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Reino Unido

Boris Johnson ordena cerrar la infame clínica Tavistock donde se hacían cirugías transgénero en niños

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El NHS anunció que cerrará finalmente el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género en la primavera del 2023, poniendo fin al "reino del terror" de la clínica financiada por el Estado.

En sus últimos días en el cargo, el primer ministro Boris Johnson ordenó al Servicio Nacional de Salud de Inglaterra (NHS, por sus siglas en inglés) cerrar la infame clínica Tavistock, el único centro de salud público habilitado para el tratamiento de cambio de género infantil, luego de una serie de escándalos.

El Servicio de Desarrollo de Identidad de Género (GIDS) de Tavistock & Portman NHS Foundation Trust se había vuelto muy controvertido en los últimos años, por las brutales cirugías y tratamientos hormonales en niños.

El sistema era demasiado simple para un tema tan complejo. Los padres llevaban a sus hijos a la clínica, un médico los analizaba en cinco minutos y les daba el diagnóstico de "disforia de género" y le "recetaba" cirugía o tratamiento hormonal. Se les daba pastillas de hormonas para que tomen un tiempo y después de un tiempo se les asignaba un turno para la operación de genitales en niños.

Según un reporte especial de The Times, el número de niños diagnosticados con disforia de género aument+o un 5.000% en los últimos 10 años, un valor que no condice con la realidad, y rápidamente las denuncias por mala praxis empezaron a caer.

Los denunciantes alegaron que se consideraba que los niños eran trans con pretextos muy débiles. Por ejemplo, a un niña se le ordenó cirugía de reasignación de género porque no les gustaban las "muñecas y cintas rosas".

Además, un ex director del fideicomiso, el Dr. David Bell, advirtió que "prácticamente no había ningún escrutinio psicológico en absoluto" antes de que los niños fueran desviado hacia un camino hacia la medicación y la cirugía que alteran la vida sin posibilidad de dar marcha atrás.

Múltiples familias denunciaron al NHS y a Tavistock después de que hayan "apresurado" la reasignación de género en sus hijos. "Después de aproximadamente tres sesiones cortas y ninguna investigación real de cualquier problema mental que posiblemente subyace a su creencia adolescente de que nació en el cuerpo equivocado, ya se recetaban tratamientos o cirugías irreversibles", escribió un demandante.

Según los informes, hubo un boom de pedidos de "destransición" en los últimos años, que los médicos de Tavistock no pudieron satisfacer, ya que muchos de los tratamientos recetados no permiten volver para atrás.

Una de las figuras públicas que más visibilidad le dio a la situación fue la autora JK Rowling. En múltiples publicaciones en sus redes sociales escribió: “Las clínicas de género del Servicio Nacional de Salud Británico han estado funcionando como si actuaran fuera del requisito ordinario de una buena práctica médica y psiquiátrica. Algunos pueden descartar este documento… pero lo hacen bajo su propio riesgo”, advirtió, citando un artículo académico que explica la importancia de dejar los tratamientos de cambio de género como última opción.

Rowling, una ídola del feminisimo convertida en figura de odio para la nueva izquierda desde que hizo pública su creencia de que "el sexo biológico es real y tiene sus consecuencias" y que "no existe el cambio de género".

El ex donante del Partido Laborista pasó a citar un segundo artículo, titulado “Sexo, género e identidad de género: una reevaluación de la evidencia”, citando su conclusión de que “la psiquiatría se encuentra en el filo de la navaja: corre el riesgo de ser acusada de transfobia o, alternativamente, permanecer en silencio durante este experimento descontrolado”. “Se siente como si estuviéramos al borde de un escándalo médico”, completó. Cuánta razón tenía.

Tras el escándalo, la Dra. Hilary Cass, directora del GIDS, salió a contener la crisis. La pediatra hizo un mea culpa y aseguró que el tratamiento en Tavistock "no es una opción segura o viable a largo plazo" para los pacientes y que su enfoque en la identidad de género ha "eclipsado" las consideraciones de otros problemas de salud mental.

