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Carta de Lectores

Inteligencia, censura y ciberpatrullaje

#CartaDeLectores. Mauro Berchi, especialista de Big Data e Inteligencia Artificial, nos trae un contundente análisis sobre las amenazas a las libertades individuales por parte de la ministra de seguridad Frederic y su ciberpatrullaje.

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Mauro Berchi además de lector del diario y especialista de Big Data e Inteligencia Artificial es Licenciado en Comunicación Social y Periodista. 

La semana pasada todos los medios reflejaron en sus portadas
cierto escozor por el “ciberpatrullaje” que la ministra de seguridad Sabina
Frederic explicó a los diputados en videoconferencia.

En efecto, y en un escenario de permanentes avances del
Estado sobre las libertades individuales, Frederic no tuvo empacho en afirmar
que las fuerzas de seguridad hacen “social listening” -espionaje en redes
sociales- para “detectar el humor social y prevenir diversas situaciones” entre
las que se supone, está la comisión de delitos.

Lo impreciso de sus definiciones resulta alarmante, incluso
porque en la videoconferencia citada la ministra agregó que las fuerzas de
seguridad usan ciertos programas informáticos que cruzan variables
como
hashtags con palabras clave de búsqueda, y tendencias, para tener el panorama
digital de ese “humor social”.

Y el carácter preventivo de este “ciberpatrullaje” es, en
materia penal, siempre muy dudoso y nada recomendable en democracia cuando se
trata de delitos cuya posible comisión tenga lugar en el plano de la expresión.
Al respecto, es recomendable revisar la doctrina
de la real malicia
y transpolar al caso de las redes sociales.

Sintetizando, la jurisprudencia internacional ya se ha
manifestado
con claridad acerca de que cuando hay que elegir entre la posible o
probable comisión de un delito en el ejercicio del derecho de libertad de
prensa (que aquí bien cabe en casos de expresiones en redes sociales, por lo
novedoso de su naturaleza) y la comisión de delitos como calumnias o injurias,
(en los que se incurriría con las fake news, por caso) prima la garantía
del ejercicio del derecho humano a la información
-recibirla, producirla y
expresarla en sentido amplio- y, una vez cometido el delito, es posible actuar
sobre el hecho.

Mauro Berchi.

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Más aún, la doctrina citada ahonda en proteger este derecho
básico
, al punto de que se entiende que, en caso de detectar un delito contra
el honor como los consignados arriba, para castigar al responsable hay que
probar que hubo culpa grave o dolo.

Es decir, las cortes internacionales y la jurisprudencia
nacional entienden que
, si alguien comete un delito al propalar información
inexacta por simple error, eso no es condenable en los términos del Código
Penal.
En una palabra: es preferible que nos equivoquemos y dañemos el honor de
alguien expresándonos con libertad, antes que la censura.

Pues bien, la antropóloga Sabina Frederic desconoce todo
esto.
Ignora, incluso, que la Justicia no puede actuar en flagrancia en materia
de delitos cometidos en el plano de la expresión. También eso está claro en los
fallos al respecto, por lo que se afirma que una acción preventiva no tiene
sentido, como sí ocurre frente a la posible comisión de otros delitos, por
caso, un eventual homicidio, o un robo a mano armada.

Lo que sí parece comprender Frederic es que, en esta
situación de pánico, el gobierno tiene carta blanca para hacer inteligencia con
información que está disponible como nunca antes, en el plano digital. Los
expertos en privacidad y ciberseguridad acuñaron, para describir esto, el
acrónimo OSINT:
Open Source Intelligence
, o inteligencia de fuentes abiertas, o públicas.

Los gobiernos, tanto como las empresas, hoy disponen de
fotos, nombres propios, fechas, y millones de datos abiertos, que permiten un
perfilado bastante robusto de cada quien, sólo tomando la información que los
mismos usuarios publican en redes sociales. Pero ningún ser humano sería capaz
de hacer trazabilidad de esa información de forma que resultara valiosa.

