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Opinión

Un mal debate no es el fin de la batalla: las perspectivas a futuro de un gran candidato

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En esta nota de opinión se analiza las consecuencias que tuvo el polémica debate de la Ciudad y cómo impactará no solo en el resultado del 14 de noviembre si no en las perspectivas a futuro de Javier Milei.

El 13 de octubre pasado se llevó a cabo el debate televisivo en el canal TN entre cuatro de los candidatos a Diputado Nacional por el distrito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Tanto como para adherentes como para detractores, muchas expectativas estuvieron volcadas en el debut de Javier Milei en este espacio tan típico de la política profesional.

Estratégicamente hablando, esta era la oportunidad de mostrarse al público como algo más que un tertuliano televisivo o alguien ideal para hacer recortes de Tik Tok. En fin, para mostrarse como alguien que puede ser mucho más que un canalizador de “voto bronca”, sino como una opción fresca, genuina y con chance serias de ser una alternativa de poder. Sin embargo, eso no pasó.

Puede haber fallas y aciertos técnicos en la performance del liberal, pero hay cuestiones negativas inobjetables. Por ejemplo, muchas respuestas se notaron sin un armado previo, seguramente para mostrar espontaneidad, algo que desgraciadamente no ocurrió, porque para poder limitarse a los tiempos pautados de exposición, Milei terminó refugiándose donde más cómodo se sentía: haciendo uso y abuso de una terminología científica que desencajaba completamente con el tipo de público y con el formato mismo del debate.

También puede objetarse que en muy pocas ocasiones les habló a los principales candidatos de par a par (a pesar de que las últimas encuestas lo dan casi en un empate con el candidato que salió segundo en las PASO) y terminó confrontando con la única candidata con menos votos que él.

La praxis del debate no será objeto de este análisis, eso corresponde al equipo de comunicación estratégica del candidato. Estas líneas nacen de las manifestaciones en redes sociales de las personas que militan la candidatura de Milei, ya sea desde un partido o desde los esfuerzos individuales. Desde los triunfalistas en el post-debate, los derrotistas, los que echaron culpas externas al desempeño y un último grupo de quienes no querían que hubiera ni una sola crítica pública por miedo a “debilitar el resto de la campaña”.

Un mal tramo de la campaña, un “tropiezo”, no siempre es motivo suficiente para dar todo por perdido. Existe la posibilidad de que este debate no modifique la intención de voto, así como quizá tampoco gran parte de la campaña influyó hasta ahora en el voto. Volveremos sobre esto luego.

El punto clave es comprender que como político, y más aún, como representante de una generación outsider de los partidos que hasta ahora gobernaron, es sumamente importante que tenga un feedback directo, constante y sutil con su base militante; que sirva para recordarle tanto a Milei como a su equipo cuál es el lugar y el rol histórico que esta candidatura está ocupando.

La figura de Milei representa una expresión política que no se sostiene en una estructura orgánica de cargos públicos ni de gente que literalmente viva de hacer política. No tiene un voto cautivo por tradición histórica o territorial. No tiene gente que lo vote por unas siglas o un sello partidario específico.

El principal valor con el que cuenta es su figura pública, basada en la confianza construida en años de exposición mediática. Su voto se basa en eso.

Las postales de actos con plazas llenas sin dudas han ayudado a reforzar esa imagen, pero hay que entender que un porcentaje enorme de las personas que lo votaron no lo hicieron por escuchar horas enteras de discursos de cada candidato. El grueso de votantes no está politizado como un militante, son personas que eligen confiar en el “producto-Milei” y jamás hay que dejar de construir sobre esa realidad.

Es comprensible que un político tenga como primera línea de contención a personas de su extrema confianza, así como también lo es que personas que debutan en roles específicos, impensados hasta hace unos meses, no puedan tener perspectiva sobre ciertos eventos. Es fundamental en estos casos la asesoría y el ojo externo para actos de campaña que manejan reglas específicas.

Como se mencionó anteriormente, no cabe desmotivarse. Pero sí recordarles que ante este momento histórico, hay que redoblar los esfuerzos en cuidar la imagen pública construida hasta el momento para poder perfilar a Milei con vistas más allá de las próximas elecciones del 14 de noviembre, para apuntalar y sostener el apoyo de cara al futuro. 


Por Pablo A. Schamray. Consultor Jr. en Mentor Público.

Argentina

Télam: El origen de todos los males y el verdadero dueño de la pauta oficial en Argentina

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Fundada por la dictadura militar del GOU para controlar a los medios, abusada por Perón y por el Proceso de Reorganización Nacional, y amoldada para seguir apretando a la prensa en democracia por los Kirchner, Télam constituye el máximo enemigo de la libertad de expresión en Argentina.

