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Reino Unido

En medio de la pandemia, ¿en qué quedó el Brexit?

El 31 de enero de este año, el Reino Unido abandonó la Unión Europea. Ahora resta lo más difícil: el período de transición. La pandemia ha dificultado el proceso, pero no lo ha detenido. ¿Que pasó hasta ahora y qué sigue?

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¿En qué quedó el Brexit? ¿Qué está pasando actualmente? Estas preguntas siguen siendo
recurrentes en la comunidad internacional, en medio de la crisis por el
coronavirus, donde tanto países miembros de la Unión Europea como el Reino
Unido están siendo gravemente afectados.

A modo de repasar los hechos hasta el momento, y vislumbrar
el futuro de este acuerdo, va un repaso de los acontecimientos registrados hasta:

Llamamos “Brexit” al proceso de ruptura entre el Reino Unido
y la Unión Europea.
Podemos rastrear antecedentes en el año 1975, donde los
británicos votaron para permanecer en la entonces “Comunidad Económica Europea”
casi tres años luego de haber ingresado, y el 67% de los votos fueron para el remain (quedarse). Sin embargo, este proceso comienza en el año 2013, cuando el
entonces Primer Ministro, David Cameron, promete un referéndum nacional con el
propósito de enterrar el debate
.

Lejos de enterrar el debate, en el año 2016, se lleva a cabo
el referéndum, y el pronóstico de Cameron fue erróneo. En ese entonces, Europa
se encontraba convulsionada por lo que se conoció como la “crisis migratoria de
Europa”
, donde refugiados, principalmente de Siria, escaparon a los principales
países europeos, provocando grandes temores en las ciudadanías locales, por
cuestiones económicas, sanitarias, de vivienda, y de seguridad.

En la mañana del 25 de junio del 2016, el gobierno británico
difundía los números oficiales: por el 51,9% había ganado la opción de dejar la
Unión Europea
. Luego de esto, David Cameron anunció su renuncia informando que dejaría
de ser el líder de los Conservadores el próximo octubre. Europa, primer mercado
de exportación para el Reino Unido, y su principal inversor extranjero, sufría
una ruptura histórica
.

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En medio de amenazas de muchas empresas con abandonar el
territorio británico
, incluyendo al gigante Airbus, Theresa May asumió el
liderazgo del partido Conservador, y en una ajustada negociación parlamentaria
consiguió continuar al mando de Downing Street. La fecha había sido definida:
el 29 de marzo de 2019 el Reino Unido abandonaría la Unión Europea, y había que
llegar a un acuerdo cuanto antes.

May negoció duramente durante meses, consiguiendo un acuerdo
agradable para Bruselas, pero que resultó no serlo para los parlamentarios
británicos, incluso de su propio partido. Este hecho llevó a dos aplazamientos:
primero al 12 de abril del 2019, y finalmente al 31 de octubre del mismo año.

En medio de estos aplazamientos, Theresa May sufre tres
reveses en la Cámara de los Comunes, llevando a un punto de no retorno sobre su
capacidad de liderazgo, y provocando su renuncia. Todo indicaba que los
conservadores querían a un líder menos blando para con la Unión Europea.

Boris Johnson asumió en julio, prometiendo salir de la Unión
Europea con o sin acuerdo. Sin embargo, la oposición y algunos conservadores
rebeldes eran conscientes de que salir de la Unión Europea sin haber acordado
podía llevar a un desastre sin escalas. Obligaron a Boris a hacer algo que no
quería: extender el plazo hasta el 31 de enero de 2020.

El Primer Ministro  estaba al tanto de que los números no le
eran favorables en el Parlamento Europeo, así que jugó una carta que le resultó
exitosa: llamó a elecciones anticipadas. Obtuvo la mayoría más amplia para el
partido Conservador desde Margaret Thatcher
, sacando una diferencia de 80
bancas contra el partido Laborista.

Como había prometido, el 30 de enero de 2020, a la noche,
una cuenta regresiva comenzó a iluminarse en varios edificios del Reino Unido.
Pasadas las 12, oficialmente habían abandonado la Unión Europea
, y no había
retorno, ni más extensiones. Empezaba un llamado “período de transición”, que
finaliza el 31 de diciembre de este año
.