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Allí hace falta algo de Big Data, es decir, software que
cruce datos, clasifique y agrupe, como para que el acopio tenga sentido y
permita realizar inferencia estadística, reconocer patrones y comprender el
universo humano sobre el que se actúa.

En ese momento, cuando toma proporciones masivas, el juego
de investigar o espiar a alguien –stalkear, en la jerga social media- se
vuelve peligroso, más si está en manos del Estado. Las técnicas de OSINT hoy se
encuentran en una zona gris del debate y la regulación sobre la privacidad
,
pero no hay dudas de que el Reglamento General de Protección de Datos de la
Unión Europea, aun siendo la máxima normativa al respecto, es insuficiente.

De hecho, no hace falta retroceder hasta el escándalo de
Cambridge Analytica para entenderlo. Hace dos meses, se conoció que diversas
empresas e, incluso, organismos públicos y fuerzas de seguridad perfilan
personas en Facebook
, a pesar del esfuerzo de Marc Zuckerberg por mejorar
sus condiciones de privacidad.

La clave es que esa técnica de OSINT se asienta sobre una
grosera vulneración de la privacidad de los usuarios, básicamente de dos
maneras: a) no saben qué hace Facebook con la información que comparten, y
tampoco con la que no pretenden compartir; b) tampoco tienen noción de en qué
medida Facebook permite cruzar información con bases de datos personales y
externas a la red
, que cualquier entidad puede usar para diseñar un target, sin
importar cómo la obtuvo.

En la imagen que acompaña este informe se puede ver que,
gracias al cambio en las condiciones de privacidad que Zuckerberg anunció en
febrero, al celebrarse el día de la privacidad, un usuario de Facebook pudo
saber qué entidades usaron bases de datos personales para incorporarlo al
público objetivo de sus campañas publicitarias o vaya uno a saber qué.

Allí, en la última hilera de logotipos, aparece el de la
policía de la Ciudad de Buenos Aires como anunciante de la red, mientras que,
en otros perfiles, el Gobierno porteño también figura. Esto demuestra que
ciertos organismos públicos, incluyendo fuerzas de seguridad, suben a Facebook
listas de nombres propios, o teléfonos, o correos electrónicos.

Un usuario de Facebook descubrió que la policía porteña usó sus datos para encontrarlo en la red.

Luego, la red asocia esos datos con perfiles dentro de la
plataforma, y devuelve un target preciso, que se analiza con métricas diversas

de acuerdo con el comportamiento dentro y fuera de Facebook. Ingeniería social potente,
cuyos objetivos probablemente superen el marketing.

En definitiva, en su alocución frente a los diputados,
Frederic descubrió la punta del iceberg. Su intención de censura y control de
la comunicación pertenece a la izquierda stalinista tanto como al fascismo
peronista.

Basta bucear un poco, nada más, para detectar el
desconcierto, la impericia de algunos ministros, y el poco apego a los valores
democráticos de quienes no son, claramente, ni un gobierno de científicos, ni
de expertos en derecho a la información, ni uno muy amigo de las libertades
individuales. 

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Carta de Lectores

Un freno a la cubanización de Argentina

#CartaDeLectores. Rodrigo Di Giannantonio nos trae una reflexión a título personal, a lo largo de una reseña histórica, del accionar de las Fuerzas Armadas durante el Proceso de Reorganización Militar.

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Carta enviada por Rodrigo Di Giannantonio, para el 24 de Marzo de 2020.

“El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera” Alexander Pope (1688-1744).

