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Argentina

Milei propuso que el CONICET sea financiado por privados: El colapso total de la comunidad científica bajo control estatal

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El precandidato presidencial de La Libertad Avanza aseguró que, si gana las elecciones, el Estado dejará de financiar a los investigadores que dependen del organismo.

El precandidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, planteó que en caso de ganar las elecciones del 22 de octubre cerrará el Ministerio de Ciencia y Técnicaprivatizará el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el organismo estatal que emplea decenas de miles a los científicos e investigadores.

“Que la Ciencia y la Tecnología queden en mano del sector privado”, dijo Milei, mientras tachaba del organigrama al Ministerio de Ciencia y Técnica. “Y que el Conicet quede en manos del sector privado“, sentenció.

Ante el ataque de pánico que le generó esta propuesta al periodista Jony Viale, respondió: “que se ganen la plata sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad y mejor precio, como hace la gente de bien“. Y cerró: “Buscaremos otra forma de asignarlo a otras cosas. Ganarás el pan con el sudor de tu frente”.

Históricamente, la ciencia ha recibido el respaldo del Estado durante épocas de máxima urgencia, como en Guerras y pandemias, y no hay dudas de que ha dado pasos gigantes en esos momentos. De hecho, los avances científicos más grandes de la historia, como el radar, el internet, o la tecnología nuclear, se originaron en investigaciones militares.

Sin embargo, en Argentina, desde 1958, durante el gobierno de facto de Aramaburu, el ganador del Premio Nobel Bernardo Houssay (quien ganó su premio antes que exista dicho organismo) se decidió crear un Consejo Nacional de Científicos, con una fuerte impronta en la investigación de ciencias biológicas y de la salud.

Por décadas, el CONICET cumplió su función, y el gasto de esta entidad nunca tuvo un impacto significativo sobre el gasto público, pero desde la llegada al poder del kirchnerismo en 2003, se decidió convertir a la institución en un aguantadero de la militancia.

El presupuesto del CONICET se fue por las nubes, y la proporción de investigadores de ciencias duras y ciencias sociales se inclinó fuertemente por las corrientes blandas, destruyendo el próposito original del Consejo, que era investigar sobre cuestiones de salud, que no siempre reciben el apoyo del sector privado en los tiempos que son necesarios para algunas enfermedades.

Por ejemplo, en 2016, cuando asumió Mauricio Macri, había unas 25 mil personas trabajando en el CONICET, pero solo habían presentado 90 patentes científicas en el último año, uno de los peores rendimientos de su historia.

El organismo es comparado muchas veces con otras grandes organizaciones estatales científicas de otros países del mundo, como por ejemplo la NASA, pero esta es una comparación que deja mal parado al CONICET. Mientras que la institución de investigación argentina cuenta con 25.100 empleados, la NASA opera con menos de 17.000, en un país con 10 veces más de personas que la Argentina.

Para tener dimensión del descontrol en el CONICET: en 2015, 810 “investigadores” presentaron papers sobre el peronismo, 480 sobre los Kirchner y 148 sobre Marx. En comparación: ese año, sólo 40 investigadores del Conicet buscaron la cura contra el cáncer

En 2022, el organismo tuvo erogaciones por $80.000 millones de pesos, que hoy equivaldría a $128.000 millones de pesos, solamente ajustando por inflación, un masivo nivel de gasto público que no se condice de ninguna manera con la realidad de Argentina.

Macri intentó hacer un recorte del presupuesto pero claudicó ante las protestas y terminó devolviéndole gran parte de los recursos que le había quitado. Milei quiere evitar esto, directamente privatizando todo el organismo.

Para entender qué tan podrido está el CONICET, estos son algunos de los “papers” que presentaron y con el que justificaron sueldos siderales, mucho más altos que el salario promedio de mercado para los argentinos que viven en el sector privado.

Los más destacados:

El ano dilatado de Batman: apuntes para una investigación sobre archivos de odio y borramiento de las disidencias sexo-genéricas.

Cruela Devil: mirando Disney con mis alumnos. 

Representaciones sociales en el cine infantil: Nacionalidad, raza, cultura y clase en El Rey León.

Los manteros senegaleses ante el allanamiento en Once.

La difusión social del fútbol en Rosario.

