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Economía

Biden subió los impuestos pero la recaudación se derrumba: Los ingresos federales se desplomaron un 7,3% en junio

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El aumento del déficit ya no solo se explica por la brutal expansión de las erogaciones, sino que además los ingresos comienzan a caer incluso en términos nominales. Esto ocurre a pesar de que Biden aumentó los impuestos sobre las empresas, la recompra de acciones y los combustibles fósiles.

La Curva de Laffer vuelve a tener un efecto devastador sobre las políticas de los demócratas. Desde enero de 2021 el presidente Joe Biden impulsó una serie de aumentos impositivos que revirtieron parcialmente algunas de las potestades de la reforma Trump, pero la recaudación está cayendo a un ritmo preocupante.

Los ingresos del Gobierno federal se desplomaron hasta un 7,3% interanual en junio con respecto al mismo mes del año pasado, una caída en términos nominales que es incluso superior si se considera el efecto de la inflación al cabo de los últimos 12 meses.

Fue la mayor caída registrada desde el impacto que tuvo la pandemia entre marzo y abril de 2020. La recaudación federal en lo que va del año totalizó los US$ 455.000 millones, lo que marca una caída del 10% con respecto a los desembolsos nominales registrados en el mismo período de 2022.

Si se consideran los primeros 9 meses del año fiscal 2023, que finaliza en el próximo mes de septiembre, entonces la caída de la recaudación asciende al 11%, nuevamente en comparación con el mismo período del año anterior. La mayor parte de la merma recaudatoria se explica por menores recursos del impuesto a las Ganancias individuales, ganancias de capital y mayores reembolsos impositivos.

Al mismo tiempo, los gastos no hacen más que aumentar. Los desembolsos del Gobierno federal hasta la fecha ascienden hasta los US$ 455.000 millones, y considerando el período acumulado de 12 meses los gastos llegaron a 4,85 billones de dólares con un salto del 10% con respecto al año pasado.

Se registraron mayores desembolsos sobre el sistema de seguridad social (que no sufrió ninguna reforma a pesar del envejecimiento poblacional), la carga neta por los intereses de la deuda pública se mantiene al alza desde la segunda mitad del año 2021 y la caída del Silicon Valley provocó una incipiente crisis bancaria que incurrió en grandes desembolsos por parte del Seguro Federal de Depósitos bancarios.

Por otra parte, la agenda del presidente Biden hizo lo propio y el gasto se disparó notablemente debido a la masiva cancelación de préstamos estudiantiles en septiembre del año pasado. Solo con esta medida el déficit fiscal creció en 373.111 millones de dólares.

Todos los aumentos impositivos impulsados por Biden desde 2021

La reforma tributaria del presidente Biden entró en vigencia desde el 31 de diciembre de 2022, a través de las disposiciones previstas en la Ley de Reducción de la Inflación (IRA por sus siglas en inglés).

Se estableció la implementación de un impuesto mínimo corporativo de 15%, aplicado sobre los ingresos contables para todas las corporaciones que facturen por encima de los 1.000 millones de dólares anuales.

A diferencia de los impuestos corporativos tradicionales, este nuevo tributo se aplica independientemente de las ganancias contables. Se establece que ninguna empresa dentro del rango imponible del impuesto podrá deducir menos del 15% de sus ingresos contables. Bajo el código tributario reformado por Trump, esta alícuota no superaba el 10%.

Se creó un nuevo impuesto especial para la recompra de acciones, neto de nuevas emisiones de acciones, con una tasa del 1%. La iniciativa pretendía dinamizar la reinversión en lugar de la remisión de utilidades a los accionistas, pero lo cierto es que hasta el 95% de los fondos de recompra terminan financiando la inversión en otras empresas que emiten acciones según estima la Tax Foundation.

El presidente Biden implementó, además, un fuerte aumento sobre la tasa impositiva sobre el petróleo crudo (nacional e importado) hasta los 16,4 centavos de dólar con su debida indexación por la inflación. Se aplicó la misma suba para otros combustibles de origen fósil.

