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Estados Unidos

El Senado desclasificó nuevos documentos que confirman el espionaje ilegal del gobierno de Obama a Trump en 2016

En los últimos años, el Comité de inteligencia del Senado efectuó cientos de entrevistas a agentes del FBI que participaron del ObamaGate, y esta semana, por orden de Trump, fueron desclasificadas.

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A días de dejar la presidencia, el Comité de Inteligencia del Senado desclasificó por orden del Presidente Trump una nueva tanda de documentos referidos a uno de los mayores escándalos de espionaje ilegal en la historia de los Estados Unidos: el ObamaGate. 

El ObamaGate fue una investigación ilegal ejecutada por el Departamento de Justicia del ex presidente Barack Obama contra el entonces candidato Donald Trump, inventando una supuesta colusión entre Trump y el gobierno de Rusia durante la elección presidencial de 2016.

Esta trama fue gestada y financiada por el abogado personal de Hillary Clinton, Marc Elias, y obtuvo un sustento con el infame Steele Dossier, un reporte de inteligencia presentado en junio de 2016 ante el Congreso que afirmaba tener información de esta supuesta colusión. El autor de este reporte luego fue revelado como Christopher Steele, un espía británico contratado por la ex candidata demócrata para inventar este vínculo.

Este falso reporte de inteligencia derivó en un una investigación tanto del FBI como de la CIA destinada a espiar a Trump y a sus asesores durante la campaña y los primeros días de su gobierno, llamada Crossfire Hurricane.

Cuando Trump limpió a los funcionarios obamistas del FBI y de la CIA que lo estaban espiando, los demócratas en el Congreso abrieron una investigación en contra suyo, a cargo del ex director de la CIA de la era Clinton, Robert Mueller, quien indagó por 2 años en el caso y terminó absolviendo totalmente a Trump.

Si bien hay documentos que Trump no llegó a descalcificar por burocracia interna de la Casa Blanca —y otros que jamás saldrán a la luz ya que misteriosamente desaparecieron durante la investigación de Mueller— esta tanda de reportes publicados confirma lo que venimos informando a nuestros lectores hace meses: Hillary Clinton, en complicidad con Obama y Biden, inventó esta supuesta colusión entre Trump y Rusia para perjudicar a su entonces rival político en la elección de 2016. 

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El único organismo que tuvo el permiso de investigar lo que hizo el gobierno de Obama en 2016 fue el Senado, que a través del Comité de Inteligencia interrogó a varios de los involucrados de este terrible episodio de corrupción.

“Crossfire Hurricane fue una de las investigaciones más incompetentes y corruptas en la historia del FBI y del Departamento de Justicia”, dijo el senador republicano Lindsey Graham, Presidente del Comité de Inteligencia y quien ejecutó los interrogatorios a los actores del ObamaGate.

En los documentos, se revela que algunos agentes del FBI trataron de cuestionar la credibilidad del reporte de Steele y los fundamentos de la investigación contra Trump, pero fueron frenados por los altos mandos de la agencia de inteligencia que en aquél entonces respondían a James Comey, un aliado de Obama.

Según el testimonio del agente Joe Pientka en su entrevista con el Senado, el FBI y sus agentes sabían desde el verano de 2016 que “sin duda alguna, la investigación contra Trump estaba motivada políticamente”.

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Peter Strzok y Lisa Page, dos agentes del FBI que ayudaron a la administración de Obama a fabricar evidencia en contra de Trump para justificar la operación Crossfire Hurricane, fueron identificados por Pientka como los responsables de conseguir el Steele Dossier.

Estos agentes trabajaron con Bruce Ohr, un funcionario del Departamento de Justicia, quien intercedió en su nombre para mantener contacto con Christopher Steele. Si ellos lo hacían sin un permiso judicial, hubiera constatado un delito federal.

Según Trump, lo cual ahora fue corroborado por estas desclasificaciones, Ohr fue el responsable de hacer desaparecer información interna que hubiera permitido que el Departamento de Justicia, ya en manos del republicano, presente pruebas irrefutables de que la colusión con Rusia fue inventada por Hillary Clinton.

El 30 de septiembre de 2020, Bruce Ohr finalmente renunció a su posición en el gobierno, luego de que se anunciara que una investigación oficial iba a ser lanzada por el Presidente Trump a todos los funcionarios que hayan sido parte de este complot.

