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Economía

Despilfarro histórico: El déficit de Biden ya es un 70% más grande que el déficit previo a la pandemia

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Los demócratas dinamitaron la disciplina fiscal que Trump había puesto en marcha el año previo al inicio de la pandemia. El Tesoro informó por un déficit acumulado de 12 meses de hasta US$ 1,8 billones, y US$ 378.000 millones solamente en marzo, el 7% del PBI.

En 2019, el entonces presidente Donald Trump había puesto en marcha un plan de congelamiento de gasto público, que proyectaba un lento pero seguro camino a la convergencia fiscal, terminando con décadas de déficit fiscal para los Estados Unidos.

El plan tuvo que ser suspendido al año siguiente, debido a la pandemia, pero debía volver a implementarse en todo su vigor en 2021, lo cual no sucedió debido a la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden.

En vez de aprovechar que la economía estaba recuperándose tras el golpe de la pandemia, Biden decidió mantener el alto nivel de gasto público durante todo su primer año como presidente. Al siguiente, Rusia atacó a Ucrania, y el gobierno demócrata encontró otra excusa para volver a aumentar las erogaciones.

Ahora, en 2023, en su tercer año a cargo del gobierno federal, Biden ha enviado un presupuesto que eleva el gasto público a un nuevo máximo histórico, y si bien los republicanos han prometido rechazar cualquier partida que aumente la deuda, los demócratas amenazaron con utilizar la “opción nuclear” para hacer pasar el presupuesto y mantener estos niveles delirantes de gasto público.

El informe mensual del Tesoro estadounidense informó que el déficit fiscal financiero de marzo representó los US$ 378.076 millones de dólares, y el desequilibrio acumulado de los últimos 12 meses escaló a los US$ 1,8 billones de dólares (12 ceros).

De esta manera, se produjo un violento aumento de hasta el 70% en comparación a los US$ 1,06 billones de dólares registrados antes de la pandemia (en el acumulado anual de febrero de 2020), y un incremento del 65% solamente en los últimos 6 meses. 

Se registra el déficit fiscal más alto de la historia sin considerar el shock provocado por la pandemia y los gastos extraordinarios que demandó la emergencia. El presidente Biden podría pasar a la posteridad como el mandatario que más despilfarró en la historia de los Estados Unidos, teniendo en cuenta que ni siquiera están en guerra y que las catástrofes como la pandemia ya quedaron en el pasado

El resultado financiero del Gobierno nacional marcó un déficit equivalente al 6,8% del PBI, de acuerdo a las estimaciones sobre la proxy del PBI mensual de la firma IHS Markit para el mes de marzo. Se trata del resultado más desequilibrado desde marzo del año pasado, y es holgadamente superior al déficit de 4,85% del PBI observado antes de la pandemia.

El informe del Tesoro alerta por un importante aumento en la carga bruta de los intereses de deuda pública, aunque la carga neta también se vio afectada. Esto se debe al aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal desde febrero de 2022. Sin embargo, el déficit primario (sin contabilizar el pago de intereses) se disparó al 4,8% del PBI en marzo y explicó la mayor parte del deterioro fiscal.

El Tesoro explica que el aumento de los desequilibrios estuvo ligado a un salto histórico en el presupuesto de defensa nacional (hasta 857.000 millones de dólares para el año fiscal 2023), un importante aumento de las erogaciones por el sistema de seguridad social (tanto por aumento de afiliados como por el pago de haberes) y una fuerte alza de los gastos en concepto de “salvatajes” para entidades bancarias en la Corporación Federal de Seguros de Depósitos por 29.000 millones de dólares.

El estallido de una incipiente corrida contra el sistema bancario, principalmente afectando a los bancos regionales, precipitó una respuesta automática en el gasto público que deterioró aún más el déficit fiscal. Por fuera de la situación coyuntural, el déficit primario ya venía creciendo desde agosto del año pasado debido a la aprobación de un masivo paquete de rescate a una gran cantidad de préstamos estudiantiles (una de las promesas de campaña de Biden).

También se produjo un importante aumento de las erogaciones por las partidas presupuestarias del Medicare y el Medicaid, ambas expansiones previstas por el programa fiscal que Biden logró sancionar entre 2021 y 2022. 

Por otra parte, la Ley de reducción de la inflación sancionada en 2022 (IRA por sus siglas en inglés) comprometió gastos por 390.000 millones de dólares a largo plazo, y entre otras asignaciones esto comprende un arsenal de subsidios indirectos para la “producción verde”, vehículos eléctricos y mayor presupuesto para el Servicio de Impuestos Internos.