El discurso del candidato a presidente Javier Milei en contra de la existencia de medios públicos que controlen a la prensa abrió una puerta que hasta este momento pocos se habían animado a discutir: la pauta oficial.

La pauta oficial es utilizada por los gobiernos de turno para presionar por cobertura positiva a los medios, tanto propios como opositores, siendo un elemento extorsivo en contra de la libertad de prensa. Además, crea un escenario injusto para los medios independientes que buscan hacer periodismo sin el dinero del Estado.

Si bien la pauta oficial sale de todos los niveles administrativos del Estado, desde el Gobierno Nacional, pasando por gobernaciones y municipios, hasta los despachos de los legisladores, hay un ente que se encarga de manipular, distribuir y utilizar con fines políticos al dinero que se destina para la publicidad oficial.

Ese organismo es Télam, una empresa pública que funciona como una Sociedad del Estado, la cual pertenece a la Secretaría de Medios y Comunicación Pública, dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros del Presidente de la Nación Argentina.

Volando por lo bajo, Télam ha logrado influir y echar sus garras en todos los aspectos de la prensa argentina. Todos los medios, por más grandes que sean, tienen que negociar sus publicaciones con la dirección de Télam si quieren mantener la pauta oficial que reciben todos los meses de la Nación.

Los orígenes: Cómo era la prensa antes de Télam

Tras la conclusión de la Primera Guerra Mundial, la industria de los medios europeos experimentó un debilitamiento significativo, lo que generó una oportunidad que no pasó desapercibida por parte de los Estados Unidos para reconfigurar el panorama de los medios.

Este reajuste tuvo un impacto de gran alcance en América Latina, especialmente en Argentina. Hasta ese momento, la información en el país sudamericano estaba dominada por la agencia francesa Havás. Fue la United Press International (UPI) la primera en desafiar este monopolio, seguida por la Associated Press (AP). Hacia la década de 1930, el dominio de Havás comenzó a tambalear.

La Década Infame en Argentina apenas prestó atención a los medios de comunicación a pesar de su perfil totalitario. No fue hasta el Golpe del GOU en 1943, que se estableció el primer paso hacia la censura periodística real en Argentina. La creación de la Subsecretaría de Informaciones y Prensa tuvo como función principal coordinar la información oficial y orquestar la propaganda del Estado.

Ese mismo año, el 31 de diciembre, el presidente de facto Pedro P. Ramírez firmó el Decreto 18.407, que reglamentó las funciones de la prensa y los periodistas, lo cual supuso una fuerte limitación al ejercicio de la libertad de prensa en el país.

El 4 de abril de ese año de 1944, a través de un decreto firmado por el presidente de facto Edelmiro J. Farrell, el Estado argentino crearía su primera empresa estatal de noticias, bajo el nombre de Agencia Nacional de Información (ANDI), que obtendría el monopolio de las radios y se financiaría con un impuesto a los ingresos brutos de las radiodifusoras privadas.

Pero la inestabilidad del régimen del GOU llevaría a que Farrell no pudiera usar a la ANDI para lo que la había creado, y la prensa conseguiría un nivel de libertad que hace años no tenía. Para junio de ese mismo año, ANDI había quedado en el olvido y prácticamente había dejado de funcionar.

Fue entonces cuando un coronel que ascendía en las filas del GOU, que había sido recientemente designado como Ministro de Trabajo, Ministro de Defensa, y pronto ascendería como Vicepresidente, preocupado por el perfil de la prensa en Argentina, emplearía al Estado para tomar control de los medios de comunicación.

El por entonces vicepresidente de facto Juan Domingo Perón impulsaría la creación de una nueva agencia que no solo se enfocaría en el control y la censura, sino que también aspiraba a monopolizar las noticias que salían de Argentina hacia el mundo, evitando que fueran dominadas por las agencias estadounidenses. Así nació TÉLAM.

La creación de TÉLAM

El Decreto Ley Nº 15.192, emitido el 13 de octubre de 1944, marcó el inicio de lo que se conocería como Telenoticiosa Americana (TÉLAM). En sus primeros días, TÉLAM dependía directamente de la Secretaría de Inteligencia del Estado, y su sede se ubicaba a una cuadra de la Casa de Gobierno.

Cuando Juan Domingo Perón llega al poder como presidente en 1945, los pocos medios de información que aún subsistían, aunque con recursos limitados, comenzaron a ser adquiridos por el régimen, y un 14 de abril de ese año, se organizan dentro de TÉLAM y la empresa se lanza oficialmente.

