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Estados Unidos

Trump quiere vetar la Ayuda Económica porque destinaba la gran mayoría de los recursos a países extranjeros en vez de a los norteamericanos

El anuncio fue dado desde la Casa Blanca luego de que el paquete se haya aprobado en el Congreso. Miles de páginas de legislación basura y millones de dólares desperdiciados en programas sociales de países en Asia y Medio Oriente.

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El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes en un mensaje grabado desde la Casa Blanca que está en desacuerdo con el nuevo paquete de estímulo económico aprobado por las cúpulas del Partido Demócrata y Republicano.

En el anuncio, aseguró que lo iba a vetar para que se vuelva a discutir en el Congreso un incremento en la ayuda financiera a las familias americanas a costa de una reducción en las ayudas extranjeras.
Esta ley fue aprobada el pasado lunes 21 de diciembre por la noche, y había sido enviada al Congreso con el único propósito de ayudar a los americanos a superar la crisis económica del COVID-19.
El valor inicial que había enviado el Secretario del Tesoro de Trump, Steve Mnuchin, estimaba un ayuda económica de 1.200 dólares por persona, una ayuda económica a las PyMEs y comercios que se encontraban cerca de la quiebra. El valor total que hubiera implicado este paquete de estímulo era de 1,8 billones de dólares (US$ 1.800.000.000.000).
Los demócratas en el Congreso no querían darle una victoria a Trump antes de las elecciones y postergaron la ley hasta diciembre. A principios de este mes, se juntaron sin la bendición de Trump Mitch McConnell, el líder republicano en el Senado y Nancy Pelosi, la líder demócrata en la Cámara de Diputados.
Entre ellos decidieron desechar el proyecto de Trump y trabajaron en conjunto una nueva ley, con un valor aproximado total de 900 mil millones de dólares (US$ 900.000.000.000), la mitad que la original.
Debido a que fue un acuerdo partidario, la legislación fue aprobada por ambas cámaras sin ningún inconveniente. En la votación dentro de la Cámara de Representantes, donde el Partido Demócrata goza de una mayoría, la votación resultó 359-53 en favor del paquete. En el Senado, por su parte, se siguió el mismo camino y la votación arrojó un resultado de 94 votos a favor y sólo 6 senadores republicanos en contra. 

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McConnell y Pelosi, sin embargo, no sólo achicaron el presupuesto total de la ley si no que desviaron fondos para apoyar programas sociales en el extranjero, modificar leyes en Estados Unidos que nada tienen que ver con el COVID-19 y aumentarse sus propios sueldos.

Finalmente con los cambios, el dinero destinado a cada ciudadano se redujo a solo 600 dólares.

El proyecto aprobado resultaba ser una burla para el americano promedio, con cientos de apartados destinados exclusivamente a la financiación de Estados extranjeros.

Un repaso de lo más absurdo de la ley vetada por Trump: 

En el proyecto se puede encontrar un ”Fondo de Apoyo Económico” para la República de Sudán por una suma de 700 millones de dólares y una ayuda de más de 1,3 billones de dólares a Egipto destinada a un programa de financiación militar. 

Entre otras cosas, el proyecto aprobado también posee una ayuda de más de 10 millones de dólares a Pakistán en concepto de programas de capacitación de género y otros 15 millones de dólares destinados a programas de fomento de la democracia. 

En cientos de estas páginas no hay mención alguna del COVID-19.

Estas ayudas a países extranjeros, desconocidas por gran parte de la población, fueron defendidas públicamente por senadores republicanos y demócratas en televisión nacional estos días

Por ejemplo, el republicano Lindsey Graham defendió el envío de este dinero destinado a los cursos de género a Pakistán debido a que allí “la vida es muy dura para las mujeres“. 

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Claramente los líderes de ambos partidos vieron la oportunidad de aprobar una ley que incluyera todo tipo de legislación que ellos quieren implementar hace tiempo.

En las 5.593 páginas de esta ley, se pueden encontrar millones de dólares asignados la creación de un Consejo para el “Asesoramiento de Seguridad del Medio Ambiente”, otro para el “Estudio de la Inequidad de Género entre Estatuas Públicas” y el último para “promover la diversidad en las Agencias de Inteligencia del Estado”. 

