China
China anunció un masivo aumento del gasto militar para este año a pesar de estar en plena crisis económica
El Partido Comunista Chino aprobó un aumento del gasto en defensa del 7,2%, superando la meta de crecimiento económico planificada, tras un pedido a las Fuerzas Armadas que aumenten la preparación para el combate.

Tras la celebración de la primera sesión de la XIV Asamblea Popular Nacional que se llevó a cabo este domingo 5 de marzo, uno de los aspectos más destacados fue el discurso del primer ministro Li Keqiang en torno al aumento del gasto militar y la política china respecto a Taiwán.
Esto vino de la mano del anuncio de que se aprobó un aumento del 7,2% en el gasto en defensa para este año, lo cual supera el objetivo de crecimiento económico planificado en torno al 5% para el 2023, y se da en medio de una de las peores crisis de su historia, definitivamente la más profunda desde la apertura económica en los 80s.
Los 1,55 billones de yuanes (o 224.000 millones de dólares) en gasto militar en el Presupuesto Nacional publicado este domingo son vistos por los gobiernos de la región y por Estados Unidos como un barómetro de la agresividad con la que el país reforzará su ejército.
El aumento de este año marca el octavo aumento consecutivo de un dígito, siendo el crecimiento del 6,8% de 2021 y del 6,6% de 2020, mientras que en el pasado, China no aumentaba su presupuesto militar en más del 1%.
Este año es sin dudas el incremento más grande de la historia moderna de China, pero como en años anteriores, no se desglosó el gasto, sino que sólo el monto global y la tasa de incremento.
Incluso existe cierta duda con respecto a los números que oficializa China en este presupuesto, y se especula que el incremento podría ser incluso mayor. Distintos analistas internacionales y militares han que publicado que China subestima a próposito los datos oficiales sobre su presupuesto militar, y su volumen real puede ser entre un 25 o un 50% mayor que el anunciado.
Esto sería así ya que los datos publicados no incluyen varios elementos muy importantes como los costos de las fuerzas estratégicas, los desarrollos científicos y técnicos de defensa, la importación de armas extranjeras, además de los presupuestos de la Policía Armada Popular y otras formaciones armadas paramilitares que responden al Ejército chino.
En su informe para la apertura de sesiones del “Poder Legislativo”, el primer ministro Li dijo que las operaciones militares, el desarrollo de capacidades y la preparación para el combate deben estar “bien coordinados para cumplir con las tareas principales de la Nación”.

“Nuestras fuerzas armadas, con un enfoque en las metas para el centenario del Ejército Popular de Liberación (EPL) en 2027, deben trabajar para llevar a cabo operaciones militares, impulsar la preparación para el combate y mejorar las capacidades militares”, expuso Li en la apertura de sesiones de la 14° Asamblea Popular Nacional.
A su vez, el EPL busca haberse modernizado en su totalidad de capacidades para 2035, fecha que sigue apareciendo en los informes de preparación militar en China, y que muchos creen que podría ser cuando lancen la invasión de Taiwán.
Las intenciones estratégicas del Partido Comunista Chino han generado preocupación a nivel regional y en Estados Unidos, especialmente mientras suben las tensiones por Taiwán y las disputas en el Mar del Sur de China, justo lo que necesita el régimen para ejecutar su invasión en el futuro.
A mediados de febrero, la agencia de noticias Kyodo publicó que el Partido Comunista tiene la intención de triplicar su arsenal nuclear y llevar el número de ojivas nucleares a 900 para 2035. Según fuentes de la agencia, el plan de desarrollo de capacidades nucleares desarrollado por el Ejército Popular de Liberación de China ya ha sido aprobado por Xi Jinping.
Por otro lado, el Pentágono de los Estados Unidos advirtió que la Armada del Ejército Popular de la Liberación (“PLAN”, por sus siglas en inglés) se expandirá a 400 barcos para 2025, siendo su flota actual de 340, según las estimaciones del informe militar anual de China del Departamento de Defensa de los Estados Unidos publicado a fines de febrero.
“El PLAN es una fuerza cada vez más moderna y flexible que se ha centrado en reemplazar sus generaciones anteriores de plataformas que tenían capacidades limitadas a favor de combatientes polivalentes más grandes y modernos. […] A mediados de la década de 2020, es probable que China construya el submarino de ataque de propulsión nuclear (SSGN) de misiles guiados clase SHANG (Tipo 093B). […] La capacidad del PLAN para realizar misiones más allá de First Island Chain es modesta, pero crece a medida que adquiere más experiencia operando en aguas distantes y adquiere plataformas más grandes y avanzadas”, se lee en el informe.

