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Definición de locura: El kirchnerismo envía un proyecto para rebajar la jornada laboral legal a 36 horas semanales

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Se busca reducir la jornada laboral sin una mejora de productividad, lo cual llevará a un fuerte impacto en la informalidad, la desocupación, y una caída en el nivel general de salarios.

El gobierno de Alberto Fernández y Sergio Massa vuelve a insistir con un proyecto para rebajar la jornada laboral legal hasta las 36 horas semanales, con la intención de seguir sumando proyectos que le caen bien a la gente de cara a las elecciones de octubre.

Este martes se tratará en el Congreso una versión del proyecto. Si bien existen una serie de borradores entre los distintos bloques del espacio oficialista, la propuesta más extremista promete rebajar la jornada semanal a 36 horas, aunque existen otros que plantean un tope en torno a las 40 horas.

Esto conforma otra medida más en el arsenal desplegado por Massa para tratar de entrar en el ballotage. La justificación oficial del proyecto consiste en argumentar que la jornada laboral es de hecho (y no solamente por una ley) más baja en los países más desarrollados del planeta. Asimismo, se postula que el proyecto eventualmente “apuntalará la productividad” aunque sin ningún sustento serio.

Si bien es correcto afirmar que en las economías desarrolladas la jornada laboral es drásticamente inferior al que tienen las economías en vías de desarrollo como la Argentina, es un error usual pensar que esto se debe a un mero tecnicismo legal ofrecido por los políticos.

La jornada laboral se reduce de manera natural en respuesta a las mayores tasas de capitalización a las que pueden acceder los trabajadores de un país. Esto es, la mayor inversión en capital físico (maquinaria, equipo pesado, avances en la tecnología) y capital humano (educación superior, capacitación profesional, etc). 

Es por medio de estas fuentes que los trabajadores se vuelven más productivos y, con ello, pueden disfrutar de una menor jornada laboral para producir más bienes y servicios. Esto no funciona al revés: forzar la reducción de la jornada laboral no incentiva la productividad, sino que por el contrario la penaliza.

La cantidad de horas semanales que trabajan en promedio los ciudadanos en Noruega asciende a un total de 34, lo mismo ocurre en países como Finlandia, Alemania, Dinamarca, Países Bajos y Austria. Otros países como Francia, Italia, Suecia, Irlanda y España mantienen jornadas laborales semanales de 36 horas en promedio. 

Pero ninguno de estos países consiguió tales umbrales por manifestarlo en una ley, sino que hubo la necesidad de acumular décadas de inversión en capital para poder afianzar un nivel de productividad compatible con tales jornadas reducidas. El Estado no permitió afianzar este proceso, sino que fue la innovación propia de la economía de mercado la que favoreció la disminución de las horas de trabajo.

Incluso si estos países establecieran una ley obligando a las empresas a respetar una jornada laboral de 36 horas, el impacto podría ser prácticamente nulo debido a que el mercado ya inspiró estos parámetros hace mucho tiempo. El caso argentino es diferente, la productividad argentina está muy lejos de ser la que alcanza cualquier país europeo.

La disminución forzada de la jornada laboral en Argentina sólo multiplicará los incentivos para la contratación informal, y eventualmente una mayor tasa de desocupación abierta. Esto se suma a los estándares extremadamente rígidos de la legislación laboral argentina, que no sufrió reformas estructurales significativas desde el año 1974 cuando se sancionó la Ley de Contrato de Trabajo.

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Pichetto, Monzó, López Murphy y Stolbizer forman un nuevo bloque en Diputados dentro de Juntos por el Cambio

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El nuevo espacio se llamará Cambio Federal y servirá de punto medio entre el PRO y la UCR de cara a la posición frente el gobierno de Milei. Sin embargo, tanto el PRO como los radicales se alinean según su apoyo a La Libertad Avanza.

Un día previo a la ceremonia de juramento de los recién elegidos diputados y al límite para la presentación oficial de los nuevos grupos que operarán en la Cámara de Diputados, varios referentes que forman parte de Juntos por el Cambio informaron su decisión de establecer un bloque independiente denominado Cambio Federal.