La adquisición inicial se realizó mediante una inversión de alrededor de 15.000 pesos, financiados completamente por la División de Inteligencia del Ejército, con el propósito de difundir su perspectiva política a través de medios afines. Estos medios, en su mayoría, adoptaban un enfoque puramente peronista y, en algunos casos, habían recibido apoyo económico de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

También intentaban influir en medios independientes y trataban de acapararlos. A pesar de esta inversión inicial sustancial, Telenoticiosa Americana tenía una visibilidad limitada. A lo largo de 1947 y 1949, ya como presidente democráticamente electo, Perón reconoció que la mejor manera de controlar la opinión pública era adquirir gradualmente los pocos medios independientes que quedaban y adherirlos al esquema de TÉLAM.

El Sueño de Orwell se hace realidad

En 1950, Perón consolidó su control sobre la prensa libre con la compra de la Agencia Periodística Argentina (APA) y la creación de la Agencia Latina de Noticias (ALN). Aunque esta última tuvo poco éxito, la APA se convirtió en el sueño de cualquier dictador, ya que controlaba toda la información periodística que se distribuía a los medios de comunicación, tanto privados como públicos.

Pero tendría una corta duracióm, ya que en un contexto de profunda crisis económica en Argentina, Perón se vio obligado a cerrar la APA en 1954 y devolver el poder a su primer hijo periodístico, TÉLAM. Pero no tuvo tiempo para resucitar a la agencia periodística por la llegada del golpe de Estado de 1955 en manos de la Revolución Libertadora.

El gobierno militar conservador aprovechó TÉLAM para promover el control sobre los medios privados. Sin embargo, a diferencia de los gobiernos peronistas, se redujo el presupuesto y la situación económica de la agencia de propaganda estatal era tan frágil que estuvo al borde de la quiebra entre 1957 y 1958.

La época de TÉLAM bajo Frondizi

Después de la Revolución Cubana en 1959, el temor de Estados Unidos a la expansión del comunismo en otros países de América Latina se convirtió en un factor clave que llevó a TÉLAM a expandirse como nunca antes.

A partir de ese momento, y por pedido de Washington, Frondizi realizó los cambios necesarios para que dejara de ser simplemente una agencia de medios nacionales y su función cambió: ahora buscaba mantener a los países lo más alineados posible con el capitalismo en lo discursivo, al tiempo que criticaba enérgicamente la Revolución Cubana.

Se enfocaba en la cantidad y relevancia de la información, en lugar de depender de las “noticias falsas” del Estado para influir en la población. Por lo tanto, por primera vez en casi dos décadas se empezó a hablar de privatizar TÉLAM.

A finales de julio de 1959, mediante un decreto presidencial, TÉLAM pasó a llamarse, con minúsculas, Télam Sociedad Anónima, Periodística, Radiofónica, Cinematográfica, Comercial, Inmobiliaria y Financiera (Télam SAPRCCIF). Los años siguientes en la agencia se recuerdan como su época dorada.

Los 60, una década de Oro y un final atroz

El 30 de mayo de 1963, el entonces presidente de facto José María Guido clausuró Télam bajo el Decreto 4.398. Su argumento central era que las noticias que solían publicarse eran tendenciosas y falsas, lo que, según él, constituía una amenaza al orden público y la tranquilidad de la nación.

Sin embargo, Télam reabrió sus puertas durante la presidencia de Arturo Umberto Illia. No obstante, tras el golpe contra el presidente radical, Télam pasó a manos de Juan Carlos Ongania. Durante esta época, medios destacados como los canales 7, 9, 11 y 13, así como diarios como Clarín, se incorporaron a Télam, que se organizó como una empresa pública y privada.

En 1968, Onganía estatizó oficialmente la agencia, convirtiéndola en una sociedad anónima bajo el control del Estado. A partir de ese momento, Télam no solo dejó de enfrentar problemas económicos, sino que también asumió el control de gran parte de la publicidad oficial del Gobierno, funciones que se mantienen hasta la actualidad.

López Rega y Télam: Una confrontación sin parangón

Con la llegada del “tercer peronismo”, Télam cayó bajo las manos de López Rega, y se convirtió en un escenario de enfrentamiento con grupos guerrilleros como el ERP y Montoneros, así como otras organizaciones terroristas.

Las oficinas de la agencia estatal se vieron afectadas por bombas y tomas de rehenes. López Rega se enfrentó a numerosos diarios, tanto antiguos como recién fundados, que observaban cómo Télam perdía su supremacía periodística.

