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China

Aumentan los ejercicios militares en el estrecho y resurge la interrogante: ¿Habrá una guerra entre China y Taiwán?

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Tras otro fin de semana con decenas de aviones militares y hasta buques de guerra chinos cruzando ilegalmente la frontera marítima con Taiwán, se acerca un conflicto armado en el Estrecho.

Casi como si fuese costumbre todos los fines de semana, las Fuerzas Armadas de China realizaron ejercicios de combate en aguas y en el espacio aéreo alrededor de la zona limítrofe de Taiwán.

A pesar de que parece ser casi rutinario a esta altura, no deja de ser relevante que decenas de aviones militares con una alta capacidad de destrucción y varios buques de guerra chinos merodean las aguas de Taiwán con total impunidad.

Junto a los recientes comentarios de la Casa Blanca que dicen que esperan un conflicto bélico entre estas dos naciones para el fin de la década, se abre un fuerte interrogante; ¿qué es lo que busca China en 2023 con esta provocación?

Taiwán mantiene su independencia desde 1949, cuando el comunista Mao Zedong tomó el poder en Beijing por la fuerza después de ejecutar un golpe de Estado contra el gobierno republicano del Kuomintang, dirigido por el presidente Chiang Kai-shek. Esto llevó a que los principales funcionarios, aliados de Estados Unidos, se escaparan a la isla desde donde reclaman todavía al día de hoy la legítima soberanía sobre la China continental.

Estados Unidos defendió enérgicamente la independencia de Taiwán y reconoció su soberanía desde 1949 hasta 1979, cuando el deplorable presidente demócrata Jimmy Carter suscribió a la “Política de Una Sola China”, posicionándose del lado del Partido Comunista y suscribiendo el apoyo a la unificación de estos dos países.

Afortunadamente, a pesar de la firma de aquél tratado, todos los siguientes gobiernos de Estados Unidos nunca dejaron de defender extraoficialmente la soberanía de Taiwán, y China nunca se ha animado a invadir directamente la isla por el riesgo de una reacción norteamericana. En otras palabras, Taiwán se mantiene independiente gracias a la disuasión que genera tener de aliado una potencia nuclear.

Rutas de los aviones de China que sobrevolaron o entraron en la ‘Zona de identificación de defensa aérea’ de Taiwán los días 6/7 de enero (izquierda) y 8 de enero (derecha)

Simulacros de combate: ¿preparándose para invadir?

Las Fuerzas Armadas de China condujeron dos simulacros de combate y patrulla de alerta distintos en los últimos días, sobrevolando y traspasando la “línea media” en el Estrecho de Taiwán.

El primer simulacro se hizo entre el 6 y el 7 de enero, enviando 22 aviones y 3 barcos al estrecho. De estos, 15 aviones y 1 vehículo aéreo no tripulado (UAV) sobrevolaron la mencionada “línea media” que divide oficialmente las aguas chinas y las aguas taiwanesas

En total, 2 cazabombarderos Xian JH-7, 2 cazas Su-30, 4 cazas Jian-11, 2 cazas Jian-10, 4 cazas de defensa aérea Jian-16, 1 UAV de reconocimiento BZK-005 y 1 avión antisubmarino Kuquian-200, invadieron el espacio soberano de Taiwán.

Este simulacro despertó las alarmas en Taiwán, pero rápidamente quedó eclipsado al lado del realizado el día domingo 8 de enero. Mientras las fuerzas taiwanesas estaban preparando un comunicado de repudio a la intromisión de los días anteriores, 57 aviones del Ejercito Popular de la Liberación (EPL) y 4 buques de guerra de la Armada del EPL fueron detectados cerca de aguas taiwanesas por el Ministerio de Defensa isleño.

En este simulacro, 28 de las aeronaves chinas cruzaron la “línea media” del Estrecho de Taiwán y entraron en la ‘Zona de identificación de defensa aérea’ en el suroeste de la isla. Según el comunicado del Ministerio de Defensa, “las Fuerzas Armadas de la República de China [nombre oficial de Taiwán] han monitoreado la situación y han asignado aviones CAP, barcos de la Armada y sistemas de misiles terrestres para responder a estas actividades”.