Ingeniería institucional del Poder Judicial y Justicia Legítima.

Las manos de todos los negros arriba.

Los Cumpleaños en los Mc Donalds.

El fútbol como espectáculo de masas.

Jóvenes travestis en la escuela secundaria.

Vidas Queer, nazismo y dictadura: sexualidad en textos alemanes y argentinos.

El rock chabón.

Star Wars: lógica anti-cristiana y budismo.

La nueva izquierda en América del Sur.

En tetas hay paraíso: La desnudez como arma política.

Democratización de la comunicación durante el gobierno de Cristina.

El líder como hombre común: reflexiones en torno al liderazgo de Daniel Scioli.

Las aventuras sado-masoquistas de un “lion in cage”: Una lectura queer de la obra ‘El Mendigo chupapijas’.

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Nosis se disculpó formalmente con Milei por haber publicado falsamente que trabajó como asesor del Congreso por 26 años

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El candidato presidencial había intimado públicamente a la plataforma a rectificar los datos luego de que publicaran información falsa sobre su experiencia laboral.

Los operadores de poca monta que intentaron difamar a Javier Milei, de a poco van teniendo que pedir disculpas. Esta vez, Nosis, una plataforma que almacena datos comerciales y laborales de personas y empresas, se disculpó públicamente este lunes con el candidato presidencial por presentar una información falsa sobre su experiencia laboral.

Para entender la polémica, hay que retrotraerse a abril de este año, cuando algunos medios de comunicación reprodujeron un informe comercial de Nosis que indicaba que Milei había trabajado 26 años seguidos en el Congreso como asesor, entre 1994 y 2020.

Los medios mencionados publicaron la información sin confirmar ni preguntarle al candidato o a gente de su equipo si era verídico, y no se preguntaron en ningún momento si se trataba de un error o una noticia falsa.

Pedimos nuestras más sinceras disculpas al Sr. Javier Milei por cualquier inconveniente que el error pudo haberle ocasionado, agradecemos su buena predisposición, y lamentamos la continuidad de su utilización a pesar de su rectificación en la misma fecha que el mismo tomó estado público”, aseguró la compañía en un comunicado esta mañana.

“Nosis rectificó el error en el transcurso de la misma noche en que tomó conocimiento del mismo y notificó acerca de su rectificación tanto a aquellos usuarios que solicitaron informes comerciales como al propio interesado”, se informó. ”Desde entonces, hemos estado en contacto con el Sr. Javier Milei y su equipo, quienes con buena predisposición han colaborado en aclarar satisfactoriamente lo sucedido”, agregaron.

Según precisó el portal de datos este lunes, en aquel momento se produjo un error que consistió en haber unificado dos períodos distintos en los cuales Milei desempeñó tareas en relación de dependencia en la Cámara de Diputados, que en realidad habían estado separados por varios años de diferencia.

Milei tuvo un breve paso por la Cámara de Diputados cuando fue contratado por tres meses en 1994, junto a un grupo de economistas, para asesorar al espacio político del entonces convencional constituyente de Tucumán, Antonio Domingo Bussi, en dos leyes en específicas; una vinculada a la desregulación de la industria del limón y otra a la de la caña de azúcar.

No sería hasta el 10 de diciembre del 2021 que Milei asumiría como diputado nacional, y trabajaría oficialmente para el Congreso, con un sueldo que dona todos los meses. Según Nosis, un “error de sistema” ocasionó que estos dos trabajos se cuenten como uno solo y por eso surgió la discrepancia.

La explicación no arroja claridad al asunto, ya que en realidad Milei asumió como diputado en 2021, no en 2020. Además, es bastante sospechoso que este error fue inmediatamente captado por todos los medios y reproducido simultáneamente, como si hubiera estado planeado.

A la fecha de publicación de esta nota, ningún medio como La Nación, Clarín, Infobae, Página 12, TN, C5N, Ambito Financiero, El Cronista o los otros grandes medios de Argentina se han disculpado por publicar la noticia sin verificar la información previamente.

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Definición de locura: El kirchnerismo envía un proyecto para rebajar la jornada laboral legal a 36 horas semanales

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Se busca reducir la jornada laboral sin una mejora de productividad, lo cual llevará a un fuerte impacto en la informalidad, la desocupación, y una caída en el nivel general de salarios.