Diarios como “La Razón” o el “Cronista Comercial” criticaban a la agencia de manera abierta, por primera vez desde su fundación. Mientras tanto, desde Télam se acusaba a los medios mencionados de subversivos y desestabilizadores. Esta lucha persistió hasta la llegada de la última dictadura militar en 1976.

Télam entre 1976 y 1983

Durante el Proceso de Reorganización Nacional, Télam fue utilizado de manera preponderante para propagar la censura y ensalzar a las fuerzas militares. Ejemplos atroces de esta época incluyen la suspensión de la colocación de publicidad gubernamental en un medio de comunicación que generalmente no se consideraba “subversivo”, como lo era La Prensa.

Esto se debió a que este medio adoptó una postura valiente al expresar críticas hacia las autoridades militares en el año 1981. El punto culminante fue la manipulación periodística que sufrió la Guerra de Malvinas, donde solo Canal 7 y Télam podían proporcionar información, que en su mayoría era falsa.

Volvió la democracia pero no para Télam

A pesar de que en el año 1983 volvió la democracia a la Argentina, Télam continuó funcionando de manera similar como en las dictaduras y gobiernos de facto previos, con algunos intentos de privatización en la era de Menem, aunque sin cambios significativos.

Télam empezó a tener un nivel de censura mayor durante la segunda mitad del kirchnerismo, y el medio estatal empezó a utilizar la pauta estatal para extorsionar periodistas y difamar a los que tuvieran opiniones diferentes.

Esto incluyó la creación del programa “678”, que se utilizaba para fabricar noticias falsas y llevar a cabo campañas de desprestigio contra políticos, periodistas y empresarios que no compartían la línea oficial. También se ejerció un manejo discrecional de la publicidad gubernamental, como se detallará a continuación.

El caso que generó polémica: El Fallo Editorial de Río Negro

El 14 de noviembre de 2007, la Corte Suprema emitió un fallo a favor de la empresa editora del diario “Río Negro”. Esta decisión se relacionó con una denuncia presentada en 2002 por la misma empresa, que alegaba que se había concedido la aprobación necesaria para iniciar el proceso de selección de candidatos destinados a ocupar las vacantes en el Superior Tribunal de Justicia.

Estos candidatos habían sido propuestos por el entonces gobernador Jorge Sobisch y eran individuos en los que él tenía confianza, ya que él mismo los había seleccionado como posibles candidatos.

Aunque la empresa editora del diario “Río Negro” no tenía un derecho garantizado por la Constitución Nacional para recibir publicidad oficial del gobierno, se permitió que los tribunales revisaran las decisiones administrativas del gobierno cuando excluían a un medio de recibir publicidad oficial, especialmente si se alegaba que esta exclusión era arbitraria. Este caso sentó un importante precedente en relación a la libertad de expresión.

La política argentina, siempre dinámica y a menudo controvertida, se enfrenta a dos desafíos significativos que, según revela una investigación exhaustiva realizada por Ruido, se entrelazan en una problemática más amplia. Por un lado, la injerencia en el manejo de fondos públicos para la promoción personal, y por el otro, la falta de transparencia en la comunicación oficial.

Parte 1: Desvíos de fondos públicos para promoción personal

En el juego de la política, donde la imagen y la percepción desempeñan un papel crucial, el uso indebido de fondos públicos para la promoción personal de funcionarios y gobernadores se presenta como una práctica preocupante.

La investigación de la red de periodistas Ruido desvela que el 58% de los gobernadores analizados en las 23 provincias argentinas más la Ciudad Autónoma de Buenos Aires utilizan fondos públicos para promocionar sus imágenes y nombres en la publicidad oficial, desafiando el artículo 42 de la Ley de Ética Pública.

Figuras destacadas, desde Raúl Jalil (Catamarca) hasta Juan Schiaretti (Córdoba), Jorge Capitanich (Chaco) y otros, se benefician de esta práctica, a menudo justificada bajo la premisa de necesidades de promoción oficial.

Además, el informe señala que el 54% de los intendentes también recurren a este método, incluyendo nombres como Martín Llaryora (Córdoba), Eduardo Tassano (Corrientes) y Bettina Romero (Salta).

Este uso indebido de fondos públicos no solo contradice la normativa ética sino que también tiene consecuencias perjudiciales. No solo promociona a determinados funcionarios, sino que también afecta la competencia política democrática al dar una ventaja injusta a la oposición, socavando así la transparencia estatal.

Parte 2: La Falta de Transparencia en la Comunicación Oficial

La transparencia en la comunicación oficial es la segunda cara de esta problemática. La investigación de Ruido detalla cómo, en numerosos casos, la publicidad oficial que pasa por Télam no respeta el artículo 42 de la Ley de Ética Pública, que prohíbe la inclusión de nombres, símbolos o imágenes que supongan promoción personal de las autoridades o funcionarios públicos.

