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Economía

Biden se rinde ante el Partido Republicano y acepta reunirse con la oposición para negociar una baja del gasto público

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El Presidente se reunirá este martes con Kevin McCarthy en representación de la oposición, a fin de evitar un dramático default de la deuda pública pero también acordar un programa de consolidación fiscal que hasta ahora el Partido Demócrata se había negado a hacer.

El presidente Joe Biden aceptó reunirse este martes con Kevin McCarthy, el republicano Presidente de la Cámara de Representantes, a fin de negociar una rebaja del gasto público a cambio de un levantamiento del techo legal de deuda pública, que amenazaba con dejar a Estados Unidos en default si no se llegaba a un acuerdo.

La situación fiscal de Estados Unidos se ha tornado crítica, especialmente tras el colapso del Silicon Valley y el estallido de una corrida bancaria que obligó al Gobierno federal a desembolsar importantes paquetes de rescate sobre los depósitos que fueron afectados.

El déficit financiero había alcanzado el 6,8% del PBI en marzo, mientras que el gasto público federal todavía acumula un aumento de 5 puntos del PBI con respecto al nivel previo a la pandemia, convirtiendo a Biden en el presidente con el nivel de gasto público más alto de la historia.

Además, quitando el año de la pandemia en 2020 y el año de la crisis financiera en 2008, Biden es el presidente con el nivel de déficit fiscal como porcentaje del PBI más alto de la historia.

Los demócratas no ven esto como un problema, y tenían planeado pedir un aumento del techo de la deuda en el Congreso para poder seguir profundizando el modelo de alto gasto público, alta emisión y alto déficit fiscal.

Sin embargo, el Partido Republicano, que desde enero controla el Congreso tras la victoria del año pasado en las elecciones de medio término, pisó el freno. McCarthy anunció a mediados de marzo que no aceptarían el levantamiento del techo de deuda de manera automática como se ha hecho en el pasado y que buscará negociar un plan hacia la convergencia fiscal.

El planteo de Biden era avanzar con una nueva reforma tributaria para penalizar los ingresos por capitalización, las ganancias individuales y las utilidades no distribuidas de sociedades, y de esta manera intentar recaudar más para tapar el agujero fiscal, pero los republicanos exigen un ajuste del gasto público para retornar a la disciplina fiscal.

Déficit fiscal de Estados Unidos desde 2009.

Los republicanos proponen un recorte de gastos equivalente a US$ 4,5 billones a cambio de un aumento de US$ 1,5 billones en el techo de la deuda para facilitar la operatividad del Gobierno hasta el 31 de diciembre de 2024. De este modo, el stock de deuda disponible sería apostado en los US$ 31,4 billones.

Asimismo, el recorte del gasto involucraría un retorno al presupuesto del año pasado sobre una gran cantidad de partidas, y en total se llegaría a un ajuste nominal del 9% sobre las erogaciones. A partir de allí, el gasto tendría un tope de aumento nominal del 1% anual, esperando que su participación sobre el total de la economía se modere gradualmente año tras año.

El congelamiento nominal de partidas no afectaría ni al gasto de la seguridad social ni tampoco al sistema del Medicare, estos seguirán creciendo conforme al envejecimiento poblacional esperado para los próximos años. 

Una variante posible para esta petición de la oposición podría ser la reintroducción de las reglas fiscales en Estados Unidos, especialmente la “PayGo rule” que establecía que cualquier aumento del presupuesto (incluyendo el pago de intereses de deuda) debe ser compensando con recortes obligatorios en otras áreas del presupuesto o bien con aumentos impositivos (dependiendo la inclinación del Gobierno de turno).

La regla fiscal fue suspendida por los demócratas desde 2015 ante la negativa por bajar el déficit fiscal, y pese a los intentos del expresidente Donald Trump por aplicar la regla en compensación a su rebaja de impuestos en 2017, el Congreso, controlado en aquél momento por los demócratas, decidió volver a postergarla. Para el año 2020 la pandemia impidió aplicar la normativa, y durante los primeros dos años de Biden, el demócrata mantuvo la regla inactiva. 

El titubeo del presidente Biden llevó a una violenta expansión del déficit fiscal desde agosto del año pasado, en un primer momento impulsado por el masivo rescate a préstamos estudiantiles. Se esperaba un mayor ordenamiento fiscal una vez que fuera superada la pandemia (del mismo modo en que ocurrió durante otros eventos históricos en el siglo pasado), pero el desequilibrio fiscal del Gobierno acumuló un salto de 3 puntos del producto entre julio de 2022 y marzo de este año.