Sobre Taiwán, el primer ministro Li estableció algunos lineamientos sobre cual será la línea conductora discursiva sobre la pequeña isla vecina. En pocas palabras, Beijing estaría intensificando los esfuerzos para restaurar los intercambios y los lazos económicos con Taiwán, aunque asegurando que se tomarán medidas decisivas para oponerse a la “independencia” de Taiwán y que la República Popular China, según el primer ministro, lucha contra el separatismo y resiste la interferencia externa.
Li declaró que Beijing se adherirá al principio de “una sola China”, promoviendo el desarrollo pacífico de las relaciones entre Taiwán y la República Popular China y el proceso de “reunificación pacífica”. El año pasado Li Keqiang, el anterior primer ministro, no usó la frase “reunificación pacífica” al expresar el informe, por lo que pareciera que el gobierno chino está buscando calmar el tono de la disputa y seguir aumentando su poderío militar antes de lanzarse a confrontar abiertamente con el gobierno taiwanés.
Arabia Saudita
Arabia Saudita se acerca a la Organización de Cooperación de Shanghái en un nuevo movimiento a favor de Beijing
Arabia Saudita aprobó su estatus como socio de diálogo en la Organización de Cooperación de Shanghái. La decisión se produce en un momento en el que Riad busca construir una asociación a largo plazo con China, a pesar de las preocupaciones de seguridad de Estados Unidos.

El gabinete de Arabia Saudita aprobó el miércoles la decisión de unirse a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la alianza que impulsa China hace más de una década para que sea un contrapeso a la OTAN que encabeza Estados Unidos.
La medida que impulsa el Reino Saudí está enfocada en construir y afianzar una asociación a largo plazo con China, alejándose definitivamente de la esfera de influencia de los Estados Unidos. Un paso diametralmente opuesto al que casi toman en 2018, cuando durante el gobierno de Trump estuvieron en negociaciones para unirse a la OTAN.
Ahora, el gobierno con sede en Riad aprobó un memorando para otorgar al Reino el estatus de socio de diálogo en la Organización, confirmó la agencia estatal de noticias SPA, el primer paso para el ingreso como socio pleno.
La OCS fue fundada en 2001 sobre la base de los Cinco de Shanghái, que surgió luego de que Kazajstán, Kirguistán, China, Rusia y Tayikistán firmaran un acuerdo de confianza en la esfera militar en la frontera conjunta en 1996 . Un año después, estos cinco países firmaron un acuerdo para la reducción mutua de las fuerzas armadas en la región fronteriza.
Ambos documentos fueron la base para un mecanismo de cooperación en materia militar en las regiones fronterizas y contribuyeron a nuevas áreas cooperativas. En 2001, tras la adhesión de Uzbekistán, la organización cambió su nombre de los Cinco de Shanghái a la Organización de Cooperación de Shanghái.
Los principales objetivos de la organización son el fortalecimiento de la confianza mutua y de buena vecindad entre los países miembro; y la cooperación eficaz en diversas materias, sobre todo política, militar, comercial, económica, técnica y científica, entre otras.
El organismo se ha ampliado para incluir a India y Pakistán, con miras a desempeñar un papel más importante como contrapeso a la influencia occidental en la región. Adicionalmente, Irán también firmó documentos para la membresía plena el año pasado.