Este fenómeno se evidencia en diversos canales de comunicación, desde diarios de papel, periódicos en línea y cuentas de redes sociales hasta banners publicitarios, avisos en diarios, videos promocionales y publicidad oficial en cualquier plataforma.

Los casos son variados, desde carteles institucionales hasta spots publicitarios en los que la figura del gobernador o intendente se destaca de manera prominente, ignorando las disposiciones éticas.

Los Números Crecen Cada Vez Más Como un Globo

De acuerdo con el minucioso análisis de María Mercedes Colombres sobre el gasto en pauta oficial entre septiembre de 2021 y abril de 2022, se evidencia una distribución significativa de fondos entre los grupos de medios más destacados.

En ese período, se estima que aproximadamente $ 750 millones de pesos fueron asignados a Clarín.  Además, alrededor de $ 500 millones de pesos corresponden a grupos como Indalo, América, Grupo Octubre, La Nación, entre otros, demostrando la diversidad de actores involucrados en esta dinámica publicitaria.

En un vistazo sobre la actualidad, las proyecciones de inversión publicitaria de este año, ajustadas a una inflación estimada del 140% anual y con un aumento del 30% según fue estipulado, la pauta publicitaria a Clarín habría sido este año a $ 2.025 millones de pesos. Por otro lados, los otros habrían sido este año de $ 675 millones de pesos.

Un aspecto destacado en el informe es el aumento en la inversión publicitaria en plataformas digitales, especialmente en redes sociales como Facebook e Instagram. Se estima que alrededor de $270 millones de pesos se destinaron entre septiembre del 2021 y abril del 2022. Siguiendo la misma lógica de las anteriores cuentas el gasto de este año habría sido, $729 millones de pesos.

En este sentido, es crucial no perder de vista que la atención no debe centrarse únicamente en los medios tradicionales. Se debe prestar especial atención al papel de las redes sociales, subrayando su creciente relevancia para el mundo político y como nuevo mecanismo de censura a quienes defendemos la libertad.

El Anochecer de la Libertad: Resolución 9090/2023 y la Oscura Sombra sobre los Medios en Argentina 

Uno de los escasos logros del gobierno de Mauricio Macri fue la Resolución 247 – E/2016, que, en términos generales, establecía la creación del Registro Nacional de Proveedores de Publicidad Oficial y definió criterios objetivos para la asignación de publicidad a distintos medios, considerando aspectos como el alcance del medio, la pertinencia del mensaje, la zona geográfica, el fomento del federalismo y la pluralidad de voces.

Además, esta normativa excluyó ciertos tipos de mensajes de la publicidad oficial, como aquellos que afecten los derechos humanos, promuevan intereses particulares de funcionarios o partidos políticos, o inciten a la violencia, entre otros. La resolución entró en vigor 60 días después de su publicación en el Boletín Oficial en el primer año del gobierno de Macri.

Esto fue un movimiento en la dirección correcta, pero fue extremadamente insuficiente. La pauta oficial que se utiliza para presionar e influenciar a la prensa debería eliminarse de cuajo, para terminar con la existencia de un perverso sistema que destruye la libertad de medios en Argentina.

Con la llegada del kirchnerismo en su cuarta edición, liderado por Alberto Fernández en 2019, se produjo un nuevo cambio en las reglas del juego respecto al manejo y asignación de la Pauta Oficial. Tras la pandemia, se presentó la Resolución 9090/2023, emitida por la Secretaría de Medios y Comunicación Pública, la cual introdujo modificaciones significativas en las normativas relacionadas con la pauta publicitaria oficial en Argentina.

En primer lugar, se introdujo la exclusión de ciertos organismos gubernamentales y del Banco Nación de la norma original, por lo que pueden disponer de pauta oficial de manera indiscriminada. Además, la resolución elimina el Plan Anual de Publicidad Oficial, otorgando a la Secretaría de Medios y la discrecionalidad para ejecutar las partidas sin objetivos claros.

Esto, junto con la modificación de los criterios objetivos, introduce un nivel adicional de discrecionalidad en la distribución de la pauta oficial. Además, se intenta utilizar el cumplimiento de ciertos artículos de la Ley N° 26.522 como criterio para acceder a la publicidad oficial, lo que podría permitir una interpretación subjetiva por parte de los funcionarios.