A cambio de todo esto, los republicanos metieron una clausula que convertiría al “Streaming ilegal” en un delito penal, con consecuencias judiciales. 
¿Qué es el streaming ilegal? En pocas palabras, cuando una persona hace una transmisión en vivo en plataformas como YouTube o Twitch, si usa material con copyright está infringiendo las leyes de licencias. Actualmente esto solo termina en una “desmonetización” en la misma plataforma.
Sin embargo, con esta cláusula la nueva ley busca que la persona que comete esta infracción pueda ser denunciada penalmente por la empresa “damnificada”, que puede terminar en una multa, la cual en caso de no ser pagada podría llevar hasta 10 años en prisión.
La extensión de la ley que fue introducida en el Congreso en carácter de urgencia, llevó a que muchos legisladores voten a favor pero ni siquiera la hayan leído 

Esto fue admitido incluso por la diputada de ultra-izquierda, Alexandria Ocasio Cortez, quien se quejó públicamente que el proyecto era demasiado extenso para votarlo de urgencia pero que igualmente votó a favor del mismo horas después.

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Mientras que el proyecto posee billones de dólares dilapidados en programas completamente inútiles y en financiación a países extranjeros, a los ciudadanos americanos, si el proyecto no es vetado por Trump, sólo les correspondería la suma total de 600 dólares y un máximo de 300 dólares en conceptos de seguros de desempleo que se mantendrán hasta mediados del mes de marzo del año entrante, cifras totalmente insuficientes para una población golpeada por la crisis económica. 

Por todo esto, el Presidente Trump no tuvo más remedio que ponerse firme y asegurar que utilizará sus poder de veto presidencial si el estímulo no se deshace de toda la ayuda a los países extranjeros y si no aumenta el pago directo a las familias americanas a la suma de 2000 dólares por persona, por lo que el Congreso deberá volver a negociar una salida para esta crisis gubernamental. 

 

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Economía

¿Nueva guerra comercial con China? Biden apunta a triplicar los aranceles para la importación de acero y aluminio

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La administración Biden amenaza con lanzar una nueva ofensiva arancelaria contra el ingreso de productos chinos, una maniobra que podría conducir a una pronta respuesta por parte del gigante asiático.

El giro proteccionista de la Casa Blanca bajo la presidencia de Joe Biden se hace cada vez más evidente. Pese a prometer lo contrario en su campaña electoral, Biden promete redoblar los aumentos tarifarios contra China y otros países del mundo.

Hasta ahora, las medidas proteccionistas del Gobierno se focalizaron en subsidios encubiertos, como por ejemplo los dispuesto en la llamada “Ley de Reducción de la inflación” del 2021. Pero esta vez se estudia abiertamente un nuevo rediseño del sistema arancelario.

El Presidente Biden propuso triplicar el arancel de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, del 7,5% al 25%. Esta resolución amplía una anterior que ya había adoptado el expresidente Donald Trump, en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial (establecida en 2018). Pero la ley sancionada durante la administración anterior sólo alcanzaba a unos productos específicos, y la propuesta de Biden es generalizar el aumento arancelario sin excepción en todo el sector.

Estados Unidos se constituye actualmente como el cuarto productor mundial de acero, mientras que China ocupa el primer lugar. Semejante participación en el mercado haría muy efectivo el impacto de un arancel sobre la importación de China (con beneficios positivos para la industria local), pero este tipo de medidas resultan en su mayoría estériles, debido a que se espera una pronta respuesta por parte de China y la situación volvería al punto de inicio (o aún peor debido a la persistente volatilidad).

Siguiendo el mismo patrón, la administración Biden intervendrá deliberadamente en la adquisición de US Steel por parte de inversores japoneses, un acto populista y desesperado en medio del clima de la campaña electoral.

Asimismo, el Presidente Biden propuso incrementar los aranceles para la importación de madera canadiense del 8% al 14%, sin ningún tipo de justificación convencional. Esto supone un golpe hacia uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos en la región.Queda en evidencia que la política comercial de Biden no se limita exclusivamente a China.

Biden despliega este paquete de propuestas como respuesta a las medidas prometidas por Trump, entre las cuales se encuentra el establecimiento de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, y una tasa especial del 60% sobre todas las importaciones de China.

Como es de amplio conocimiento, la dictadura comunista en China se negó a cumplir con la liberalización total de su mercado de divisas, un requisito al que se había expresamente comprometido tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2000. En lugar de ello, solo se dio lugar a una serie de desregulaciones parciales y progresivas que, hasta el momento, no llegaron a desembocar en un mercado libre.