Como quizás les pase a muchos de los lectores de este diario, hay pocas cosas que me irriten más que las mentiras que rodean a la década del ’70. El aparato estatal, siempre dirigido por el izquierdismo, se ha empeñado en repetir una y otra vez un mismo relato. A través del Ministerio de Educación, el Estado tiene las herramientas necesarias para que su bajada de línea sea aplicada a la perfección. Todo dentro de su ideología y nada fuera de esta. Fuimos educados con la historieta de que malignos militares derrocaron a un gobierno elegido por el pueblo a fin de eliminar a todo el que piense diferente. Que fueron 30.000 desaparecidos. Que eran jóvenes idealistas luchando por la igualdad y la justicia social. Le guste a quien le guste, ni fueron 30.000 ni fueron jóvenes idealistas.
Me gustaría ahora hablar de los datos que la progresía intenta ocultar. Es que, la subversión izquierdista cometió a lo largo de una década casi 22.000 atentados, 1.500 asesinatos y más de mil secuestros extorsivos. Me pregunto; ¿Han escuchado ustedes a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo hablar de estas cifras? ¿Eran sus descendientes jóvenes idealistas como pretenden venderle a la sociedad? No nos olvidemos que sus organizaciones viven de las limosnas brindadas por el Estado, es decir, financiadas con nuestros impuestos. Los parásitos de Plaza de Mayo han vendido una historieta y parte del pueblo argentino la ha comprado, por ignorancia o simplemente porque el aparato estatal se ha encargado de que se les enseñe eso a través de sus repetidoras. La Universidad de Buenos Aires, a la que yo he asistido para graduarme en Abogacía, es un centro de adoctrinamiento marxista. A mi nadie me lo ha contado, lo he experimentado en primera persona. 
Ha de recordarse pues la gran disputa que cautivó al mundo desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de los años ’90; la Guerra Fría. Estados Unidos y Rusia se debatían el dominio del globo, no sólo armamentísticamente si no que también en términos económicos, culturales y sociales. Argentina, mayormente durante los años ’70, sufrió este avance soviético-castrista de la mano de dos grupos subversivos; el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y Montoneros.

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Corría el año 1970 y el país era gobernado por un gobierno militar. Comienza aquí el nacimiento de las dos organizaciones mencionadas, que a fin de acabar con el gobierno militar comenzaron a reclutar gente, recibiendo apoyo financiero soviético y entrenamiento táctico cubano. Logrando un gran shock a nivel local e internacional, Montoneros perpetúa el secuestro y posterior asesinato del ex-presidente Aramburu. Por su parte el ERP, con una impronta trotskista mucho más ortodoxa y extremista planteó la guerra revolucionaria en el país con la intención de ganar la Argentina rural, instalándose en la provincia de Tucumán. 

A fin de contrarrestar este avance subversivo, el por entonces gobierno militar crea diferentes Cámaras Federales a fin de llevar a juicio penal por los crímenes perpetrados a los terroristas involucrados en las dos agrupaciones. Consiguientemente, entre los años 1971 y 1973 la Justicia logra condenar, conforme a derecho y con todas las garantías constitucionales, a más de 350 guerrilleros y a apresar a casi 2.000.
Ya entrados en el año 1973, se levanta la proscripción al peronismo y vuelve el orden democrático. El encargado de llevar adelante este proceso presidencial es Héctor Cámpora, quien el mismo Juan Domingo Perón se había encargado de elegir a dedo previamente para iniciar su retorno. En sus primeros días como presidente, Cámpora indultó a la totalidad de guerrilleros detenidos derogando la Cámara Federal Penal creada previamente a fin de juzgar conforme a derecho a los extremistas. Asimismo, derogó artículos del Código Penal que permitían la persecución de delitos de índole subversivo-terrorista.
Perón vuelve al país con la intención de ser, una vez más, la cabeza del Poder Ejecutivo. En su regreso, en el aeropuerto de Ezeiza, se producen fuertes enfrentamientos entre lo más rancio del extremismo izquierdista de Montoneros y, si se quiere, de las agrupaciones más ortodoxas del peronismo. Cámpora deja su cargo ante un auténtico caos.

