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Economía

El Milagro Económico Irlandés: Las políticas de libre mercado que dispararon el crecimiento en el que fue el país más pobre de Europa

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El que alguna vez fue el país más pobre de Europa pasó a ostentar el 11° ingreso per cápita más alto a nivel mundial. Las reformas del Consenso de Washington produjeron un verdadero milagro que se continúa materializando hasta el día de hoy.

La economía de Irlanda se convirtió en un caso paradigmático de éxito en la aplicación correcta de las reformas plasmadas por el Consenso de Washington. Hacia las décadas de 1970 y 1980, Irlanda era un país comúnmente catalogado como “el más pobre entre los ricos” según publicaciones famosas como The Economist.

Las reformas condujeron a un auténtico milagro que llevaron a la economía irlandesa de ser el país más pobre de Europa, a ocupar el onceavo lugar en el ranking de PBI Per cápita mundial.

Hacia los comienzos de la década de 1930, y a tan solo 15 años de su independencia, Irlanda estaba aplicando un modelo basado en el proteccionismo, el creciente Estado de Bienestar, elevados impuestos sobre sociedades y personas, una importante carga regulatoria sobre el mercado laboral y la frecuente intervención de empresas estatizadas en la economía.

Todo esto condujo a la estanflación, el atraso tecnológico, un muy bajo nivel de competitividad y a un nivel de pobreza inusual para Europa en los años previos a la Gran Depresión. Pero a diferencia de las demás economías de Occidente, después de la Segunda Guerra Mundial, Irlanda solo profundizó este modelo.

No fue hasta la década de 1980, cuando los dos partidos más grandes del país se pusieron de acuerdo para dejar atrás el empobrecedor sistema socialista que habían estado probando por décadas, y dieron un giro de 180° a la política económica.

Así, los primeros ministros Garret FitzGerald y su sucesor Charles Haughey, de signos políticos diferentes, iniciaron un fuerte proceso de liberalización económica que perdura hasta el día de hoy.

La economía irlandesa se expandió hasta un 317% sólo entre 1997 y el primer trimestre de 2023, un ritmo de crecimiento que supera holgadamente al de países como Estados Unidos (que creció un 79,2% en el mismo período) y el promedio para los 27 países que hoy conforman la Unión Europea (que acumuló una expansión del 50%).

PBI Real de Irlanda entre 1997 y 2023.

Las rebajas impositivas y las políticas de oferta

Hacia 1985 las personas físicas en Irlanda debían tributar una tasa marginal máxima de hasta el 65%, y una alícuota superior del 50% para las utilidades no distribuidas de las empresas. Estás tasas eran abiertamente inviables para el desarrollo de la oferta agregada y la entrada de capitales.

Se inició una profunda transformación del sistema tributario que llevó a la tasa máxima hasta el 46% hacia fines de la década de 1990, 41% hasta antes de la Gran Recesión de 2008 y 40% a partir de la última reforma impositiva del año 2022. Se acumuló una rebaja de 25 puntos porcentuales, alentando así la oferta laboral y la acumulación de capital.

La tasa impositiva máxima sobre sociedades cayó del 50% en 1987 al 25% para el año 2000, permitiendo un proceso extremadamente acaudalado de inversión extranjera directa, el principal motor de las altísimas tasas de crecimiento registradas sobre el PBI irlandés.

En el 2000 el modelo se profundizó aún más, y el tratamiento fiscal sobre las empresas se dividió en dos: una tasa reducida del 12,5% para ingresos comerciales y 25% para ingresos pasivos. Se produjo una explosión de entrada de capitales que motorizó la creación de miles de puestos de trabajo.

Rebajas impositivas de Irlanda desde 1974.

La disciplina fiscal y el ajuste al “Estado de Bienestar”

El tamaño del Estado irlandés se redujo drásticamente desde el 57% del PBI en 1982 a solamente el 22,4% para 2022. El necesario recorte al Estado de Bienestar permitió disciplinar las finanzas públicas, eliminar cualquier riesgo de dominancia fiscal sobre la política monetaria y permitir trazar un sendero de previsibilidad para la iniciativa privada.