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Este recorrido nos lleva a la actualidad: ¿Dónde está hoy el
Brexit?

En el denominado período de transición, el Reino Unido y la
Unión Europea deberán definir cómo sigue su relación a partir del 2021. Este
proceso es el más difícil y clave para ambos lados de la mesa, ya que las
consecuencias económicas que sufran o no (sumadas a las del coronavirus)
dependerán del éxito y mutuo beneficio que ambas obtengan en la negociación.

Hasta ahora sólo una ronda pudo llevarse a cabo, luego de
que Michael Barnier, negociador de la Unión Europea, fuera dado positivo de
COVID-19 y David Frost, su contraparte del Reino Unido, presentara síntomas y
fuera puesto en aislamiento.

Durante esta ronda, aseguró Barnier, se plantearon “serias
diferencias”
. La negativa de Boris Johnson de adaptarse a la Convención Europea
de Derechos Humanos limitaría la cooperación en áreas fundamentales, como la
lucha contra el crimen, según el negociador europeo. Sin embargo, voceros del
Reino Unido aseguraron que “la determinación de recuperar soberanía no
compromete nuestro compromiso de altos estándares en todas las áreas,
incluyendo los derechos humanos”
.

Ante la pandemia, una de las dudas
planteadas era la de si extenderían el plazo de negociación. La respuesta de
David Frost esta semana fue muy clara y determinante:

“Mientras nos preparamos para la siguiente ronda de
negociaciones, quiero reiterar la posición del gobierno sobre el período de
transición creado para seguir el acuerdo con la Unión Europea. La transición
termina el 31 de diciembre de este año. No vamos a pedir extenderla. Si la
Unión Europea pide extenderla le diremos que no. 
Extenderla simplemente prolongaría las negociaciones,
creando más incertidumbre, dejándonos expuestos a pagar más a la Unión Europea
en el futuro, y manteniéndonos obligados a seguir las leyes de la Unión Europea
en tiempos que necesitamos controlar nuestros propios asuntos. En resumen, no
es de interés del Reino Unido extender el período”.

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El nuevo plazo para que ambos equipos negocien comienza
hoy y se extiende hasta el 24 de abril. David Frost y Michel Barnier
mantendrán también espacios donde ambos compartirán sus inquietudes y
preferencias. El Reino Unido, por su parte, ya envió propuestas para energía,
cumplimiento de la ley, comercio, seguridad aérea, transporte aéreo y
cuestiones nucleares
que serán discutidas a partir de las distintas rondas de
la semana entrante.

En esta agitada agenda virtual, que incluye mesas de
negociación permanentes desde las 10 am hasta las 17 pm, mucho tendrá que ver
la dureza con la cual quiere encarar este período Boris Johnson, quien se
encuentra recuperándose luego de contraer coronavirus y permanecer
hospitalizado
.

El Brexit sigue siendo un incierto, pero sin dudas ambos
negociadores deberán ceder en busca de alcanzar un acuerdo que sea beneficioso
para ambas partes, y que comprometa lo menos posible lo que resulta fundamental
hoy en día ante la crisis actual: la economía.

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Reino Unido

Rishi Sunak traiciona al Brexit: Solo eliminará 600 de las 4.000 regulaciones aún vigentes de la Unión Europea

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El Gobierno británico se había comprometido a eliminar las regulaciones heredadas de la Unión Europea  para 2023, pero el Ministro Sunak dispuso que solamente se cumplirá con un 15% del objetivo a partir de una nueva enmienda sobre el proyecto REUL.

El cambio de rumbo en el liderazgo del Gobierno conservador sigue provocando inestabilidad en las reglas de juego para la economía. El primer ministro Rishi Sunak aprobó una nueva enmienda sobre el proyecto de “Ley de la Unión Europea Retenida” (REUL, por sus siglas en inglés), a través de la cual el Gobierno termina con su compromiso por eliminar la totalidad de las regulaciones de la UE que aún siguen vigentes a pesar del Brexit.

En cambio, la cláusula extinción que preveía la desregulación de la economía británica fue reemplazada por una modesta lista de hasta 600 leyes que serán eliminadas de la legislación local. Así, sólo se eliminarán 600 de las 4.000 regulaciones que se proponían eliminar desde un principio y el equivalente al 15% del objetivo para 2023.