El gobierno de Alberto Fernández y Sergio Massa vuelve a insistir con un proyecto para rebajar la jornada laboral legal hasta las 36 horas semanales, con la intención de seguir sumando proyectos que le caen bien a la gente de cara a las elecciones de octubre.

Este martes se tratará en el Congreso una versión del proyecto. Si bien existen una serie de borradores entre los distintos bloques del espacio oficialista, la propuesta más extremista promete rebajar la jornada semanal a 36 horas, aunque existen otros que plantean un tope en torno a las 40 horas.

Esto conforma otra medida más en el arsenal desplegado por Massa para tratar de entrar en el ballotage. La justificación oficial del proyecto consiste en argumentar que la jornada laboral es de hecho (y no solamente por una ley) más baja en los países más desarrollados del planeta. Asimismo, se postula que el proyecto eventualmente “apuntalará la productividad” aunque sin ningún sustento serio.

Si bien es correcto afirmar que en las economías desarrolladas la jornada laboral es drásticamente inferior al que tienen las economías en vías de desarrollo como la Argentina, es un error usual pensar que esto se debe a un mero tecnicismo legal ofrecido por los políticos.

La jornada laboral se reduce de manera natural en respuesta a las mayores tasas de capitalización a las que pueden acceder los trabajadores de un país. Esto es, la mayor inversión en capital físico (maquinaria, equipo pesado, avances en la tecnología) y capital humano (educación superior, capacitación profesional, etc). 

Es por medio de estas fuentes que los trabajadores se vuelven más productivos y, con ello, pueden disfrutar de una menor jornada laboral para producir más bienes y servicios. Esto no funciona al revés: forzar la reducción de la jornada laboral no incentiva la productividad, sino que por el contrario la penaliza.

La cantidad de horas semanales que trabajan en promedio los ciudadanos en Noruega asciende a un total de 34, lo mismo ocurre en países como Finlandia, Alemania, Dinamarca, Países Bajos y Austria. Otros países como Francia, Italia, Suecia, Irlanda y España mantienen jornadas laborales semanales de 36 horas en promedio. 

Pero ninguno de estos países consiguió tales umbrales por manifestarlo en una ley, sino que hubo la necesidad de acumular décadas de inversión en capital para poder afianzar un nivel de productividad compatible con tales jornadas reducidas. El Estado no permitió afianzar este proceso, sino que fue la innovación propia de la economía de mercado la que favoreció la disminución de las horas de trabajo.

Incluso si estos países establecieran una ley obligando a las empresas a respetar una jornada laboral de 36 horas, el impacto podría ser prácticamente nulo debido a que el mercado ya inspiró estos parámetros hace mucho tiempo. El caso argentino es diferente, la productividad argentina está muy lejos de ser la que alcanza cualquier país europeo.

La disminución forzada de la jornada laboral en Argentina sólo multiplicará los incentivos para la contratación informal, y eventualmente una mayor tasa de desocupación abierta. Esto se suma a los estándares extremadamente rígidos de la legislación laboral argentina, que no sufrió reformas estructurales significativas desde el año 1974 cuando se sancionó la Ley de Contrato de Trabajo.

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Cómo es la propuesta de Javier Milei para cerrar el Banco Central y terminar con la inflación

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La propuesta incluye un drástico ajuste a los gastos del sector público y una solución definitiva a la bola de pasivos remunerados contenida en el Banco Central. La emisión monetaria sin respaldo quedaría completamente desbaratada y Argentina recuperaría una moneda para ahorrar.

Los principales asesores económicos de Javier Milei, entre ellos Carlos Rodríguez, Darío Epstein y Emilio Ocampo, se pronunciaron al respecto de la propuesta para eliminar el Banco Central y eliminar el peso como instrumento de falsificación sistemática contra el poder de compra de los ciudadanos.

El programa consta de varios ejes, atacando la cuestión monetaria pero también el aspecto fiscal para garantizar consistencia. La eliminación del rol preponderante del peso (y su reemplazo por el dólar) podría desarrollarse en un lapso de 9 a 24 meses, y una vez terminado el proceso, podría avanzarse con la eliminación definitiva del Banco Central tal y como lo conocemos hoy.

