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"Elección de contingencia": cómo se resolvería la elección entre Trump y Biden si la Corte Suprema no lo hace

La Constitución de los Estados Unidos prevee mecanismos para situaciones donde no haya un claro ganador de la elección, debido a irregularidades o fraude tal como el que está siendo destapado tras la elección del 3 de noviembre.

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Como todos sabemos a esta altura, el día 3 de noviembre de 2020 se llevó a cabo otra histórica elección en los Estados Unidos, donde el Presidente Donald J. Trump se impuso en una mayoría de Estados.

Sin embargo, ningún ganador fue declarado oficialmente y desde el 4 de noviembre se han ido modificando los resultados en cada Estado. Ahora, el candidato demócrata Joe Biden se auto-proclama ganador con la complicidad de los medios, en medio de incontables irregularidades y pruebas de fraude electoral.

Mientras el equipo legal del Presidente ha solicitado recuentos, ha judicializado las elecciones en múltiples Estados, y se encuentra recolectando evidencias del fraude, surge una pregunta: ¿Qué sucede si la Justicia no se expide a tiempo, y no hay un ganador definido antes de los plazos estipulados legalmente?

Para responder esta interrogante, lo primero que se debe tener en cuenta es que, como afirmó el ex asesor presidencial y ex jefe de campaña de Trump, Steve Bannon, el tiempo está del lado del Presidente Trump

Bannon afirma que "la bomba de tiempo la tienen ellos", en referencia al Partido Demócrata. Y es que, si los casos de fraude son suficientes y no están totalmente resueltos en el plazo de un mes, Donald Trump va a ser reelecto.

Esto ocurre porque en los Estados Unidos la elección es indirecta, lo que se llevó a cabo el pasado 3 de noviembre es tan solo la votación para, además de elegir a los integrantes del Congreso, definir quiénes serán los 538 electores del Colegio Electoral, divididos por Estados. Será este Colegio Electoral el que finalmente vote para elegir al Presidente y al Vice-Presidente el 14 de diciembre.

Steve Bannon, en su programa radial War Room, censurado por YouTube y por Twitter.

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Tras la votación del 3 de noviembre, son cuatro los plazos legales a tener en cuenta hasta la asunción de quien gobierne durante el período 2021-2025: 6 de diciembre de 2020, 8 de diciembre de 2020, 14 de diciembre de 2020, y el día previsto de manera obligatoria en la Constitución para la asunción del nuevo mandato, el 20 de enero de 2021.

El día 6 de diciembre de 2020 es la fecha límite para que se certifiquen los resultados electorales de cada Estado. Es decir, antes del día 7 de diciembre, la Justicia de cada Estado debe contar con resultados definitivos, finales y oficiales de la elección presidencial en su territorio. En base a esos resultados, con métodos variados según el Estado, cada uno determina la asignación de Electores del partido ganador para conformar el Colegio Electoral. Es decir que, si los resultados certificados afirman por ejemplo que el Partido Republicano ganó Texas, entonces el Partido Republicano de Texas seleccionará 38 electores entre sus miembros, para enviar al Colegio Electoral y que voten por Donald Trump (aunque no todos los Estados obligan a votar a quien ganó el voto popular en dicho Estado)

La última fecha para seleccionar a esos electores es el 8 de diciembre de 2020, conocida como la fecha "safe harbor", o "puerto seguro".

Si el día 6 de diciembre, los resultados de la votación de un Estado no han podido ser certificados, sea por la existencia de denuncias de fraude no resueltas o cualquier otro factor, entonces será la legislatura de dicho Estado quien tendrá la potestad de elegir los Electores antes del 8 de diciembre

Esta elección será a discreción, ya que, al no haber resultado oficial de la elección para ese Estado, no hay un punto de partida para determinar el partido ganador.

De los 50 Estados más el Distrito de Columbia (Washington D.C.), 7 podrían considerarse disputados tras la noche del 3 de noviembre: Pennsylvania, Georgia, Michigan, Carolina del Norte, Arizona, Wisconsin y Nevada.

En 6 de estos 7 Estados (todos menos Nevada), las legislaturas estatales son controladas por el Partido Republicano. En resumen, esto significa que, si no hay resultados finales y oficiales en algunos o todos estos Estados antes de finalizado el día 6 de diciembre de 2020, sea a causa de juicios o de cualquier otro factor, esos Estados elegirán electores republicanos, que ciertamente votarán a Donald Trump en el Colegio Electoral, permitiéndole ser reelecto.