Tras estos movimientos, el Coronel Superior del Ejército chino Shi Yi, portavoz del Comando del Teatro del Este del Ejército Popular de Liberación, sostuvo en una nota publicada por el medio oficialista chino Global Times que los ejercicios tenían como objetivo contrarrestar "los actos de colusión y provocación de las fuerzas externas y las fuerzas separatistas de la ‘independencia de Taiwán’", la excusa clásica que utilizan para justificar esta violación de soberanía.

¿Por qué China continúa amenazando la soberanía de Taiwán si Estados Unidos defiende a la isla todavía?

En primer lugar, parece cada vez más claro que el Partido Comunista Chino (PCCh) está buscando crear una especie de normalidad en su accionar. El régimen chino ha estado aumentando el número de cruces de la renombrada “línea media” con sobrevuelos cada vez más cercanos a la zona de la isla.

Al acercarse cada vez más, es razonable pensar que estos sobrevuelos pueden llegar a tener el objetivo de desgastar la guardia de los taiwaneses contra cualquier posible ataque futuro. En segundo lugar, es importante mencionar que los simulacros siguieron a las recientes operaciones militares de Estados Unidos cerca de Taiwán, lo que podría hacer de los simulacros un mensaje para el gobierno estadounidense de que China no tolerará tales acciones.

En tercer lugar, esta semana una delegación de legisladores alemanes llegó a Taiwán para una visita de cuatro días, durante la cual tienen previsto reunirse con la presidenta Tsai Ing-wen. El régimen de China sostiene que Taiwán es parte de su territorio, por lo que es asunto interno de China lo que suceda allí. Bajo ese argumento, el PCCh no tolera ningún acercamiento de una delegación oficial a Taiwán.

Mapa oficial de la República Popular China, en la que Taiwán es parte del territorio bajo soberanía del gobierno de Beijing

¿Se puede esperar una guerra entre China y Taiwán en 2023?

La respuesta corta es no, aún. A pesar de que el conflicto entre estos dos países esté escalando cada vez más, hay que mirar otras variables que pueden ayudar a entender mejor el posible comportamiento de China. Demás está decir que las probabilidades de que Taiwán sea la que desencadene el conflicto son nulas.

La economía China nos da un indicio de por qué el PCCh elegiría no invadir el país durante este año. Uno de los varios indicadores que muestra el frenazo en la economía china es el Producto Interno Bruto (PBI), para el cual el Banco Mundial prevé un crecimiento de solo el 4,3%, casi un punto porcentual por debajo de lo que había pronosticado anteriormente y aproximadamente la mitad del ritmo que registró China en 2021.

Otro factor importante, pero no determinante, es la interdependencia comercial que existe entre China y Estados Unidos. En 2021, el volumen comercial entre ambos países alcanzó los $657 mil millones de dólares dejando a cada uno como el mayor socio comercial del otro.

Fuente: Statista

En la teoría de las relaciones internacionales, uno de los supuestos de la interdependencia económica es que la vulnerabilidad que genera la alta interdependencia aumenta tanto el costo de ir a la guerra que los estados, en última instancia, prefieren directamente evitarla, algo de esto se está viendo con China hace ya unas décadas.

El caso de Rusia invadiendo Ucrania mientras mantiene una fuerte interdependencia comercial con Europa dejó este supuesto oblsoleto, demostrando que aún a pesar de los costos de la interdependencia, la institución de la guerra sigue siendo una herramienta utilizada para la persecución de los intereses nacionales, por lo que la invasión de Taiwán nunca puede sacarse de la mesa.

En el caso de Rusia, el problema de “a quién venderle petróleo” se vio rápidamente solucionado con la gigantesca demanda de China y la India, los dos países más poblados del mundo. Pensando el caso chino, la interrogante pasa por quien absorbería más de 500 mil millones de dólares de bienes y servicios chinos actualmente destinados a Estados Unidos, la mayor economía del mundo.