La reforma desde el punto de vista monetario

El director de Research for Traders, Darío Epstein, se pronunció abiertamente en contra de cualquier tipo de posibilidad de un “plan bónex”, y aseguró que la propuesta de La Libertad Avanza no incluye ninguna ruptura de contratos previamente acordados.

También descartó de plano la necesidad de una hiperinflación para llevar a cabo la propuesta, una crítica usual de los economistas de Juntos por el Cambio y del kirchnerismo.

En cambio, el principal eje de la propuesta monetaria será la reestructuración del Banco Central, liquidando sus activos contra sus pasivos. Este ejercicio es un paso previo indispensable para pensar en su eventual eliminación.

Para efectuar el proceso, un primer rescate será sobre el circulante de pesos en la economía, y a partir de allí avanzar cada vez más en profundidad con los distintos agregados monetarios. Para que esto pueda darse a un tipo de cambio de conversión razonable, será necesario primero reestructurar la deuda remunerada del BCRA, y a estos efectos la propuesta de Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky presenta una solución.

Se propone la creación de un fideicomiso con legislación extranjera, que emitirá nuevos bonos de corto plazo con los cuales serán rescatados por pasivos del BCRA. Estos bonos estarán garantizados por los títulos acumulados de la institución (las Letras Intransferibles y los Adelantos Transitorios), además de los recursos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, una cierta participación accionaria de YPF y hasta se baraja la posibilidad de ofrecer recursos fiscales a modo de garantía.

Esta maniobra le permitiría al BCRA hacerse de los dólares necesarios para rescatar todos sus pasivos. Ocampo fue elegido para liderar y administrar este proceso, prometiendo eventualmente poner fin a la institución cuando se haya terminado. De esta manera podría convertirse en el último presidente del Banco Central, desde su fundación en el año 1935.

La reforma desde el aspecto fiscal

La pata “fiscal” de la reforma también es sumamente necesaria para garantizar la consistencia del programa económico de Milei. El ancla fiscal es necesaria para detener inmediatamente toda la nueva asistencia monetaria al Tesoro, incluyendo la asistencia directa y también las compras de títulos públicos. Por otra parte, el ajuste debe ser creíble para erradicar cualquier especulación por dominancia fiscal en el futuro.

A estos efectos se propone un ajuste inicial equivalente al 5% del PBI para el año fiscal 2024, uno de los recortes más ambiciosos de la historia argentina para un período de 12 meses. Con el paso del tiempo se propone extender el ajuste hasta los 15 puntos del PBI, pero teniendo en cuenta no sólo al ámbito nacional sino también a las Provincias y los municipios (entre todos los componentes el Estado supera los 42 puntos del PBI).

El ajuste inicial sobre el Estado nacional (que representa poco más del 22 puntos del PBI) se explicará por las siguientes partidas:

  • La privatización del sistema de obra pública, para avanzar hacia un sistema de iniciativa privada similar al que opera en Chile. Esta partida es equivalente al 1,6% del PBI en el gasto nacional
  • Programa de privatización de las empresas del Estado nacional, ahorrando un déficit operativo en torno al 0,7% del PBI, que asciende al 1,2% del PBI sumando las contribuciones figurativas
  • Recorte a las transferencias discrecionales a las Provincias, por un monto que algunos economistas estiman en el 0,7% del PBI cada año
  • Eliminación de los subsidios económicos a las tarifas de servicios públicos. Solamente los destinados a energía y transporte ascienden al 2,6% del PBI, pero también existen subsidios a la industria, producción primaria y las comunicaciones con un umbral para recortar en torno al 1% del PBI.

Bajo estos lineamientos para el ajuste fiscal inicial de 5 puntos del PBI, resulta factible. Por otra parte, las privatizaciones no solo tienen el potencial de eliminar el flujo de déficit que cada año debe costear el sector público (y la sociedad), sino también acaparar stocks por las ventas, con los cuales podrían cancelarse obligaciones o emplearse de diversas maneras.

Los ingresos por privatizaciones llegaron a promediar el 1% del PBI a lo largo de la década de 1990, con lo cual son ingresos que pueden alcanzar cifras verdaderamente significativas.

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