Frente a esto, los republicanos encabezados por Kevin McCarthy proponen la cancelación de hasta US$ 400.000 millones en rescates de deudas estudiantiles. El rescate aprobado por Biden se considera extremadamente injusto, ya que el grueso de la población (sin importar si tuvo o no acceso a la universidad) se ve obligada a subsidiar a los que sí pudieron hacerlo.

Se propone eliminar una gran cantidad de exenciones impositivas sobre vehículos eléctricos y energía renovable. Muchos de estos instrumentos funcionan como una suerte de “arancel encubierto” respecto a productos que deben competir con importaciones, lo cual ya generó un conflicto con la Unión Europea. 

La reticencia para negociar con la oposición fue incluso contradictoria con lo que ocurrió en las últimas décadas, ya que otros presidentes demócratas como Barack Obama o Bill Clinton debieron negociar paquetes de consolidación fiscal con el Partido Republicano para ajustar el gasto público y el déficit, a cambio de mantener a disposición el endeudamiento público durante la transición.

Economía

La Eurozona entró oficialmente en recesión: La actividad económica se contrajo por dos trimestres seguidos

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El derrumbe de la economía alemana arrastra a la totalidad del bloque de la zona Euro, ya que representa hasta el 29% del PBI del bloque. Las fuertes caídas observadas sobre el consumo y las exportaciones lideraron el proceso recesivo.

El desempeño de la economía europea es cada vez más decepcionante, ahogada por regulaciones y elevados márgenes impositivos. El PBI ponderado para el total de los 19 países europeos que adoptan el Euro cayó un 0,1% en el primer trimestre del año, y de esta manera la Eurozona entró oficialmente en recesión después de haber sufrido una caída similar en el último cuarto de 2022.

Se observó un desplome del 0,3% sobre los gastos de consumo privado para el bloque, mientras que los explicados por el sector público (infraestructura, inversión y gasto en defensa) aumentaron un 0,9%. 

Las exportaciones de la Eurozona sufrieron una caída trimestral del 0,1%, y las importaciones llegaron a caer hasta un 1,3% (principalmente explicadas por la baja en el sector energético). Este bloque representa uno de los tres grandes motores de la economía mundial, junto con China y Estados Unidos, por lo que la tendencia recesiva enciende las alarmas por una eventual recesión internacional.

La economía alemana fue virtualmente responsable de una gran parte de la incidencia sobre el bloque general, ya que por sí sola representa hasta el 29% del total. Alemania entró oficialmente en recesión después de que su PBI cayera un 0,3% en el primer trimestre de 2023 y 0,5% en el cuarto trimestre de 2022.

Por otra parte, se observó una fuerte tendencia hacia el estancamiento en Francia y España, que juntos alcanzan a representar hasta el 30% del PBI de la Eurozona. En otras palabras, casi el 60% de la economía del bloque se encuentra en recesión o en una situación de estancamiento.

La fuerte caída de la actividad económica en la economía de Holanda (alrededor del 0,7% en el primer trimestre) también fue un factor con mucha incidencia en la merma del bloque europeo para este período, aunque el país todavía evita la recesión técnica.

Asimismo, la tasa de inflación interanual para la Eurozona alcanzó el 6,1% en el mes de mayo, y si bien se mantiene en un sendero bajista desde octubre del año pasado lo cierto es que todavía permanece en niveles muy por encima de la meta de 2% que fija el Banco Central Europeo.

La tasa de política monetaria dispuesta por Christine Lagarde se ubica en el 3,75% anual, por lo que en términos reales sigue siendo negativa y aún insuficiente para controlar la inflación de manera definitiva.

El frente fiscal del bloque europeo tampoco luce prometedor, ya que las finanzas públicas arrojan desequilibrios crecientes en Alemania, Francia, España y Portugal, a pesar de las contadas excepciones como Grecia e Italia (ambos bajo Gobiernos del signo político de la derecha).

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Argentina

Se agranda el Estado y se achica la Nación: El déficit de las empresas públicas alcanzó los US$ 4.000 millones en los últimos 12 meses

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Las pérdidas operativas del conglomerado de empresas estatales ya superaron el 0,73% del PBI sobre el acumulado anual de abril. La administración kirchnerista prácticamente duplicó el déficit desde diciembre de 2019.

De acuerdo al último balance de base caja publicado por el Ministerio de Economía, el déficit operativo de las empresas del Estado alcanzó los $108.700 millones solamente en abril de 2023, y hasta $882.143,6 millones para el acumulado total de los últimos 12 meses.

El déficit acumulado durante los primeros cuatro meses del año registró un brutal aumento del 246,33% con respecto al acumulado del mismo período para 2022, una cifra que supera cómodamente a la tasa de inflación interanual de abril en torno al 108,8% (según la última medición del INDEC). Asimismo, el déficit acumulado en el último año subió un 118,5% respectivamente. 

