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Estados Unidos

Trump prepara su máquina política para el 2022: todos los candidatos que ha elegido hasta el momento

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La lista de todos los candidatos para Diputados, Senadores y puestos clave de poder en los Estados para evitar el fraude electoral de cara a 2024, donde sin lugar a dudas buscará la presidencia nuevamente.

Desde que dejó la Casa Blanca en enero de este año, Donald Trump está teniendo un nivel de actividad político pos-presidencial nunca antes visto para un ex mandatario estadounidense. Lejos de retirarse de la escena política como hacen todos los que dejan el poder, tengan uno o dos mandatos, el compromiso de Trump con sus simpatizantes y su agenda política es total.

Desde su centro de operaciones políticas ubicado en Mar-a-Lago, Florida, el ex presidente pasa sus días diagramando lo que será su estrategia para el año que viene; entrevistándose con potenciales candidatos, participando de galas con funcionarios republicanos y posibles donantes, y comunicándose con sus seguidores mediante su casilla de emails.

Trump entiende que para volver a lanzar su candidatura presidencial en 2024 es menester que los republicanos recuperen el Congreso, además de que también es necesario armar una red política propia que se extienda a cada rincón del país y que no dependa del control de la vieja guardia del Partido Republicano.

El takeover trumpista del partido más antiguo del continente es total y comenzó hace meses desde el más bajo peldaño de la estructura partidaria.  De acuerdo a datos de ProPublica, en lo que va del año más de 8.500 militantes trumpistas se han hecho con posiciones de poder, ya sea administrativas o políticas, dentro de las sedes republicanas locales.

Muchos respondieron a la llamada del ex estratega político de Trump, Steve Bannon, quien en su podcast reconoció que ha estado en contacto con su antiguo jefe. “Volveremos a tomar el partido barrio por barrio, distrito por distrito”, fueron las palabras que pronunció el estratega en su programa.


El primer objetivo que se ha puesto el magnate para el año que viene es cobrar venganza ante la facción denominada RINO ("Republicans In Name Only" – "Republicanos Solo en Nombre") del Congreso, que lo traicionaron y votaron a favor del juicio político inconstitucional impulsado por los demócratas el pasado enero.

Esta facción cuenta con 10 diputados y está liderada por Liz Cheney, diputada por Wyoming e hija del ex vicepresidente Dick Cheney, quien hace meses fue expulsada del liderazgo republicano de la Cámara de Representantes no solo por su ferviente anti trumpismo sino también por estar emparentada más con la agenda demócrata que con la republicana.

La pasada semana, Cheney conoció que su rival en la interna será Harriet Hageman, una abogada local que decidió cortar vínculos con la familia Cheney y los acusó de traidores luego de su voto en el juicio político. Hageman, como Cheney, forma parte de una dinastía política local, siendo su padre un histórico legislador del Estado, pero desde 2017 apoyan a los Trump. La nueva aliada de Trump se define a sí misma como una derechista libertaria. 

Fuera de Cheney, según un análisis del sitio FiveThirtyEight, los restantes 9 republicanos que votaron a favor del juicio político se enfrentan a una situación muy compleja — tan solo 2 diputados se encuentran en distritos demócratas con posibilidades de sobrevivir y los otros 7 se encuentran en distritos ganados ampliamente por Trump. Éstos deberán enfrentarse a la maquinaria trumpísta, que ya logró que sean censurados por las filiales locales del Partido Republicano y reconocen que este es el final de su carrera política.

Algunos, como el congresista Anthony González de Ohio, prefirieron evitar la ignominia política y ya anunciaron su retiro de la política. Otros, como los congresistas Jaime Beutler de Washington o Fred Upton de Michigan, ensayan una leve resistencia a la arremetida trumpista.

Para estos tres distritos, Trump ya ha lanzado a sus candidatos:  para el primero apoyó a su asesor Max Miller, para el segundo al derechista-populista Joe Kent—un abogado que fue apadrinado políticamente por el conductor Tucker Carlson—y para el tercero al legislador local Steve Carra, autor de un proyecto de ley que propone auditar el fraude electoral en Michigan.



Esquema de FiveThirtyEight que reconoce la difícil situación que enfrentan los diputados anti-Trump. Se esperan que Trump presente más candidatos propios en las siguientes semanas.