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Lastiri, el elegido de Perón, es nombrado como sucesor presidencial provisional hasta tanto se llamase nuevamente a elecciones. Seguidamente, Perón se presenta a elecciones junto con quien por entonces era su esposa, María Estela Martínez, a quién el General había conocido en un burdel de Panamá al ser ella la bailarina del lugar, con “Isabel” como su nombre artístico. Perón arrasa en las urnas y es proclamado Presidente de la Nación.

Ahora bien, si la excusa para la creación de ERP y Montoneros había sido la lucha contra el gobierno militar de 1970; ¿Cuál es el motivo de su continuidad habida cuenta de que el proceso democrático ya había comenzado? 
Nunca se escuchará admitir a los alcahuetes del izquierdismo que las guerrillas de los jóvenes idealistas atentaron durante un gobierno democrático elegido por el pueblo a quien ellos dicen defender. Entonces, ¿Cómo se explica el asesinato del dirigente sindical José Ignacio Rucci?
Ante el desorden y para evitar la anarquía, Juan Domingo Perón y su secuaz, José López Rega, crean la Triple A. Esta agrupación paramilitar sería la encargada de combatir a la guerrilla de forma clandestina, comenzando así con los primeros desaparecimientos de personas..
Día a día la tensión aumentaba. Montoneros tenía el control estratégico de la Capital Federal y sus adhesiones civiles iban en aumento. El Ejército Revolucionario del Pueblo se hacía del corazón del país al tomar los montes Tucumanos, llevando a cabo una estrategia similar a la que se vería con las FARC en Colombia.
La guerra civil estaba en marcha. Los atentados con bombas, desapariciones y homicidios estaban a la orden del día. La Triple A contrarresta el accionar subversivo con casi 500 homicidios. 
Han de darse cuenta que hasta ahora las Fuerzas Armadas no han sido nombradas. Es que, todo esto sucedía durante un gobierno democrático y con nada menos que Perón a la cabeza del mismo.
Perón muere el 1ro de Julio de 1974 y tomando en consideración que la vice-presidente era Isabel, la ex bailarina erótica asume el cargo más importante del país. El país era un caos. Un lago de sangre inundaba las calles de la Capital Federal y el país estaba a la deriva. Se contabilizan más de 7.000 atentados subversivos en tan solo 3 años, desde 1973 hasta 1976. Sí, en plena democracia.

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López Rega e Isabel carecían del liderazgo necesario para encausar el país. La economía se destrozaba y se acercaba una hiperinflación. Los negocios estaban parados y la riqueza del país disminuía día a día, hora tras hora.

López Rega huye del país, dejando sola en el mando a Isabel. El baño de sangre continuaba. Nadie quería hacerse cargo de semejante barbarie. La actividad política estaba paralizada. La sociedad en conjunto reclamaba imperiosamente por orden.
Por su parte, el ERP hacía estragos en Tucumán. Allí, la guerra tenía otro tinte. Mucho más sangriento y de combate frente a frente. Contrariamente con lo que sucedía en la Capital porteña, en donde el modus operandi era bajo las sombras, con secuestros y atentados bombas. 
En medio de la conmoción, pánico y desorden generalizado, Isabel firma un decreto ordenando a las Fuerzas Armadas el aniquilamiento de la subversión, primero en la provincia de Tucumán y luego ampliándose en todo el país. La disposición fue celebrada por la sociedad en conjunto, que pedía a gritos poder vivir en paz. Los argentinos tenían bien en claro la pesadilla que les esperaba si se lograba implementar el “paraíso” socialista. Las personas de a pie, las familias, los profesionales y la gente de trabajo no querían ser arrastradas hacia la miseria marxista. 
Corría el año 1975 y Tucumán era un verdadero campo de batalla. A cielo abierto las Fuerzas Armadas, ya legitimadas con el mencionado decreto militar, combatían a la guerrilla del ERP que había tomado como base central a los montes de Tucumán. Esto hacía que la identificación de la misma sea más difusa. No obstante, la valentía de los militares argentinos sumado al poderío armamentístico y al conocimiento estratégico de los uniformados argentinos logró que el célebre “Operativo Independencia” se librase a la perfección. La libertad y el orden triunfaron. Las Fuerzas Armadas aniquilaron al enemigo marxista y anti-democrático. Aquél fue un gran golpe para el izquierdismo revolucionario no solo a nivel local sino también a aquel que provenía de la Cuba de Fidel. 
Ya volviendo a la Capital Federal, a principio del año 1976 el desgobierno era palpable. Aquella bailarina erótica no estaba a la altura de las circunstancias y el rol de presidente le quedaba ridículamente gigante. La oposición no participaba y nadie quería tomar las riendas del país. Isabel, finalmente, deja el poder. El desgobierno y la responsabilidad institucional de las Fuerzas Armadas llevaron a estas a hacerse cargo de la situación.
Para recapitular, hasta ahora estamos en presencia de unas Fuerzas Armadas que en democracia siguieron las ordenes de la por entonces presidente y avanzaron contra el accionar subversivo. Seguidamente, Isabel abandona el mando y entonces es allí donde los militares, con Jorge Rafael Videla a la cabeza, se hacen cargo de la penosa situación que aquejaba a la República.

