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Reino Unido

A sus 96 años muere la Reina Isabel II, la monarca que más tiempo dirigió la Corona británica

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La monarca más longeva de la historia, dirigió el destino del Reino Unido por 70 años, a través de décadas de cambios turbulentos. Será recordada por los ingleses como garante de estabilidad.

La Reina Isabel II murió en sus aposentos del Castillo de Balmoral a sus 96 años, rodeada por su familia y sin sufrimiento, según anunció el Palacio de Buckingham esta tarde. La monarca completó 70 años de mandato, el reinado más largo de la historia, desde el 6 de febrero de 1952 hasta el 8 de septiembre de este año.

Su familia se reunió en su finca escocesa después de que aumentaran las preocupaciones sobre su salud el jueves y finalmente se anunció su fallecimiento a las 18:31, aunque se cree que su muerte ocurrió unas horas antes, pero se esperó mientras se ejecutaba la Operación London Bridge, todos los protocolos para la sucesión monárquica.

Inmediatamente tras su muerte, el príncipe Carlos se convirtió en Rey Carlos III, y Camilla Parker Bowles, su esposa, se convirtió en Reina Consorte Camilla. El Rey deberá hablar antes del fallecimiento y aceptar oficialmente su titulo. Hay rumores de que podría dejarle el reinado a su hijo Guillermo, más joven y más creyente en la necesidad de una Corona fuerte para la estabilidad del Reino.

Carlos nunca respetó la Corona ni creyó en la unidad de la Commonwealth. Plagó a su madre de escándalos y nunca aceptó el matrimonio que su familia quería con Diana Spencer (Lady Di), quien murió en extrañas circunstancias y abrió paso para que Carlos se casara con su actual pareja, Camilla.

Guillermo, de 40 años, ha sido la cara visible de la Corona en los últimos años y el rumor en Inglaterra siempre fue que Isabel quería que sea él quien tomara la Corona en vez de Carlos. "El Rey y la Reina Consorte permanecerán en Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana", informó el Palacio.

Como reina del Reino Unido y otros 14 reinos, y jefa de la Commonwealth de 54 naciones, Isabel II fue fácilmente la jefa de estado más importante del mundo durante su reinado extraordinariamente largo.

Al llegar al trono a la temprana edad de 25 años, dirigió con éxito a la monarquía a través de décadas de cambios turbulentos, y su figura popular le permitió sobrevivir los intentos más fuertes que tuvo que atravesar la Corona y la unidad del Reino en siglos.

Isabel siempre digitó en mayor o menor medida la política interna del Reino y su preferencia por el Partido Conservador, nutrida por una fundamental relación de amistad que cultivó con Winston Churchill, se hizo notar. De sus 70 años como Reina, 42 tuvieron gobiernos conservadores, y solo 28 a los laboristas.

A pesar de que llegó al poder apenas unos años después de la Segunda Guerra Mundial, que marcó el fin de la hegemonía inglesa en el mundo y la primera fractura en las Islas Británicas, cuando Irlanda del Sur se proclamó independiente y fundó la República de Irlanda, Isabel mantuvo unido al Reino a lo largo de sus 70 años, y se evitaron sucesivos intentos independentistas, el más reciente el de Escocia en 2012.

En 2016 el Reino Unido salió de la Unión Europea, y aunque nunca se expresó de un modo o del otro, medios ingleses repiten que Isabel apoyaba la causa del Brexit, y por eso se logró llevar a cabo, a pesar de la resistencia de los gobiernos conservadores del momento, que estaban en contra de dicha medida.

Liz Truss, quien fue nombrada por la Reina el martes en su lecho de muerte, dijo que la monarca "nos brindó la estabilidad y la fuerza que necesitábamos" y que "el país apoyaría al nuevo Rey".

La premier conservadora reemplazó a Boris Johnson en un momento de crisis política, y por primera la facción más de derecha del Partido, los high tories, llegaron al gobierno de la mano de Jacob Rees-Mogg.