Los países que pertenecen a la OCS planean celebrar un “ejercicio antiterrorista” conjunto en la región rusa de Chelyabinsk en agosto de este año. La potencial participación iraní y saudí en dichos ejercicios puede generar repercusiones en Occidente.
Unirse a la OCS se discutió durante una visita del presidente chino Xi Jinping a Arabia Saudita en diciembre pasado. El estatus de socio de diálogo será el primer paso para el reino antes de que se le otorgue la membresía plena a mediano plazo.
La decisión siguió a un anuncio de Saudi Aramco, que elevó su inversión multimillonaria en China, con vistas a finalizar y mejorar una empresa conjunta planificada en el noreste de China y adquirir una participación considerable en un grupo petroquímico controlado privadamente.
Los dos acuerdos, anunciados por separado el domingo y el lunes, verían a Aramco suministrando a las dos compañías chinas un total combinado de 690.000 barriles diarios de petróleo crudo, reforzando su rango como el principal proveedor de China de dicho producto.
Aramco dijo el lunes que había acordado adquirir una participación del 10% en la empresa privada Rongsheng Petrochemical Co Ltd por unos 3.600 millones de dólares. El acuerdo incluye el suministro de 480.000 barriles diarios de petróleo crudo a Zhejiang Petrochemical Corp (ZPC), controlada por Rongsheng, durante 20 años.
Los acuerdos son los más grandes que se anunciarán desde que el presidente chino, Xi Jinping, visitó el reino en diciembre, donde pidió el comercio de petróleo en yuanes, una medida que debilitaría el dominio del dólar estadounidense en el comercio mundial.

Los crecientes lazos de Riad con Beijing han planteado preocupaciones de seguridad en Washington, su aliado tradicional. No obstante, Washington asegura que los intentos chinos de ejercer influencia en todo el mundo no cambiarán la política de Estados Unidos hacia Medio Oriente.
En un acuerdo negociado por China, Irán y Arabia Saudita acordaron restablecer las relaciones diplomáticas a principios de este mes después de años de hostilidad que habían alimentado los conflictos en toda la región. El papel secreto de Beijing en el avance sacudió la dinámica en el Medio Oriente, donde Estados Unidos fue durante décadas el principal negociador.
Arabia Saudita y otros estados del Golfo han expresado su preocupación por lo que ven como una retirada de la región por parte del principal garante de seguridad, Estados Unidos, lo cual los ha obligado a movilizarse para diversificar los socios.
Brasil
El Gobierno de Lula llega a un acuerdo con China para desplazar al dólar como medio de cambio comercial
El acuerdo preliminar permitiría el comercio mediante el uso del real y el yuan, sin necesidad de usar el dólar como intermediario. Brasil no lidia con problemas de divisas o controles cambiarios, por lo que las medidas obedecen a un servilismo político con China.

El socialismo brasileño encabezado por el presidente Lula da Silva anunció un nuevo acuerdo con China, tras casi tres meses de negociaciones y un sello preliminar en enero, por medio del cual se instrumentará un mecanismo para desarrollar el comercio bilateral usando exclusivamente las monedas nacionales: el real y el yuan respectivamente.
Se trata de un acuerdo de gran relevancia para el comercio de ambos países. China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil en las últimas dos décadas (superando a la Argentina), y Brasil se transformó en el principal destino de la inversión extranjera directa de capitales chinos en América Latina. Asimismo, es un acuerdo importante por cuanto vincula a la segunda economía más grande del mundo con la economía más importante de sudamérica.
La principal prioridad del acuerdo es desplazar el uso del dólar estadounidense como medio de cambio para realizar transacciones de comercio bilateral, inversiones de todo tipo o transacciones financieras.
El Bank of Communications BBM, el Banco Industrial y Banco Comercial de China serán las instituciones financieras que garantizarán la vía directa de conversión de monedas, mientras que el banco BBM de Brasil tendrá la misma función. Asimismo, Brasil entrará formalmente en el sistema CIPS (la red interbancaria de pagos de China), el equivalente chino al sistema Swift internacional.
El comercio bilateral entre ambos países totalizó los US$150.500 millones en el año 2022, y las exportaciones brasileñas hacia el gigante asimático superaron los 89.000 millones de dólares en un año. El acuerdo tendrá un impacto sustancial sobre estas transacciones, pero verdaderamente no existen mayores razones económicas para justificar el acuerdo, sino más bien políticas.
La Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil) justificó las medidas y aseguró que la conversión directa de rales a yuanes contribuirá a bajar los costos transaccionales para favorecer el comercio y la inversión. La moneda china no es convertible, y los controles de capitales podrían afectar los acuerdos entre ambos países.
La principal razón por la cual se utiliza al dólar como medio de cambio comercial es su estabilidad, permitiendo así mantener inalterado el valor real de los contratos. El régimen chino, por el contrario, hizo uso de numerosas “devaluaciones competitivas”, restricciones e intervenciones cambiarias para apreciar o devaluar la moneda a discreción.
Por otra parte, Brasil no aplica controles de cambios y por lo tanto no debe lidiar con un problema de falta de divisas como ocurre en Argentina o Venezuela. En otras palabras, al tipo de cambio de mercado no existe ni escasez de dólares ni de cualquier otra divisa que pueda disponer.
El reemplazo del dólar por el uso de monedas nacionales no obedece a ningún objetivo de “ahorro” de dólares, como sí podría ser pertinente en la Argentina kirchnerista o la Venezuela chavista. Las principales motivaciones del acuerdo son políticas, y obedece a una situación de vasallaje político de Brasil con respeto al régimen de Xi Jinping.
China
Tras no crecer en los últimos tres meses del año pasado, China arrancó el año con caída del consumo y al borde de la recesión
Los principales indicadores de la actividad económica de China muestran signos de agotamiento. El PBI observó un crecimiento nulo en el último trimestre del año pasado, y el Banco Mundial advierte por la ralentización del crecimiento mundial por la fragilidad de la economía china.

