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Economía

Ante 100.000 personas en vivo en Instagram, Javier Milei destruyó el “Plan Integral” de Larreta

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El diputado y candidato por la Libertad Avanza dejó en evidencia las inconsistencias del programa económico que presentó Rodríguez Larreta de cara a las próximas elecciones. Juntos por el Cambio no ofrece soluciones concretas para bajar la inflación.

Tras el anuncio de las principales medidas económicas del llamado “plan integral” de Horacio Rodríguez Larreta, el economista y precandidato a presidente Javier Milei analizó las propuestas y decidió evidenciar públicamente cada una de las insistencias del plan en un vivo por Instagram con una audiencia de más de 100.000 personas.

Juntos por el Cambio no ofreció (al menos explícitamente ante la opinión pública) soluciones concretas para explicar cómo bajaría la inflación en un eventual Gobierno a partir de diciembre.

Todavía no lo han blanqueado, pero tanto Larreta como Patricia Bullrich han aceptado las medidas programáticas que recientemente presentó el economista Carlos Melconian en la Fundación Mediterránea, que sugiere mantener retenciones, el cepo y la economía bimonetaria por lo menos por un año tras el cambio de gobierno.

No se habla de la bomba de Leliq en el Banco Central

Una de las principales críticas de Milei hacia el plan de Larreta es que en ninguna parte del supuesto plan integral se hace siquiera mención al problema de los pasivos remunerados del Banco Central.  Este tema se pasa completamente por alto, no se aborda de ninguna forma y Larreta no ofreció mayores declaraciones al respecto.

Milei expuso que el déficit financiero del Sector Público Nacional alcanza los 5 puntos del PBI (sumando los intereses de la deuda pública), y el pago de intereses por los pasivos remunerados del BCRA representa un déficit cuasi-fiscal de casi 7 puntos del PBI.

Debido a la gran magnitud que esto representa para la estabilidad de precios, es realmente notable que Larreta no se haya dignado a tratar el tema con la seriedad que merece.

Salida del cepo cambiario

Larreta promete salir del cepo cambiario en el plazo de 1 año. Al respecto, Milei responde que la estrategia no solo es inconsistente (anunciar un plazo determinado para la salida del cepo resulta contraproducente para las expectativas), sino que además está incompleta porque como no se hace mención de los pasivos remunerados en el BCRA, entonces tampoco queda claro cómo se articulará la maniobra para levantar los controles.

En este sentido, Milei hizo énfasis en la falta de credibilidad que tiene Juntos por el Cambio luego de la reputación que se construyó con el proceso de “reperfilamiento” (el default de la deuda en pesos) durante la breve gestión de Hernán Lacunza.

La estrategia para la salida del cepo no resulta clara, no se explicita lo que podría llegar a suceder con los pasivos remunerados del Banco Central, y dados los pésimos antecedentes de la coalición política se pierde una gran dosis de credibilidad (un elemento indispensable para cualquier programa de estabilización).

Reforma del Banco Central

El jefe de Gobierno porteño propone reformar la carta orgánica del Banco Central por primera vez desde 2012, una maniobra que quedó trunca durante la gestión de Mauricio Macri. Con esto se pretende garantizar una cierta independencia legal para que la institución pueda hacer política monetaria creíble.

Sin embargo, Milei resalta que para bajar la inflación no basta con una regla legal (la cual puede eventualmente romperse como ocurrió con la Convertibilidad) sino que es necesario un auténtico cambio de régimen creíble. En otras palabras, se necesitan más garantías para poder convencer a los argentinos de guardar sus ahorros en pesos o instrumentos en pesos en lugar de optar por otras divisas o activos.

Nuevamente, el economista de La Libertad Avanza señala que la reputación de Juntos por el Cambio es de todo menos favorable. A través de Marcos Peña, el Gobierno anterior intervino el BCRA y decidió avasallar la figura de Federico Sturzenegger en diciembre de 2017 (con resultados catastróficos en materia de inflación).

Lo mismo ocurrió con la destitución de Carlos Melconian en el Banco Nación durante el mes de enero de ese mismo año, ya que el economista se negaba a permitir créditos excesivamente blandos para financiar la agenda política del Gobierno.

Intervención del Banco Central el 28 de diciembre de 2017, bajo la gestión de Cambiemos.

La estrategia para bajar el gasto público

Milei atacó el contenido troncal del programa de Larreta, y cuestionó que el ajuste fiscal recaerá exclusivamente sobre el sector privado. Para arribar al déficit cero (no queda claro si Larreta habla del resultado primario o del financiero) se propone un fuerte recorte de los subsidios económicos con la consecuente suba generalizada de tarifas.

El economista liberal no se mostró en ningún momento en contra de la quita de subsidios, pero advirtió que si el ajuste recae solo sobre el sector privado entonces corre el riesgo de provocar efectos recesivos, ya que no existiría ninguna contrapartida por aumento de la inversión.