Cass ha recomendado que la clínica sea reemplazada por centros regionales atendidos por médicos con “una perspectiva clínica amplia para integrar la atención de niños y jóvenes con incertidumbre de género dentro de un contexto de salud infantil y adolescente más amplio”. El NHS aceptó esta alternativa, y el Tavistock cerrará en la primavera de 2023.

El NHS también se ha comprometido a inscribir a los jóvenes que recibieron hormonas bloqueadoras de la pubertad en una investigación a largo plazo en colaboración con el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Atención para esclarecer mejor sus efectos a largo plazo a los pacientes.

Todas las denuncias coinciden en que los médicos de Tavistock minimizaron los efectos irreversibles de las operaciones de reasignación de género, y en varias ocasiones describieron a los padres y a los niños que es similar a simplemente presionar un "botón de pausa", y nunca hicieron mención de efectos adversos, como la infertilidad.

Reino Unido

El nuevo gobierno socialista del Reino Unido busca dejar entrar 90.000 inmigrantes ilegales que iban a ser deportados a África

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El Partido Laborista quiere que los trabajadores sociales de inmigración a comiencen a tramitar las solicitudes de asilo de personas que están en proceso de ser deportadas a Ruanda, después de haber ingresado ilegalmente al Reino Unido.

El gobierno socialista del Reino Unido avanzará con los planes para permitir que 90.000 inmigrantes ilegales, que de otro modo serían deportados a Ruanda, soliciten asilo en el Reino Unido.

Se espera que esta semana, la Ministra del Interior, Yvette Cooper, anuncie una legislación que autorizará a los trabajadores sociales de inmigración a iniciar el procesamiento de las solicitudes de asilo de aquellos que están en proceso de ser deportados a Ruanda tras ingresar ilegalmente al Reino Unido.

El Refugee Council, una organización con sede en el Reino Unido, estima que alrededor de 60.000 de las 90.000 personas recibirán asilo, considerando los perfiles de los países de origen de la mayoría de ellas.

No obstante, se espera que las autoridades den prioridad al 30% de solicitantes de asilo provenientes de países "seguros" como Vietnam, Albania, Egipto e India, cuyas solicitudes tienen más probabilidades de ser rechazadas y, por lo tanto, podrían ser deportados rápidamente a sus países de origen.

Actualmente, casi 36.000 inmigrantes se alojan en hoteles, lo que supone un costo para los contribuyentes de 2.900 millones de libras diarias. Cooper se ha comprometido a que dejen de usar hoteles para "empezar a ahorrar dinero de inmediato" pero, en vez de deportarlos, busca dejarlos entrar al país.

Los conservadores acusan al Partido Laborista de conceder una amnistía efectiva a los inmigrantes, mientras que el Partido Laborista alega que los conservadores han otorgado una "amnistía hotelera" al no organizar ni un solo vuelo a Ruanda y mantener a los inmigrantes en hoteles.

Se entiende que el Partido Laborista podría trasladar a los inmigrantes al sistema de asilo sin necesidad de derogar la Ley de Migración Ilegal de Rishi Sunak. Esta ley decretó que las solicitudes de cualquier inmigrante que llegara ilegalmente al Reino Unido en los últimos 18 meses serían tratadas como inadmisibles y serían deportados a Ruanda.

Sin embargo, Sunak nunca activó dos elementos clave de la ley: declarar inadmisibles sus reclamaciones y otorgar poderes para expulsarlos a Ruanda.

Esto significa que el Partido Laborista podría dejar la ley "congelada " y no necesitaría pasar por el largo proceso de derogarla en el Parlamento antes de procesar las reclamaciones.

Keir Starmer, el socialista y Primer Ministro del Reino Unido, prometió "arreglar el roto sistema de asilo" eliminando los atrasos en materia de asilo y eliminando el "increíblemente costoso" plan de Ruanda.