El hecho de que Strzok, Page y Ohr trabajaron en conjunto constata un grave delito y rompe con la separación de poderes que el Poder Ejecutivo busca tener internamente entre las agencias de inteligencia que maneja.

Sin embargo, queda en manos del Comité de Inteligencia presentar estos descubrimientos a la Justicia para iniciar causas legales contra estas personas, algo que probablemente no vaya a ocurrir ya que luego de estas elecciones el Comité tendrá mayoría demócrata. 

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Por último, los documentos también añaden a un actor clave en el armado del Steele Dossier, que sirvió como una fuente falsa para el reporte: la ex funcionaria del Gobierno y asesora de inteligencia, Fiona Hill. 

Hill también ofició como testigo estrella del Partido Demócrata durante el impeachment que se le realizó al Presidente en los comienzos del pasado año —del cual Trump fue absuelto y las declaraciones de la asesora política no produjeron suficientes pruebas para cumplir con su cometido.

Fue un grave error el de Trump de mantener a Fiona Hill en el gobierno luego de su asunción, probablemente porque ella era una “experta” en relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Rusia, y el Presidente no quería seguir sumando razones para que los medios hablen de su falsa colusión con Putin.
Sin embargo, Hill ofició de espía para los demócratas los casi 2 años que estuvo dentro del Consejo de Seguridad Nacional y fue una de las principales figuras que pusieron obstáculos en el camino de Trump los primeros años de su presidencia.

Fiona Hill testificando durante el juicio político contra Trump en el Senado. 

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Todos los documentos y entrevistas que fueron desclasificados por Trump esta semana están disponibles en la página oficial del Senado.

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Economía

¿Nueva guerra comercial con China? Biden apunta a triplicar los aranceles para la importación de acero y aluminio

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La administración Biden amenaza con lanzar una nueva ofensiva arancelaria contra el ingreso de productos chinos, una maniobra que podría conducir a una pronta respuesta por parte del gigante asiático.

El giro proteccionista de la Casa Blanca bajo la presidencia de Joe Biden se hace cada vez más evidente. Pese a prometer lo contrario en su campaña electoral, Biden promete redoblar los aumentos tarifarios contra China y otros países del mundo.

Hasta ahora, las medidas proteccionistas del Gobierno se focalizaron en subsidios encubiertos, como por ejemplo los dispuesto en la llamada “Ley de Reducción de la inflación” del 2021. Pero esta vez se estudia abiertamente un nuevo rediseño del sistema arancelario.

El Presidente Biden propuso triplicar el arancel de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, del 7,5% al 25%. Esta resolución amplía una anterior que ya había adoptado el expresidente Donald Trump, en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial (establecida en 2018). Pero la ley sancionada durante la administración anterior sólo alcanzaba a unos productos específicos, y la propuesta de Biden es generalizar el aumento arancelario sin excepción en todo el sector.

Estados Unidos se constituye actualmente como el cuarto productor mundial de acero, mientras que China ocupa el primer lugar. Semejante participación en el mercado haría muy efectivo el impacto de un arancel sobre la importación de China (con beneficios positivos para la industria local), pero este tipo de medidas resultan en su mayoría estériles, debido a que se espera una pronta respuesta por parte de China y la situación volvería al punto de inicio (o aún peor debido a la persistente volatilidad).

Siguiendo el mismo patrón, la administración Biden intervendrá deliberadamente en la adquisición de US Steel por parte de inversores japoneses, un acto populista y desesperado en medio del clima de la campaña electoral.

Asimismo, el Presidente Biden propuso incrementar los aranceles para la importación de madera canadiense del 8% al 14%, sin ningún tipo de justificación convencional. Esto supone un golpe hacia uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos en la región.Queda en evidencia que la política comercial de Biden no se limita exclusivamente a China.

Biden despliega este paquete de propuestas como respuesta a las medidas prometidas por Trump, entre las cuales se encuentra el establecimiento de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, y una tasa especial del 60% sobre todas las importaciones de China.

Como es de amplio conocimiento, la dictadura comunista en China se negó a cumplir con la liberalización total de su mercado de divisas, un requisito al que se había expresamente comprometido tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2000. En lugar de ello, solo se dio lugar a una serie de desregulaciones parciales y progresivas que, hasta el momento, no llegaron a desembocar en un mercado libre.

