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Estados Unidos

Acorralado por la extrema izquierda, Biden balancea su gabinete entre miembros del establishment y del sector más radical

Con presiones de la extrema izquierda, de Obama y del establishment demócrata, Biden intenta armar su gabinete en caso de ser electo Presidente por el Colegio Electoral, tratando de que no se rompa la imperfecta alianza con el ala más radical de su partido.

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Tras autoproclamarse Presidente-Electo el pasado 6 de noviembre con la complicidad de los medios de comunicación, Joe Biden permanece recluido en su casa en Delaware, con pequeñas apariciones públicas desde su inventada "Oficina del Presidente-Electo".

En estas conferencias, esquiva las preguntas que la prensa le realiza sobre un tema central: cual será la composición de su gabinete en caso de que los intentos judiciales del presidente Donald Trump fallen.

De momento, la única movida que Biden ha realizado es la de nombrar a su mano derecha y ex funcionario de la Casa Blanca en la era Obama, Ronald Klain, como Jefe de Gabinete.

Sin embargo, el portal pro-demócrata POLITICO filtró una posible lista de funcionarios que están siendo tomados en consideración para liderar las distintas áreas de Gobierno. 

En la lista figuraban principalmente personalidades del establishment demócrata, como la multimillonaria Meg Whitman o el ex candidato a Presidente, el progresista Pete Buttigieg.

Principales figuras de un potencial gabinete de Biden. Fuente: Politico.

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La lista preliminar que publica POLITICO tiene figuras muy cercanas a la administración Obama o a la campaña de 2016 de Hillary Clinton, y entre los principales candidatos para cada puesto publican:

  • Secretario de Estado: Susan Rice, ex asesora de Seguridad Nacional de Obama;
  • Fiscal General: Doug Jones, senador demócrata por Alabama y ex fiscal del Distrito Norte de Alabama;
  • Secretario de Defensa: Michelle Flournoy, CEO de WestExec, una firma vinculada al complejo industrial militar y ex subsecretaria de esta cartera durante el primer gobierno de Obama;
  • Secretario de Defensa Nacional: Alejandro Mayorkas, ocupó el mismo cargo durante todo el segundo mandato de Obama;
  • Secretario de Salud: Michelle Lujan Grisham, gobernadora de Nueva México y ex secretaria de salud de Nueva México;
  • Secretario de Transporte: Eric Garcetti, alcalde de Los Ángeles;
  • Secretario de Comercio: Meg Whitman, ex CEO de HP y ex ejecutiva de Disney, miembro del Partido Republicano pero militante anti-Trump;
  • Secretario de Energía: Ernest Moniz, ocupó el mismo cargo durante todo el segundo mandato de Obama y mantiene una estrecha amistad con Biden;
  • Secretario de Interior: Tom Udall, senador de Nueva México;
  • Secretario de Agricultura: Heidi Heitkamp, ex senadora de Dakota del Norte;
  • Secretario de Vivienda: Alvin Brown, ex alcalde de Jacksonville;
  • Secretario de Asuntos Veteranos: Pete Buttigieg, ex alcalde de South Bend y ex candidato presidencial contra Biden;
  • Secretario de Trabajo: Julie Su, actual secretaria de la agencia sindical de California;
  • Secretaria de Educación: Lily Esken García, ex presidente de la Asociación Nacional de Educación, sindicato en favor de la educación pública

Esta lista mantiene viejos conocidos, fuertes figuras de la política demócrata, e incluso empresarios que consolidan la alianza entre el Partido Demócrata y la nueva clase alta dominante de Estados Unidos.

Dicha lista no cayó bien dentro del ala de extrema izquierda del Partido Demócrata, que le exige a Biden puestos claves en su posible administración como retribución por el apoyo que este sector le brindó al candidato durante toda su campaña.

La misma nota de POLITICO aclara que muchos de estos puestos pueden terminar en manos de figuras del "ala radical", como Bernie Sanders.

Tal fue el malestar, que la diputada Rashida Tlaib, una de las referentes de este espacio, salió a criticar al establishment demócrata, asegurando que su "centrismo" no es la solución.

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Según los últimos reportes, que confirman un rumor que viene sonando hace semanas, quien ha estado presionando fuertemente para ser el nuevo Secretario de Trabajo en la presidencia de Biden es el senador y ex candidato presidencial de extrema izquierda, Bernie Sanders.

