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Economía

Déficit cero y emisión neta cero: El plan de Caputo para tumbar la hiperinflación que dejó plantada el kirchnerismo

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Desde que Milei asumió la presidencia y Caputo el ministerio de Economía, la Base Monetaria se mantuvo prácticamente congelada a partir de un gran proceso de saneamiento del BCRA, mientras que en el Sector Público Nacional se pasó la motosierra por el gasto público.

A partir del 10 de diciembre de 2023 el Presidente Javier Milei y su equipo de colaboradores lanzaron un plan económico ultra ortodoxo, con el objetivo primordial de evitar el estallido de la tercera hiperinflación de la historia argentina, la cual se encontraba prácticamente en curso hacia los primeros días de ese mes. Los precios subían a razón de un 1% cada día, y la demanda de pesos se precipitaba hacia el colapso.

Desde el plano del Banco Central se ejecutó un amplio proceso de saneamiento con respecto a sus pasivos remunerados y un programa para la recomposición de reservas netas. Asimismo, para poder evitar la hiperinflación fue necesario frenar cualquier tipo de convalidación monetaria debido al drástico salto de los precios tras los sinceramientos del mes de diciembre, y desde entonces la Base Monetaria prácticamente se mantuvo congelada.

En otras palabras, la cantidad de pesos en circulación (tanto en manos del público como en las entidades financieras) y la posición de pesos a cuenta de encajes en el BCRA, solamente registró una muy ligera variación nominal despreciable del 1% entre diciembre de 2023 y enero de este año, cuando venía creciendo a pasos agigantados.

Emisión neta cero

Para poder entender cómo se logró mantener la “emisión cero” en el primer mes de gestión del Gobierno, a pesar de que se siguen emitiendo pesos, es necesario desglosar los motores que aún siguen activos para la impresión de dinero: la compra de divisas que hace el BCRA, el desarme de las Leliq, el pago de intereses por los Pases, el pago de Levid, y la compra de bonos públicos. Todos estos componentes son monetariamente expansivos.

Sin embargo, al mismo tiempo el Banco Central que lidera Santiago Bausili empleó diversas maneras para absorber nuevamente los pesos que se emiten: la colocación de Pases (cuyo stock llegó al valor más alto de la historia), las licitaciones de pesos por parte del Tesoro, y finalmente la venta de los bonos BOPREAL, un título que paga en dólares pero para suscribirlo el Banco Central exige pesos. Todos estos elementos lograron “neutralizar” la emisión monetaria que todavía sigue activa.

Es importante aclarar que la emisión de pesos no es un capricho del Gobierno, si no que el Banco Central, al no tener manera de recaudar dinero a través de impuestos como hace, por ejemplo el Tesoro Nacional, la única manera que tiene de pagar sus deudas es emitiendo. En otras palabras, la entidad monetaria ahora emite solamente para subsistir, mientras que en los anteriores gobiernos, tanto en el kirchnerismo como en el macrismo, el Banco Central emitía para además cubrir gastos del Gobierno Nacional.

Déficit fiscal cero

Para poder lograr este proceso de saneamiento y estricto ajuste monetario sin tomar mayor deuda, como intentó hacer el gobierno de Mauricio Macri, fue necesario cerrar el agujero fiscal del Sector Público Nacional (SPN).

De esta manera, el ministro de Economía Luis Caputo anunció el ajuste de más de 5 puntos del PBI, que afectó tanto a las erogaciones como a los ingresos fiscales. Esto fue necesario para evitar que el BCRA siguiera emitiendo pesos para financiar el déficit fiscal, aunque el programa económico deberá ser convalidado por el Congreso para continuar su curso, mientras se busca reducir la cantidad de dinero que piden las provincias para solventar sus abultados presupuestos.

Con estas medidas, el Gobierno logra imponer una suerte de muralla gigantesca para la inflación: los sucesivos aumentos de precios se encontraron con una restricción monetaria y fiscal implacable, y al no haber convalidación, arrancó un proceso de deflación. Los resultados de estas políticas ya están a la vista, ya que se logró evitar el estallido hiperinflacionario en diciembre como estaba previsto, y hacia la tercera semana de enero la variación mensual de los precios comenzó a declinar rápidamente.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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