Las políticas proteccionistas se utilizaron como una medida coercitiva para forzar la liberalización cambiaria de China durante la administración de Donald Trump, aunque una vez finalizada la guerra comercial (2018-2020) se llegó a un nuevo status-quo sin mayores cambios en esta materia y con aranceles más elevados entre ambos países (la relación final entre ellos favoreció ligeramente a Estados Unidos).

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Estados Unidos

Tras fracasar en las negociaciones con Maduro, Biden restableció las sanciones contra el petróleo y el gas de Venezuela

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En un intento por garantizar elecciones libres en Venezuela, Biden había quitado todas las sanciones que había impuesto Trump contra el régimen chavista. Sin embargo, Maduro inhabilitó a toda la oposición y se cayó el Acuerdo de Barbados.

La gran apuesta de Joe Biden en Venezuela se convirtió en otro gran fracaso de su administración en materia de política internacional. Estados Unidos confirmó que no renovará las licencias que expirarán el jueves y volverán a entrar en vigencias las sanciones petroleras a Venezuela.

Luego de criticar la postura que había adoptado Estados Unidos durante la presidencia de Trump, cuando el republicano sancionó masivamente al régimen chavista, Biden ingresó a la Casa Blanca e implementó una estrategia de disuasión, levantando sanciones a cambio de garantías institucionales por parte de Maduro.

De esta manera, Biden llegó a levantar todas las sanciones contra el petróleo y gas, y alcanzó en 2023 el Acuerdo de Barbados, donde Maduro se comprometió a tener elecciones libres y democráticas a cambio de que le levantaran las prohibiciones.

Pero en vez de hacer un levante gradual y condicionado al proceso electoral, Biden levantó todas las sanciones y le dio un año de regalías petroleras a Maduro. Recién a unos meses del proceso electoral, el dictador chavista reveló su plan maestro, inhabilitó a toda la oposición y ahora irá a unas elecciones que legitimarán su régimen.

En este año sin sanciones, donde Chevron pudo operar abiertamente en Venezuela dejando enormes caudales de dinero que terminaron en las arcas del régimen, Maduro potenció su control del país, y no está ni cerca de ser removido del Palacio de Miraflores.

Washington había amenazado repetidamente en los últimos meses con restablecer las sanciones energéticas a menos que Maduro cumpliera sus promesas electorales que llevaron a un alivio parcial de las medidas desde octubre, pero el astuto dictador aprovechó todo el tiempo que pudo conseguir para llenar el Tesoro de petrodólares.

Biden también aprovechó el petróleo venezolano en los últimos años como una alternativa al petróleo y el gas ruso, que sí está fuertemente sancionado por Estados Unidos y que cada vez cuesta más que llegue a Occidente.

En Estados Unidos temen que las sanciones a Venezuela lleven a un nuevo recorte en la oferta mundial de barriles y que esto presione a la suba el precio del petróleo justo en un año electoral. Es por eso que Anthony Blinken, Secretario de Estado de Biden, ha dejado en claro que reinstaurar las sanciones no quiere decir que vuelvan al escenario de máxima presión contra el régimen chavista, y que seguirán permitiendo que el sector privado pida licencias específicas para operar en Venezuela.

Cualquier actividad bajo la licencia vencida deberá completarse antes del 31 de mayo, pero las empresas aún pueden volver a solicitar individualmente licencias específicas, aseguraron desde Washington. Obtener la aprobación dependerá de qué tan permisivo decida ser Estados Unidos.

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Estados Unidos

Un informe revela el lado oscuro de Powell en la Reserva Federal y expone sus intentos por bloquear las medidas de Trump

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Un nuevo archivo videográfico del periodista James O’Keefe revela como la máxima autoridad de la FED junto a otros empleados de la banca central colaboraron para impedir el éxito del expresidente.

En la última semana, un nuevo proyecto investigativo de James O’Keefe logró sacar a la luz las verdaderas intenciones del actual presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, para entorpecer las políticas monetarias que el presidente Donald Trump propuso durante su mandato con el fin de imposibilitar su reelección.

Conjuntamente con otros empleados de la máxima autoridad monetaria en el país, Powell buscaba posicionarse como una figura moderada, bloqueando todas las medidas que tomaba Trump desde el Poder Ejecutivo, a lo largo de sus 4 años de gestión.

Si bien Powell fue designado por el propio Trump al principio de su mandato, el funcionario fue elegido por la cúpula del Partido Republicano, que en aquel entonces era anti-trumpista. Así, el entonces presidente debió lidiar todo su mandato con un “rebelde” en el Banco Central estadounidense. Hoy, permanece en sus funciones y fue ratificado en el cargo por Joe Biden, con quien colabora de cerca y sin rispideces.