Economía

El Presidente Biden anunció una nueva guerra comercial contra China: Se establecieron aranceles de entre el 25% y el 100%

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Biden desató una agresiva impronta arancelaria contra China como no se veía desde el año 2019. Se espera una pronta respuesta arancelaria por parte del régimen de Xi Jinping, desatando así una nueva guerra comercial que repercutirá a nivel global.

En medio de la campaña electoral, y viéndose superado por las principales encuestas frente a su contrincante republicano Donald Trump, el Presidente Joe Biden anunció una oleada de represalias arancelarias en contra de las importaciones provenientes de China, muchas de las cuales afectan a sectores especialmente dinámicos y competitivos.

Biden tomó la decisión de establecer recargos drásticamente más elevados en comparación a los que había establecido su predecesor entre 2018 y 2019, pero con una lógica sustancialmente diferente: esta vez se pretende articular una protección de carácter permanente, y los aranceles ya no se ven inmiscuidos como una mera regla de negociación para que China profundice la desregulación sobre su mercado de divisas.

El Presidente Biden anunció una impronta abiertamente proteccionista, y los principales damnificados de esta política serán los propios consumidores estadounidenses que deberán enfrentarse a precios y costos más elevados. Se anunciaron las siguientes disposiciones contra las importaciones chinas:

  • Arancel del 25% sobre el acero y el aluminio
  • Arancel del 50% sobre semiconductores y paneles solares
  • Arancel del 100% sobre los vehículos eléctricos

Los aranceles anunciados protegerán a la industria estadounidense frente a la competencia china, en detrimento de la calidad de sus productos y del poder adquisitivo de los consumidores locales. Muchas enfrentas enfrentarán un gran aumento de costos que sin lugar a dudas será trasladado al bolsillo del consumidor.

También constituye un fuerte desaliento para la inversión extranjera directa de largo plazo, ya que la constante alteración de las reglas de juego generan un clima de inestabilidad que hace imposible la previsión.

Pero incluso a pesar de los evidentes daños generados para los consumidores, los beneficios para la industria estadounidense podrían verse diluídos rápidamente, tan pronto como aparecieron en primer lugar.

Dado el gran tamaño de la economía estadounidense, resulta factible que la aplicación de aranceles puntales revitalicen frente a su par asiático. Sin embargo, es casi un hecho el régimen chino adoptará medidas arancelarias de represalia en la dirección opuesta, desatando una nueva y agresiva guerra comercial.

En caso de que esto ocurra, y con toda seguridad resulta el escenario más probable, entonces quedarían erradicadas todas las ganancias de competitividad que pudiera tener Estados Unidos frente a China. 

El resultado de equilibrio podría traer aparejado un nivel más alto de precios internos tanto en China como en Estados Unidos, pero ninguna ganancia de competitividad para ninguno de los dos países debido a que la relación entre aranceles permanecería relativamente constante.

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Economía

Colapsa la inflación a un dígito: La suba de precios fue de 8,8% mientras que la núcleo fue de 6,3%, lo valores más bajos en casi un año

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La mayor parte de los aumentos se observaron en los bienes y servicios regulados, como resultado de una necesaria corrección de precios relativos que había postergado el Gobierno anterior.

El INDEC informó que la tasa de inflación minorista correspondiente al mes de abril finalizó en torno al 8,8% con respecto a marzo, marcando así el cuarto descenso consecutivo de la variación de precios. La cifra anunciada se encontró en línea con lo esperado por la mayoría de las consultoras privadas del país.

La tasa de inflación interanual alcanzó el 289,4% frente al mismo mes del año pasado, y se espera que pueda comenzar a bajar a partir del dato del mes de mayo debido al efecto de arrastre estadístico que se acumula desde el salto de diciembre.

La variación mensual más importante se registró sobre las tarifas de servicios públicos, como parte de una necesaria corrección de precios relativos. Los precios de la vivienda y los servicios de agua, electricidad, gas y combustibles aumentaron en un promedio de 35,6% en abril, más de cuatro veces la tasa de inflación general del mes.

Asimismo, el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas subió en un promedio del 6%, por debajo de la inflación general. Esto anticipa una cierta recomposición de ingresos, que ya habría comenzado en febrero según los datos de remuneraciones aglutinados en el SIPA.