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Ya en el poder, el Teniente General Jorge Rafael Videla libra batalla contra el marxismo en todos los frentes. No es de interés para este artículo de opinión hablar de las medidas no-bélicas del mencionado gobierno militar, como las económicas o sociales. Es que, no salen más que críticas desde mi persona hacia las mismas.

A lo largo de los más de 8 años de gobierno militar, más allá de las críticas que podremos hacerles en muchas materias, sus excesos y errores, no deben existir de parte nuestra, los ciudadanos de a pie, más que palabras de agradecimiento por la específica batalla que brindaron. Libraron la batalla contra un enemigo que estaba haciendo estragos en todas partes del mundo. Cuba ya había sido capturada por las garras socialistas y muchos países en el este de Europa corrían la misma suerte. La República Argentina, tal como la conocemos hoy, no habría sido posible. La libertad de expresión, de prensa, de comercio no habrían sido posibles. Las bases de nuestra Constitución, me refiero a la de 1853/60, habrían desaparecido. Argentina hubiese sido una Cuba Austral, en donde reina la miseria y la pobreza. 
Para terminar, quiero pedirles a aquellos que me estén leyendo sólo una cosa. Piensen por sí solos, investiguen. Inculquen la lectura a sus hijos. Que el conocimiento se torne en una obsesión intelectual. Descrean del Estado, de los mensajes oficiales armados en ministerios liderados por los hijos de quienes estuvieron involucrados. Busquen bibliografía “no oficial”.
Agradezcamos a quienes tomaron las riendas en un momento crítico. A quien nos salvaron de una dictadura comunista. A quienes nos devolvieron nuestra vida occidental. A los que protegieron a nuestras familias. En este 24 de Marzo, no te comas la mentira oficial. Que sea un día de celebración. A las Fuerzas Armadas; Sinceramente, gracias.
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Carta de Lectores

El espejismo de la “igualdad”: la mediocre satisfacción del fracaso colectivo

#CartaDeLectores. Dennys Caldera Boka, comunicador social y docente venezolano, se radicó en Argentina en 2012 escapando del socialismo chavista. Tras casi una década en el país advierte a los argentinos de lo cerca que están de caer en el mismo espejismo de la “igualdad”.

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Dennys Caldera Boka, 41 años, comunicador social, docente e investigador, nacido en Venezuela y residiendo en Argentina desde 2012.

“Toda sociedad que priorice a la igualdad por sobre la libertad, no merece ninguna de ellas y terminará perdiendo ambas.” – Milton Friedman

Es un día cualquiera en Peronia, un “mundo paralelo” donde las cosas funcionan de manera muy diferente al resto de los mundos, a excepción de Chavezuela, mi mundo de origen y primo-hermano de Peronia, de donde partí hace poco más de ocho años para llegar aquí.