Las restantes 3.400 normativas seguirán teniendo vigencia hasta previo aviso, ya que el Gobierno alegó que su pronta eliminación generaría “vacíos legales” aún no resueltos por normas locales. Esto provocó un gran conflicto interno dentro del propio Partido Conservador entre los partidarios más tradicionales del Brexit y aquellos más alineados con el oficialismo actual.

Los partidarios de Sunak postulan que la eliminación de regulaciones en los plazos consignados anteriormente implica un riesgo por activar las cláusulas de igualdad de condiciones en el Acuerdo de Comercio y Cooperación entre la UE y el Reino Unido, provocando restricciones cuantitativas para el comercio bilateral.

Los críticos a la medida dentro del conservadurismo británico postulan que existen una gran cantidad de regulaciones que, de hecho, ya estaban siendo levantadas por la gestión de la exministra Liz Truss (especialmente sobre el sector energético y la fracturación hidráulica) y actualmente el proceso se encuentra abortado sin mayores justificaciones vinculadas a la nomenclatura comercial con la UE.

“Hoy, el Gobierno presenta una enmienda para Lords Report, que reemplazará la extinción actual del proyecto de ley con una lista de las leyes de la UE retenidas que tenemos la intención de revocar en virtud del proyecto de ley a fines de 2023”, explicó Kemi Badenoch, Secretaria de Estado del Departamento de Negocios y Comercio del Reino Unido.

El Reino Unido perdió velocidad en la necesaria desregulación de la economía. Hasta ahora fueron exitosamente eliminadas hasta 1.000 disposiciones que regían por la herencia de la UE desde el año 2019, y la actual conducción del Gobierno conservador pretende extender esto hasta las 1.600 regulaciones para fin de año.

Hasta ahora la iniciativa más importante fue tomada a mediados del 2020, cuando el Gobierno del entonces ministro Boris Johnson aprobó la eliminación de hasta 500 normativas que regulaban el sistema financiero británico y limitaban el desarrollo del crédito doméstico.

Frente a la disrupción entre diversos grupos del partido oficialista, la oposición vinculada al laborismo amenaza con reinstalar una arsenal de medidas regulatorias en caso de ganar las próximas elecciones parlamentarias, dejando de lado el enfoque relativamente pragmático adoptado durante la era Blair. 

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Economía

Crisis fiscal y estanflación en Reino Unido: El déficit se dispara a pesar de la suba de impuestos

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El Primer Ministro Sunak dio marcha atrás con el programa de rebajas tributarias de Liz Truss y subió impuestos, pero la recaudación no sube y el gasto público se dispara. La economía permanece estancada mientras que la inflación no retrocede del 10% interanual.

La crisis fiscal del Reino Unido no hace más que profundizarse cada vez más, a pesar de las medidas correctivas adoptadas por el Primer Ministro Rishi Sunak. El Gobierno dio marcha atrás con los recortes impositivos de la anterior administración conservadora encabezada por Liz Truss, y resolvió un aumento del 19% al 25% sobre el impuesto de sociedades a partir del 1° de abril (originalmente programado por Boris Johnson).

Asimismo, el oficialismo dispuso de un nuevo esquema tributario sobre el impuesto a las Ganancias de personas físicas en el período fiscal comprendido entre abril de 2023 y abril de 2024. La tasa marginal máxima fue aumentada al 45%, sobre aquellas personas con ganancias anuales superiores a las 125.140 libras. 

Se espera que el impacto de las medidas impositivas tenga lugar entre mayo y junio, pero hasta febrero la situación fiscal no hizo más que deteriorarse cada vez más. La recaudación impositiva del Gobierno central (excluyendo los gastos de jurisdicciones locales) permaneció relativamente constante en el 15,4% del PBI desde septiembre del año pasado, pero las erogaciones sin intereses aumentaron del 15,6% al 16,1% del PBI en el mismo período.

Finanzas públicas del Reino Unido (excluyendo el pago de intereses netos por la deuda).

El gasto financiero total del Gobierno central ascendió al 18,05% del PBI en febrero de 2023, acumulando así una suba de 0,75 puntos porcentuales desde que Sunak asumió la dirección del Poder Ejecutivo. La disciplina fiscal que pretende inspirar el oficialismo solo viene perfilada por los ingresos públicos, pero no se demostraron mayores señales de austeridad desde el punto de vista de los gastos.