En el Senado, la batalla por el control de la Cámara y por el control de la bancada también es total. Trump se centrará principalmente en derrocar a la senadora por Alaska, Lisa Murkowski, una política moderada cercana al bloque demócrata que, junto a 7 de sus colegas republicanos, votó a favor de condenar a Trump cuando el impeachment llegó a la Cámara Alta.

De los restantes seis senadores, hay dos que ya anunciaron su retiro de la política: Richard Burr de Carolina del Norte, y Pat Toomey de Pensilvania. Otros, como Mitt Romney, si bien no reeligen hasta 2024, es muy poco probable que retengan su bancas debido al creciente repudio que experimentan dentro de las filas republicanas.

Quien cuenta con el apoyo de Trump en Alaska para destronar a Murkowski es la joven política derechista y emprendedora Kelly Tshibaka. Para las bancas de Toomey y Burr, el ex presidente eligió al actual diputado Ted Budd y a Sean Parnell, este último un ex marine que ya es una estrella dentro del Partido y que el fraude demócrata lo privó de acceder al Congreso el año pasado.

Con la esperanza de retomar el control de la Cámara Alta, Trump también ha dado su aval a dos candidatos que buscarán arrebatarle las bancas a dos senadores demócratas de extrema izquierda como lo son Catherine Cortez Masto de Nevada y Raphael Warnock de Georgia. En Nevada, el ex mandatario ha elegido a su abogado personal y ex fiscal Adam Laxalt, y en Georgia ha dado su bendición a la leyenda del fútbol americano, Hershel Walker, un candidato trumpista de pura cepa.

Otros avales que Trump ha emitido son de corte más institucionalista. En Florida, apoyará en su reelección al actual senador Marco Rubio, quien a pesar de ser parte del establishment, lo ha defendido en las situaciones más difíciles; en Kentucky, al senador libertario Rand Paul; en Kansas, al actual incumbente Jerry Moran; en Alabama, al diputado Mo Brooks; en Carolina del Sur, al incumbente Tim Scott y en Wisconsin, al senador trumpista Ron Johnson, un gran aliado de Trump que defendió ante la Justicia que el mandatario perdió por el fraude electoral.

Trump se encuentra en guerra con el jefe de la bancada republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien le soltó la mano el 6 de enero y permitió que prosperara el fraude y que los demócratas le hagan un segundo impeachment.

Si Trump logra instalar a por lo menos 4 de los 7 senadores que lo desafían, podría sacarle a McConnell el liderazgo del bloque republicano en el Senado. McConnell sostiene que el partido debe separarse de la figura de Trump y de sus militantes, por lo que está dirigiendo su propio comité político y financiando a candidatos cercanos al establishment partidario.



Con vistas a su casi confirmada segunda candidatura presidencial en 2024, Trump quiere asegurarse tener bajo control la cuestión del fraude electoral para que los demócratas no vuelvan a salirse con la suya, especialmente en los Estados claves que deciden la elección presidencial.

Para ello, que ha estado eligiendo a sus más leales colaboradores para que ocupen posiciones de poder en los Estados fraudulentos y combatan la corrupción demócrata:

– En Texas, el actual Fiscal General, Ken Paxton, disputará la interna con el sobrino del ex presidente George W. Bush y Trump promete hacer campaña a favor de Paxton.

– En Georgia, el diputado trumpista Jody Hice se presentará a internas para ser el nuevo Secretario de Estado.

– En Arizona, el legislador Mark Finchem buscará junto con Trump destronar a Katie Hobbs, la militante ultra demócrata responsable del fraude electoral en ese Estado.

– Y en Michigan, Matthew DePerno, uno de los integrantes del equipo legal del ex mandatario durante el proceso electoral del año pasado, será candidato a Fiscal General.

Trump aún no se ha expedido en muchas de las elecciones gubernamentales que sucederán el año que viene, pero sí ha mostrado su apoyo a las reelecciones del gobernador de Texas, Greg Abbott, y buscará que su ex Secretaria de Prensa, Sara Huckabee Sanders, siga los pasos de su padre y se convierta en gobernadora de Arkansas.