Al tipo de cambio oficial de referencia para abril el desequilibrio representa un rojo de 3.991,6 millones de dólares en un año. La misma operación para el déficit acumulado de hace un año arroja un monto de US$ 3.533 millones, por lo que sin importar cómo se lo mida la tendencia alcista es más que evidente.

El Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner llevó al déficit de las empresas del Estado al equivalente del 0,73% del PBI en abril de 2023, prácticamente el doble de lo que recibieron en diciembre de 2019, a pesar de que una de las promesas de campaña del Presidente era precisamente atacar estas pérdidas.

Una de las empresas más implicadas en la generación de déficit es ENARSA, una empresa de energía creada en 2003 por iniciativa de Néstor Kirchner. Los ferrocarriles se perfilan como la otra gran fuente de déficit que se traslada al bolsillo de los contribuyentes, en gran medida debido a la apertura de nuevos ramales económicamente inviables.

Desde 2003 se abortó completamente cualquier avance en dirección a la privatización de empresas del Estado. Los sucesivos Gobiernos terminaron su mandato con déficits igual o superiores a los que heredaron sin excepción, incluyendo la última gestión de Cambiemos (que no produjo ningún cambio en este aspecto).

Déficit operativo de las empresas del Estado entre 1993 y 2023.

Pero no solo se mal-administraron las entidades que ya se tenían, sino que incluso se crearon nuevas. En 2020 el Gobierno kirchnerista anunció la estatización de todas las rutas nacionales con peaje, y trató de crear una empresa estatal para intervenir el mercado de granos aunque afortunadamente la medida quedó trunca.

A mediados del año 2021 el oficialismo nuevamente avanzó hacia la estatización, esta vez con la mira puesta en la histórica Hidrovía Paraná-Paraguay, el transporte nacional de ferrocarril de cargas. Más tarde, en 2022 se decidió eliminar completamente todos los contratos de concesión por obra pública con participación público-privada (PPP).

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Colombia

Petro anuncia una peligrosa reforma de los servicios públicos para manipular las tarifas a discreción

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Tras el rechazo del tribunal supremo de Colombia al decreto que intervenía las tarifas, el Presidente socialista va por todo y presentará una reforma en el Congreso para boicotear la independencia de las comisiones reguladoras de manera definitiva.

El Gobierno de la extrema izquierda colombiana presidido por Gustavo Petro encabeza un nuevo capítulo en el avance contra la seguridad jurídica. El Poder Ejecutivo debió retroceder con su Decreto 0227 por medio del cual intervenía todas las tarifas de los servicios públicos, debido a un fallo del Consejo de Estado de Colombia (el tribunal supremo del país).

El decreto dotaba al Presidente de poderes especiales para asumir el control y la dirección de las facultades delegadas en las comisiones reguladoras de servicios públicos, entre ellas encargadas de relevar la provisión de agua potable y saneamiento, la electricidad y el sector energético.

Las medidas le permitían a Petro el poder para fijar tarifas a discreción, modificar deliberadamente las condiciones pactadas para la liberalización gradual de la competencia en los mercados regulados, la definición misma para la metodología sobre los cálculos tarifarios, y la determinación de los cargos por servicios de despacho y coordinación en los servicios alcanzados. Esto implicaba una lisa y llana violación de los contratos de concesión con las empresas prestadoras de servicios.

Ante la negativa de la Justicia, el Gobierno del socialismo anunció públicamente que presentará una reforma integral sobre el sistema de servicios públicos del país, precisamente para convalidar todas las potestades que enunciaba el fallido decreto, pero ya no con un carácter meramente transitorio como antes (que se limitaba un período de 3 meses).

Un total de 15 exministros de Energía, 2 exviceministros y 8 excomisionados de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) advirtieron por las consecuencias catastróficas que provocarían las medidas que pretende aprobar el presidente Petro.

Este grupo de implicados y expertos en energía y regulación de servicios expidió una carta abierta al público, en donde señalaron lo siguiente: “La intención anunciada por el Gobierno de retomar las facultades regulatorias de la CREG, de llegar a materializarse, es una medida que vulnera la institucionalidad del sistema, la ejecución de proyectos, las inversiones necesarias para garantizar el abastecimiento de electricidad del país, así como la calidad del servicio de gas y electricidad para todos los colombianos”.

Se corre el riesgo de producir un deterioro sobre la capitalización y el mantenimiento de los servicios afectados, de la misma manera en que ocurrió en Argentina y Venezuela cuando las tarifas fueron deliberadamente intervenidas.

La distorsión de precios relativos demostró ser una herramienta increíblemente ineficaz para combatir la inflación, y con brutales costos en materia de asignación eficiente de recursos. Este tipo de medidas fracasan irremediablemente en todas las experiencias del “socialismo del siglo XXI”.

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