La evaluación de contenidos por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) también se vuelve discrecional, lo que crea un riesgo adicional. En conjunto, estas modificaciones han suscitado preocupación sobre la posibilidad de que el Gobierno pueda ejercer una influencia indebida en la línea editorial de los medios de comunicación, lo que podría socavar la libertad de expresión y la independencia de los medios en Argentina.

¿Qué debería hacerse con Télam?

Dado el recorrido de Télam, su extenso historial de censura y función operativa en los medios, se plantea la pregunta fundamental: ¿Debería el Estado privatizar o cerrar Télam? El candidato Javier Milei propone desarmar el sistema de medios públicos argentinos y la pauta oficial, por lo que Télam sería cerrado o vendido durante aquél proceso.

Desde sus inicios, la agencia estuvo bajo la influencia de la SIDE, manipuló la publicidad gubernamental y cometió actos severamente reprochables, como la difusión de información falsa durante la Guerra de Malvinas y la extorsión de periodistas.

Al analizar este largo camino, podría considerarse que la mejor opción para preservar la democracia es cerrar Télam. No existe lugar para un monopolio estatal de la información o las noticias en una democracia.

La alternativa podría ser transferirla a sus empleados y permitir que compitan en el mercado de la información, tal como lo hacen otros medios de comunicación, pero esto deja la puerta abierta a que fácilmente otro gobierno lo reestatice, como se hizo a lo largo de la historia ya, y no cambie nada. La idea de un “Ministerio de la Verdad” debe ser combatida en todas sus formas.


Un agradecimiento especial a María Mercedes Colombres por ayudar en  la investigación de este artículo tan necesario que defiende la libertad de expresión y la libertad de prensa ante el Estado. 

Por Jeremías Rucci, para La Derecha Diario.

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Opinión

Una Ciudad abandonada, un Barrio inseguro: Vuelve el delito a Recoleta en medio del colapso del modelo del PRO

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Tras 16 años de gobierno hegemónico del PRO, los resultados son los contrarios a los esperados. El delito toma partida en la Ciudad, con la inseguridad volviendo a ser un problema real incluso en la Comuna 2.

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es habitada por 3.5 millones de personas. Es transitada todos los días por un enorme caudal de ciudadanos. Cuenta con una vasta variedad de comercios, restaurantes, puntos de turismo, emblemas nacionales como el Teatro Colon y el Obelisco.

También está compuesta por sus barrios, divididos entre las denominadas comunas. No se patrocina mucho pero la ciudad se divide en 15 comunas, y cada una tiene sus respectivas juntas comunales integradas por 7 comuneros que son electas por los vecinos en las elecciones porteñas, junto al Jefe de Gobierno y a los legisladores.

Con esta estructura, se divide la gestión política de una superficie de 205km2, una amplia ciudad que es multifacética, con zonas aclamadas por el turismo como Recoleta, Palermo, La Boca, San Telmo; y zonas que no tienen el impulso por parte del gobierno, como la zona sur.

Este hecho ya es de público conocimiento y se expone en la desesperación del candidato Jorge Macri, quien en el debate y en sus spots enfatiza la importancia del desarrollo de los barrios del sur de la ciudad. Pero tuvieron 16 años para darse cuenta de que dejaron zonas de la ciudad sin darle relevancia o impulso alguno, prácticamente a la intemperie.

Al margen de este detalle, hay una caracterización generalizada de que la ciudad está bien desarrollada. Es cierto, en comparación a otros puntos del país la Ciudad de Buenos Aires tiene un avance. Pero no es un avance real. La campaña de JxC se basó en exponer que la ciudad es la más segura de Latinoamérica a partir de estadísticas e imágenes de los centros de operaciones de la policía en acción.

Sin embargo, en el último tiempo, la ciudad se volvió epicentro de crímenes violentos y pareciera que todo lo presentado en campaña no es realmente eficiente. El ingeniero Mariano Barbieri es el caso más reciente, en pleno Palermo fue acuchillado.

En Recoleta, la comuna que me compete, la inseguridad ha vuelto a ser una preocupación de cada uno de sus habitantes. A mediados de marzo, un jubilado de 93 años fue baleado por tener un reloj, en frente de la embajada de Rusia y hace 10 días apareció un “hombre araña” trepando entre balcones para robar.

Ayer, un violento intento de robo piraña en French y Agüero, a plena luz del día. Ni hablar de los piquetes que afectan la vida no solo de los porteños sino de quienes se movilizan desde el AMBA y alrededores para ir de sus casas al trabajo.

La Ciudad de Buenos Aires tiene mucho por mejorar, incluso donde parece que no hace falta. Recoleta es un barrio donde se tiende a decir “ahí no pasa nada”, “barrio de gente de guita donde no hay robos” y otras presuposiciones típicas. Pero el principal foco por mejorar es la seguridad.