Una importante excepción a este proceso fue el violento shock provocado por la crisis internacional de 2008. Hasta antes del estallido de la crisis, las erogaciones del Estado irlandés no superaban el 36% del PBI y se mantenía una situación de superávit fiscal (incluso pudiendo pagar los intereses de la deuda pública).

Pero la drástica exposición del país al sistema financiero internacional (y principalmente una gran cantidad de bancos transnacionales que se vieron afectados por la crisis) provocaron que los “rescates” bancarios aprobados por las autoridades fueran sideralmente más costosos de los que produjeron en la mayor parte de las economías desarrolladas. De hecho, el FMI calcula que el rescate al sistema financiero llegó a representar el 32% del PBI.

Evolución de las finanzas públicas de Irlanda entre 2002 y 2022.

El gasto público se disparó a casi el 65% del PBI hacia el último trimestre de 2010 y el déficit escaló al 32% del producto, por lo que fue necesario un paquete de endeudamiento externo por 85.000 millones de dólares (casi el 40% del PBI), de los cuales el 53% se correspondía con la Unión Europea y el monto restante del Fondo Monetario Internacional.

Pero lejos de cambiar el modelo, las autoridades anunciaron un estricto programa de recortes presupuestarios para retornar al equilibrio fiscal: reducciones entre 10% y 14% sobre salarios en el Estado, masivo cierre de agencias gubernamentales y numerosos recortes sobre prestaciones sociales y servicios económicos. El programa de ajuste pretendía recortar nominalmente hasta 15.000 millones de euros del gasto público entre diciembre de 2010 y diciembre de 2013.

El tamaño del Estado se moderó a mínimos históricos y las finanzas públicas recuperaron el pleno equilibrio fiscal desde mediados de 2018. Actualmente Irlanda ostenta un robusto superávit fiscal del 1,6% del PBI, la deuda pública del país se redujo en casi 80 puntos del PBI desde 2013 y la economía se expande a un ritmo del 5,6% anual (duplicando el promedio mundial para 2023).

Economía

El esfuerzo vale la pena: La inflación núcleo cerró en 0% en las últimas cuatro semanas, la variación más baja desde 2013

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Las estimaciones semanales del Alphacast sugieren un fuerte derrumbe de la tasa de inflación, como resultado del ajuste fiscal y monetario que está llevando a cabo el Gobierno. El esfuerzo que está realizando el pueblo argentino es titánico, y ya se están vislumbrando los primeros resultados.

La desaceleración inflacionaria se hace cada vez más evidente en la realidad cotidiana. El equipo económico del oficialismo, encabezado por Luis Caputo desde el Ministerio de Economía y Santiago Bausili desde el Banco Central, está ejecutando el ajuste fiscal y monetario más importante de los últimos años y probablemente uno de los más drásticos de toda la historia argentina.

Los precios aumentan a un ritmo cada vez más bajo. Todas y cada una de las mediciones públicas y privadas convalidan esta tendencia que parece imparable. El sondeo semanal de la tasa de inflación núcleo de Alphacast estima una variación cercana al 0% como promedio de las últimas cuatro semanas (al cierre de la tercera semana de abril con respecto a la misma semana de marzo).

No se veía una variación semejante para ningún promedio de cuatro semanas desde que comenzó a medirse la serie de inflación de Alphacast a partir de 2013 (en respuesta a la falta de datos por la intervención del INDEC en ese entonces).

La tasa de inflación núcleo estrictamente medida entre la segunda y la tercera semana del mes de abril fue negativa en hasta un 1,8%, mientras que los precios al consumidor cayeron ligeramente un 0,8%. El IPC mensual arrojó una suba del 7,6% con respecto a marzo, y la tasa de inflación interanual fue del 299,8%. Este panorama muestra de primera mano el rotundo éxito que está cosechando el Gobierno en la lucha contra la inflación.

