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Billetes de pesos argentinos de diferentes denominaciones sobre una superficie con una billetera al fondo.
POLÍTICA

La Casa de Moneda dejará de imprimir billetes y quedará al borde del cierre

Además, la dirección del organismo solicitó a los empleados sin tareas asignadas que se tomen vacaciones obligatorias.


El Gobierno de Javier Milei suspenderá un contrato vigente para la fabricación de billetes de $1.000 y $2.000 en la Casa de la Moneda, además de haber designado un interventor.

Esta medida fue confirmada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, durante una conferencia de prensa brindada ayer. El billete con las figuras de Ramón Carrillo y Cecilia Grierson comenzó a circular en mayo de 2023.

"Se dejan de emitir billetes de $2.000. Obviamente un sinsentido heredado por la gestión anterior que se negaba a emitir billetes de mayor denominación acorde a la inflación que nos dejaron o que estábamos transitando en aquel momento del 211% el año pasado y lo que se nos venía encima si esta gente seguía gobernando la Argentina", expresó Adorni.

"También se dispuso la intervención por 180 días. Su interventor va a ser el doctor Pedro Daniel Cavagnaro, quien hoy está trabajando en la renovación de los de las contrataciones que por supuesto había asumido la entidad", añadió el vocero.

"Es un sinsentido que va más allá del costo, temas que seguramente a partir de mañana haya alguna novedad adicional sobre el camino que se va a tomar, lo que queremos es hacer la casa de moneda más eficiente y la emisión de billetes de baja denominación no tiene ningún sentido", agregó Adorni, destacando que la relación entre costos y beneficios hace innecesaria la impresión de estos billetes.

"Cada vez se están usando más las billeteras virtuales, el uso del pago electrónico no necesariamente con billeteras, sino también con tarjeta de crédito. Entonces entendemos que no tiene mucho sentido seguir con ese nivel de ineficiencia en la en la impresión de billetes", comentó.

Debido a los retrasos de la Casa de la Moneda y la presión inflacionaria, el Banco Central espera recibir los nuevos billetes de $20.000 y continuar la producción de billetes de $10.000 para satisfacer la demanda de efectivo.

Con esta decisión, la Casa de la Moneda se aproxima a una posible paralización total de sus actividades, como ya había sido anunciado oficialmente por el Gobierno de Milei semanas atrás.

Recientemente, la dirección del organismo notificó al personal la finalización de la producción de billetes y solicitó a los empleados sin tareas asignadas que tomen vacaciones, mediante un comunicado interno.

"Se procederá a detener a partir de hoy a las 22.00 hs. todos los procesos productivos referentes a la fabricación de billetes. Por tal motivo, a todo el personal afectado exclusivamente a dicha actividad productiva, se le dará curso a la utilización de períodos vacacionales que tengan disponibles", indicaba el comunicado dirigido a los empleados de la Casa de la Moneda.

El Banco Central tomó esta resolución en su reunión de Directorio del viernes pasado, impulsado por dos razones clave. La primera es el "incumplimiento total" del cronograma de entrega de billetes acordado en tres contratos firmados por la administración de Miguel Pesce durante el gobierno anterior.

La segunda razón es que la Casa de la Moneda cobró al BCRA un precio equivalente al doble de lo que costaría imprimir esos billetes en el extranjero, comparado con lo que el BCRA pagó recientemente para importar el nuevo billete de $20.000.

El BCRA ya había adelantado el 45% del pago en tres contratos: uno firmado en noviembre de 2021, con entregas previstas para el primer semestre de 2022; otro en septiembre de 2022, para entregas a comienzos de 2023; y un último en febrero de 2023, con entregas programadas para la segunda mitad de ese año.

La Casa de la Moneda incumplió todas estas fechas de entrega, y con el tiempo, estos billetes de bajo valor resultaron obsoletos. En el sector financiero persisten quejas por el exceso de billetes de $1.000 que el BCRA no quiere recibir.

Algunos bancos grandes incluso alquilaron depósitos adicionales para acumular billetes de $1.000, en una situación similar a la de los antiguos billetes de 100 pesos. En la jerga de los tesoreros, estos depósitos son llamados "sarcófagos", refiriéndose a espacios llenos de billetes de bajo valor que el sistema económico ya no necesita.

El fin de una era en la Casa de la Moneda

Con esta decisión, la Casa de la Moneda deja de cumplir con su función principal de imprimir dinero. Ni su sede histórica en el barrio de Retiro ni su planta en Don Torcuato, antes conocida como Ciccone Calcográfica, están imprimiendo billetes. Otros proyectos de la entidad también enfrentan problemas, como la producción de chapas patentes para vehículos, en los que también hubo demoras.

Las dificultades financieras, una deuda importante con la Casa de la Moneda española y un atraso tecnológico llevaron a la imprenta estatal a no participar en la licitación internacional para producir los nuevos billetes de $20.000, tarea asignada a una empresa china por el BCRA, lo que demostró que el país no requiere de una entidad local encargada de imprimir billetes.

Mientras tanto, la inflación generó un contexto peculiar: mientras llegaban los primeros billetes de $20.000 desde el extranjero, la Casa de la Moneda seguía imprimiendo billetes de $1.000 para cumplir con pedidos pendientes del BCRA.

Actualmente, el BCRA informa que hay en circulación 5.701 millones de billetes de $1.000 y 1.105 millones de unidades de $2.000, cantidades suficientes para abastecer el sistema con billetes de bajo valor, por lo que, aun si la Casa de la Moneda cumpliera con los pedidos atrasados, su producción carecería de utilidad.

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