Otra de las figuras demócratas que también se rumorea que está siendo tomada en consideración para ser la nueva Secretaria del Tesoro es la senadora ultra-progresista Elizabeth Warren.

Por último, los radicales presionan para que la diputada castrochavista Karen Bass acceda a la Secretaría de Estado, de Vivienda o a la Embajada en la ONU.

Tanto Sanders como Warren y Bass encabezan la "lista de deseo" que el ala radical demócrata le hizo llegar a Biden en los últimos días.

En la lista, que contiene el nombre de más de 400 funcionarios de extrema izquierda, se destacan los nombres de la ya mencionada Rashida Tlaib sugerida para liderar el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano y a Keith Ellison, el Fiscal General del Estado de Minnesota y uno de los defensores del grupo terrorista doméstico Antifa, para dirigir el Departamento de Justicia.

Todas estas nuevas exigencias de este sector se dan en un contexto donde el establishment demócrata, encabezado por la Presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se encuentra cada vez más debilitado. 

Si bien los demócratas ya lograron la suma de 218 escaños necesaria para constituir la mayoría en la Cámara de Representantes, el Partido Republicano de la mano de Trump realizó una elección sobresaliente y consiguió recuperar más de 12 bancas, con la posibilidad de que sean aún más ya que hay muchas carreras que están siendo sometidas a un recuento.

En la situación actual, Pelosi necesita 218 votos afirmativos para ser confirmada nuevamente como Presidente de la Cámara Baja, y solo bastaría con la abstención de algunos diputados del sector de extrema izquierda de su partido para que que Pelosi ya no sea la líder demócrata del Congreso, lo que supondría una herida letal para el establishment, quien perdería la pulseada de poder con el sector más radical de su partido.

Con una situación así, sin lugar a dudas, el poderío de los diputados de ultra izquierda que responden a Bernie Sanders se multiplica y sus exigencias cada vez son tenidas más en consideración.

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Las presiones del ala radical del partido también se convergen con las del ex presidente Barack Obama, quien quiere que Biden continúe el legado de su administración nombrando a funcionarios que trabajaron junto a él. 

De este modo, según cuenta el medio Fox News, Obama está presionando a Biden para que nombre a su asesora en Seguridad Nacional, Susan Rice, como la nueva Secretaria de Estado de la Nación.

La posibilidad de Rice ocupando tan importante cargo hizo reflotar un video del año 2017 en donde Rice se enorgullecía de haberle recomendado a Obama bombardear Siria en el 2013.  

Siguiendo su línea intervencionista, Obama también está recomendando activamente a Michelle Flournoy, una veterana asesora de su administración y artífice de la intervención militar estadounidense en Libia en el año 2011, para encargarse del Departamento de Defensa.

Con las presiones de Obama, las acusaciones de fraude electoral, la embestida del sector de extrema izquierda y el debilitamiento del establishment, el Partido Demócrata se encuentra en una situación crítica que puede confirmar su viraje total hacia la extrema izquierda. Y Biden, encerrado en su casa desde que los medios lo declararon como ganador de la elección, parece compartir este cambio.

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Estados Unidos

Ley de Atención Médica: Biden extiende por decreto la salud pública del Obamacare a 1 millón de inmigrantes ilegales

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El presidente demócrata amplió el Obamacare a los extranjeros ilegales inscritos en el programa DACA, un costo adicional de casi 3 mil millones de dólares para el Gobierno Nacional.

Este viernes, Biden emitió un decreto para extender los servicios de salud pública del Obamacare y de Medicaid a los inmigrantes ilegales que estén inscriptos en el programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), que otorga derechos especiales de ciudadanía a casi un millón de extranjeros.

Obama creó por primera vez el programa DACA mediante una orden ejecutiva en 2012, protegiendo a más de 800.000 extranjeros ilegales para que no sean deportados a lo largo de los años, apodados por los demócratas como "soñadores", quienes por estudiar o tener un trabajo podían quedarse en el país a pesar de no tener documentos, aunque con el pasar de los años, se descubrió que no todos cumplían con esos requerimientos.

En este contexto, los investigadores del Centro de Estudios de Inmigración estimaron que el costo de abrir las listas de Obamacare y Medicaid a los extranjeros ilegales costaría a los contribuyentes estadounidenses alrededor de US$ 4.600 por inmigrante.

