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Estados Unidos

ANÁLISIS: Trump se impuso en el primer debate presidencial y consolidó a su base

El actual presidente republicano logró defender su gestión y atacó las debilidades de su contrincante, el demócrata Joe Biden, mientras también se defendió del moderador, el “demócrata conservador” Chris Wallace, quien fue notoriamente parcial en favor de Biden.

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El martes 29 de septiembre por la noche se llevó a cabo el primer debate presidencial entre el actual Presidente, el republicano Donald Trump, y su competidor demócrata y ex-Vicepresidente, Joe Biden.

Esta elección será sin dudas un referéndum sobre la gestión Trump, y en el debate el actual Presidente logró defenderse de todo tipo de golpes que el demócrata Biden intentó arrojarle. Trump incluso se dio el lujo de atacar a su contrincante más aún de lo que él fue atacado, algo que históricamente para un presidente en ejercicio buscando la reelección, no es un logro menor, ya que estos debates suelen convertirse en ataques del retador a la gestión actual.

Hubo un error táctico de parte de la campaña del Presidente al bajar en gran medida las expectativas sobre el desempeño de Biden.

Muchos anticipamos el equivalente a un cadáver ambulante que se iba a quedar dormido en pleno debate. Biden no estuvo bien, pero definitivamente superó esa muy baja expectativa.

Ese incorrecto planteo de expectativas fue un error no forzado de la campaña Trump.

Los debates buscan convencer principalmente a los votantes independientes. Estos votantes se preocupan hoy por 3 cuestiones centrales: la economía, la pandemia de COVID-19, y la seguridad de su familia y su barrio.

Respecto de la economía, Biden intentó pero no logró pintar a Trump como el causante de la recesión actual. Trump logró defenderse señalando correctamente que la economía estaba en uno de sus mejores momentos previo a la llegada de la “plaga china“, tal como la llamó. El debate confirmó que, en el frente de la economía, no le entran las balas a Trump.

Sobre la pandemia, Trump encontró un fuerte eje para utilizar como arma discursiva: la futura vacuna. Mientras el Presidente afirmaba que no habrá que esperar mucho más para la llegada de dicha vacuna, Biden se limitó a tan solo exhortar a los espectadores a que “no le crean” al Presidente.

En el aspecto de la seguridad, en el segmento sobre “ley y orden“, Trump se apoyó sobre el discurso que está dando en todos los actos de campaña: responsabilizar a los Alcaldes y Gobernadores demócratas cuya inacción está permitiendo la ola de manifestaciones violentas, y atacar firmemente a la organización terrorista doméstica Antifa.

En ese mismo sentido, Trump logró en muchas ocasiones traer a la luz los puntos más débiles del candidato Biden; y Antifa es uno de ellos. Trump logró que Biden no solo evitara condenar el accionar del grupo terrorista, sino que los minimizara, afirmando que “no son una organización, Antifa es solo una idea“, argumento clásico de los demócratas que usan para esconder los actos de terrorismo doméstico que este grupo comunista comete.

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Otra debilidad que Trump logró exponer sobe el demócrata: su cambiante relación con el ala más progresista del Partido Demócrata, liderada por figuras como el senador socialista Bernie Sanders y la diputada Alexandria Ocasio-Cortez (AOC)

Trump logró que Biden ataque el “Green New Deal” impulsado por AOC, e incluso niegue el acuerdo ideológico que Biden firmó con Bernie Sanders en agosto de 2020. 

En ambas ocasiones, Biden “pisó el palito“: primero apoyó el Green New Deal y luego negó apoyarlo, y ante las presiones de Trump afirmó que “Yo soy el Partido Demócrata“. Trump le hizo notar estas debilidades, diciendo que Biden “acaba de perder a la izquierda” ante ambas respuestas. Trump sabe que si los votantes más progresistas no salen a votar el 3 de noviembre, el candidato demócrata no tiene chances.

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Las declaraciones de Biden lo ponen en una situación complicada. La Presidente de la Cámara de Diputados y líder del Partido Demócrata, Nancy Pelosi, que representa al establishment del partido, ha estado negociando con la extrema izquierda un pacto en el que los radicales le brinden su apoyo en la elección de noviembre a cambio de darles un lugar en el próximo Gobierno.

A lo largo de toda la noche, Joe Biden, bastante confundido y probablemente habiéndose olvidado de los acuerdos a los que llegó su partido, repudió la agenda de la extrema izquierda, dejando entrever a los oyentes que no quiere ningún pacto con la ultra-izquierda.