Las cosas siguen una lógica bastante particular en Peronia: el éxito es una palabra tabú, extrañamente estigmatizada por quienes creen que “denigra” a los menos afortunados. El deseo de superación es visto con sumo recelo, ya que aparentemente es señal de una inconformidad malsana. Es inevitable sentir el famoso deja vú; es que en Chavezuela ya respiraba el mismo aire, denso y pesado, cargado de culpa por querer ser un poco mejor cada día.

El mérito cada vez importa menos aquí. Aspirar a más y hacer un esfuerzo para obtener aquello que se anhela es síntoma de avaricia y mirado con recelo por los demás

La sana competencia es tóxica en Peronia, así que solo “participar” es suficiente. Si llegaste en primer lugar, o fuiste el último, no hay diferencia (salvo en el fútbol, donde irónicamente la jerarquía sí es venerada). El trabajo duro paradójicamente termina jugando en contra, ya que, por cosas de la vida, quien menos esfuerzo hace parece terminar recogiendo los frutos.

Ser productivo es un concepto poco discutido en Peronia, excepto para criticar a quien lo sea y quitarle lo más posible, para redistribuirlo de manera “equitativa” entre todos aquellos que, por diversas razones, no produjeron en la misma medida. Ya lo había visto en Chavezuela, donde al grito de “¡exprópiese!”, se le “sustraía” al que tenía “demasiado” por “el bien común” (que comúnmente no hace ningún bien).

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Por algún misterio del universo, la legítima defensa ante la agresión criminal es considerada “inhumana” en Peronia. Es usual escuchar el calificativo “fascista”, palabra que se usa temerariamente para describir -con tinte despectivo- a todo aquel que pida mano dura para los delincuentes. Los derechos humanos, sorpresivamente, han perdido la “humanidad”. Así como en Chavezuela, donde por razones que escapan al sentido común, la honradez es un lujo de oligarcas, y delinquir es una necesidad de las pobres víctimas de la injusticia social que, por raro que parezca tras por lo menos 2 décadas de justicia social, nunca parece disminuir.

El lenguaje ha sufrido extrañas variaciones en Peronia, tendiendo a lo que muchos llaman la inclusividad. El simple hecho de no adherir al nuevo léxico y preservar el uso del vocabulario tradicional ahora es considerado discurso de odio, y oponerse a tal aseveración es discriminativo para con las minorías oprimidas que, a la luz de lo que se ve, hoy poseen más visibilidad y aceptación que nunca.

Y así en Peronia el concepto de libertad se ha erosionado con el tiempo, y ha quedado a la sombra de una de sus consecuencias lógicas: la desigualdad. 

En otros mundos, donde la sensatez es de uso corriente, ser diferentes no representa un problema. Evidentemente uno no escoge donde nace, ni tampoco bajo qué circunstancias; es menester de quienes gobiernan garantizar la única igualdad que les compete: la igualdad ante la ley. La igualdad de oportunidades es una ilusión, por el mismo hecho de que no todos arrancamos desde el mismo punto de partida. Pavimentar el camino para que sea menos complicado de transitar para los menos privilegiados, es un objetivo más noble y accesible.

Sin embargo, la peor utopía de todas es la igualdad de resultados. Esa es la dictadura invisible que rige en Peronia; esa que va minando la iniciativa, el esfuerzo, la creatividad, el entusiasmo y el talento de todos aquellos que desean realizarse y vivir su vida en sus propios términos; esa que aniquiló a Chavezuela hace unos años, despojándola perversamente del esplendor que alguna vez llegó a tener. Es esa dictadura que hace de la mediocridad la norma, y del fracaso el único resultado aceptable.

