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Economía

El gigante Credit Suisse al borde de la quiebra en medio de la corrida bancaria: Suiza asegura que está dispuesto a salvarlo

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La firma financiera sufrió un desplome bursátil después de que su principal accionista, el Banco Nacional Saudí, anunciara públicamente que dejará de suministrar ayuda financiera a la institución. La decisión tuvo lugar tan solo días después del pacto Arabia Saudita-Irán patrocinado por China.

Los mercados financieros globales volvieron a sufrir un cimbronazo, pero esta vez el epicentro del impacto no provino de Estados Unidos sino de Europa. El Credit Suisse Group, una de las 20 empresas de servicios financieros más importantes del mundo, sufrió una violenta caída bursátil en la apertura del día miércoles.

Los títulos del Credit Suisse se derrumbaron hasta un 30% en las primeras horas de la rueda financiera de este miércoles en la Bolsa de Zúrich. Más tarde repuntaron ligeramente, y se logró aminorar la caída hasta un 13% en el cierre del día, con el anuncio del Banco Nacional Suizo que estaría dispuesto a inyectar liquidez para salvarlo.

Las caídas de esta jornada fueron las más pronunciadas para las bolsas europeas desde el año 2020, y es el segundo gran colapso financiero después de la quiebra del Silicon Valley Bank estadounidense tan solo días atrás.

Sin embargo, la caída del Credit Suisse tiene un trasfondo geopolítico adicional. Antes de la apertura de los mercados, el Banco Nacional de Arabia Saudita (su principal accionista) anunció públicamente que dejará de brindar ayuda financiera para solventar los desequilibrios de la institución.

La firma bancaria sufrió un shock rápido y contundente, y quedó al borde de la quiebra al momento que el Banco Nacional de Suiza y el Banco Central Europeo anunciaron que están dispuestos a rescatarla, pero no precisaron mayores detalles. 

En efecto, el Credit Suisse reportó pérdidas de hasta 7.293 millones de francos suizos (equivalente a US$ 7.400 millones de dólares) de acuerdo al Estado de resultado anual correspondiente a 2022, un monto que prácticamente cuadruplica las pérdidas percibidas en 2021.

El Banco sufrió una abrupta corrida contra su posición de liquidez por un monto de 123.200 millones de francos suizos en cuestión de días, un efecto provocado por miles de ahorristas e inversores escépticos con su desempeño. La negativa de un rescate por parte de los socios accionistas sólo agudizó el colapso. 

Las autoridades saudíes decidieron simplemente dejar caer al banco a su suerte. El presidente del Banco Saudí, Ammar al Khudairy, aseguró a la prensa que el rescate no pudo ser aprobado porque implicaría superar el 10% del total de la participación accionaria a cargo del banco y por cuestiones regulatorias (internas de Arabia Saudita) esto no está permitido.

Sin embargo, las leyes en el país árabe son maleables según lo que necesite la Corona, por lo que este repentino respeto por la legislación no es una buena excusa. Por el contrario, se especula que hay razones políticas detrás de la decisión del Banco Nacional de Arabia Saudita, y no estrictamente económicas como se dio a entender.

Esto puede venir de la mano que hace tan solo cinco días, Arabia Saudita e Irán celebraron un histórico acuerdo político y económico patrocinado por el régimen chino. Además de normalizar relaciones diplomáticas, las cláusulas del convenio incluyen la profundización del flujo de relaciones comerciales entre países en detrimento de otros destinos de inversión.

De esta manera, China podría haber pedido a los saudíes que derriben al estandarte del sistema financiero europeo, aprovechándose de la corrida bancaria que está sucediendo en estos momentos en Estados Unidos y algunas zonas de Europa.

El impacto no tardó en arribar a los principales bancos europeos. Las acciones del Société Générale francés se desplomaron un 12,5% el día miércoles, BNP Paribas cayó un 11%, Commerzbank un 10%, el UBS retrocedió un 8,5% y el Deutsche Bank sufrió una caída del 8,4%.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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