La Oficina Nacional de Estadísticas de China informó que el índice de ventas minoristas desestacionalizado sufrió una ligera caída del 0,02% en febrero de 2023. La preocupación en torno al dato no es por la caída puntual en sí misma, sino por el estancamiento secular que sufre el país desde hace 12 meses.
Las ventas acumularon una fuerte retracción del 0,6% en comparación con el nivel que tenían en febrero del año pasado, desde entonces China no logró producir ningún tipo de dinamismo desde octubre de 2021, algo especialmente dramático para uno de los sectores explicativos más importantes de su economía.
Asimismo, las estadísticas oficiales sobre la evolución de la actividad industrial manufacturera confirmaron una expansión de sólo el 0,12% al término de febrero. Con estos resultados, la actividad fabril acumuló 4 meses de estancamiento y perdió la tendencia de crecimiento que mantuvo antes de la pandemia.

Tanto la evolución de las ventas minoristas como la actividad industrial son indicadores de referencia comúnmente utilizados como una suerte de anticipo para la evolución del PBI. El último dato disponible para este indicador marcó un crecimiento de 0% en el cuarto trimestre del año pasado, abortando abruptamente el proceso de reactivación de la postpandemia.
El dinamismo económico insuficiente observado en los primeros dos meses del año podría anticipar una variación muy modesta para el PBI del primer trimestre, poniendo a la economía china al borde de la recesión oficial por primera vez desde 1989.
El Congreso de la dictadura comunista fijó en marzo una meta de crecimiento anual de hasta el 5,7% para el año 2023. Sin embargo, el consenso de los analistas y organismos multilaterales de crédito sugiere un escenario mucho más pesimista.
De hecho, el régimen había fijado una meta del 5,5% de crecimiento anual en marzo del año pasado pero la expansión efectivamente observada sólo alcanzó el 3% en 2022.
Para la agencia Moody’s el crecimiento potencial de China para 2023 tendrá un techo de 5%, un diagnóstico compartido por la calificadora de riesgo Fitch Ratings, mientras que Oxford Economics (líder en pronósticos económicos globales y análisis econométrico) proyecta un techo no superior al 4,5%.
El Banco Mundial advirtió por la desaceleración económica del gigante asiático en vista a los próximos años, anticipando el fin de las famosas “tasas chinas” observadas tras la reforma de Deng Xiaoping. El organismo calcula que la fragilidad de la economía china desembocará en una fuerte reducción de la tasa global de crecimiento, que caería por debajo del 2,2% anual en los próximos 10 años.
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