Y es así como salí de la ya desértica y estéril Chavezuela, buscando mundos más fértiles, y aterricé con grandes esperanzas en Peronia, mundo lleno de gran riqueza, para al poco tiempo darme cuenta que, lamentablemente, estaba de nuevo frente al mismo espejismo, ese al que algunos llaman socialismo.

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Carta de Lectores

¿”Científicos” negligentes, cínicos, demagogos o solo ignorantes?

#CartaDeLectores. Gabriel Álvarez nos narra como desde su profesión como agente de viajes vio venir la crisis del coronavirus cuando éste todavía estaba recluido en China, mientras que en el gobierno de Fernández estaban todavía cantando que Salud es Ministerio.

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Carta enviada por Gabriel Álvarez, agente de viajes de profesión

Apenas terminada la explicación con diapositivas y la conferencia de
prensa, los memes no se hicieron esperar y las redes explotaron con la postura universitaria que tomó frente a
todos una vez más Alberto Fernández. Memes para Macri como alumno y Del Caño pidiendo
permiso para hablar con los estudiantes fueron la cargada de quienes apoyaron
todo lo que haga el gobierno incondicionalmente sin razonar por unos minutos si
el discurso oficial es tal como se expresa o hubo otra forma, más temprana, de
reaccionar y evitar la crisis económica que preocupa tanto como la salud.

La pregunto que debemos hacernos todos es, ¿quién sabía del coronavirus en enero del 2020 y
quién debería haberlo sabido?

Voy a contar mi experiencia personal
con el COVID-19 cuando todavía no era pandemia y China tomaba las primeras medidas de
aislamiento. Con esto no estoy diciendo que descubrí la pólvora; así
como tuve mi experiencia, la tuvieron miles de agentes de viajes en el
mundo y se publicó en cuanto periódico uno quisiera leer. 

A mediados de enero me llega un correo
electrónico de un operador turístico importante en Europa cancelando los
servicios terrestres de los pasajeros Pérez, que tenían planeado viajar el 08 de
marzo a Pekín y recorrer el país en un itinerario de 11 días. 

El motivo de la
cancelación fue algo nuevo para mí: 

“Por decisión del gobierno chino de
impedir el ingreso de turistas nos vemos imposibilitados de brindar los
servicios ofreciendo cambio de destino o devolución del dinero al 100%”

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El problema era que la aerolínea seguía volando y eso me hacía dudar de la
veracidad del motivo de cancelación así que opté por reclamar a Qatar que tome
la misma medida y ese reclamo me llevó un mes, es decir, devolver los pasajes aéreos en febrero. Además, llamé a los pasajeros Pérez para
explicarles que así como decían en las noticias y en el diario, un
virus en China impedía que viajen debido a que podían volver enfermos

Claro
que cuando uno recomienda a un cliente que no viaje no piensa en la posibilidad
de contagio sino en que esa persona no se enferme. Por eso quienes trabajamos
en la industria turística no nos sentimos obligados de avisar a ninguna
autoridad sanitaria y no somos responsables, pero, sino somos nosotros, ¿quién es el responsable de velar por la salud de los argentinos en el exterior?

Argentina tiene dos entidades que podrían haber tomado la posta. ¿En qué andaban el Ministerio de
Turismo y el Ministerio de Salud en febrero?

Supongo que quien ocupa un cargo de
ministro y tiene un presupuesto más amplio que muchas PyMEs para contratar la misma
cantidad de trabajadores privados pero llamados asesores públicos, en enero
leyeron algún diario, o alguno recibió un llamado de su agente de viajes
cancelando el viaje, o tuvieron un colega, amigo, pariente que volvía de China
y le contaba sobre el coronavirus. 

Recuerden que el primer caso de aislamiento
en el país fue un médico que se aisló voluntariamente al regresar de su viaje y
que dio notas en todos los programas de noticias de televisión, eso fue en
febrero.
Supongo que en el Ministerio de Salud (encima que ahora es Ministerio) trabaja gente ligada a la salud,
que algo sabe sobre salud y que pudo haber previsto, intuido, estudiado,
analizado el coronavirus y haberle prestado atención al significante nivel del
contagio que ya estaba teniendo en China, algo que yo no tenía por qué saber, pero ellos sí.