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Otra alternativa que se presenta, menos extrema, en caso de que estos Estados no puedan certificar sus resultados, es que dichos Estados seleccionen electores "neutrales", es decir que, en vez de votar por cualquiera de los 2 candidatos, se abstengan, a modo de representación de la falta de resultados oficiales.

En ese caso, cuando el Colegio Electoral vote el 14 de diciembre de 2020, ni Trump ni Biden llegarían a 270 votos electorales para ser electos Presidente. Y muy probablemente, a la hora de elegir al Vicepresidente, ni Mike Pence ni Kamala Harris obtendrían dicha cantidad tampoco.

¿Qué pasaría, entonces, si ni Trump/Pence ni Biden/Harris obtiene 270 votos electorales el día 14 de diciembre de 2020?

En tal caso, se inicia un proceso denominado informalmente como "contingent election", o "elección de contingencia". Este procedimiento está previsto, aunque no nombrado de tal forma, en la 12va enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.

Una "elección de contingencia" consiste en una votación en el Congreso de los Estados Unidos, mediante sus integrantes electos por el pueblo norteamericano. Es decir, es otra forma de voto indirecto, con la institución del Congreso tomando el lugar del Colegio Electoral. Pero además, la metodología de elección es distinta.

En este escenario, no deseado por ninguna de las dos partes y considerado una última instancia, corresponde a la Cámara de Representantes elegir al Presidente, mientras que corresponde al Senado votar por el Vicepresidente. Una situación que se popularizó en la serie de Netflix, House of Cards.

Los Senadores cuentan con 1 voto cada uno, igual que en cualquier otro procedimiento normal del Senado. Pero en la Cámara Baja, funciona muy distinto: los Representantes votan en bloque, según el Estado al cual pertenecen. Todos los Representantes de un mismo Estado se agrupan en "Delegaciones Estatales", y entre ellos deciden 1 único voto en nombre de su Estado. Es decir, por ejemplo, que California, el Estado más poderoso del país, tiene 1 solo voto, al igual que Wyoming, el Estado más pequeño.

De ocurrir esta votación, tanto Trump como Pence serían re-electos cómodamente en sus cargos. Esto se debe a que el Partido Republicano controla el Senado, y a pesar de que no controla la Cámara de Representantes, sí controlaría la mayoría de las "Delegaciones Estatales" que se conformarían, ya que en una mayoría de Estados (26 del total de 50) cuentan con más diputados que el Partido Demócrata.

Este voto lo llevaría a cabo el nuevo Congreso, es decir, aquel que fue electo el pasado 3 de noviembre y que asumirá en enero de 2021. Esta provisión está estipulada en la 20va enmienda de la Constitución, desde el año 1933.

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¿Hay precedentes? Sí. En la historia de los Estados Unidos, se han llevado a cabo 3 elecciones de contingencia: en 1800 (por la presidencia y la vicepresidencia), 1824 (solo por la presidencia), y 1836 (solo por la vicepresidencia).

En 1824, la última vez que se realizó este procedimiento para elegir al Presidente, resultó en que John Quincy Adams fuera electo como el 6to Presidente de los Estados Unidos, derrotando a Andrew Jackson, a William Crawford y a Henry Clay. Un recorrido por lo acontecido entonces trae a colación interesantes paralelismos con la situación actual.

En la elección de 1824, el candidato más votado a nivel nacional había sido Andrew Jackson, en aquel entonces Senador por Tennessee, obteniendo 151.271 votos de un total de 365.833, es decir, el 41,4%. Segundo terminó John Quincy Adams, oriundo de Massachusetts y por entonces Secretario de Estado del Presidente James Monroe, quien obtuvo 113.122 votos, un 30,9%.

Tercero resultó Clay, Presidente de la Cámara de Representantes y proveniente de Kentucky, con 47.531 (13,0%), y cuarto finalizó Crawford, oriundo de Georgia y Secretario del Tesoro de los Presidentes James Madison y James Monroe, con 40.856 votos (11,2%). En esa época todavía no estaba popularizado el sistema bipartidario y muchas elecciones tenían múltiples participantes con alta popularidad.

El problema: en términos de votos electorales, ninguno de los 4 candidatos llegó a la mayoría necesaria.