La tasa de inflación para aquellos bienes y servicios estrictamente regulados fue del 18,4%, como resultado del proceso de sinceramiento que se atraviesa desde el 10 de diciembre. El verdadero resultado de la política fiscal y monetaria se corresponde con el fuerte descenso de la inflación núcleo, que fue del 6,3% en abril y se anotó la variación más baja en 15 meses

La tasa de inflación núcleo, que elimina el impacto de los precios de las tarifas públicas y los bienes con comportamiento estacional, había alcanzado el 28,3% al cierre de diciembre, y desde enero comenzó un fuerte proceso de reducción a la par del ajuste fiscal y monetario.

Asimismo, los precios mayoristas relevados en el IPIM del INDEC llegaron a aumentar hasta un 54,3% en diciembre (prácticamente una hiperinflación de manual), y esta variación se redujo drásticamente 5,4% al término de marzo

La política económica que lleva adelante el oficialismo impactó primero en el tipo de cambio, más tarde en los precios mayoristas y luego en los minoristas. Se espera que el último eslabón en reaccionar a la desinflación sean precisamente los salarios, con lo cual podría registrarse un proceso de recomposición en el poder de compra conforme baje la inflación en los próximos meses.

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Economía

El Banco Central encontró pérdidas adicionales por US$ 45.000 millones de dólares que el kirchnerismo había dejado escondidas

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Se trata de la valuación de las Letras Intransferibles deliberadamente encajadas al Tesoro computando valores ficticios y artificiales, una maniobra iniciada durante la gestión del expresidente Kirchner pero que profundizó Massa en su paso como Ministro de Economía. 

Tras años de maquillaje en las estadísticas del Banco Central, el presidente Santiago Bausili al frente de la institución decidió llevar a cabo un sinceramiento monetario para mostrar el verdadero resultado del balance según las normas contables vigentes.

De acuerdo a las correcciones exhaustivas llevadas a cabo, el BCRA sumó un quebranto a su balance de por lo menos US$ 45.000 millones como resultado de las pésimas administraciones kirchneristas en los últimos 20 años.

Este resultado se debe a la valuación de las Letras Intransferibles que el Tesoro utilizó para hacerse de las divisas en el BCRA en la gestión del expresidente Néstor Kirchner, práctica que se continuó desde el año 2007.

Estos instrumentos se utilizaron para canjear deliberadamente las reservas del Central a cambio de un papel sin mayor importancia y meramente ceremonial en los asientos contables, una práctica que impulsó el entonces ministro de Economía Sergio Massa a todo vapor.

“El principal impacto de esta adecuación se observa en los criterios de valuación de las Letras Intransferibles y Otras Letras del Tesoro Nacional en dólares estadounidenses, así como de los Adelantos Transitorios al Gobierno Nacional”, resalta el comunicado de la autoridad monetaria.

Se calcula que la verdadera valuación de las Letras Intransferibles es hasta un 60% inferior al resultado que hasta ahora se contemplaba en la hoja de balance del BCRA, y como resultado se obtiene el “costo de sinceramiento” por la suma equivalente a los US$ 45.000 millones de dólares respectivamente.

Asimismo, la administración de Bausili dispuso de un nuevo cambio en el funcionamiento de la institución y su comportamiento con respecto al Tesoro: se detendrá abruptamente el envío de transferencias de utilidades al Tesoro Nacional, ya que estas simplemente constituían un artilugio contable que escondía la monetización del déficit fiscal.

Lo que ocurría anteriormente es que el Banco Central reportaba supuestas “ganancias” por la mera tenencia de divisas en su poder, ya que estas se veían revaluadas en pesos con cada devaluación ejecutada sobre el cambio oficial. Pero estas ganancias fueron meramente contables, jamás existieron y no se explicaron por la propia operativa del banco.

Desde el 10 de diciembre del año pasado el BCRA también abortó cualquier tipo de transferencia por concepto de Adelantos Transitorios, la principal fuente de monetización fiscal por vía directa. Son pasos necesarios para 

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