Truss, una militante republicana de joven que se convirtió en tory de grande, pasará a la historia como la jefa de gobierno que estaba en Downing Street cuando la Reina más longeva de la historia falleció.

“Le ofrecemos nuestra lealtad y devoción, así como su madre dedicó tanto, a tantos, durante tanto tiempo”, dijo en un comunicado pública la nueva primera ministra. "Y con el paso de la segunda era isabelina, marcamos el comienzo de una nueva era en la magnífica historia de nuestro gran país, exactamente como Su Majestad hubiera deseado, al decir las palabras ‘Dios salve al Rey’".

Como es costumbre en la monarquía más longeva de Europa, ahora el himno será cambiado por "Dios Salve al Rey", se emitirán nuevas monedas con la cara de Carlos III mientras se quitan de circulación las que tienen la cara de Isabel II, y se cambiaran todos los cuadros en las oficinas gubernamentales.

Reino Unido

El nuevo gobierno socialista del Reino Unido busca dejar entrar 90.000 inmigrantes ilegales que iban a ser deportados a África

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El Partido Laborista quiere que los trabajadores sociales de inmigración a comiencen a tramitar las solicitudes de asilo de personas que están en proceso de ser deportadas a Ruanda, después de haber ingresado ilegalmente al Reino Unido.

El gobierno socialista del Reino Unido avanzará con los planes para permitir que 90.000 inmigrantes ilegales, que de otro modo serían deportados a Ruanda, soliciten asilo en el Reino Unido.

Se espera que esta semana, la Ministra del Interior, Yvette Cooper, anuncie una legislación que autorizará a los trabajadores sociales de inmigración a iniciar el procesamiento de las solicitudes de asilo de aquellos que están en proceso de ser deportados a Ruanda tras ingresar ilegalmente al Reino Unido.

El Refugee Council, una organización con sede en el Reino Unido, estima que alrededor de 60.000 de las 90.000 personas recibirán asilo, considerando los perfiles de los países de origen de la mayoría de ellas.

No obstante, se espera que las autoridades den prioridad al 30% de solicitantes de asilo provenientes de países "seguros" como Vietnam, Albania, Egipto e India, cuyas solicitudes tienen más probabilidades de ser rechazadas y, por lo tanto, podrían ser deportados rápidamente a sus países de origen.

Actualmente, casi 36.000 inmigrantes se alojan en hoteles, lo que supone un costo para los contribuyentes de 2.900 millones de libras diarias. Cooper se ha comprometido a que dejen de usar hoteles para "empezar a ahorrar dinero de inmediato" pero, en vez de deportarlos, busca dejarlos entrar al país.

Los conservadores acusan al Partido Laborista de conceder una amnistía efectiva a los inmigrantes, mientras que el Partido Laborista alega que los conservadores han otorgado una "amnistía hotelera" al no organizar ni un solo vuelo a Ruanda y mantener a los inmigrantes en hoteles.

Se entiende que el Partido Laborista podría trasladar a los inmigrantes al sistema de asilo sin necesidad de derogar la Ley de Migración Ilegal de Rishi Sunak. Esta ley decretó que las solicitudes de cualquier inmigrante que llegara ilegalmente al Reino Unido en los últimos 18 meses serían tratadas como inadmisibles y serían deportados a Ruanda.

Sin embargo, Sunak nunca activó dos elementos clave de la ley: declarar inadmisibles sus reclamaciones y otorgar poderes para expulsarlos a Ruanda.

Esto significa que el Partido Laborista podría dejar la ley "congelada " y no necesitaría pasar por el largo proceso de derogarla en el Parlamento antes de procesar las reclamaciones.

Keir Starmer, el socialista y Primer Ministro del Reino Unido, prometió "arreglar el roto sistema de asilo" eliminando los atrasos en materia de asilo y eliminando el "increíblemente costoso" plan de Ruanda.