Trump planeó esto, y al hablar de estas políticas extremistas sabía que estaba poniendo contra las cuerdas la relación de Biden con Nancy Pelosi.

Por: Ignacio Ledesma.

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Quizá uno de los momentos más destacados del debate fue cuando Trump exhortó a Biden a que nombrara una sola organización policial que lo apoya. 

El problema es que no las hay. Por lo cual Biden no pudo responder y se negó a brindar un nombre. Trump, sabiendo que puso el dedo en la llaga, afirmó que “tenemos tiempo” para esperar su respuesta. Biden irrisoriamente respondió con “no, no tenemos tiempo“, y tuvo que ser rescatado por el moderador del debate, el periodista demócrata de Fox News, Chris Wallace.

Respecto del desempeño del moderador, análisis previos anticipaban que, tras la penosa entrevista de Wallace a Trump en julio de 2020, se esperaba que el periodista iba a favorecer a Biden. Wallace es un autodeclarado conservador y trabaja para Fox News, pero que ha votado rutinariamente al Partido Demócrata y que ha afirmado no tener simpatía con los republicanos. 

Su desempeño fue penoso, mucho peor al esperado. La mayoría de los espectadores vieron que se trató de un “debate 2v1”: Wallace ayudó en ocasiones a Biden leyéndole las preguntas (elaboradas por el mismo Wallace) como si fuera un niño, mientras que a Trump le hizo más de una pregunta intencionalmente capciosa. Wallace también discutió más de una respuesta a Trump, actitud que no repitió con Biden. El periodista, con total impunidad, hasta se dio el lujo de emitir opinión en más de una ocasión.

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Además de las expectativas, hay otra crítica válida para hacerle a Trump sobre el debate: cuando Wallace y Biden hablaron de la frase de “very fine people on both sides“, en alusión a una frase que los demócratas aseguran que Trump dijo sobre el atentado de un supremacista blanco en Charlottesville, Virginia, en 2017, Trump tuvo la oportunidad perfecta de refutar ese ataque de una vez por todas ante un público masivo, pero no lo hizo. 

En 2017, tras la muerte de una joven militante de izquierda en una marcha donde hubo choques entre grupos comunistas y fascistas en el contexto de una multitudinaria movilización para evitar que Antifa tire estatuas, Trump afirmó que “había gente de ambos lados muy mala, pero también muy buena“, inmediatamente afirmando “… y no estoy hablando de los neonazis, a quienes condeno totalmente.” Los políticos y medios alineados al Partido Demócrata utilizan la primera parte de esa declaración para afirmar falsamente que Trump dijo que los neonazis son “gente muy buena“.

A pesar de un desempeño mejor al esperado, Biden fue incoherente en múltiples ocasiones. En un momento del debate, atacó insólitamente al presidente Trump por “cerrar la economía” debido a la pandemia de COVID-19. Sin embargo, todos los estadounidenses saben muy bien que la postura que defiende el cierre de la economía y las cuarentenas interminables pertenece a los demócratas, mientras que Trump y los republicanos desean abrir la economía y volver a la normalidad lo antes posible.

Si con este ataque Biden buscaba un dudoso voto “anti-cuarentena“, está completamente perdido.

Un punto en el que Trump si logró incomodar a Biden fue sobre la Corte Suprema de Justicia, donde Trump se encamina a completar una tercera vacante en tan solo un mandato.

Luego de que Biden afirmara que no se debería llenar la vacante más reciente hasta después de las elecciones, Trump le preguntó de forma directa al demócrata si él, de ser electo, ampliaría la Corte para llenarla de jueces de extrema izquierda, una idea reflotada por los demócratas tras el fallecimiento de la jueza ultra progresista Ruth Bader Ginsburg que los deja con una minoría en el máximo tribunal.

Biden no respondió la pregunta, y al igual que con su falta de apoyo de organizaciones policiales, son silencios que dicen mucho.

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Cerca del final, Biden ejecutó una “jugada” claramente ensayada: por primera vez en el debate, levantó la voz y apuntó con el dedo a Trump.

Fue para atacarlo por una fake news instalada por el pasquín demócrata The Atlantic, en la que se asegura que Trump había dicho en privado que todos los veteranos de la Segunda Guerra Mundial son unos “perdedores” y “tontos“.

Biden se hizo el enojado y evocó a su fallecido hijo Beau, quien había sido Mayor del Ejército antes de entrar en política.

Sin mencionar lo cínico que fue usar la muerte de su propio hijo para hacer política de esta forma, Trump tuvo la respuesta perfecta a este ataque: arrastró al ring al otro hijo de Biden, Hunter, considerado “la oveja negra” de la familia y una desgracia para todo el país.