Las políticas proteccionistas se utilizaron como una medida coercitiva para forzar la liberalización cambiaria de China durante la administración de Donald Trump, aunque una vez finalizada la guerra comercial (2018-2020) se llegó a un nuevo status-quo sin mayores cambios en esta materia y con aranceles más elevados entre ambos países (la relación final entre ellos favoreció ligeramente a Estados Unidos).

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Estados Unidos

Tras fracasar en las negociaciones con Maduro, Biden restableció las sanciones contra el petróleo y el gas de Venezuela

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En un intento por garantizar elecciones libres en Venezuela, Biden había quitado todas las sanciones que había impuesto Trump contra el régimen chavista. Sin embargo, Maduro inhabilitó a toda la oposición y se cayó el Acuerdo de Barbados.

La gran apuesta de Joe Biden en Venezuela se convirtió en otro gran fracaso de su administración en materia de política internacional. Estados Unidos confirmó que no renovará las licencias que expirarán el jueves y volverán a entrar en vigencias las sanciones petroleras a Venezuela.

Luego de criticar la postura que había adoptado Estados Unidos durante la presidencia de Trump, cuando el republicano sancionó masivamente al régimen chavista, Biden ingresó a la Casa Blanca e implementó una estrategia de disuasión, levantando sanciones a cambio de garantías institucionales por parte de Maduro.

De esta manera, Biden llegó a levantar todas las sanciones contra el petróleo y gas, y alcanzó en 2023 el Acuerdo de Barbados, donde Maduro se comprometió a tener elecciones libres y democráticas a cambio de que le levantaran las prohibiciones.

Pero en vez de hacer un levante gradual y condicionado al proceso electoral, Biden levantó todas las sanciones y le dio un año de regalías petroleras a Maduro. Recién a unos meses del proceso electoral, el dictador chavista reveló su plan maestro, inhabilitó a toda la oposición y ahora irá a unas elecciones que legitimarán su régimen.

En este año sin sanciones, donde Chevron pudo operar abiertamente en Venezuela dejando enormes caudales de dinero que terminaron en las arcas del régimen, Maduro potenció su control del país, y no está ni cerca de ser removido del Palacio de Miraflores.

Washington había amenazado repetidamente en los últimos meses con restablecer las sanciones energéticas a menos que Maduro cumpliera sus promesas electorales que llevaron a un alivio parcial de las medidas desde octubre, pero el astuto dictador aprovechó todo el tiempo que pudo conseguir para llenar el Tesoro de petrodólares.

Biden también aprovechó el petróleo venezolano en los últimos años como una alternativa al petróleo y el gas ruso, que sí está fuertemente sancionado por Estados Unidos y que cada vez cuesta más que llegue a Occidente.

En Estados Unidos temen que las sanciones a Venezuela lleven a un nuevo recorte en la oferta mundial de barriles y que esto presione a la suba el precio del petróleo justo en un año electoral. Es por eso que Anthony Blinken, Secretario de Estado de Biden, ha dejado en claro que reinstaurar las sanciones no quiere decir que vuelvan al escenario de máxima presión contra el régimen chavista, y que seguirán permitiendo que el sector privado pida licencias específicas para operar en Venezuela.

Cualquier actividad bajo la licencia vencida deberá completarse antes del 31 de mayo, pero las empresas aún pueden volver a solicitar individualmente licencias específicas, aseguraron desde Washington. Obtener la aprobación dependerá de qué tan permisivo decida ser Estados Unidos.

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Estados Unidos

Un informe revela el lado oscuro de Powell en la Reserva Federal y expone sus intentos por bloquear las medidas de Trump

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Un nuevo archivo videográfico del periodista James O’Keefe revela como la máxima autoridad de la FED junto a otros empleados de la banca central colaboraron para impedir el éxito del expresidente.

En la última semana, un nuevo proyecto investigativo de James O’Keefe logró sacar a la luz las verdaderas intenciones del actual presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, para entorpecer las políticas monetarias que el presidente Donald Trump propuso durante su mandato con el fin de imposibilitar su reelección.

Conjuntamente con otros empleados de la máxima autoridad monetaria en el país, Powell buscaba posicionarse como una figura moderada, bloqueando todas las medidas que tomaba Trump desde el Poder Ejecutivo, a lo largo de sus 4 años de gestión.

Si bien Powell fue designado por el propio Trump al principio de su mandato, el funcionario fue elegido por la cúpula del Partido Republicano, que en aquel entonces era anti-trumpista. Así, el entonces presidente debió lidiar todo su mandato con un “rebelde” en el Banco Central estadounidense. Hoy, permanece en sus funciones y fue ratificado en el cargo por Joe Biden, con quien colabora de cerca y sin rispideces.