El Estado de Virginia elige gobernador el próximo noviembre, y Trump ya ha manifestado su apoyo al empresario Glenn Youngkin. Esta elección será clave para medir al electorado de cara al próximo año y servirá como termómetro social para ver cuán descontentos están los americanos con la presidencia de Biden. Virginia, que hace décadas que está bajo control demócrata, estuvo muy cerca de ser ganado por Trump en 2020, a pesar del fraude electoral.

Aún quedan algunas elecciones en las que aún Trump no ha anunciado su candidato, entre ellas una la cual será, para las internas del Partido Republicano, la madre de todas las batallas como es la primaria republicana para elegir al nuevo candidato a senador por el Estado de Ohio.

En tan solo meses y faltando más de un año para las elecciones de medio término, Trump ya ha lanzado y aceitado su maquinaria política como nunca antes un presidente ha logrado, llevándose el reconocimiento de los oficiales de más alto rango del partido.

“Trump ha reformado el partido. Ahora somos un partido de clase obrera. Somos el partido de ‘América Primero’”, dijo Michael Whatley, el líder republicano de Carolina del Norte. “Es un partido totalmente diferente, y yo, personalmente, no creo que vuelva a ser como antes. Es ser duro con China, proteger la frontera, luchar por la Segunda Enmienda y la vida — esa es la fórmula para el éxito”. 

Estados Unidos

Un informe revela que los manifestantes pro-Palestina en Estados Unidos son financiados por los donantes del Partido Demócrata

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Algunos de los grupos que más protestan contra Biden y contra Israel obtienen financiación de los nombres más importantes de los círculos de donantes demócratas.

Un informe del medio POLITICO reveló que la ola de manifestantes pro-Palestina que está azotando a los Estados Unidos en las últimas semanas, que llevó incluso a estudiantes de extrema izquierda a tomar el campus de algunas universidades y expulsar a alumnos judíos, está siendo financiada por los mismos grupos que donan recurrentemente al Partido Demócrata.

En la lista que el medio confeccionó a partir de una rigurosa investigación, aparecen algunos de los más importantes donantes de los círculos demócratas: Bill Gates, George Soros, la familia Rockefeller y la familia Pritzker, entre otros.

Insólitamente, algunos de estos donantes son de ascendencia judía, que parecen no tener problema en destinar una parte de su fortuna en financiar a las organizaciones detrás de las protestas anti-semitas que defienden el accionar del grupo terrorista Hamás, que asesinó a más de 1.500 judíos el pasado 7 de octubre en un atroz atentado genocida.

Los nombres detrás de las protestas

Dos de los organizadores de las protestas en la Universidad de Columbia son Jewish Voice for Peace y la agrupación IfNotNow. Ambos cuentan con el apoyo público de la Fundación Tides, fundada por el megadonante demócrata George Soros, así como por la Fundación Bill y Melinda Gates.

Otro donante demócrata notable cuya filantropía ha ayudado a financiar el movimiento de protesta es David Rockefeller Jr., miembro de la junta directiva del Fondo de los Hermanos Rockefeller. En 2022, el fondo donó 300.000 dólares a la Fundación Tides.

Según los formularios de impuestos de organizaciones sin fines de lucro, Tides ha donado casi 500.000 dólares en los últimos cinco años a Jewish Voice for Peace, que se describe explícitamente como una organización anti-sionista y pro-Palestina.

Este grupo, que ha tomado varias universidades en todo el país, ha declarado que los ataques del 7 de octubre fueron culpa de Estados Unidos y de Israel: “La fuente de toda esta violencia es el apartheid y las ocupaciones israelíes, además de la complicidad de Estados Unidos en esa opresión”.

Estos grupos también están respaldados por una fundación de Susan y Nick Pritzker, herederos del imperio del hotel Hyatt, y asesores de Biden. Los Pritzker han donado millones a numerosas campañas demócratas, incluidos miles de dólares para el Fondo de Victoria de Biden hace unos meses y más de US$ 300.000 dólares por mes durante la campaña 2020.

Otra de las organizaciones que reciben dinero de los Pritzker es Solidaire Action, un grupo de acción política de extrema izquierda que defiende el terrorismo palestino. Su portavoz, Barni Qaasim, también ha celebrado el ataque del 7 de octubre.

Solidaire ha recibido apoyo financiero de los Pritzker, a través de la Fundación Libra, que financia todos los meses a Solidaire Action, supuestamente por sus acciones respectivas al medio ambiente y la justicia de género.