Un nuevo Comando de Seguridad Fronteriza será financiado eliminando el plan de Ruanda, ahorrando 100 millones de libras en pagos futuros y "decenas de millones de libras" que se habrían pagado por los inmigrantes reubicados.

Hasta ahora, Ruanda ha recibido 290 millones de libras en virtud del acuerdo supervisado por Boris Johnson, y solo cuatro solicitantes de asilo rechazados han sido transferidos voluntariamente al estado africano.


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Reino Unido

Noel Gallagher dijo lo que todos pensamos sobre el público “woke” en Glastonbury: “Pequeños idiotas agitando banderas”

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El ex integrante de Oasis criticó severamente la politización del Festival de Glastonbury, describiéndolo como "demasiado progresista".

Noel Gallagher, cofundador de Oasis junto a su hermano Liam, criticó abiertamente el Festival de Glastonbury en una entrevista con el diario The Sun, describiéndolo como "demasiado woke".

El músico, quien se presentó en el festival este año y debutó como solista en 2022, manifestó su desagrado por las demostraciones políticas en los conciertos, considerándolas “un poco predicadoras y con cierta señalización de virtud”.

Gallagher expresó su molestia por la inclusión de mensajes políticos en la música, diciendo: “(La política) no me gusta en la música, pequeños idiotas agitando banderas y haciendo declaraciones políticas”.

Instó a los artistas a centrarse en su música y evitar las proclamas políticas. A pesar de sus críticas, Noel Gallagher elogió el festival, destacando que es “probablemente lo mejor de Gran Bretaña aparte de la Premier League”.

“Es demasiado, me parece que es un exceso. Donen todo su dinero a la causa y ya está. Dejen de parlotear“, sumó criticando a sus colegas que se expresaron, por ejemplo, en torno al conflicto de Israel y Palestina. “Todo el mundo sabe lo que está pasando en el mundo, tienen un teléfono en el bolsillo que te lo dice“, agregó, dejando en claro que no le parece necesario que los artistas se pronuncien políticamente durante el show.

En la misma entrevista con el tabloide británico, también dirigió sus críticas a Dave Grohl de Foo Fighters, quien expresó su deseo de una reunión de Oasis. En ese sentido, pidió a Grohl que “dejara de meterse” en los asuntos de la banda.

Saber que están ahí fuera, en alguna parte, pero que no se reúnen para hacer lo que a todo el mundo le gustaría tanto. Estoy como: ustedes [son] imbéciles”, dijo Grohl sobre los hermanos Gallagher.

Este año, Glastonbury fue escenario de varias expresiones políticas. Uno de los actos más significativos fue realizado por Banksy, quien lanzó una balsa inflable con maniquíes de migrantes durante los espectáculos de Idles y Little Simz, como crítica a la política de inmigración del gobierno británico.

En respuesta, el ministro del Interior, James Cleverly, calificó la acción de “vil e inaceptable”. Banksy defendió su performance y criticó la detención de un barco de rescate real por parte de las autoridades italianas.

Además de Banksy, otros artistas también hicieron declaraciones políticas durante el festival. La banda Idles lideró un canto en contra de la monarquía, mientras que Damon Albarn de Blur cuestionó al público sobre el conflicto palestino-israelí y criticó el liderazgo de “octogenarios” en referencia a la próxima contienda electoral estadounidense.

El Festival de Glastonbury siempre ha mantenido una estrecha relación con causas políticas, principalmente ambientales. La organización Greenpeace tiene una presencia significativa cada año, y el escenario Left Field, curado por Billy Bragg, alberga debates sobre temas actuales.

Desde 1981, el evento musical colabora con la Campaña para el Desarme Nuclear (CND), una organización a la cual el organizador Michael Eavis atribuye gran parte del éxito inicial del festival.

Conocido por su larga tradición de apoyo a causas políticas de izquierda, el Festival de Glastonbury sigue siendo un punto de encuentro para los militantes de izquierda y su "expresión artística". La integración de estos elementos genera tanto apoyo como controversia, reflejando las tensiones más amplias en la sociedad británica.