El bloque, que se quedará dentro del interbloque Juntos por el Cambio pero que votará monolíticamente, estará presidido por auditor general y ex candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto, será segundado por el diputado Emilio Monzó, y tendrá dentro de sus filas al ex ministro de Economía y también diputado Ricardo López Murphy, al diputado electo vinculado al massismo Nicolás Massot, y la diputada progresista Margarita Stolbizer.

Completarán el bloque de 7 diputados el diputado chubutense Jorge “Loma” Ávila, quien responde directamente al gobernador electo Ignacio Torres, quien a pesar de ser del PRO sus figuras no lo son, y el entrerriano Francisco Morchio, misma situación pero con el gobernador electo Rogelio Frigerio.

El objetivo es sumar volumen y número para incidir y ‘dontear’, de lo contrario no ingresamos en reparto de comisiones”, explicó uno de miembros del espacio en referencia al sistema proporcional d’hondt que se utiliza para repartir bancas y para conformar comisiones.

Si bien todos integraban formalmente Juntos por el Cambio, la mayoría de los miembros de este nuevo espacio operaban con cierta libertad dentro de bloques propios, como Republicanos Unidos en el caso de López Murphy, Encuentro Federal de Monzó y Stolbizer y el espacio Republicano Federal de Pichetto.

Según cuentan sus allegados, este bloque estará en un punto medio entre los radicales y la gente del PRO, que está más cerca de las ideas de Javier Milei que el resto de los legisladores que fueron electos por Juntos por el Cambio.

Todas las fuerzas en Juntos por el Cambio están sufriendo divisiones. Dentro del PRO, una facción que responde a Cristian Ritondo quiere hacer un “co-gobierno” con La Libertad Avanza, mientras que las diputadas María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato están analizando conformar una facción “disidente”.

Lo mismo ocurre entre los radicales. La UCR tendrá dos bloques, como venía siendo desde 2021, aunque esta vez el sector que encabezan los gobernadores y Evolución (de Martín Lousteau) representará el espacio mayoritario, mientras que los referentes tradicionales quedarán con la bancada menos numerosa. En concreto, 23 legisladores funcionarán bajo Evolución Radical, conducido por Rodrigo De Loredo y el bloque propio de la UCR tendrá 12 bancas, liderados por Facundo Manes.

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Daniel Tillard, un hombre de Schiaretti y Cavallo de perfil técnico, será el presidente del Banco Nación de Javier Milei

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La designación fue recomendada por el futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, quien empieza a tejer la red de apoyos provinciales para aprobar las reformas en el Senado.

A través de la Oficina del Presidente Electo, Javier Milei confirmó que el nuevo presidente del Banco Nación será Daniel Tillard, un hombre de perfil técnico del círculo íntimo del gobernador cordobés Juan Schiaretti, que se encontraba al frente del Banco de Córdoba.

Tillard es licenciado en economía, egresado de la Universidad Nacional de Córdoba en 1983, completó el IX Curso Interamericano de Desarrollo de Mercado de Capitales en el Instituto Brasilero de Mercado de Capitales, en 1984, y el Programa de Alta Dirección en la Universidad Austral, en el año 2010.

Estuvo diversas posiciones directivas y gerenciales. Fue director del Banco Provincia de Buenos Aires, donde entabló una estrecha amistad con el ministro del Interior entrante, Guillermo Francos. También se desempeñó como presidente de Provincia Bursátil SA, director de Red Link SA y director suplente de SEDESA Seguros de Depósito SA.

Anteriormente, fue gerente técnico de la Bolsa de Comercio de Córdoba y del Instituto de Investigaciones Económico Financieras de la misma entidad. En la función nacional, Tillard había sido designado en 2001 por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, como subsecretario de Normalización Patrimonial.

El nuevo titular del BNA había llegado a la presidencia del banco cordobés en paralelo a la asunción de Schiaretti tras las elecciones de 2015. Allí se desempeñó durante los últimos ocho años hasta que hace unos días, cuando renunció en medio de los rumores sobre su incorporación a La Libertad Avanza.

De esta manera, Schiaretti suma otro funcionario más en el gobierno de Milei, luego de que Francos tendiera puentes con las figuras más liberales de la administración cordobesa, que vienen directamente del entorno de Domingo Cavallo.

Se suma a la designación de Osvaldo Giordano, quien fue su ministro de Finanzas, como titular de la ANSES y a Franco Mogetta, su secretario de Transporte provincial, como aparente Secretario de Transporte de la Nación (no está confirmado).

