Los inversores huyen de Brasil y México, y miran a la Argentina como un destino ideal
El déficit fiscal y las políticas de izquierda están generando miedo en los inversiones, que buscan refugio en Argentina
Debido al histórico déficit fiscal del Gobierno de Lula da Silva, la economía brasileña atraviesa una grave crisis de confianza, reflejada en una considerable salida de capitales.
El principal índice que sigue a las acciones brasileñas en Wall Street (el EWZ) sufrió una caída del 26% en los primeros once meses del año. Además, el real se devaluó un 20%, convirtiéndose en una de las monedas de peor rendimiento a nivel mundial.
En el mismo período, la bolsa neoyorkina subió un 27%, al igual que las acciones tecnológicas. Por su parte, gracias a las medidas del Gobierno de Javier Milei, las acciones argentinas experimentaron un aumento promedio del 105% en dólares, y el índice Merval superó por primera vez desde 2018 los 2.000 puntos.
Los inversores están huyendo de Brasil, preocupados por el fuerte aumento del déficit fiscal, que entre el rojo primario y el pago de intereses se aproxima a los 10 puntos del PBI. También reina la desconfianza respecto al cambio que se avecina en el Banco Central, donde en enero asumirá el actual vicepresidente, Gabriel Galípolo, un socialista cercano al presidente Lula da Silva.
Brasil no es el único país de la región que está experimentando un fuerte éxodo de inversores. México también fue castigado debido al incremento del déficit fiscal.
La nueva presidente socialista, Claudia Sheinbaum, con un discurso claramente de izquierda, logró generar miedo en los mercados, y el avance de una reforma judicial complicó aún más la situación. Además, las amenazas de Donald Trump sobre posibles aumentos de aranceles a los productos mexicanos tuvieron un impacto negativo.
Mientras tanto, el Gobierno de Javier Milei comenzó a aprovechar esta creciente desconfianza en los principales países latinoamericanos. En consecuencia, Argentina se presenta como un destino ideal para esas inversiones que buscan nuevos horizontes, al menos desde el punto de vista financiero.
Parte del aumento de los bonos y acciones en las últimas semanas se relacionó con este fenómeno. Muchos ejecutivos de fondos de inversión que llegaron a Buenos Aires en las últimas semanas destacaron este contraste. La mayoría ya comenzó a ajustar sus carteras, reduciendo su exposición a Brasil y México y aumentando la presencia de Argentina.
No es necesario que las calificadoras de riesgo mejoren la calificación del país para que esto ocurra, ya que los inversores saben que, si lo hicieran, llegarían demasiado tarde.
Lo mismo ocurre con la recalificación de Argentina como "mercado emergente". Según el MSCI, el país sigue siendo considerado un "stand alone", lo que significa que ni siquiera califica para recibir inversiones financieras. Sin embargo, lo sucedido este año demuestra exactamente lo contrario.
Este proceso marca una reversión significativa de la tendencia iniciada en 2007, cuando el riesgo de Argentina y Brasil convergía en torno a los 400 puntos básicos. En ese entonces, ambos países compartían un riesgo percibido similar, pero con el tiempo, las políticas económicas de cada uno tomaron rumbos distintos.
En Argentina, el aumento del déficit, de la inflación, la manipulación del INDEC, el congelamiento de tarifas y un discurso cada vez más hostil hacia los inversores generaron un deterioro persistente en los bonos nacionales. Mientras tanto, Brasil fortaleció su economía año a año, con una política fiscal más estable.
Sin embargo, con la llegada de Javier Milei a la presidencia, y sus reformas estructurales, el panorama comenzó a cambiar. A su vez, su postura firme contra Lula, a quien calificó de "corrupto y comunista", fue claramente bien recibida por muchos inversores.
Pocos meses después, los mercados dieron la espalda al presidente brasileño, lo que aumentó la percepción de que Argentina podría estar emergiendo como un destino más atractivo para las inversiones.
Este cambio ya comenzó a reflejarse en los flujos de capital hacia Argentina. A pesar de la devaluación del real, que hizo que el dólar llegara a los 6 reales, en Argentina la situación es diferente: el tipo de cambio cayó a los 1.100 pesos y las acciones continúan alcanzando nuevos máximos.
El riesgo país de Argentina se mantuvo relativamente estable, en niveles de 750 puntos, pero se espera que, tras el pago de los vencimientos de deuda en enero, se produzca una mejora adicional.
La expectativa es que el riesgo país podría caer por debajo de los 500 puntos en el primer semestre del próximo año, lo que colocaría al Gobierno de Milei cerca de poder volver a acceder a los mercados voluntarios de deuda, un objetivo fundamental para la economía nacional. Este escenario podría acelerar aún más el flujo de capitales hacia el país.
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