El déficit fiscal primario escaló al 0,6% del PBI en febrero, cuando representaba solamente el 0,05% del producto cuando Sunak asumió el liderazgo conservador. Asimismo, el déficit financiero total llegó a representar el 2,6% del PBI en febrero y fue el más alto registrado en los últimos 11 meses.

Los mercados se encuentran expectantes de los resultados de la reforma tributaria con vigencia desde abril, pero la ausencia de austeridad en las erogaciones y la incipiente recesión sobre la actividad económica amenaza con reproducir un nuevo episodio de inestabilidad como el que sufrió la administración Truss. Las perspectivas por una eventual victoria laborista empeoran aún más los pronósticos fiscales para el país

La estimación oficial del PBI mensual revela que la economía británica no logró crecer prácticamente nada en febrero de 2023, y acumula una ligera retracción del 0,4% desde mayo del año pasado. Corrigiendo este indicador por el incremento poblacional, el ingreso real por habitante del Reino Unido registró una caída del 0,65% en el mismo período.

La situación de estancamiento se produce al mismo tiempo en que la inflación se muestra reticente a bajar del 10% interanual. La última medición interanual del IPC marcó una suba del 10,1% para el mes de marzo, el séptimo mes consecutivo en que el país registra inflación anual de 2 dígitos.

La inflación subyacente continúa apostada en el 6,2% interanual de acuerdo al último relevamiento realizado en marzo, la de alimentos escaló al 19,1% interanual en ese mismo mes (la más alta de la que se tengan registros desde 1990) y la inflación en servicios aumentó al 6,6% en los últimos 12 meses (el dato más alto desde enero de 1992).

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Economía

El legado de Margaret Thatcher en Inglaterra: La gestión que rescató a la economía británica del desastre laborista

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Se consolidó el crecimiento económico con políticas liberales, se erradicó el problema inflacionario en Inglaterra y se eliminó el déficit fiscal. La economía del Reino Unido atravesó un drástico proceso de modernización a partir de las masivas privatizaciones, y se recuperaron los servicios públicos.

El pasado 8 de abril se cumplió un nuevo aniversario del fallecimiento de Margaret Thatcher, la primera mujer en ocupar el cargo de Primer Ministro del Reino Unido, entre 1979 y 1990, y lo hizo en representación de un renovado conservadurismo británico que gracias a ella recuperó la filosofía liberal en temas relacionados a la economía.

Bajo su administración, el Reino Unido logró superar los episodios de estanflación crónica. La actividad económica real acumuló un crecimiento del 31% entre mayo de 1979 y noviembre de 1990, mientras que la producción industrial se expandió en un 10% después de casi siete años de estancamiento desde la crisis de 1973.

Thatcher sentó los precedentes de la economía moderna, sus reformas trascendieron su Gobierno y fueron mayormente mantenidas y convalidadas por las sucesivas administraciones de los “nuevos laboristas” a partir de 1997, que no les quedó otra opción que emular sus políticas económicas para lograr el voto popular.

Cuando la propia Thatcher fue interpelada para responder cuál consideraba como el principal logro de su gestión, simplemente respondió: “Tony Blair y el nuevo laborismo. Hemos obligado a nuestros adversarios a cambiar de opinión”.

Evolución de la actividad económica del Reino Unido entre 1970 y 1990.

Reforma del Estado y eliminación del déficit fiscal

Al momento de asumir la gestión, el Reino Unido atravesaba una crisis fiscal heredada del viejo laborismo británico. La principal fuente de financiamiento del déficit fiscal era la monetización del Banco de Inglaterra a través de la emisión y los giros al Tesoro, habiendo agotado los importantes superávits fiscales de la década anterior incluso a pesar de la excesiva presión tributaria

El programa de Thatcher llevó a cabo una profunda reforma del Estado para bajar las tasas impositivas, alentar el crecimiento económico de largo plazo con políticas de oferta (en contraste con las políticas de demanda promulgadas por los laboristas), y disminuir el peso del sector público en la economía británica.