La cámara oculta

A partir de una cámara oculta a la que fue sometido uno de estos altos empleados del órgano gubernamental, se descubrió un entramado de corrupción detrás de las políticas de la FED.

a la construcción de un relato asociado a políticas progresistas vinculadas a temáticas como teoría racial; feminismo y políticas medioambientales, las cuales nada tienen que ver con la estabilidad económica de un país.

Aurel Hizmo, quien se desempeña como economista en jefe de la Reserva Federal, es el encargado de elaborar los discursos de Jerome Powell en sus declaraciones públicas. También trabajó en el mismo rol durante la presidencia de Janet Yellen, quien hoy se desempeña como Secretaria del Tesoro de Biden.

Durante la cámara oculta, Hizmo aseguró que durante la administración de Trump, el presidente buscaba mantener una política de estabilidad económica, pero que Powell desde la Reserva Federal entorpecía a propósito los objetivos macroeconómicos del gobierno.

Hizmo es un especialista en finanzas pero mantiene una ideología de izquierda muy marcada, de corte progresista en sus visiones sociales y dentro del espíritu de su profesión, aboga por políticas que se relacionan con las visiones socialistas de la economía.

En la conversación que no pensaba que estaba siendo grabada, se rio de que todo esto se hablaba libremente en las reuniones de la FED, pero que nunca había salido a la luz ya que todo lo relacionado a la Reserva Federal se encuentra bajo el concepto de “información clasificada“.

La relación entre Trump y Powell

El economista de la FED tildó a Trump de ser una ”persona loca” y lo caracterizó con términos peyorativos, antes de admitir que es un fanático de Joe Biden, en relación a sus ideas económicas.

Para describir la relación entre Trump y Powell, Hizmo aseguró que ambos se llevaban extremadamente mal entre sí, al punto de que el expresidente intentó en múltiples ocasiones despedirlo del cargo, pero no podía ya que no contaba con los suficientes votos en el Senado para nombrar un reemplazo.

Según contó, en la reunión que tuvieron previo a la nominación de Powell, Trump le dijo que buscaba a alguien que sea capaz de subir las tasas de interés al principio del mandato para luego ir relajándolas a medida que creciera la economía. Sin embargo, Powell boicoteó esta visión macro de Trump ni bien llegó a la FED.

En una sintonía contraria a las intenciones de Trump por mantener una economía estable, la gestión de Joe Biden busca constantemente mantener las tasas de interés elevadas con el objetivo adicional de mantener los índices inflacionarios bajos, luego del bochornoso accionar de Powell durante la pandemia.

Hizmo incluso llegó a mencionar que Powell tiene el deseo de pasar a la historia como una clase de ”mártir que intentó detener a Trump a toda costa” mediante la desobediencia en sus políticas y establecerse él como quien reflotó la economía luego de la crisis del coronavirus.

Ante los preocupantes índices de inflación que los Estados Unidos han tenido durante toda la administración Biden, Powell ahora busca impedir la recesión para beneficiar a Biden en las elecciones de noviembre y evitar que Trump regrese a la Casa Blanca.

En otra parte de la conversación, Hizmo aseguró que los sectores conservadores son ”estúpidos” y aseguró que no existen personas con dicha ideología en el campo de la economía, a pesar de que el propio Powell se considera un conservador.

Entre risas, el desubicado economista de la FED dijo con mucha confianza que si Trump regresa a la presidencia este año, todos los empleados de la entidad monetaria buscarán nuevamente entorpecer las políticas económicas del Ejecutivo.

Cambio climático y políticas de género

Hizmo destacó que Powell, a pesar de ser un conservador, hoy mantiene una excelente relación con Biden y con los sectores más progresistas del Partido Demócrata, y que en los últimos 3 años ha implementado cambios en favor de la promoción de políticas medioambientales, políticas de género y temáticas raciales.

Uno de los mayores cambios que Powell ha implementado en la Reserva Federal desde la llegada de Biden, ha sido la promoción de espacios dentro del banco central en el cual solo se discuten temas relacionados al cambio climático y a cuestiones de género.

Powell además se ha gastado millones en un programa a través del cual la Reserva Federal contrata a “científicos” ecologistas, especializados en género o expertos en cuestiones raciales, para que “estudien maneras de enriquecer las discusiones del directorio de la Reserva Federal“.

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