Un nuevo Comando de Seguridad Fronteriza será financiado eliminando el plan de Ruanda, ahorrando 100 millones de libras en pagos futuros y "decenas de millones de libras" que se habrían pagado por los inmigrantes reubicados.

Hasta ahora, Ruanda ha recibido 290 millones de libras en virtud del acuerdo supervisado por Boris Johnson, y solo cuatro solicitantes de asilo rechazados han sido transferidos voluntariamente al estado africano.


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Reino Unido

Noel Gallagher dijo lo que todos pensamos sobre el público “woke” en Glastonbury: “Pequeños idiotas agitando banderas”

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El ex integrante de Oasis criticó severamente la politización del Festival de Glastonbury, describiéndolo como "demasiado progresista".

Noel Gallagher, cofundador de Oasis junto a su hermano Liam, criticó abiertamente el Festival de Glastonbury en una entrevista con el diario The Sun, describiéndolo como "demasiado woke".

El músico, quien se presentó en el festival este año y debutó como solista en 2022, manifestó su desagrado por las demostraciones políticas en los conciertos, considerándolas “un poco predicadoras y con cierta señalización de virtud”.

Gallagher expresó su molestia por la inclusión de mensajes políticos en la música, diciendo: “(La política) no me gusta en la música, pequeños idiotas agitando banderas y haciendo declaraciones políticas”.

Instó a los artistas a centrarse en su música y evitar las proclamas políticas. A pesar de sus críticas, Noel Gallagher elogió el festival, destacando que es “probablemente lo mejor de Gran Bretaña aparte de la Premier League”.

“Es demasiado, me parece que es un exceso. Donen todo su dinero a la causa y ya está. Dejen de parlotear“, sumó criticando a sus colegas que se expresaron, por ejemplo, en torno al conflicto de Israel y Palestina. “Todo el mundo sabe lo que está pasando en el mundo, tienen un teléfono en el bolsillo que te lo dice“, agregó, dejando en claro que no le parece necesario que los artistas se pronuncien políticamente durante el show.

En la misma entrevista con el tabloide británico, también dirigió sus críticas a Dave Grohl de Foo Fighters, quien expresó su deseo de una reunión de Oasis. En ese sentido, pidió a Grohl que “dejara de meterse” en los asuntos de la banda.

Saber que están ahí fuera, en alguna parte, pero que no se reúnen para hacer lo que a todo el mundo le gustaría tanto. Estoy como: ustedes [son] imbéciles”, dijo Grohl sobre los hermanos Gallagher.

Este año, Glastonbury fue escenario de varias expresiones políticas. Uno de los actos más significativos fue realizado por Banksy, quien lanzó una balsa inflable con maniquíes de migrantes durante los espectáculos de Idles y Little Simz, como crítica a la política de inmigración del gobierno británico.

En respuesta, el ministro del Interior, James Cleverly, calificó la acción de “vil e inaceptable”. Banksy defendió su performance y criticó la detención de un barco de rescate real por parte de las autoridades italianas.

Además de Banksy, otros artistas también hicieron declaraciones políticas durante el festival. La banda Idles lideró un canto en contra de la monarquía, mientras que Damon Albarn de Blur cuestionó al público sobre el conflicto palestino-israelí y criticó el liderazgo de “octogenarios” en referencia a la próxima contienda electoral estadounidense.

El Festival de Glastonbury siempre ha mantenido una estrecha relación con causas políticas, principalmente ambientales. La organización Greenpeace tiene una presencia significativa cada año, y el escenario Left Field, curado por Billy Bragg, alberga debates sobre temas actuales.

Desde 1981, el evento musical colabora con la Campaña para el Desarme Nuclear (CND), una organización a la cual el organizador Michael Eavis atribuye gran parte del éxito inicial del festival.

Conocido por su larga tradición de apoyo a causas políticas de izquierda, el Festival de Glastonbury sigue siendo un punto de encuentro para los militantes de izquierda y su "expresión artística". La integración de estos elementos genera tanto apoyo como controversia, reflejando las tensiones más amplias en la sociedad británica.