Trump rápidamente y sin piedad le recordó a Biden que Hunter fue echado de la Marina tras solo 1 año de servicio por su adicción a la cocaína, e inmediatamente Trump aprovechó para recordar el escándalo de Hunter con Ucrania y China: en 2014, gracias a negociados del entonces vicepresidente Biden, Hunter fue incorporado al directorio de la compañía energética Burisma Holdings y cobró montos millonarios, a pesar de no contar con ninguna experiencia en la industria. 

Es claro que Trump tenía preparada esa reacción ante el ataque ensayado de Biden, pero el demócrata no la anticipó, porque quedó claramente descolocado.

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No hay dudas que Trump ganó el debate de forma decisiva, y encima contra 2 contrincantes: el candidato Joe Biden y el moderador Chris Wallace. Pero a su vez, es cierto que muchos anticipábamos un Biden más flojo, y que el ex-Vicepresidente superó decididamente esa expectativa. 

En consecuencia, no fue la “paliza” esperada que podría haber sido. No imaginamos a ningún votante republicano dejando de votar a Trump por este debate. Sí, en cambio, es posible imaginar a votantes demócratas de extrema izquierda decidiendo no votar en estas elecciones, tras ver a Biden negar todo vínculo con su ala ideológica.

Y respecto a los votantes independientes, que son finalmente los que definen toda elección, cada uno verá cosas distintas según qué cualidades busca en los candidatos: si buscan fortaleza y capacidad de gestión, Trump la proyecta, y lo considerarán ganador. Si buscan una economía pujante y próspera, gana también Trump. Si lo que buscan es un tipo de política menos confrontativa, que busque pacificar al terrorismo a cambio de poder dentro del Gobierno, seguramente consideren que el debate fue ganado por Biden.

Todavía faltan 2 debates a realizarse en las próximas semanas, y mientras más cerca estemos de las elecciones, más tensiones van a haber en cada uno.


Por Iván Ramos, Editor en Jefe de la sección Norteamérica de La Derecha Diario.

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Economía

¿Nueva guerra comercial con China? Biden apunta a triplicar los aranceles para la importación de acero y aluminio

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La administración Biden amenaza con lanzar una nueva ofensiva arancelaria contra el ingreso de productos chinos, una maniobra que podría conducir a una pronta respuesta por parte del gigante asiático.

El giro proteccionista de la Casa Blanca bajo la presidencia de Joe Biden se hace cada vez más evidente. Pese a prometer lo contrario en su campaña electoral, Biden promete redoblar los aumentos tarifarios contra China y otros países del mundo.

Hasta ahora, las medidas proteccionistas del Gobierno se focalizaron en subsidios encubiertos, como por ejemplo los dispuesto en la llamada “Ley de Reducción de la inflación” del 2021. Pero esta vez se estudia abiertamente un nuevo rediseño del sistema arancelario.

El Presidente Biden propuso triplicar el arancel de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, del 7,5% al 25%. Esta resolución amplía una anterior que ya había adoptado el expresidente Donald Trump, en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial (establecida en 2018). Pero la ley sancionada durante la administración anterior sólo alcanzaba a unos productos específicos, y la propuesta de Biden es generalizar el aumento arancelario sin excepción en todo el sector.

Estados Unidos se constituye actualmente como el cuarto productor mundial de acero, mientras que China ocupa el primer lugar. Semejante participación en el mercado haría muy efectivo el impacto de un arancel sobre la importación de China (con beneficios positivos para la industria local), pero este tipo de medidas resultan en su mayoría estériles, debido a que se espera una pronta respuesta por parte de China y la situación volvería al punto de inicio (o aún peor debido a la persistente volatilidad).

Siguiendo el mismo patrón, la administración Biden intervendrá deliberadamente en la adquisición de US Steel por parte de inversores japoneses, un acto populista y desesperado en medio del clima de la campaña electoral.

Asimismo, el Presidente Biden propuso incrementar los aranceles para la importación de madera canadiense del 8% al 14%, sin ningún tipo de justificación convencional. Esto supone un golpe hacia uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos en la región.Queda en evidencia que la política comercial de Biden no se limita exclusivamente a China.

Biden despliega este paquete de propuestas como respuesta a las medidas prometidas por Trump, entre las cuales se encuentra el establecimiento de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, y una tasa especial del 60% sobre todas las importaciones de China.

Como es de amplio conocimiento, la dictadura comunista en China se negó a cumplir con la liberalización total de su mercado de divisas, un requisito al que se había expresamente comprometido tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2000. En lugar de ello, solo se dio lugar a una serie de desregulaciones parciales y progresivas que, hasta el momento, no llegaron a desembocar en un mercado libre.