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Reino Unido

En su primera semana como Primer Ministro, el socialista Keir Starmer anunció la estatización de los trenes en el Reino Unido

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La recién designada secretaria de Transporte, Louise Haigh, y el nuevo Primer Ministro del Partido Laborista, presentaron un plan para nacionalizar los ferrocarriles en los próximos cinco años.

El Partido Laborista ha revelado planes para nacionalizar la red ferroviaria inglesa, integrándola gradualmente en una empresa pública denominada Great British Railways, a medida que se vayan renovando los contratos. La idea del partido es "recuperar" los ferrocarriles sin incurrir en grandes gastos de indemnización.

En una entrevista reciente, Louise Haigh, secretaria de Transporte en la sombra del Partido Laborista, afirmó que: "Haremos que los operadores privados restantes vuelvan a ser de propiedad pública". Esto ocurro 30 años después de la privatización realizada por el gobierno de John Major. "Todos ellos expirarán durante el primer mandato de un gobierno laborista, ya sea en su contrato completo o en su contrato básico.", afirmó la secretaria.

Aunque esta decisión política no es una sorpresa, ha dividido al partido en el pasado. En 2022, Rachel Reeves retiró la nacionalización cuando anunció sus reglas fiscales. En ese momento, había dicho que "no había dinero para una nacionalización masiva", lo que ocasionó una división interna. El partido aclaró rápidamente que su ministra de Hacienda quería decir que, si bien se aplicarían las reglas fiscales, hay un "papel positivo para el ferrocarril en la propiedad pública". Ese compromiso es lo que vemos hoy.

La red ferroviaria británica fue nacionalizada por primera vez por el primer ministro laborista Clement Attlee en 1948 y luego privatizada nuevamente bajo el gobierno conservador de John Major en 1993.

Network Rail, responsable de la infraestructura ferroviaria en Inglaterra, Escocia y Gales, es de propiedad pública. Sin embargo, los servicios de trenes y la gestión de la mayoría de las estaciones más pequeñas están divididos en franquicias operadas por diferentes empresas privadas.

La pandemia ha tenido un impacto significativo en la financiación de los ferrocarriles, ya que la drástica caída en el número de pasajeros ha afectado severamente a la mayoría de las empresas operadoras.

En septiembre de 2020, se eliminó el sistema de franquicias que había sido creado durante la privatización en la década de 1990. Bajo las franquicias, los operadores privados retenían los ingresos por tarifas. En la actualidad, la industria ferroviaria se gestiona a través de contratos de gestión, donde el gobierno retiene todas las tarifas.

Además, cinco líneas están efectivamente bajo control gubernamental a través del esquema de "operador de último recurso", lo que equivale a una forma de nacionalización.

Aunque la Ley de Ferrocarriles de 1993 inicialmente prohibía la gestión estatal de los ferrocarriles en el Reino Unido, varias empresas estatales extranjeras de países como los Países Bajos, Alemania, Francia, Italia y Hong Kong ahora gestionan franquicias ferroviarias en el país.

El gobierno laborista esperaría transferir las 10 redes ferroviarias privadas restantes a propiedad pública "dentro del primer mandato", fusionando los contratos ferroviarios de pasajeros privados existentes en un nuevo organismo a medida que expiren.

Louise Haigh, secretaria de Transporte en la sombra, trató de justificar está autoritaria decisión diciendo que, bajo este plan, el contribuyente podría "ahorrar" unos supuestos £2.2 mil millones al año, aunque reconoció que aún no tenía el compromiso de la ministra de Hacienda en la sombra, Rachel Reeves, de reinvertir todos esos ahorros en los ferrocarriles.

Estableceremos Great British Railways: una mente única y rectora que controle nuestros ferrocarriles en beneficio de los pasajeros”, declaró Haigh. “Aunque sí, vamos a conservar el nombre. Lamento decir que mi sugerencia de ‘Rail Britannia’ no fue aceptada”.

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