Quien trabaja en la gestión
pública tiene que saberlo porque para eso trabajan menos horas y ganan más,
para tener la cabeza más fresca en la gestión y no la cabeza quemada de
cualquier trabajador que va a una fábrica muchas horas por el sueldo del día y
convive con sus preocupaciones diarias, ¿no?. Mi pregunta es: ¿toda esa gente en esos ministerios, de que estaban trabajando en enero y febrero? Previniendo el dengue no estaban.

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Hubo una alternativa antes de la cuarentena y lo
hicieron mal.

Cuando en febrero volvían los
argentinos que estaban en el exterior, en Europa, en China o en cualquier país
que hoy está afectado ya había memes sobre la manera de controlar el ingreso en
Ezeiza. Nos enterábamos por boca de amigos sobre la falta de profesionalismo
para controlar las condiciones de salud y de dónde venían los turistas
argentinos y extranjeros (porque encima los extranjeros seguían llegando).

En esa clase desopilante, Alberto Fernández comparó los
números con otros países de la región y con la proyección de contagios que
debería haber ahora sino tomaba la decisión de entrar en cuarentena y todos
aplaudimos que fue una decisión firme por parte del presidente en ese momento
que hoy arroja resultados positivos. 
Pero todos omitieron comparar las filminas con
la mala decisión de haber dejado las fronteras abiertas y no haberlas cerrado
en el momento que tenían que hacerlo y dejar que decenas de miles de
argentinos viajaran así como miles de extranjeros ingresaban.
Lo peor, lo
cínico, es que les echó la culpa públicamente diciendo que viajaron cuando él
advertía sobre una pandemia y los dejó varados sin medicamentos ni dinero, en
cualquier parte del mundo. Situación que hoy sigue.

Si cuando todos sabíamos que había un
virus propagándose en vez de decir que el sarampión o el dengue era nuestra
preocupación, Ginés advertía que 250.000 argentinos estaban en el exterior, y para
eso tenemos un Ministerio de Turismo, que cuenta con esa estadística de cuánta gente
hay en el exterior. Ginés interactuaba con Lammens y entre ambos hablaban sobre la
gente que está afuera que tiene que volver y nos podía contagiar. 

Si hacían una
reunión entre ellos y el presidente y cerraban las fronteras en ese momento,
controlando y aislando a quienes llegaban, seguramente la cuarentena no hubiera
sido necesaria. Tampoco es muy descabellado lo que digo, Uruguay lo hizo con un gobierno que había asumido hace pocos días.

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El éxito del fracaso, el neuromarketing político

Macri tuvo a Durán Barba y Alberto quién sabe qué gurú tenga, pero el marketing político está presente en
el país desde mediados de los ’70.
 

Hoy, decir que la cuarentena es un éxito
omitiendo ese primer error, error que costó PyMEs cerradas y al borde de la quiebra, profesionales sin
trabajo, despidos, suspensiones (que siguen ocurriendo pese al decreto), desalojos por la
fuerza (que siguen ocurriendo pese al decreto), comercios con deudas inllevables, etc. 

Una
economía en crisis y estancada sin saber por cuánto tiempo
. El ánimo de la
gente en sus casas. La violencia de género obligada a convivir. Decir que esto
es un éxito es burlarse de todos, como siempre lo hizo la clase
política. 

No verlo, no decirlo, omitirlo es conveniencia y para quien escribe,
Alberto en la conferencia no fue un profesor universitario, se pareció más a un empresario
mostrando números acomodados para que su área gane el premio que en este caso
ganó
, apelando a ser un docente estatal, del crédito de quienes miraban para
continuar siendo lo que realmente es: un político más de este país, con lo que
eso implica. 

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