Las políticas proteccionistas se utilizaron como una medida coercitiva para forzar la liberalización cambiaria de China durante la administración de Donald Trump, aunque una vez finalizada la guerra comercial (2018-2020) se llegó a un nuevo status-quo sin mayores cambios en esta materia y con aranceles más elevados entre ambos países (la relación final entre ellos favoreció ligeramente a Estados Unidos).

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Estados Unidos

Tras fracasar en las negociaciones con Maduro, Biden restableció las sanciones contra el petróleo y el gas de Venezuela

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En un intento por garantizar elecciones libres en Venezuela, Biden había quitado todas las sanciones que había impuesto Trump contra el régimen chavista. Sin embargo, Maduro inhabilitó a toda la oposición y se cayó el Acuerdo de Barbados.

La gran apuesta de Joe Biden en Venezuela se convirtió en otro gran fracaso de su administración en materia de política internacional. Estados Unidos confirmó que no renovará las licencias que expirarán el jueves y volverán a entrar en vigencias las sanciones petroleras a Venezuela.

Luego de criticar la postura que había adoptado Estados Unidos durante la presidencia de Trump, cuando el republicano sancionó masivamente al régimen chavista, Biden ingresó a la Casa Blanca e implementó una estrategia de disuasión, levantando sanciones a cambio de garantías institucionales por parte de Maduro.

De esta manera, Biden llegó a levantar todas las sanciones contra el petróleo y gas, y alcanzó en 2023 el Acuerdo de Barbados, donde Maduro se comprometió a tener elecciones libres y democráticas a cambio de que le levantaran las prohibiciones.

Pero en vez de hacer un levante gradual y condicionado al proceso electoral, Biden levantó todas las sanciones y le dio un año de regalías petroleras a Maduro. Recién a unos meses del proceso electoral, el dictador chavista reveló su plan maestro, inhabilitó a toda la oposición y ahora irá a unas elecciones que legitimarán su régimen.

En este año sin sanciones, donde Chevron pudo operar abiertamente en Venezuela dejando enormes caudales de dinero que terminaron en las arcas del régimen, Maduro potenció su control del país, y no está ni cerca de ser removido del Palacio de Miraflores.

Washington había amenazado repetidamente en los últimos meses con restablecer las sanciones energéticas a menos que Maduro cumpliera sus promesas electorales que llevaron a un alivio parcial de las medidas desde octubre, pero el astuto dictador aprovechó todo el tiempo que pudo conseguir para llenar el Tesoro de petrodólares.

Biden también aprovechó el petróleo venezolano en los últimos años como una alternativa al petróleo y el gas ruso, que sí está fuertemente sancionado por Estados Unidos y que cada vez cuesta más que llegue a Occidente.

En Estados Unidos temen que las sanciones a Venezuela lleven a un nuevo recorte en la oferta mundial de barriles y que esto presione a la suba el precio del petróleo justo en un año electoral. Es por eso que Anthony Blinken, Secretario de Estado de Biden, ha dejado en claro que reinstaurar las sanciones no quiere decir que vuelvan al escenario de máxima presión contra el régimen chavista, y que seguirán permitiendo que el sector privado pida licencias específicas para operar en Venezuela.

Cualquier actividad bajo la licencia vencida deberá completarse antes del 31 de mayo, pero las empresas aún pueden volver a solicitar individualmente licencias específicas, aseguraron desde Washington. Obtener la aprobación dependerá de qué tan permisivo decida ser Estados Unidos.

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Estados Unidos

Un informe revela el lado oscuro de Powell en la Reserva Federal y expone sus intentos por bloquear las medidas de Trump

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Un nuevo archivo videográfico del periodista James O’Keefe revela como la máxima autoridad de la FED junto a otros empleados de la banca central colaboraron para impedir el éxito del expresidente.

En la última semana, un nuevo proyecto investigativo de James O’Keefe logró sacar a la luz las verdaderas intenciones del actual presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, para entorpecer las políticas monetarias que el presidente Donald Trump propuso durante su mandato con el fin de imposibilitar su reelección.

Conjuntamente con otros empleados de la máxima autoridad monetaria en el país, Powell buscaba posicionarse como una figura moderada, bloqueando todas las medidas que tomaba Trump desde el Poder Ejecutivo, a lo largo de sus 4 años de gestión.