Evidentemente, la respuesta no es fácil, ya que Japón, la India y los aliados europeos de Washington podrían enfilarse (como no hacerlo) detrás de la iniciativa norteamericana.

Mapa de EOM que muestra la complejidad geopolítica del Indo-Pacífico

En cuanto a la dinámica política, China se encuentra en un momento de transición interna. En octubre pasado, se reeligió a Xi Jinping para su tercer mandato como líder supremo de la dictadura comunista china, en un suceso que no se veía desde la administración de Mao Zedong.

A pesar de ser un renombramiento, Xi ha anunciado cambios trascendentes a nivel interno. Además de poner a un nuevo ministro de relaciones exteriores, que ha servido como embajador en Estados Unidos y tiene un perfil más moderado que su predecesor, Xi llamó a “enarbolar la gran bandera del socialismo con peculiaridades chinas en lucha unida por la construcción integral de un país socialista moderno”.

Su discurso de inauguración del XX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, presentado en octubre pasado, indica que se viene un año de profundas reformas internas, con un reacomodamiento político y económico que otorgue las condiciones al Estado de una nación milenaria para tomar acciones expansionistas contra su vecino.

Si algo se sabe de una nación con más de 5.000 años de historia es que la paciencia es una de sus grandes virtudes, y hoy las condiciones para atacar Taiwán y comenzar un conflicto a gran escala con Estados Unidos no están dadas, pero está dando los grandes pasos necesarios para generarlas.


Por Nicolás Promanzio, para La Derecha Diario.

China

China reescribe la historia para poder reclamar territorios de otros países: La estrategia a largo plazo para quedarse con todo Asia

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La dictadura de Xi Jinping tiene entre sus objetivos quitarle territorio a India, Rusia, Taiwan, Brunei, Indonesia, Japón, Malasia, Filipinas y Vietnam.

Las aspiraciones territoriales de China han ganado polémica recientemente con la actualización de su Mapa Estándar en agosto de 2023, una cartografía que es utilizada como la visión oficial del régimen para determinar cuáles son las fronteras que ellos consideran como propias.

El nuevo mapa incluye territorios actualmente en disputa con India y Rusia, así como Taiwan y vastas áreas del Mar de China Oriental y Meridional, disputadas también por Brunei, Indonesia, Japón, Malasia, Filipinas y Vietnam.

Este movimiento no solo refleja la postura del Partido Comunista Chino (PCC) frente a sus controvertidas reivindicaciones territoriales, sino que también destaca su estrategia de utilizar narrativas históricas selectivas para respaldar sus pretensiones, algo que siempre hizo pero que ahora acumuló un poder militar que cada vez más respalda estas afirmaciones.

La justificación de China respecto a sus aspiraciones territoriales se basa en una interpretación sesgada de su historia. Por dar un ejemplo, Beijing afirma que las Islas Senkaku, bajo administración japonesa pero reclamadas por China, han sido parte inherente del territorio chino desde tiempos antiguos, lo cual es mentira.

Una retórica similar se emplea para sostener su derecho sobre partes de Arunachal Pradesh en India y sobre su soberanía en el Mar de China Meridional, basándose en mapas históricos propios que no tiene respaldo geopolítico ni histórico.

A lo largo de la historia, muchas de las reivindicaciones territoriales del comunismo chino se remontan al periodo final de la dinastía Qing y a los tratados desiguales posteriores a las derrotas militares y la presión diplomática de potencias occidentales, rusas y japonesas.

La situación ha evolucionado con el tiempo. Descubrimientos de reservas de petróleo cerca de las Islas Senkaku en la década de 1970 y la devolución de estas islas a Japón por parte de Estados Unidos llevaron a China a reafirmar su reclamo sobre ellas, a pesar de haberlas reconocido previamente como parte de las Islas Ryukyu de Japón.