El candidato que más se presta en esta área es Ramiro Marra, quien, con la experiencia de su candidato a vicejefe de gobierno, Eduardo Martino, son los únicos que plantean un cambio real dentro de lo que es el rol de las fuerzas de seguridad.

Hay que entender que la ciudad hoy en día es un desorden social carente de reglas básicas de convivencia civilizada, con via libre para los delincuentes que se manejan con cada día más impunidad.

Inclusive en los barrios que solían ser más seguros, como Recoleta, esta premisa se disuelve con el incremento de asaltos y hechos violentos. Hoy en día esta es una zona donde la cantidad de personas en situación de calle no para de crecer, elevando la inseguridad para los vecinos.

Problemáticas como la higiene urbana (incremento de ratas en calles y escuelas), el alto nivel de gasto innecesario y altas regulaciones que impiden el crecimiento económico, merecen ser tratadas con alta prioridad.

Hemos permitido que la Jefatura de Gobierno se torne en un mero instrumento para las campañas presidenciales y pareciera que nos dejamos llevar por el abusivo marketing político que es esparcido en la ciudad.

Pero, y lo digo con convicción, creo que hay alternativa. Hoy se está gestando una alternativa liberal como nunca dentro de CABA. La candidatura de Ramiro Marra y agrupaciones de jóvenes liberales como “Enlaces” son un claro ejemplo. A pesar de la masiva hegemonía que parece tener Juntos por el Cambio, el voto liberal tiene mucho para crecer en el territorio porteño.

De la mano del futuro jefe de gobierno y de esta juventud incipiente, es posible conformar una alternativa liberal. Son las voces liberales dentro de las Comunas, dentro de la Legislatura, y al mando de la jefatura de gobierno, aquellas voces que podrán mejorar la Ciudad de Buenos Aires, y poner en agenda las verdaderas problemáticas que padecemos los porteños todos los dias. Porque una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre.


Por Patricio Adreani Manny, candidato a miembro de la junta comunal 2 por La Libertad Avanza y miembro de Agrupación Enlaces.

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Opinión

El ridículo argumento de Rossi: La inseguridad en Ecuador no tiene que ver con el dólar, y El Salvador lo demuestra

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En el debate de vicepresidentes en A Dos Voces, el candidato a vicepresidente de Massa, Agustín Rossi, dijo que la dolarización fomenta la inseguridad, y dio como ejemplo a Ecuador.

Argentina está a pocas semanas de la elección de un nuevo binomio presidencial, en medio de una de las peores crisis de su historia. Frente a la devaluación del peso argentino, una de las propuestas para rescatar el valor del trabajo de los ciudadanos que ha surgido durante la campaña es la dolarización.

Sin embargo, para denostar esta iniciativa, el candidato a la vicepresidencia por parte del kirchnerismo, Agustín Rossi, intentó desmerecer la idea usando de ejemplo el caso de Ecuador. Según el jefe de Gabinete argentino, Ecuador está asolado por el narcotráfico como consecuencia de la dolarización.

Pero la realidad demuestra que no hay correlación. Es más, basta contrastar con El Salvador; país dolarizado, para darse cuento de ello. Ambas naciones tienen la misma moneda. Sin embargo, los índices de violencia son diametralmente opuestos.

Por un lado, Ecuador está sufriendo el peor año de violencia en su historia y la dolarización está en marcha desde el año 2000, no es algo reciente. Por el otro, El Salvador, que también tiene el dólar hace décadas, rompió este año el récord en la lucha contra la delincuencia y bajó a un nivel histórico el nivel de homicidios. Ya van más de 400 días sin homicidios en el país desde la asunción de Nayib Bukele. Ecuador, en cambio, tiene récord de homicidios y está ocupando el cuarto lugar en la región.

En cuanto a homicidios, El Salvador está incluso por debajo de Uruguay. Ocupa el puesto número 13. Cabe destacar que Honduras, también en Centroamérica, está en el segundo lugar. En contraste, es observable que ha disminuido significativamente el índice de violencia bajo la presidencia de Nayib Bukele. Lo que demuestra que la dolarización no es el problema sino la decisión política de combatir el crimen.

De hecho, el estudio de Insight Crime que revela estas cifras, destaca a Venezuela en primer lugar de homicidios a nivel regional. Dicho gobierno lejos de haber dolarizado la economía, tiene el poder total sobre la emisión de la moneda y vive en una suerte de bimonetarismo, lo cual ha desencadenado en la peor devaluación del continente.