A ese ritmo, el decreto de Biden tiene el potencial de costarle a los contribuyentes estadounidenses aproximadamente US$ 2.800 millones de dólares cada año. Esto mientras más de 25 millones de estadounidenses al día de hoy no tienen acceso a los beneficios del Obamacare o Medicaid.

En la justificación de la medida, Biden expresó: "Hace casi doce años, el presidente Obama y yo anunciamos el programa DACA para permitir que nuestros jóvenes vivan y trabajen en el único país al que han llamado hogar. Desde entonces, DACA ha brindado a más de 800,000 Dreamers la capacidad de trabajar legalmente, obtener una educación y contribuir con sus inmensos talentos para hacer que nuestras comunidades sean mejores y más fuertes".

"Estoy orgulloso de las contribuciones de los Soñadores a nuestro país y comprometido a brindarles el apoyo que necesitan para tener éxito. Es por eso que anteriormente ordené al Departamento de Seguridad Nacional que tomara todas las medidas apropiadas para preservar y fortalecer DACA", continuó.

"Y es por eso que hoy estamos dando este paso histórico para garantizar que los beneficiarios de DACA tengan el mismo acceso a la atención médica a través de la Ley de Atención Médica Asequible que sus vecinos.

Biden había anunciado por primera vez la iniciativa para obtener exenciones fiscales para extranjeros ilegales de DACA a través de Obamacare en abril del año pasado. En ese momento, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkaselogió la medida, dando una señal para que más inmigrantes intenten ingresar a Estados Unidos y obtener estos beneficios.

Los senadores republicanos JD Vance y Josh Hawley, así como varios diputados conservadores de la Cámara Baja, habían presionado a Biden para que abandonara el plan el año pasado, pero la administración siguió adelante de todos modos.

En su discurso sobre el Estado de la Unión de 2012, Obama prometió a los estadounidenses que los extranjeros ilegales no serían elegibles para Obamacare, pero más de una década después, su sucesor, Biden, tiene la determinación de completar la destrucción del país.

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Estados Unidos

Biden firmó un decreto para promover el voto de los presos, que históricamente votan mayoritariamente por los demócratas

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El gobierno de Biden está manteniendo reuniones con ONGs para conseguir movilizar a la población carcelaria para que voten en las elecciones nacionales.

En marzo de 2021, el recientemente asumido presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva titulada “Promoción del acceso al voto”, que presentó como un esfuerzo “no partidista” de todo el gobierno para lograr expandir las maneras de sufragar de los ciudadanos, de manera de “ampliar las oportunidades de los ciudadanos de registrarse para votar y obtener información y participar en el proceso electoral”.

Luego de la firma del decreto, la administración Biden celebró una “sesión de escucha” con varias ONGs para poner en funcionamiento el decreto, el cual, entre otras cosas, faculta a las organizaciones sin fines de lucro a realizar campañas de afiliación y de votación en lugares donde "hay bajos niveles de acceso al voto".

Según una investigación del Oversight Project, que accedió a notas de dicha reunión, los funcionarios hablaron principalmente sobre registrar a los convictos para votar y crear una masa de votantes masiva.

Cabe aclarar que hay más de 5 millones de personas arrestadas o detenidas en Estados Unidos, lo que implica casi un 2% del padrón electoral, que de votar, certeramente lo haría por el Partido Demócrata, que tiene entre sus propuestas reducir las penas y ser más laxo con el crimen.

En una nota particular, un funcionario del Sentencing Project mencionó la importancia de que la Oficina de Prisiones notifique a los “votantes recién elegibles sobre su derecho a votar”. Ese funcionario también sugirió que “la privación del derecho al voto por un delito grave es supresión de votantes”.

Otro funcionario del Campaign Legal Center dijo que quieren que la Oficina de Prisiones implemente un sistema de registro de votantes que informe a los convictos sobre su derecho a votar después de salir de prisión.

Otras notas de la sesión de escucha se centraron en facilitar que los inmigrantes, presumiblemente ciudadanos recién naturalizados, ingresen en las listas de votantes del país.

Cabe aclarar que en Estados Unidos los presos tienen derecho al voto, pero como el sufragio no es obligatorio, la gran mayoría de los reos no lo hacen, y los niveles de participación electoral de la población carcelaria en el país es ínfima.