Si bien Powell fue designado por el propio Trump al principio de su mandato, el funcionario fue elegido por la cúpula del Partido Republicano, que en aquel entonces era anti-trumpista. Así, el entonces presidente debió lidiar todo su mandato con un “rebelde” en el Banco Central estadounidense. Hoy, permanece en sus funciones y fue ratificado en el cargo por Joe Biden, con quien colabora de cerca y sin rispideces.

La cámara oculta

A partir de una cámara oculta a la que fue sometido uno de estos altos empleados del órgano gubernamental, se descubrió un entramado de corrupción detrás de las políticas de la FED.

a la construcción de un relato asociado a políticas progresistas vinculadas a temáticas como teoría racial; feminismo y políticas medioambientales, las cuales nada tienen que ver con la estabilidad económica de un país.

Aurel Hizmo, quien se desempeña como economista en jefe de la Reserva Federal, es el encargado de elaborar los discursos de Jerome Powell en sus declaraciones públicas. También trabajó en el mismo rol durante la presidencia de Janet Yellen, quien hoy se desempeña como Secretaria del Tesoro de Biden.

Durante la cámara oculta, Hizmo aseguró que durante la administración de Trump, el presidente buscaba mantener una política de estabilidad económica, pero que Powell desde la Reserva Federal entorpecía a propósito los objetivos macroeconómicos del gobierno.

Hizmo es un especialista en finanzas pero mantiene una ideología de izquierda muy marcada, de corte progresista en sus visiones sociales y dentro del espíritu de su profesión, aboga por políticas que se relacionan con las visiones socialistas de la economía.

En la conversación que no pensaba que estaba siendo grabada, se rio de que todo esto se hablaba libremente en las reuniones de la FED, pero que nunca había salido a la luz ya que todo lo relacionado a la Reserva Federal se encuentra bajo el concepto de “información clasificada“.

La relación entre Trump y Powell

El economista de la FED tildó a Trump de ser una ”persona loca” y lo caracterizó con términos peyorativos, antes de admitir que es un fanático de Joe Biden, en relación a sus ideas económicas.

Para describir la relación entre Trump y Powell, Hizmo aseguró que ambos se llevaban extremadamente mal entre sí, al punto de que el expresidente intentó en múltiples ocasiones despedirlo del cargo, pero no podía ya que no contaba con los suficientes votos en el Senado para nombrar un reemplazo.

Según contó, en la reunión que tuvieron previo a la nominación de Powell, Trump le dijo que buscaba a alguien que sea capaz de subir las tasas de interés al principio del mandato para luego ir relajándolas a medida que creciera la economía. Sin embargo, Powell boicoteó esta visión macro de Trump ni bien llegó a la FED.

En una sintonía contraria a las intenciones de Trump por mantener una economía estable, la gestión de Joe Biden busca constantemente mantener las tasas de interés elevadas con el objetivo adicional de mantener los índices inflacionarios bajos, luego del bochornoso accionar de Powell durante la pandemia.

Hizmo incluso llegó a mencionar que Powell tiene el deseo de pasar a la historia como una clase de ”mártir que intentó detener a Trump a toda costa” mediante la desobediencia en sus políticas y establecerse él como quien reflotó la economía luego de la crisis del coronavirus.

Ante los preocupantes índices de inflación que los Estados Unidos han tenido durante toda la administración Biden, Powell ahora busca impedir la recesión para beneficiar a Biden en las elecciones de noviembre y evitar que Trump regrese a la Casa Blanca.

En otra parte de la conversación, Hizmo aseguró que los sectores conservadores son ”estúpidos” y aseguró que no existen personas con dicha ideología en el campo de la economía, a pesar de que el propio Powell se considera un conservador.

Entre risas, el desubicado economista de la FED dijo con mucha confianza que si Trump regresa a la presidencia este año, todos los empleados de la entidad monetaria buscarán nuevamente entorpecer las políticas económicas del Ejecutivo.

Cambio climático y políticas de género

Hizmo destacó que Powell, a pesar de ser un conservador, hoy mantiene una excelente relación con Biden y con los sectores más progresistas del Partido Demócrata, y que en los últimos 3 años ha implementado cambios en favor de la promoción de políticas medioambientales, políticas de género y temáticas raciales.

Uno de los mayores cambios que Powell ha implementado en la Reserva Federal desde la llegada de Biden, ha sido la promoción de espacios dentro del banco central en el cual solo se discuten temas relacionados al cambio climático y a cuestiones de género.

Powell además se ha gastado millones en un programa a través del cual la Reserva Federal contrata a “científicos” ecologistas, especializados en género o expertos en cuestiones raciales, para que “estudien maneras de enriquecer las discusiones del directorio de la Reserva Federal“.

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