Entre otros ejemplos, la Fundación Libra financia mensualmente a la Alianza por la Justicia Climática, que participó en marchas pro palestinas con carteles que leen la frase “Joe Genocida”. Mientras tanto, Bla Organización por el Liderazgo y la Dignidad Negra, otro grupo respaldado por la Fundación Libra, muestra en su sitio web la participación en múltiples de estas marchas.

A su vez, el Proyecto de Defensa de Inmigrantes, financiado por los Pritzker, fue parte de una protesta en Washington en la que 13 activistas fueron arrestados por la policía del Capitolio después de exigir un alto el fuego permanente en Gaza destruyendo comercios y atacando agentes de seguridad.

La Fundación Tides, financiada por los Prizkers, también ha apoyado el Proyecto de Justicia Adalah, que también ha formado parte de las protestas en la Universidad de Columbia. El grupo escribió en X, que “las universidades son fondos de cobertura, profundamente arraigados en los fabricantes de armas”.

Tides también apoya a Palestina Legal, un fondo de defensa legal que ofrece asistencia legal a “estudiantes que se movilizan contra el genocidio”.

En la propia Casa Blanca se preguntan por qué los mismos donantes demócratas están financiando a estos manifestantes, que incluso han protestado contra Biden. Jewish Voice for Peace ha liderado protestas perturbadoras contra Biden, incluido la bochornosa interrupción de su ostentoso acto de recaudación de fondos en el Radio City Music Hall de Nueva York en marzo.

"Estamos escuchando a personas que quieren asegurarse de que sus dólares no apoyen a personas que apoyan a Hamas y gritan cosas antisemitas", dijo Daniel Goldwin, director ejecutivo de asuntos públicos del Fondo Judío Unido en Chicago, que otorga subvenciones a pequeñas organizaciones sociales que cada vez se están vinculando más con los manifestantes pro-Palestina.

Entrevistado en el informe de POLITICO, Goldwin aseguró que insta a los donantes que quieran seguir donando a las causas demócratas sin que el dinero le llegue a estos grupos que defienden el terrorismo que llamen a las organizaciones y les "expresen sus inquietudes". "Algunos donantes pueden aprovechar este momento para reevaluar adónde va su dinero", completó.

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Estados Unidos

Ley de Atención Médica: Biden extiende por decreto la salud pública del Obamacare a 1 millón de inmigrantes ilegales

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El presidente demócrata amplió el Obamacare a los extranjeros ilegales inscritos en el programa DACA, un costo adicional de casi 3 mil millones de dólares para el Gobierno Nacional.

Este viernes, Biden emitió un decreto para extender los servicios de salud pública del Obamacare y de Medicaid a los inmigrantes ilegales que estén inscriptos en el programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), que otorga derechos especiales de ciudadanía a casi un millón de extranjeros.

Obama creó por primera vez el programa DACA mediante una orden ejecutiva en 2012, protegiendo a más de 800.000 extranjeros ilegales para que no sean deportados a lo largo de los años, apodados por los demócratas como "soñadores", quienes por estudiar o tener un trabajo podían quedarse en el país a pesar de no tener documentos, aunque con el pasar de los años, se descubrió que no todos cumplían con esos requerimientos.

En este contexto, los investigadores del Centro de Estudios de Inmigración estimaron que el costo de abrir las listas de Obamacare y Medicaid a los extranjeros ilegales costaría a los contribuyentes estadounidenses alrededor de US$ 4.600 por inmigrante.

A ese ritmo, el decreto de Biden tiene el potencial de costarle a los contribuyentes estadounidenses aproximadamente US$ 2.800 millones de dólares cada año. Esto mientras más de 25 millones de estadounidenses al día de hoy no tienen acceso a los beneficios del Obamacare o Medicaid.

En la justificación de la medida, Biden expresó: "Hace casi doce años, el presidente Obama y yo anunciamos el programa DACA para permitir que nuestros jóvenes vivan y trabajen en el único país al que han llamado hogar. Desde entonces, DACA ha brindado a más de 800,000 Dreamers la capacidad de trabajar legalmente, obtener una educación y contribuir con sus inmensos talentos para hacer que nuestras comunidades sean mejores y más fuertes".