Un funcionario de Mexican American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF) dijo: “Inmigrantes y no ciudadanos: apoyamos los esfuerzos de registro de votantes. Queremos asegurarnos de que se hagan con cuidado. Todos los empleados federales deben recibir capacitación en esto. Hay que promover la necesidad de confiar en que las personas actúan dentro de los límites de la ley. Especialmente cuando hay problemas de idioma”.

Otro funcionario de Asian Americans Advancing Justice dijo que la “información de registro de votantes debería ser obligatoria en las ceremonias de naturalización” y que el sitio web oficial del gobierno para el registro de votantes debería traducirse a muchos idiomas.

El informe que reveló estas reuniones, calificó la medida de Biden como “un esfuerzo partidista de movilización de votantes” que busca “influir en el resultado de futuras elecciones mediante el uso de recursos, infraestructura y alcance federales”.

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Estados Unidos

Trump le saca 6 puntos a Biden en una encuesta de CNN y suenan las alarmas en la campaña demócrata a cinco meses de las elecciones

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El equipo de campaña del Partido Demócrata entró en crisis esta semana tras la publicación de una encuesta del medio ultra-partidario CNN que solía dar a Biden más de diez puntos arriba de Trump, pero ahora reveló al republicano seis puntos por encima.

El expresidente Donald Trump está midiendo a niveles récord de cara a las elecciones presidenciales del mes de noviembre, obteniendo su mayor ventaja jamás registrada en una encuesta de CNN que se realizó esta semana.

Trump, con un 49%, está seis por ciento por delante del 43% de Biden, una diferencia en su favor nunca antes vista en las encuestas, ni siquiera cuando el republicano le ganó a Hillary Clinton en el 2016.

Cabe aclarar que la encuestadora de CNN, la empresa basada en Pensilvania, SSRS Research, suele tener un fuerte sesgo en favor de los demócratas. De hecho, nunca había medido a Trump por encima de un oponente demócrata hasta ahora.

La diferencia de Trump sobre Biden se agranda cuando se agrega a la encuesta candidatos de terceros partidos como el liberal Robert F. Kennedy Jr., la ecologista Jill Stein y el socialista Cornel West, la ventaja de Trump sobre Biden crece a casi dos dígitos.

Dado que todos estos candidatos de partidos menores le quitan votos a Biden, en ese escenario Trump tiene un 42%, Biden tiene un 33%, Kennedy tiene un 16%, West un 4% y Stein un 3%, poniendo al reppublicano nueve puntos por encima de la oferta demócrata.

Este escenario todavía no mide al candidato del Partido Libertario, que suele sacar entre un 2 y un 3 por ciento de los votos, y le suele robar íntegramente votos al Partido Republicano, por lo que se puede esperar que a fin de cuentas la balanza resulte más equilibrada.

De todos modos, esta medición, aunque indica un fuerte clamor popular por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no asegura su victoria. Las elecciones en Estados Unidos no se ganan por voto poular, si no que se ganan por quien se impone en la mayor cantidad de estados.

De esta manera, es importante mirar la intención de voto en los estados clave: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Georgia, Arizona, Carolina del Norte, Nevada y Virginia. Trump, para ganar, necesita no solo ganar los estados usualmente republicanos, sino que tiene que ganar en por lo menos 5 de éstos.

Según las últimas encuestas para estos estados, a la fecha y siguiendo el índice promedio de la agregadora de sondeos RCP, Trump se impone en todos los estados clave menos en dos: Minnesota y Virginia.

  • Pensilvania: Trump: 48,3%; Biden: 47,7%; Indecisos: 4,0%.
  • Michigan: Trump: 46,3%, Biden: 45,0%; Indecisos: 8,7%.
  • Wisconsin: Trump: 49,3%; Biden: 47,5%; Indecisos: 3,2%.
  • Minnesota: Trump: 40,7%; Biden: 43,0%; Indecisos: 16,3%.
  • Georgia: Trump: 49,2%; Biden: 45,2%; Indecisos: 5,6%.
  • Arizona: Trump: 49,3%; Biden: 44,3%; Indecisos: 6,4%.
  • Carolina del Norte: Trump: 48,4%; Biden: 43,0%; Indecisos: 8,6%.
  • Nevada: Trump: 48,8%; Biden: 44,0%; Indecisos: 7,2%.
  • Virginia: Trump: 42,0%; Biden: 46,3%; Indecisos: 11,7%.

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