Jackson obtuvo 99, Adams 84, Crawford 41 y Clay 37. Habiendo en ese entonces un total de 261 electores, ninguno llegó a la mayoría necesaria, es decir, 131 electores. Por ende, cuando el Colegio Electoral votó, ninguno de los cuatro hombres fue electo Presidente. No fue así el caso del Vicepresidente: John C. Calhoun obtuvo 182 electores, ya que contaba con el apoyo de tanto Jackson como Adams, y por tanto fue electo Vicepresidente… Pero sin Presidente aún.

Retratos de Andrew Jackson (izquierda) y John Quincy Adams (derecha), rivales políticos que protagonizaron las elecciones presidenciales de 1824 y 1828.

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Según la Constitución, solo los 3 candidatos con más electores a su nombre pasan a la elección de contingencia, por lo cual Henry Clay fue descalificado, quedando solo Jackson, Adams y Crawford. 

En la votación de la Cámara de Representantes, los 24 Estados que conformaban la Unión en ese entonces votaron de la siguiente forma: 13 por Adams, 7 por Jackson, 4 por Crawford. De esta manera, John Quincy Adams fue electo Presidente, con John C. Calhoun como su Vicepresidente.

El apoyo del descalificado Clay fue determinante para la victoria de Adams, quien terminó siendo Presidente a pesar de resultar segundo en términos tanto de voto total como de Electores del Colegio Electoral. A cambio de su apoyo, Adams designó a Clay como su Secretario de Estado durante sus 4 años de presidencia.

Anecdóticamente, Adams buscaría su re-elección en 1828, y sería el mismísimo Jackson quien lo derrotaría en esa ocasión, esta vez sin necesidad de una elección de contingencia: con 178 votos electorales contra 83.

Volviendo, entonces, al presente, quedan claros los escenarios alternativos que podrían llevarse a cabo en caso de que la Justicia no se expida de forma suficientemente veloz y satisfactoria. Una elección de contingencia, como se mencionó, no es deseable para ninguno de los dos bandos, ya que reduciría la legitimidad del ganador.

Sin embargo, la política no es el arte de lo deseable, sino, en palabras de Otto von Bismarck, de lo posible. Y una elección de contingencia es una posibilidad real, que puede darse en los próximos meses tras casi 200 años, y por ende amerita atención y análisis.

Y dicho análisis da como resultado, tal como se ha expuesto, que todos estos escenarios alternativos terminarían favoreciendo a Donald Trump y a Mike Pence. Es por eso que el ya mencionado Bannon afirmó: los que tienen el tiempo en contra son los Demócratas. El tiempo (y la ley) están del lado del Presidente Trump.


Por Iván Ramos, para La Derecha Diario.

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Estados Unidos

El Pentágono de Biden anunció el envío a Ucrania de un nuevo paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones

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El jefe del Pentágono afirmó que esta es la asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”, superando toda la ayuda que dio Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anunció este viernes que se enviará otro paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones para Ucrania, aumentando el acceso del gobierno de Kiev a misiles Patriot y drones que permitan responder a los avances rusos en el frente oriental.

Austin hizo este anuncio en una rueda de prensa al cierre de una reunión del grupo de Ramstein, en el que Estados Unidos confirmó que los primeros US$ 1.000 millones de nueva ayuda militar a Ucrania están en camino.

El jefe del Pentágono confirmó que Estados Unidos enviará con carácter de urgencia a Ucrania munición para baterías HIMARS, que permite atacar posiciones rusas lejos del frente, munición de artillería avanzada de 155 milímetros y sistemas de defensa aérea en vehículos blindados.

Estoy encantado de poder anunciar un compromiso adicional de USD 6.000 millones para la iniciativa de asistencia de seguridad de Ucrania. Eso nos va a permitir procurar nuevas capacidades para Ucrania por parte de la industria estadounidense”, dijo Austin, y aseguró que este es el paquete de asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”.

Esa nueva ayuda militar incluirá baterías de misiles Patriot y defensas tierra-aire, más sistema de defensa contra drones y “un monto significante de munición de artillería, municiones aire-tierra y apoyo de mantenimiento”, indicó Austin.

Según el jefe del Pentágono, la ayuda de los miembros del grupo de Ramstein “ha salvado incontables vidas ucranianas” con compromisos que rondan ya los US$ 95.000 millones y la coalición de estos 50 países se mantiene “fuerte” en su apoyo a Kiev.

Austin también dijo que el grupo trabaja en crear un Ejército ucraniano “autosuficiente” y capaz de contener a Rusia en el largo plazo.