Además, aunque China y Rusia resolvieron una disputa sobre la Isla Heixiazi en 2004, China ha reavivado su reclamo ahora que la isla cobra una importante ventaja geopolítica, mostrando cómo el Partido Comunista retiene ciertos intereses fundamentales y espera momentos oportunos para afirmarlos.

El premio mayor: Taiwan

En cuanto a Taiwan, una reclamación constante del PCC, la unificación con la isla se ha convertido en un componente crucial de la visión política de Xi Jinping para consolidar su mandato. Esta situación no solo subraya la importancia estratégica de Taiwan, sino que también destaca cómo su identidad autónoma representa un desafío directo al relato comunista.

El problema es que la situación de Taiwan y las reclamaciones del PCC sobre diversas entidades marítimas no solo tienen implicaciones para la política interna y la autonomía taiwanesa, sino que también presentan un desafío significativo para el orden marítimo internacional.

Estados Unidos, Taiwán y Japón han ido construyendo un cordón maritimo en la zona en las últimas décadas, no solo político sino que económico y cultural, donde se intenta blindar el avance del comunismo como identidad nacional. Estas reclamaciones apuntan a desarmar este bloque.

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China

Un asesor de Trump asegura que la estrategia de China es "derrotar a Estados Unidos sin disparar una sola bala"

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Entrevistado por Breitbart, el socio de Steve Bannon aseguró que China está buscando generar la discordia en Estados Unidos, destruir la cohesión social y llenar al país de fentanilo.

Peter Schweizer, parte del cuerpo de asesores de Steve Bannon y autor de "Dinero Sangriento: ¿Por qué los Poderosos tienen ojos ciegos mientras China mata a los estadounidenses", reveló la postura del Partido Comunista Chino para ganar la nueva "guerra fría" que está teniendo lugar entre la potencia asiática y los Estados Unidos de América.

Los militares chinos están empezando lo que describe como una “guerra de desintegración”, muy similar a la de la Unión Soviética en la década del ’60, pero con un especial hincapié a promover el caos y la división social en Estados Unidos y sus aliados, a través de políticas que la debilitan en todos sus aspectos.

“Esta estrategia es: ‘¿Por qué tener una guerra cinética en la que nosotros matamos a estadounidenses y ellos nos matan a nosotros? Nos dañamos. ¿Por qué no intentar simplemente derrotarlos en la guerra sin que parezca que estamos en guerra?", explica Schweizer quien entrevistó a varios ex funcionarios chinos para escribir el libro.

"Lo que eso significa es que van a desarrollar y utilizar, y lo están haciendo, estrategias diseñadas para dividir a los estadounidenses, fomentar el caos social, poner a Estados Unidos contra Estados Unidos”, dijo, y aseguró que el caos social en Estados Unidos es “magnificado por China”.

Schweizer explicó que esto no ocurre solamente a nivel político, sino que ocurre también a nivel digital, en las redes sociales. El autor asegura que tiene evidencia de por lo menos una instalación en China donde tienen miles de oficiales militares, y cada uno tiene miles de cuentas de redes sociales a cargo, que “se hacen pasar por estadounidenses”.

"Y básicamente la mitad de estas cuentas de redes sociales dicen ‘Estados Unidos es una sociedad racista’ y la otra mitad dice ‘Sólo me gustan los blancos’, y está diseñado para magnificar", aseguró.

La estrategia, como dicen, es: ‘Derrotemos a Estados Unidos sin tener que disparar un solo tiro’. Y esa es esencialmente su estrategia”, continuó el autor de Blood Money, quien agregó que: "Lo han estado haciendo durante la última década, y se manifiesta de muchas maneras".

Tik Tok, la red social más famosa del momento, es propiedad del Partido Comunista Chino, y no tiene como objetivo obtener ganancias ni ofrecer un bueno producto de videos, si no que busca promover la discordia en Estados Unidos, tapando a quienes podrían revelar esta trama.

Scheizer asegura que intentaron publicar anuncios de su libro, Blood Money, en TikTok, pero a pesar de múltiples intentos donde incluso ofrecieron más dinero del que se requería, los rechazaron una y otra vez.