A pesar de tener “su propia moneda”, en Venezuela hay 40,4 homicidios por cada 100.000 habitantes. Esto contradice el enunciado de Agustín Rossi. Para completar el marco de referencia, en Ecuador son 25,9 y en El Salvador 7,8.

Pacto con el crimen organizado, un atenuante

Otro dato a considerar es el pacto del socialismo del siglo XXI con la delincuencia. En el caso del Ecuador, por ejemplo, el gobierno anterior convirtió a pandilleros como los Latin Kings hasta en legisladores. El caso más destacado fue Ronny Aleaga.

Y no termina ahí, tras menguarse la crisis sanitaria por causa del coronavirus, en Ecuador “vacuna” tomó otra connotación. Se refiere a la extorsión. Delincuentes piden a pequeños, medianos y grandes empresarios, además de a individuos y sus familias, dinero a cambio de presunta protección. El crimen organizado que fue normalizado, ahora está a cargo del país.

Asimismo, mientras en décadas pasadas el presidente que vino del Partido Social Cristiano combatió y derrotó al terrorismo (la guerrilla Alfaro Vive Carajo-AVC), el mandatario del socialismo del siglo XXI los condecoró al ritmo de la canción “Comandante Che Guevara” en instituciones públicas.

Ahora, el gobierno de Guillermo Lasso, ha incautado la mayor cantidad de droga en la historia del país, cortando así parte del suministro de las redes del narcotráfico. Lo cual ha desencadenado en una guerra frontal contra el Estado y la nación.

Sin embargo, no lo ha hecho con la contundencia y resolución que tiene su par salvadoreño. Desde el día uno ha pretendido desmarcarse del autoritarismo de su predecesor e incluso al inicio de su gestión, Lasso increpó a Bukele por supuestos abusos contra los Derechos Humanos de los delincuentes. Meses después, cuando Ecuador estaba sumido en la violencia, Bukele le recordó sus declaraciones.

Lasso sumó a las Fuerzas Armadas a la lucha que hasta entonces le correspondía a la Policía, sobre todo a nivel urbano. Pero lo hizo ya muy entrada en su gestión, y la situación ya se le había salido de las manos. Y no es un dato menor que tenía al poder legislativo en su contra, además de una Corte Constitucional híper garantista, de corriente zaffaroniana.

En Sudamérica, ni Jair Bolsonaro, un hombre rudo con bases en la policía militar, tuvo la contundencia de enfrentar al Poder Legislativo que no atendió a su petición reiterada de admitir el voto contable. Tampoco a la Corte Suprema, el Supremo Tribunal Federal, que persiguió a sus defensores.

Si ni Bolsonaro pudo, mucho menos Lasso, y esos son los resultados se ven. Adoptaron una postura “democrática”, jugaron acorde al manual (by the book), a diferencia de la izquierda que no tienen problemas en tomar las instituciones.

Bukele, por el contrario, “pateó el tablero” y propuso una reforma total del Gobierno salvadoreño. Es más, su reelección es anticonstitucional. Sin embargo, ante su inmensa popularidad, se ha propuesto cambiar las reglas fallidas del Estado y muy probablemente siga siendo el presidente. A diferencia de Bolivia, donde Evo se relanzó contra la voluntad del pueblo, lo que desencadenó su salida del poder.

Por último, Ecuador está dolarizado desde el año 2000 y no sufrió su peor año de violencia sino hasta el 2022. Es decir, si la dolarización fuese el problema, ¿por qué tardó tanto en aparecer?.

El alza de la criminalidad responde a muchos factores, entre ellos el retiro de la Base de Manta (también durante el gobierno del socialismo del siglo XXI), que unía a Ecuador a la lucha contra el narcotráfico en coordinación con EE.UU. y Colombia.

Finalmente, desde la sátira, personas de la izquierda y tercera posición (particularmente de inspiración kirchnerista) usaron la imagen de San Martín para señalar como anti-patriótico el uso del dólar en Argentina, como respuesta a la propuesta del candidato Javier Milei de eliminar el Banco Central y permitir la libre competencia de monedas.

Pero la historia muestra que en el tiempo de San Martín había, como propone Milei, libre competencia de monedas y no había Banco Central. Es decir, contrario al relato de los sectores contrarios a la derecha, su propuesta se remonta a los tiempos del “padre de la Patria”.

Para concluir, respecto a si la dolarización es viable y recomendable en Argentina, contrario a lo dicho por el candidato Rossi, el economista y profesor universitario Luis Espinosa Goded, español residente en Ecuador y referente en el tema, ha explicado extensamente en sus redes sociales por qué esto es posible e incluso, la mejor opción para eliminar la inflación.

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