El resultado en Ucrania determinará la trayectoria de nuestros días. Si (Vladimir) Putin permanece y gana en Ucrania las consecuencias serán graves y globales”, aseguró Austin.

Los anuncios hoy de nueva ayuda militar a Ucrania llegan después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, firmara esta semana un ley para dar progresivamente a Ucrania US$ 61.000 millones en asistencia militar y préstamos durante el año.

Estados Unidos ya proporcionó decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar a Kiev desde que Rusia anunció el inicio de su invasión a territorio ucraniano el 24 de febrero de 2022.

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Estados Unidos

La Justicia de Arizona, controlada por los demócratas, imputó y busca arrestar a todo el equipo de asesores de Trump

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Los demócratas hacen otro ataque contra la oposición y ahora buscan poner tras las rejas a todo el equipo que trabaja asesorando al expresidente republicano en su campaña presidencial.

La Justicia de Arizona imputó este jueves a varios aliados importantes del expresidente Donald Trump, incluido el exabogado de Trump y exalcalde de la ciudad de Nueva York, Rudy Giuliani, la expresidente del Partido Republicano de Arizona, Kelli Ward, y el exjefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, por denunciar que las elecciones del año 2020 fueron fraudulentas.

Junto con Ward, Meadows y Giuliani, la ex abogada de Trump Jenna Ellis y el ex asesor de campaña de Trump Boris Epshteyn, junto con varios miembros del Partido Republicano de Arizona, fueron imputados también, según publicó esta mañana el Washington Post .

Meadows, Giuliani, Ellis y Epshteyn fueron imputados por supuestamente intentar ayudar a Trump a recuperar los votos electorales de Arizona en las elecciones presidenciales de 2020, luego de que se comprobara que los demócratas habían robado votos por correo y la Legislatura votara que le darían los votos electorales a Trump si así la Justicia lo decidía.

Por su parte, Ward y los senadores del estado de Arizona, Jake Hoffman y Anthony Kern, también fueron acusados ​​de cargos por haber firmado documentos el 14 de diciembre de 2020, certificando que Trump era el ganador de las elecciones.

La acusación de varios aliados de Trump y miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras una encuesta de Bloomberg News/Morning Consult realizada entre el 8 y el 15 de abril encontró que el presidente Joe Biden está detrás de Trump en varios estados clave como Arizona, Georgia, Nevada y Carolina del Norte por seis o más puntos.

En Arizona, Trump lideró por siete puntos, recibiendo el 49 por ciento del apoyo de los votantes que indicaron que votarían por él, mientras que Biden recibió el 42 por ciento.

Los once republicanos de Arizona son:

  • Kelli Ward, ex presidenta del Partido Republicano en Arizona, y su esposo, Michael Ward.
  • Senador del estado de Arizona Jake Hoffman
  • Senador del estado de Arizona Anthony Kern
  • Tyler Bowyer, director de operaciones de Turning Point USA
  • Nancy Cottle
  • James Lamon
  • Roberto Montgomery
  • Samuel Moorhead
  • Lorena Pellegrino
  • Gregorio Safsten

Los aliados de Trump que supuestamente fueron acusados ​​incluyen a Mark Meadows, Jenna Ellis, Rudy Giuliani, John Eastman, Christina Bobb, ex abogada de Trump, Boris Epshteyn y Mike Roman, ex asistente de campaña de Trump, según el Washington Post .

La decisión judicial fue en respuesta a un pedido directo del Fiscal General de Arizona, el ultra-demócrata Kris Mayes, y es la última de una serie de esfuerzos por utilizar el sistema legal para perseguir a los conservadores y republicanos aliados de Trump.

En julio de 2023, la fiscal general de Michigan, Dana Nesselacusó a 16 “falsos electores” de ocho delitos graves, entre ellos conspiración y falsificación de leyes electorales, por su presunto papel en el intento de disputar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.

Meses después, en diciembre de 2023, la Justicia de Nevada imputó a varios miembros importantes del Partido Republicano del estado, acusados ​​de falsificar y presentar documentos falsos en relación con el complot de los “falsos electores”.

La acusación de varios de los principales aliados del expresidente y varios miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras Trump se encuentra actualmente en juicio y enfrenta 34 cargos de presunta falsificación de registros comerciales en primer grado en relación con los pagos realizados a la estrella porno Stormy Daniels durante las elecciones presidenciales de 2016.

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Economía

Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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