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Reino Unido

En su primera semana como Primer Ministro, el socialista Keir Starmer anunció la estatización de los trenes en el Reino Unido

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La recién designada secretaria de Transporte, Louise Haigh, y el nuevo Primer Ministro del Partido Laborista, presentaron un plan para nacionalizar los ferrocarriles en los próximos cinco años.

El Partido Laborista ha revelado planes para nacionalizar la red ferroviaria inglesa, integrándola gradualmente en una empresa pública denominada Great British Railways, a medida que se vayan renovando los contratos. La idea del partido es "recuperar" los ferrocarriles sin incurrir en grandes gastos de indemnización.

En una entrevista reciente, Louise Haigh, secretaria de Transporte en la sombra del Partido Laborista, afirmó que: "Haremos que los operadores privados restantes vuelvan a ser de propiedad pública". Esto ocurro 30 años después de la privatización realizada por el gobierno de John Major. "Todos ellos expirarán durante el primer mandato de un gobierno laborista, ya sea en su contrato completo o en su contrato básico.", afirmó la secretaria.

Aunque esta decisión política no es una sorpresa, ha dividido al partido en el pasado. En 2022, Rachel Reeves retiró la nacionalización cuando anunció sus reglas fiscales. En ese momento, había dicho que "no había dinero para una nacionalización masiva", lo que ocasionó una división interna. El partido aclaró rápidamente que su ministra de Hacienda quería decir que, si bien se aplicarían las reglas fiscales, hay un "papel positivo para el ferrocarril en la propiedad pública". Ese compromiso es lo que vemos hoy.

La red ferroviaria británica fue nacionalizada por primera vez por el primer ministro laborista Clement Attlee en 1948 y luego privatizada nuevamente bajo el gobierno conservador de John Major en 1993.

Network Rail, responsable de la infraestructura ferroviaria en Inglaterra, Escocia y Gales, es de propiedad pública. Sin embargo, los servicios de trenes y la gestión de la mayoría de las estaciones más pequeñas están divididos en franquicias operadas por diferentes empresas privadas.

La pandemia ha tenido un impacto significativo en la financiación de los ferrocarriles, ya que la drástica caída en el número de pasajeros ha afectado severamente a la mayoría de las empresas operadoras.

En septiembre de 2020, se eliminó el sistema de franquicias que había sido creado durante la privatización en la década de 1990. Bajo las franquicias, los operadores privados retenían los ingresos por tarifas. En la actualidad, la industria ferroviaria se gestiona a través de contratos de gestión, donde el gobierno retiene todas las tarifas.

Además, cinco líneas están efectivamente bajo control gubernamental a través del esquema de "operador de último recurso", lo que equivale a una forma de nacionalización.

Aunque la Ley de Ferrocarriles de 1993 inicialmente prohibía la gestión estatal de los ferrocarriles en el Reino Unido, varias empresas estatales extranjeras de países como los Países Bajos, Alemania, Francia, Italia y Hong Kong ahora gestionan franquicias ferroviarias en el país.

El gobierno laborista esperaría transferir las 10 redes ferroviarias privadas restantes a propiedad pública "dentro del primer mandato", fusionando los contratos ferroviarios de pasajeros privados existentes en un nuevo organismo a medida que expiren.

Louise Haigh, secretaria de Transporte en la sombra, trató de justificar está autoritaria decisión diciendo que, bajo este plan, el contribuyente podría "ahorrar" unos supuestos £2.2 mil millones al año, aunque reconoció que aún no tenía el compromiso de la ministra de Hacienda en la sombra, Rachel Reeves, de reinvertir todos esos ahorros en los ferrocarriles.

Estableceremos Great British Railways: una mente única y rectora que controle nuestros ferrocarriles en beneficio de los pasajeros”, declaró Haigh. “Aunque sí, vamos a conservar el nombre. Lamento decir que mi sugerencia de ‘Rail Britannia’ no fue aceptada”.

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