Seguinos en redes

Economía

Es mentira que Argentina tiene moneda: El peso perdió el 99,4% de su valor en los últimos 20 años

Publicado

en

Tras la caótica salida de la Convertibilidad y el resurgimiento de la inflación, el peso argentino sufrió una pérdida sistemática de su valor y perdió las propiedades formales que lo hacían una moneda.

Los 2 años de Duhalde, el modelo económico kirchnerista de la "década ganada", que fue seguido por un periodo de Macri que no cambió estructuralmente nada, y el periodo actual de Alberto Fernández, constatan 20 años de destrucción total de la moneda argentina.

De hecho, hablar de "moneda argentina" es un error, ya que desde la salida de la Convertibilidad hasta la fecha, el peso argentino perdió las cualidades más importantes que la definen como una moneda.

El peso argentino perdió el 99,4% de su valor entre diciembre de 2001 y junio de 2022. El primer gran salto devaluatorio se produjo en los primeros meses del 2002, cuando el gobierno de Duhalde decidió pesificar forzosamente los depósitos bancarios y las deudas, y llevando la paridad del dólar de $1 a más de $3 en abril.

Dicho de otra manera, la cantidad de dólares que eran necesarios para comprar $100 argentinos cayeron abruptamente de US$100 a menos de US$ 30 para diciembre del año 2002, tan solo un año después.

La pesificación asimétrica implicó la impresión de una gran cantidad de pesos que rápidamente condujeron al alza del tipo de cambio con el dólar y otras divisas. Tras un posterior y notorio incremento de la demanda de dinero, la inflación y la paridad con el dólar volvían a estabilizarse hacia el año 2004, pero la estabilidad volvió a perderse a causa de la gestión kirchnerista y su masiva expansión del gasto público.

Durante la infame "década ganada", la inflación interanual saltó de solo el 2,2% en febrero de 2004 hasta llegar al 27% en noviembre de 2015, registrando un pico de 41% en octubre de 2014. En el mismo período, la cantidad de dólares necesarios para adquirir $100 bajó de US$ 34 a menos de US$ 7, lo que representa una caída del 80%.

El fracaso económico de la gestión de Cambiemos continuó con la tendencia devaluatoria de los gobiernos kirchneristas, la paridad del dólar por cada 100 pesos argentinos volvió a caer, esta vez pasando de US$ 6,8 a US$ 1,4 al término de 2019 y representando una caída del 79%.  

Para la actualidad, y a partir del gobierno de Alberto Fernández, 100 pesos argentinos solamente equivalen a 40 centavos de dólar, y la inflación interanual llegó al 64% en el mes de junio según datos oficiales del INDEC.

Repasando, en diciembre del 2001, con 100 pesos argentinos comprabas 100 dólares estadounidenses, pero ahora, casi 20 años después, con los mismos 100 pesos solo llegas a comprar 40 centavos de dólar, una caída del 99,4% en 19 años y 6 meses.

Cantidad de dólares equivalentes a $100 entre 2001 y 2022.

La pérdida sistemática del poder adquisitivo del peso demuestra que, tras el fin de la Convertibilidad y la instauración del modelo kirchnerista, la "moneda argentina" ya no es capaz de cumplir con las condiciones necesarias para ser considerado una moneda propiamente dicha.

Las funciones mínimas e indispensables que debe cumplir cualquier moneda son las siguientes: debe servir como un medio de cambio para intercambiar bienes y servicios, debe ser una unidad de cuenta para determinar el precio de cualquier bien o servicio, y finalmente debe ser una reserva de valor mediante la cual sea posible ahorrar sin perder poder adquisitivo.  

El peso argentino cumple con la función de ser un medio de cambio, ya que el Estado obliga su uso para pagar impuestos, así que, aunque forzado, ese punto lo cumple. Pero el problema radica en que no logra cumplir completamente su función como unidad de cuenta. La masiva inflación y las regulaciones a los distintos tipos de cambio impiden que se pueda expresar el valor de los bienes y servicios en pesos sin distorsiones.

Por último y lo que liquida al peso, es que definitivamente no cumple con la condición de ser una reserva de valor, su atesoramiento penaliza sistemáticamente a los ahorristas y los argentinos ya han decidido atesorar en dólares, generando una suerte de economía bimonetaria: el peso se usa para pagar las cosas pero el dólar se usa para ahorrar.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

Publicado

en

El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

Seguir Leyendo

Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

Publicado

en

Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

Seguir Leyendo

Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

Publicado

en

La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

Seguir Leyendo

Tendencias