Otro de los puntos más atacados por el economista fue la negativa de Larreta a permitir cualquier tipo de privatización, ni siquiera considerando las empresas estatizadas o creadas durante el Gobierno de Alberto Fernández (como por ejemplo los nuevos ramales ferroviarios, la hidrovía Paraná-Paraguay, las centrales hidroeléctricas en la Patagonia, etc). Milei resaltó el problema de incentivos inherente a toda empresa estatal, en contraposición de la mayor eficiencia del sector privado.

La vocación por una supuesta “administración eficiente” fue la misma estrategia que llevó a cabo el Gobierno de Mauricio Macri, pero el déficit operativo de las empresas públicas se mantuvo relativamente constante entre 2016 y 2019. Para más inri, se propone repetir la estrategia frente a un umbral de empresas estatales aún más extenso que el que había antes.

Exportaciones y recuperación del crédito al sector privado

Larreta prometió recuperar el crédito al sector privado no financiero, aunque no explicó cabalmente cómo pretende hacerlo. También estableció una serie de metas cuantitativas para el crecimiento de las exportaciones, prometiendo llegar a duplicarlas al cabo de los próximos años.

Milei resaltó el absurdo de establecer metas cuantitativas, ya que se desconocen una gran cantidad de variables que resultan indispensables para poder hacer esta clase de pronósticos con fiabilidad.

De hecho, el uso de metas cuantitativas fue típico de los programas económicos del siglo XX, como es el caso de los planes quinquenales del primer peronismo o el famoso plan trienal de José Ber Gelbard, el cual también procuró un objetivo de exportaciones y se proponía «duplicar el PBI per cápita en 12 años». Por supuesto, todo esto no pudo cumplirse ni estuvo cerca de hacerlo.

Por otra parte, el candidato liberal cuestionó la credibilidad de la promesa de Larreta en cuanto a la restauración del crédito bancario. Explicó que esto será completamente imposible mientras siga existiendo el cepo cambiario (que tendría una duración de por lo menos 1 año siguiendo el plan).

Por otra parte, el hecho de no haber mencionado ni una sola palabra sobre los pasivos remunerados del BCRA ahora también cobra relevancia, ya que son precisamente los bancos los principales acreedores de las Leliq y Pases en contraposición con los depósitos de la gente. 

Como no se desarrolló ninguna estrategia seria para desarmar o administrar la bomba de pasivos, tampoco se entiende como se pretende restaurar eventualmente el crédito al sector privado en lugar de seguir financiando al Banco Central con tasas efectivas sumamente atractivas (mucho más que cualquier inversión privada no financiera).

Economía

El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50% y se espera un colapso de la inflación

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La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

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Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

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Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

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Economía

Con Milei, los bancos vuelven a cumplir su función fundamental: Prestarle dinero a familias y empresas y no al Estado

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Se redujo drásticamente la absorción de crédito a través del Estado nacional y el Banco Central, y se amplía la cantidad de recursos disponibles para ser prestados al sector privado productivo. La política económica del Gobierno produjo un punto de inflexión para el sistema financiero.

Desde la caída de la convertibilidad y el rebrote inflacionario en la Argentina, la proporción de crédito retenido deliberadamente por el sector público fue creciendo incesantemente en los últimos años.

El Estado se adueñó de una parte creciente en la cantidad de pesos disponibles generados por el ahorro del país, y en consecuencia se redujo la proporción canalizada por el sector privado (las familias y las empresas). Mientras que el crédito al sector privado superaba holgadamente el 20% del PBI durante el menemismo, al término del último experimento kirchnerista consiguió superar a duras penas el 7% del PBI en 2023

A partir de diciembre de 2023, la política económica ejecutada por el Presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo se propuso un giro drástico en la direccionalidad del crédito argentino. El superávit financiero del Sector Público Nacional (SPN) permitió liberar una gran masa de recursos para el sector privado, algo que hasta el momento parecía completamente imposible.

Por primera vez desde 2018 se produjo un rebrote de créditos hipotecarios, nuevamente atados a la unidad UVA más un cierto margen de rendimiento en términos reales. Estos créditos no solo permiten la reapertura del mercado de crédito inmobiliario, sino que además implican una fuerte presión para aliviar los aumentos sobre los precios de los alquileres.

A partir de la nueva política económica, los bancos privados debieron replantearse la canalización del crédito. El Gobierno nacional dejó de incurrir en amplias licitaciones por encima de sus posibilidades para financiar el déficit (las licitaciones actuales solo refinancian la deuda interna), y el Banco Central profundizó su agresiva política de rebajas en la tasa de interés que pagan los Pases (ahora hasta el 60% nominal anual).

Todo esto abrió la posibilidad de volver a financiar a las familias vía hipotecas, y a las empresas a través de diversos proyectos de inversión productiva. El Gobierno espera que este efecto, habitualmente llamado “crowding-in” o desplazamiento positivo, contribuya activamente a la reactivación de la actividad económica a partir del segundo semestre del año.

Dada la fuerte credibilidad en la política económica, el mayor ahorro del sector público (efecto recesivo) podría ser compensado por un repunte de la inversión del sector privado por la vía del crédito (efecto expansivo).

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