidente en unas elecciones marcadas por el fraude electoral ya que se contaron alrededor de 700 mil boletas prácticamente nulas, muchas de ellas de personas que habían resultado fallecidas en el terremoto pero que sus documentos de identidad todavía no se habían dado de baja. En ese momento, Clinton comenzaron con su agenda político-económica en Haití.

Entre los años 2011 y 2016, el presidente Martelly impuesto por los Clinton lideró el país de una forma fraudulenta en la cual grandes casos de corrupción fueron investigados consistentes en la toma de sobornos por la construcción de obra pública y la cooperación con bandas criminales armadas que cometieron varios actos de delitos contra la humanidad.

Uno de los hechos de corrupción que se investigó y quedó en la nada fue la supuesta construcción de 400 viviendas destinadas a beneficiar a los damnificados por el terremoto del 2010, lo cual quedó a cargo del propio presidente Martelly y del co-presidente de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití, el propio Bill Clinton, quien además fomentó un préstamo de 30 millones de dólares provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El mayor favor con el cual Martelly pudo pagarle a Clinton fue la elección del médico y ex-asesor del presidente estadounidense, Garry Conille. La designación del médico no era nada más ni nada menos que un método de control para que la agenda del matrimonio demócrata pueda ser llevada de acuerdo a los planes del mismo.

No obstante, en el año 2016 una semana previo a que finalice su mandato, el presidente Martelly renunció y se exilió en el estado de Florida, dejando al país sin sucesor y con unas elecciones especiales que fueron anuladas debido a los innumerables casos de fraude que se habían registrado, de los Clinton intentando perpetuar su control.

Consumada la renuncia del presidente lacayo de Hillary Clinton y la caída de las elecciones, se llamó a un nuevo sufragio, y Jovenel Moise logra convertirse en el nuevo presidente de Haití en 2016 tomando una fuerte actitud combativa frente a la corrupción y bandas narcotraficantes y estableciendo reformas pro-mercado en un territorio que se encontraba desolado debido a las malas administraciones.

Moise trabajó de cerca con el entonces presidente Donald Trump para quitar la influencia de los Clinton del país, pero su mandato se cortó temprano. Para desgracia de los haitianos, tan solo seis meses después de que Joe Biden asumiera la presidencia de los Estados Unidos, el 7 de julio de 2021, Moise fue asesinado por un grupo de mercenarios extranjeros (principalmente colombianos).

El asesinato de Moise nuevamente puso foco en las teorías de la participación del matrimonio Clinton en el asesinato de políticos opositores y el conocido "body count" de Hillary Clinton.

La realidad es que Moise había dirigido todos sus esfuerzos a luchar contra la corrupción estatal fuertemente influenciada por los magnates demócratas a través de la Fundación Clinton, sumado a una feroz lucha contra el tráfico de personas.

Luego de los acontecimientos que se desataron el 7 de julio del 2021, el recientemente designado primer ministro Claude Joseph toma la presidencia por el plazo de 14 días, ya que había sido apuntado por Moise tan solo dos días antes de su asesinato.

Sin embargo, Joseph al término de dos semanas abandona el cargo y se lo cede a Ariel Henry, quien era pedido por la Casa Blanca. Poco tiempo después de la toma del poder de Henry, bandas criminales comenzaron nuevamente a devastar la ciudad de Puerto Príncipe, como ya había ocurrido en el pasado.

A pesar del apoyo que el gobierno estadounidense había brindado a Henry, la agenda de los Clinton parece no estar muy en concordancia con la del presidente haitiano quien también actúa como primer ministro luego de la muerte de Moise. A principios de este mes de marzo, Henry había realizado un viaje a Kenia para solicitar tropas con el fin de reestablecer el orden en el país caribeño luego de que numerosas bandas caníbales asaltaran la capital.

Frente a la situación que terminó de estallar en Puerto Príncipe, Henry dimitió desde el extranjero y se encuentra actualmente en Puerto Rico mientras grupos narco, liderados por Jimmy "Barbecue" Cherizier, un ex-agente de policía que se convirtió en el jefe de las bandas criminales, se convierte en el mandatario de facto del país.

A pesar de que el presidente Joe Biden aclaró en los últimos días que no movilizará tropas al caribe por esta situación, la agenda del matrimonio Clinton vuelve a florecer y su fundación aparece nuevamente en escena ofreciendo ayuda humanitaria, que desde ya terminará en los bolsillos de los traficadores.

Existe también una gran preocupación por parte de la sociedad estadounidense y los sectores republicanos, que frente a la situación en Haití, miles de inmigrantes ilegales provenientes del país caribeño arriben a los Estados Unidos, particularmente a través de Florida, aumentando más aún la crisis migratoria que ataca a Norteamérica y diversificándola a otros estados.

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