La administración de los demócratas se valió de su mayoría parlamentaria para expandir las exportaciones hasta su derrota en las elecciones de medio término, pero ahora es incapaz de lograr los consensos necesarios para ordenar finanzas públicas y trazar un plan de acción acordado con la oposición, una estrategia que llevaron a cabo otros presidentes demócratas como Barack Obama en 2012 o Bill Clinton desde 1995.

Economía

La Eurozona entró oficialmente en recesión: La actividad económica se contrajo por dos trimestres seguidos

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El derrumbe de la economía alemana arrastra a la totalidad del bloque de la zona Euro, ya que representa hasta el 29% del PBI del bloque. Las fuertes caídas observadas sobre el consumo y las exportaciones lideraron el proceso recesivo.

El desempeño de la economía europea es cada vez más decepcionante, ahogada por regulaciones y elevados márgenes impositivos. El PBI ponderado para el total de los 19 países europeos que adoptan el Euro cayó un 0,1% en el primer trimestre del año, y de esta manera la Eurozona entró oficialmente en recesión después de haber sufrido una caída similar en el último cuarto de 2022.

Se observó un desplome del 0,3% sobre los gastos de consumo privado para el bloque, mientras que los explicados por el sector público (infraestructura, inversión y gasto en defensa) aumentaron un 0,9%. 

Las exportaciones de la Eurozona sufrieron una caída trimestral del 0,1%, y las importaciones llegaron a caer hasta un 1,3% (principalmente explicadas por la baja en el sector energético). Este bloque representa uno de los tres grandes motores de la economía mundial, junto con China y Estados Unidos, por lo que la tendencia recesiva enciende las alarmas por una eventual recesión internacional.

La economía alemana fue virtualmente responsable de una gran parte de la incidencia sobre el bloque general, ya que por sí sola representa hasta el 29% del total. Alemania entró oficialmente en recesión después de que su PBI cayera un 0,3% en el primer trimestre de 2023 y 0,5% en el cuarto trimestre de 2022.

Por otra parte, se observó una fuerte tendencia hacia el estancamiento en Francia y España, que juntos alcanzan a representar hasta el 30% del PBI de la Eurozona. En otras palabras, casi el 60% de la economía del bloque se encuentra en recesión o en una situación de estancamiento.

La fuerte caída de la actividad económica en la economía de Holanda (alrededor del 0,7% en el primer trimestre) también fue un factor con mucha incidencia en la merma del bloque europeo para este período, aunque el país todavía evita la recesión técnica.

Asimismo, la tasa de inflación interanual para la Eurozona alcanzó el 6,1% en el mes de mayo, y si bien se mantiene en un sendero bajista desde octubre del año pasado lo cierto es que todavía permanece en niveles muy por encima de la meta de 2% que fija el Banco Central Europeo.

La tasa de política monetaria dispuesta por Christine Lagarde se ubica en el 3,75% anual, por lo que en términos reales sigue siendo negativa y aún insuficiente para controlar la inflación de manera definitiva.

El frente fiscal del bloque europeo tampoco luce prometedor, ya que las finanzas públicas arrojan desequilibrios crecientes en Alemania, Francia, España y Portugal, a pesar de las contadas excepciones como Grecia e Italia (ambos bajo Gobiernos del signo político de la derecha).

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Argentina

Se agranda el Estado y se achica la Nación: El déficit de las empresas públicas alcanzó los US$ 4.000 millones en los últimos 12 meses

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Las pérdidas operativas del conglomerado de empresas estatales ya superaron el 0,73% del PBI sobre el acumulado anual de abril. La administración kirchnerista prácticamente duplicó el déficit desde diciembre de 2019.

De acuerdo al último balance de base caja publicado por el Ministerio de Economía, el déficit operativo de las empresas del Estado alcanzó los $108.700 millones solamente en abril de 2023, y hasta $882.143,6 millones para el acumulado total de los últimos 12 meses.

El déficit acumulado durante los primeros cuatro meses del año registró un brutal aumento del 246,33% con respecto al acumulado del mismo período para 2022, una cifra que supera cómodamente a la tasa de inflación interanual de abril en torno al 108,8% (según la última medición del INDEC). Asimismo, el déficit acumulado en el último año subió un 118,5% respectivamente. 

Al tipo de cambio oficial de referencia para abril el desequilibrio representa un rojo de 3.991,6 millones de dólares en un año. La misma operación para el déficit acumulado de hace un año arroja un monto de US$ 3.533 millones, por lo que sin importar cómo se lo mida la tendencia alcista es más que evidente.

El Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner llevó al déficit de las empresas del Estado al equivalente del 0,73% del PBI en abril de 2023, prácticamente el doble de lo que recibieron en diciembre de 2019, a pesar de que una de las promesas de campaña del Presidente era precisamente atacar estas pérdidas.

Una de las empresas más implicadas en la generación de déficit es ENARSA, una empresa de energía creada en 2003 por iniciativa de Néstor Kirchner. Los ferrocarriles se perfilan como la otra gran fuente de déficit que se traslada al bolsillo de los contribuyentes, en gran medida debido a la apertura de nuevos ramales económicamente inviables.

Desde 2003 se abortó completamente cualquier avance en dirección a la privatización de empresas del Estado. Los sucesivos Gobiernos terminaron su mandato con déficits igual o superiores a los que heredaron sin excepción, incluyendo la última gestión de Cambiemos (que no produjo ningún cambio en este aspecto).

Déficit operativo de las empresas del Estado entre 1993 y 2023.

Pero no solo se mal-administraron las entidades que ya se tenían, sino que incluso se crearon nuevas. En 2020 el Gobierno kirchnerista anunció la estatización de todas las rutas nacionales con peaje, y trató de crear una empresa estatal para intervenir el mercado de granos aunque afortunadamente la medida quedó trunca.

A mediados del año 2021 el oficialismo nuevamente avanzó hacia la estatización, esta vez con la mira puesta en la histórica Hidrovía Paraná-Paraguay, el transporte nacional de ferrocarril de cargas. Más tarde, en 2022 se decidió eliminar completamente todos los contratos de concesión por obra pública con participación público-privada (PPP).

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Colombia

Petro anuncia una peligrosa reforma de los servicios públicos para manipular las tarifas a discreción

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Tras el rechazo del tribunal supremo de Colombia al decreto que intervenía las tarifas, el Presidente socialista va por todo y presentará una reforma en el Congreso para boicotear la independencia de las comisiones reguladoras de manera definitiva.

El Gobierno de la extrema izquierda colombiana presidido por Gustavo Petro encabeza un nuevo capítulo en el avance contra la seguridad jurídica. El Poder Ejecutivo debió retroceder con su Decreto 0227 por medio del cual intervenía todas las tarifas de los servicios públicos, debido a un fallo del Consejo de Estado de Colombia (el tribunal supremo del país).

El decreto dotaba al Presidente de poderes especiales para asumir el control y la dirección de las facultades delegadas en las comisiones reguladoras de servicios públicos, entre ellas encargadas de relevar la provisión de agua potable y saneamiento, la electricidad y el sector energético.

Las medidas le permitían a Petro el poder para fijar tarifas a discreción, modificar deliberadamente las condiciones pactadas para la liberalización gradual de la competencia en los mercados regulados, la definición misma para la metodología sobre los cálculos tarifarios, y la determinación de los cargos por servicios de despacho y coordinación en los servicios alcanzados. Esto implicaba una lisa y llana violación de los contratos de concesión con las empresas prestadoras de servicios.

Ante la negativa de la Justicia, el Gobierno del socialismo anunció públicamente que presentará una reforma integral sobre el sistema de servicios públicos del país, precisamente para convalidar todas las potestades que enunciaba el fallido decreto, pero ya no con un carácter meramente transitorio como antes (que se limitaba un período de 3 meses).

Un total de 15 exministros de Energía, 2 exviceministros y 8 excomisionados de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) advirtieron por las consecuencias catastróficas que provocarían las medidas que pretende aprobar el presidente Petro.

Este grupo de implicados y expertos en energía y regulación de servicios expidió una carta abierta al público, en donde señalaron lo siguiente: “La intención anunciada por el Gobierno de retomar las facultades regulatorias de la CREG, de llegar a materializarse, es una medida que vulnera la institucionalidad del sistema, la ejecución de proyectos, las inversiones necesarias para garantizar el abastecimiento de electricidad del país, así como la calidad del servicio de gas y electricidad para todos los colombianos”.

Se corre el riesgo de producir un deterioro sobre la capitalización y el mantenimiento de los servicios afectados, de la misma manera en que ocurrió en Argentina y Venezuela cuando las tarifas fueron deliberadamente intervenidas.

La distorsión de precios relativos demostró ser una herramienta increíblemente ineficaz para combatir la inflación, y con brutales costos en materia de asignación eficiente de recursos. Este tipo de medidas fracasan irremediablemente en todas las experiencias del “socialismo del siglo XXI”.

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