"Estoy orgulloso de las contribuciones de los Soñadores a nuestro país y comprometido a brindarles el apoyo que necesitan para tener éxito. Es por eso que anteriormente ordené al Departamento de Seguridad Nacional que tomara todas las medidas apropiadas para preservar y fortalecer DACA", continuó.

"Y es por eso que hoy estamos dando este paso histórico para garantizar que los beneficiarios de DACA tengan el mismo acceso a la atención médica a través de la Ley de Atención Médica Asequible que sus vecinos.

Biden había anunciado por primera vez la iniciativa para obtener exenciones fiscales para extranjeros ilegales de DACA a través de Obamacare en abril del año pasado. En ese momento, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkaselogió la medida, dando una señal para que más inmigrantes intenten ingresar a Estados Unidos y obtener estos beneficios.

Los senadores republicanos JD Vance y Josh Hawley, así como varios diputados conservadores de la Cámara Baja, habían presionado a Biden para que abandonara el plan el año pasado, pero la administración siguió adelante de todos modos.

En su discurso sobre el Estado de la Unión de 2012, Obama prometió a los estadounidenses que los extranjeros ilegales no serían elegibles para Obamacare, pero más de una década después, su sucesor, Biden, tiene la determinación de completar la destrucción del país.

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Estados Unidos

Biden firmó un decreto para promover el voto de los presos, que históricamente votan mayoritariamente por los demócratas

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El gobierno de Biden está manteniendo reuniones con ONGs para conseguir movilizar a la población carcelaria para que voten en las elecciones nacionales.

En marzo de 2021, el recientemente asumido presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva titulada “Promoción del acceso al voto”, que presentó como un esfuerzo “no partidista” de todo el gobierno para lograr expandir las maneras de sufragar de los ciudadanos, de manera de “ampliar las oportunidades de los ciudadanos de registrarse para votar y obtener información y participar en el proceso electoral”.

Luego de la firma del decreto, la administración Biden celebró una “sesión de escucha” con varias ONGs para poner en funcionamiento el decreto, el cual, entre otras cosas, faculta a las organizaciones sin fines de lucro a realizar campañas de afiliación y de votación en lugares donde "hay bajos niveles de acceso al voto".

Según una investigación del Oversight Project, que accedió a notas de dicha reunión, los funcionarios hablaron principalmente sobre registrar a los convictos para votar y crear una masa de votantes masiva.

Cabe aclarar que hay más de 5 millones de personas arrestadas o detenidas en Estados Unidos, lo que implica casi un 2% del padrón electoral, que de votar, certeramente lo haría por el Partido Demócrata, que tiene entre sus propuestas reducir las penas y ser más laxo con el crimen.

En una nota particular, un funcionario del Sentencing Project mencionó la importancia de que la Oficina de Prisiones notifique a los “votantes recién elegibles sobre su derecho a votar”. Ese funcionario también sugirió que “la privación del derecho al voto por un delito grave es supresión de votantes”.

Otro funcionario del Campaign Legal Center dijo que quieren que la Oficina de Prisiones implemente un sistema de registro de votantes que informe a los convictos sobre su derecho a votar después de salir de prisión.

Otras notas de la sesión de escucha se centraron en facilitar que los inmigrantes, presumiblemente ciudadanos recién naturalizados, ingresen en las listas de votantes del país.

Cabe aclarar que en Estados Unidos los presos tienen derecho al voto, pero como el sufragio no es obligatorio, la gran mayoría de los reos no lo hacen, y los niveles de participación electoral de la población carcelaria en el país es ínfima.

Un funcionario de Mexican American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF) dijo: “Inmigrantes y no ciudadanos: apoyamos los esfuerzos de registro de votantes. Queremos asegurarnos de que se hagan con cuidado. Todos los empleados federales deben recibir capacitación en esto. Hay que promover la necesidad de confiar en que las personas actúan dentro de los límites de la ley. Especialmente cuando hay problemas de idioma”.

Otro funcionario de Asian Americans Advancing Justice dijo que la “información de registro de votantes debería ser obligatoria en las ceremonias de naturalización” y que el sitio web oficial del gobierno para el registro de votantes debería traducirse a muchos idiomas.

El informe que reveló estas reuniones, calificó la medida de Biden como “un esfuerzo partidista de movilización de votantes” que busca “influir en el resultado de futuras elecciones mediante el uso de recursos, infraestructura y alcance federales”.

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