La cámara oculta

A partir de una cámara oculta a la que fue sometido uno de estos altos empleados del órgano gubernamental, se descubrió un entramado de corrupción detrás de las políticas de la FED.

a la construcción de un relato asociado a políticas progresistas vinculadas a temáticas como teoría racial; feminismo y políticas medioambientales, las cuales nada tienen que ver con la estabilidad económica de un país.

Aurel Hizmo, quien se desempeña como economista en jefe de la Reserva Federal, es el encargado de elaborar los discursos de Jerome Powell en sus declaraciones públicas. También trabajó en el mismo rol durante la presidencia de Janet Yellen, quien hoy se desempeña como Secretaria del Tesoro de Biden.

Durante la cámara oculta, Hizmo aseguró que durante la administración de Trump, el presidente buscaba mantener una política de estabilidad económica, pero que Powell desde la Reserva Federal entorpecía a propósito los objetivos macroeconómicos del gobierno.

Hizmo es un especialista en finanzas pero mantiene una ideología de izquierda muy marcada, de corte progresista en sus visiones sociales y dentro del espíritu de su profesión, aboga por políticas que se relacionan con las visiones socialistas de la economía.

En la conversación que no pensaba que estaba siendo grabada, se rio de que todo esto se hablaba libremente en las reuniones de la FED, pero que nunca había salido a la luz ya que todo lo relacionado a la Reserva Federal se encuentra bajo el concepto de “información clasificada“.

La relación entre Trump y Powell

El economista de la FED tildó a Trump de ser una ”persona loca” y lo caracterizó con términos peyorativos, antes de admitir que es un fanático de Joe Biden, en relación a sus ideas económicas.

Para describir la relación entre Trump y Powell, Hizmo aseguró que ambos se llevaban extremadamente mal entre sí, al punto de que el expresidente intentó en múltiples ocasiones despedirlo del cargo, pero no podía ya que no contaba con los suficientes votos en el Senado para nombrar un reemplazo.

Según contó, en la reunión que tuvieron previo a la nominación de Powell, Trump le dijo que buscaba a alguien que sea capaz de subir las tasas de interés al principio del mandato para luego ir relajándolas a medida que creciera la economía. Sin embargo, Powell boicoteó esta visión macro de Trump ni bien llegó a la FED.

En una sintonía contraria a las intenciones de Trump por mantener una economía estable, la gestión de Joe Biden busca constantemente mantener las tasas de interés elevadas con el objetivo adicional de mantener los índices inflacionarios bajos, luego del bochornoso accionar de Powell durante la pandemia.

Hizmo incluso llegó a mencionar que Powell tiene el deseo de pasar a la historia como una clase de ”mártir que intentó detener a Trump a toda costa” mediante la desobediencia en sus políticas y establecerse él como quien reflotó la economía luego de la crisis del coronavirus.

Ante los preocupantes índices de inflación que los Estados Unidos han tenido durante toda la administración Biden, Powell ahora busca impedir la recesión para beneficiar a Biden en las elecciones de noviembre y evitar que Trump regrese a la Casa Blanca.

En otra parte de la conversación, Hizmo aseguró que los sectores conservadores son ”estúpidos” y aseguró que no existen personas con dicha ideología en el campo de la economía, a pesar de que el propio Powell se considera un conservador.

Entre risas, el desubicado economista de la FED dijo con mucha confianza que si Trump regresa a la presidencia este año, todos los empleados de la entidad monetaria buscarán nuevamente entorpecer las políticas económicas del Ejecutivo.

Cambio climático y políticas de género

Hizmo destacó que Powell, a pesar de ser un conservador, hoy mantiene una excelente relación con Biden y con los sectores más progresistas del Partido Demócrata, y que en los últimos 3 años ha implementado cambios en favor de la promoción de políticas medioambientales, políticas de género y temáticas raciales.

Uno de los mayores cambios que Powell ha implementado en la Reserva Federal desde la llegada de Biden, ha sido la promoción de espacios dentro del banco central en el cual solo se discuten temas relacionados al cambio climático y a cuestiones de género.

Powell además se ha gastado millones en un programa a través del cual la Reserva Federal contrata a “científicos” ecologistas, especializados en género o expertos en cuestiones raciales, para que “estudien maneras de enriquecer las discusiones del directorio de la Reserva Federal“.

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