El gasto público total del Reino Unido se redujo del 41% del PBI en 1979 al 34,8% para el año 1990, el mayor ajuste presupuestario de la historia británica desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, desde 1988 se eliminó completamente el déficit fiscal financiero (incluyendo el pago de intereses de deuda), y entre 1989 y 1990 el Estado registró superávits mayores al 1,5% del PBI. Esto permitió estabilizar el stock de la deuda pública y moderar la carga de los intereses.

Al mismo tiempo fueron rebajados los principales impuestos responsables de la recaudación nacional. La tasa marginal máxima del impuesto a las Ganancias cayó del 98% al 40% entre 1977 y 1990, mientras que la tarifa nominal promedio descendió del 72% al 32,5% en el mismo período. La tasa más baja del impuesto a la renta disminuyó del 40% al 25%, por lo que la totalidad de los contribuyentes percibieron la rebaja impositiva.

La tasa más elevada del impuesto a la herencia se redujo del 75% al 40% entre 1982 y 1986, y esta reforma prevalece hasta el día de hoy. La carga tributaria para las utilidades no distribuidas de las grandes empresas se redujo del 52% al 35%, mientras que para las pequeñas y medianas la tasa cayó del 40% al 25%.

Liberalización de precios y combate a la inflación

La administración Thatcher desarticuló el arsenal de regulaciones y controles que habían sido impuestos por los sucesivos Gobiernos laboristas para tratar de contener (sin mayor éxito) el aumento de los precios. El Gobierno conservador abolió los controles de precios pautados por la Comisión de precios y la Junta de Pagos en julio de 1979, y estos organismos fueron finalmente desmantelados ley de competencia de 1980

Hacia octubre de 1979 la administración decidió eliminar completamente todos los controles cambiarios que aún operaban en el país. Hasta entonces, regía la Ley de control de cambios de 1947 aprobada por los laboristas, que desde la gestión del exministro Harold Wilson restringía la cantidad de libras que podían retirarse del país o la cantidad de divisa que podían adquirirse. 

Evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Reino Unido entre 1970 y 1990.

Estas medidas provocaron un sinceramiento de precios que desembocó en un salto del IPC de casi 5% en julio de 1979, y la inflación escaló al 22% interanual en mayo de 1980. Una vez eliminadas las distorsiones heredadas del laborismo, el Gobierno emprendió un estricto programa de ajuste monetario para limitar la oferta de dinero y mitigar la inflación

La inflación retrocedió a un solo dígito a partir de febrero de 1982, y promedió el 5% entre 1983 y 1990. El programa económico de Thatcher permitió volver a anclar las expectativas inflacionarias, permitiendo una gran moderación de la nominalidad que perduró hasta la llegada de la pandemia en 2020.

Las masivas privatizaciones

La economía del Reino Unido atravesó un ambicioso proceso de modernización a través de la privatización de los principales servicios públicos. Se enterró el “Estado empresario” como interventor activo en la economía, para limitarse a una función estrictamente subsidiaria y garante de reglas de juego estables para la iniciativa privada. 

Las privatizaciones más importantes conectadas por la administración de Margaret Thatcher:

  • Aeroespacial británica (1981)
  • Puertos británicos asociados (1983)
  • Telecomunicaciones británicas (1984)
  • Caja de Ahorros Fiduciaria (1985)
  • Empresa petrolera Britoil (1985)
  • Helicópteros de British Airways (1986)
  • Empresa de Gasolina británica (1986)
  • Rolls Royce (1987)
  • Autoridad de Aeropuertos Británicos (1987)
  • Empresa tecnológica ISTEL (1987)
  • Autobús Leyland (1987)
  • Aerolíneas británicas (1987)
  • Conglomerado automotriz Leyland (1988)
  • Ingeniería ferroviaria británica (1988)
  • Empresa de Acero Británico (1988)
  • Empresa Nacional de Autobuses (1988)
  • Empresa británica de fabricación naval (1989)
  • Red de distribución de agua en Inglaterra y Gales (entre 1989 y 1990)

El exministro de Hacienda Nigel Lawson, lamentablemente fallecido el pasado 3 de abril, fue una pieza clave para consolidar el proceso de privatizaciones. Fue considerado como una de las figuras más prominentes del gabinete de Thatcher. También contribuyó en aspectos técnicos para la reforma del sistema impositivo, la abolición de los controles cambiarios y el ordenamiento de las finanzas públicas.

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