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Economía

Bomba de tiempo: Massa dejará una economía con recesión, endeudamiento récord y brecha cambiaria cercana al 100%

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La deuda remunerada del Banco Central superó los $10,6 billones, el Tesoro Nacional acumula un endeudamiento de hasta 18 billones de pesos y el nivel de la brecha cambiaria está en máximos históricos. La inflación reprimida genera una bomba de tiempo para el próximo Gobierno.

El programa lanzado por Sergio Massa en agosto de 2022 se limitó a tres cuestiones principales: agudizar los controles de precios, elevar las tasas de interés nominales y acelerar el ritmo del endeudamiento tanto del Tesoro Nacional como del Banco Central (BCRA).

Ninguno de los tres factores consiguen estabilizar la macroeconomía, pero las consecuencias se hacen notar. Los pasivos remunerados del BCRA alcanzaron la estrafalaria suma de 10,6 billones de pesos, equivalentes al 200% de la base monetaria y cerca del 12% del PBI.

La deuda del Central es el principal instrumento de esterilización para la emisión monetaria pero ya encontró su límite, y lo que en un principio fue un mecanismo transitorio para detener la inflación, se transforma progresivamente en una bomba de tiempo que amenaza con generar el efecto opuesto. 

Pasivos remunerados del Banco Central (BCRA) y brecha cambiaria.

El retiro de pesos de la plaza financiera no es fortuita, requiere de emisión monetaria para pagar intereses por las Leliq y los Pases. Esta suma de intereses ascendió a los 3,38 billones de pesos en 2022 o el equivalente al 3,82% del PBI, el llamado “déficit cuasi-fiscal”. El virtual desarme de este déficit implica un costo inflacionario mayúsculo para el futuro, un problema de sobrante monetario que en algún momento deberá salir a la luz y sincerar los precios.

Aunque el ministro Massa logró el cumplimiento de las metas fiscales con el FMI, si se adiciona la posición cuasi-fiscal el desequilibrio no bajó en absoluto. Toda la mejora sobre el déficit primario fue más que compensada por el incremento del pago de intereses del Central. A efectos de la estabilidad, el déficit fiscal bajó y no hay expectativas de que pueda bajar en 2023.

De hecho, si los pasivos del BCRA continúan pagando una tasa efectiva anual del 107% (como lo denota una tasa nominal del 75%) entonces la posición de deuda llegaría a representar hasta el 290% de la base monetaria para fin de año, una cifra completamente insostenible y nunca antes vista en la historia argentina. Las expectativas descuentan un aumento del déficit cuasi-fiscal y mayor presión inflacionaria para 2024

Por parte del Tesoro Nacional se acumuló una deuda de hasta 18 billones de pesos, el 65% en manos de otras entidades del sector público como el propio Banco Central o la ANSES, y el monto restante se reparte entre entidades financieras y agentes del sector privados.

El oficialismo debió recurrir sistemáticamente al endeudamiento en pesos con el mercado local debido al cierre del mercado de capitales internacional para Argentina. La acumulación de vencimientos en cortos períodos de tiempo es el principal factor desequilibrante de la deuda del Tesoro

La primera corrida contra los títulos públicos se produjo entre junio y julio de 2022, y desde entonces el Tesoro debió emprender licitación tras licitación para postergar pagos de corto plazo para despejar la incertidumbre, pero a costa de elevar dramáticamente las tasas de interés implícitas. 

La mayor parte de los vencimientos de la deuda rolleada por Massa recaerán entre febrero y marzo de 2024, el Ministro se limitó a postergar las necesidades financieras exclusivas al año 2023. La sola insinuación de un eventual “reperfilamiento” de la deuda por parte de los posibiles candidatos a la presidencia podría desatar otra corrida como la que sufrió el país a mediados del año pasado.

Como si todo esto no fuera suficiente, el programa de Massa se ve completamente agotado y ya comienzan a ceder los únicos resultados modestamente positivos concretados al inicio de la administración. La brecha cambiaria volvió a situarse en el 100% considerando el segmento del dólar paralelo y la paridad oficial.

La brecha de la divisa genera una presión severa sobre la sostenibilidad del sistema de control de cambios, pero también esconde un parámetro para medir la inflación reprimida y el desorden de los precios relativos en la economía. La eventual salida de este esquema cambiario producirá un shock sobre el precio de los bienes transables, sincerando una importante cuantía de la inflación hasta ahora no reconocida.

El atraso del nivel real de los servicios públicos también constituye una importante bomba de tiempo que dejará la administración Fernández, incluso a pesar de los ajustes dispuestos por el Ministro de Economía desde octubre del año pasado.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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