“Para mí está claro que la razón por la que no querían que se publicaran estos anuncios es porque se centraban en el hecho de que TikTok está directamente vinculado al PCCh y, como señalamos en el libro, lo están utilizando explícitamente para socavar la cohesión social en Estados Unidos y como herramienta de propaganda contra los jóvenes, y son muy explícitos acerca de cómo lo hacen”, dijo Schweizer.

Tuvimos acceso a revistas y publicaciones militares chinas. Un oficial militar llama a TikTok el caballo de Troya que están usando contra Occidente. Y hubo ejemplos específicos de cómo usan las emociones y otras herramientas para enviar mensajes subconscientemente a los jóvenes estadounidenses y lograr que rechacen los valores con los que fueron criados”, continuó el autor siete veces best seller del New York Times.

Por último, en sus investigaciones, Schweizer asegura que los chinos están fomentando, e incluso subsidiando, el ingreso de fentanilo a Estados Unidos, una de las drogas más adictivas y más nocivas para el ser humano en estos momentos, con el único objetivo de destruir a la sociedad estadounidense.

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China

China retrocede 100 años en libertad financiera: El dictador Xi Jinping endurece las restricciones para la compra y venta de acciones

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La bolsa de Shanghai se desplomó más de un 18% desde julio de 2021 y todavía sigue sin encontrar un piso. La dictadura comunista adoptó medidas represivas para contener la debacle, y el país pierde cada vez más atractivo por parte de la inversión extranjera directa.

La reforma económica para la liberalización y modernización de China perdió su impulso con el ascenso de Xi Jinping al frente de la dictadura comunista. El país perdió su tendencia de crecimiento previa al shock provocado por la pandemia en 2020, y enfrenta las consecuencias de una profunda crisis en el mercado inmobiliario.

Los principales activos de las empresas chinas, representados en el SSE Composite Index de la bolsa de Shanghai, llegaron a retroceder más de un 18% desde julio de 2021. El régimen respondió por medio del lanzamiento de nuevas regulaciones que limitan la compra y venta de acciones a corto plazo.

La Comisión Reguladora de Valores de China informó que se prohíbe expresamente la reducción neta de tenencia de acciones por parte de inversores institucionales en los primeros y los últimos 30 minutos de cada negociación diaria. También se profundizará el rastreo de las operaciones de venta de activos a corto plazo.

Hacia el mes de enero de este año, la dictadura de Xi Jinping endureció los controles para la salida de capitales para la inversión en fondos extraterritoriales. Se trata de otra medida desesperada para contener la caída en el precio de las empresas chinas, las cuales pierden atractivo frente a otros destinos más seguros.

La llegada de inversión extranjera directa al gigante asiático totalizó los US$ 33.000 millones de dólares al término de 2023, lo cual representa un derrumbe histórico de hasta el 82% con respecto a la afluencia de capitales del año 2022.

Para tratar de revertir este efecto nocivo sobre la inversión, las autoridades anunciaron una cierta extensión de la movilidad de capitales para las “zonas especiales” en Shanghai y Beijing, una suerte de zona piloto de libre comercio que busca captar más inversión extranjera. Pero los esfuerzos fueron insuficientes.

China ya no ofrece las condiciones de inversión que mantenía hace 20 años. El costo laboral se incrementó notoriamente y superó con facilidad al promedio de otros países vecinos.

Por otra parte, el creciente riesgo geopolítico y el estancamiento (o la marcha atrás en muchos casos) de la reforma económica pro-mercado disuaden a los inversores de seguir apostando por China. Como si todo esto no fuera suficiente, el país atraviesa la crisis demográfica más importante de su historia, por lo que el crecimiento de la actividad económica se encuentra seriamente comprometido para los próximos años.

Las famosas “tasas chinas” están en proceso de desaparecer. El FMI y otras instituciones multilaterales estiman que el aporte de China para el crecimiento económico mundial seguirá menguando en las próximas décadas, hasta prácticamente equipararse al crecimiento de los países europeos (partiendo de un nivel de vida mucho más bajo).

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