Por otro lado, Tillard es padre de Ignacio Tillard, uno de los socios fundadores de la sociedad de bolsa Max Capital. La operadora fue denunciada en abril de este año por Sergio Massa, luego de le enviara un informe entre sus clientes en el que vaticinaba una devaluación del 50% en el corto plazo, que terminó ocurriendo tal cual. Además, es hermano del gerente general del diario La Voz del Interior, Juan Tillard.

Será secundado por Darío Wasserman, puesto por el ministro de Economía entrante Luis Caputo, quien lo quería al frente de la entidad para tener su pie en el Banco nacional. Wasserman fue presidente de Garantizar SGR, que pertenece al Banco Nación y da asistencias de garantías para Pymes, y es muy cercano al ex ministro de Producción en tiempos de Mauricio MacriFrancisco Cabrera.

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Jair Bolsonaro estará en la asunción de Milei y viene acompañado por gobernadores, diputados y senadores brasileños

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Llegará con su esposa y sus dos hijos, Eduardo y Flavio, además de los gobernadores de San Pablo y el de Río de Janeiro, quienes se perfilan para ser sus sucesores en 2026. Lula Da Silva no participará.

El ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, uno de los mayores aliados de Javier Milei en Brasil, confirmó que vendrá a la Argentina para participar de la asunción del presidente entrante, que tendrá lugar este domingo 10 de diciembre.

Jair llegará al país con una comitiva integrada por gobernadores, diputados, senadores y miembros de su familia y su círculo más íntimo, como Eduardo Bolsonaro, quien mantiene una estrecha amistad con Milei.

Estará acompañado por su esposa Michelle y sus hijos Eduardo y Flavio, diputado y senador, respectivamente. Además, vendrá con los diputados Bia Kicis, el capitán Alberto Neto, Gilberto Silva, Fernanda de Siqueira, Daniela Reinehr, Bibo Nunes y Junio Amaral, entre otros.

Entre los gobernadores que vendrán con Bolsonaro se destacan Tarcísio de Freitas, de San Pablo, Cláudio Castro, de Río de Janeiro, Jorginho Mello, de Santa Catarina, y Ronaldo Caiado, de Goiás. Además, será acompañado por los senadores Jorge Seif, Magno Malta, Ciro Nogueira y Marcos Rogerio.

El vínculo entre ambos dirigentes es estrecho, donde juega un papel clave el consultor político Fernando Cerimedo, y se afianzó en los últimos años, durante el gobierno de Bolsonaro y el ascenso del líder libertario en Argentina.

A pesar de que desde el equipo de Milei le extendieron la invitación formal, el actual presidente brasileño Lula da Silva rechazó viajar a la asunción, por lo que el líder del Foro de Sao Paulo no estará presente en las ceremonias y actos de traspaso de mando.

La futura canciller Diana Mondino hizo un último intento por traer a Lula y evitar que el mandatario de izquierda generará otro choque ideológico como el que existió entre Alberto Fernández y Jair Bolsonaro, con un viaje relámpago a Brasilia, donde se reunió con Daniel Scioli y funcionarios de Lula.

Si bien Lula rechazó nuevamente el viaje a la Argentina, confirmó que estarán en la asunción el canciller Mauro Vieira y embajador brasileño en Argentina, Julio Bitelli, entre otros diplomáticos del actual gobierno de Brasil.

Lula está enojado porque la victoria de Milei implica que estará acorralado en el Mercosur frente a tres mandatarios de derecha. Además de Milei, Uruguay tendrá a Lacalle Pou por 2 años más y Paraguay a Santiago Peña por 4 años.

A parte, Lula teme que el ascenso de Milei sea una señal de que el bolsonarismo resurgirá en su país en los próximos años, como ocurrió luego de la victoria de Mauricio Macri en 2015. Es por ello que gastó tantos recursos en ayudar a Sergio Massa, pero sin éxito.

A pesar de ello, la actitud de Lula en Argentina se ve como una caprichosa respuesta de un mal perdedor, especialmente luego de las dos invitaciones que ya le extendió la canciller entrante en menos de una semana. Otro de los invitados que rechazaron la invitación fue el dictador chino Xi Jinping, quien está enojado porque Milei finalmente no permitirá que Argentina ingrese al BRICS.

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