Analizando la composición de los aumentos inflacionarios, la tendencia hacia la estabilización se hace aún más notoria. Según explica el economista co-fundador de Alphacast, Luciano Cohan, entre diciembre y febrero cerca del 90% de las categorías de precios relevados en el índice marcaban aumentos superiores al 10%. En cambio, para el mes de abril, aproximadamente un 25% de los precios relevados registraron rebajas, y un umbral del 50% no registró subas superiores al 1%.

La tendencia de las series oficiales y mensuales de la inflación también arrojan resultados sumamente optimistas. El IPC minorista arrojó una suba superior al 25% en diciembre, y los precios mayoristas llegaron a aumentar hasta un 54% en ese mismo mes. 

Para el término de marzo, la variación del IPC se redujo al 11% y el salto de los precios mayoristas superó ligeramente el 5%. En otras palabras, el equipo económico logró tumbar la hiperinflación que había dejado plantada el kirchnerismo en los últimos meses de la gestión massista. Todo esto se consiguió al mismo tiempo en que fueron eliminados todos los controles de precios en supermercados y grandes comercios de referencia.

Estos resultados no fueron sino el efecto natural de las medidas que rápidamente se pusieron en marcha a partir del 10 de diciembre del año pasado. El Sector Público Nacional (SPN) sumó hasta 3 meses consecutivos con superávit financiero (después del pago de intereses).

Por su parte, el Banco Central ejecutó un proceso de saneamiento implacable mientras que se logró contener la expansión de los agregados monetarios (los aumentos no se convalidaron con nueva emisión de pesos).

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Economía

Las prepagas empiezan a bajar los precios: OSDE anunció una reducción del 22% con respecto a la factura de marzo

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Tras la resolución del Gobierno que obliga a las prepagas a retrotraer sus precios como penalización a conductas anticompetitivas, los usuarios comenzarán a percibir prontamente las primeras rebajas correspondientes al mes de abril. Se apunta a extender las medidas sobre un total de 23 entidades.

El Gobierno del Presidente Javier Milei anunció medidas contundentes para penalizar cualquier tipo de práctica anticompetitiva en el mercado de la medicina prepaga. La cartelización de las principales empresas con poder de mercado se afianzó en los últimos años, como resultado natural del deterioro de la competencia por fuertes restricciones a la entrada de nuevos actores en el mercado.

La Secretaría de Comercio intimó a las prepagas más representativas del mercado para que retrotraigan sus precios, y aplicar una ajuste mensual máximo equivalente a la variación del IPC durante los próximos 6 meses. Las entidades afectadas fueron las siguientes:

  • OSDE
  • Galeno
  • Hospital Británico
  • Hospital Alemán
  • Medifé
  • Swiss Medical
  • Omint
  • Unión Argentina de Salud (UAS)

Estas entidades concentran aproximadamente hasta el 75% de la participación del mercado de la salud privada. La primera en acatar el amparo del Gobierno fue OSDE, que ya anunció una reducción de la cuota mensual a sus afiliados de hasta el 22% con respecto al mes de marzo.

La presunta cartelización en el mercado es actualmente investigada por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), que opera aplicando las mismas reglas de juego que en cualquier economía moderna.

Argentina se incorpora así al marco regulatorio que se aplica en la mayor parte de los países del mundo, incluyendo a los Estados Unidos. A partir del DNU 70/2023 se dispuso la desregulación de los precios de la medicina privada, es decir, dejaron de existir los controles arbitrarios por mera justificación de “políticas de ingresos” como ocurría hasta ahora. Este tipo de prácticas solo se limitan a un grupo muy marginal de países con economías socialistas y reprimidas.

Muy por el contrario, las medidas adoptadas en contra de la cartelización no pretenden intervenir arbitrariamente sobre los precios como un mecanismo para controlar la inflación (como se hacía antes). 

El objetivo exclusivo de las penalizaciones es combatir la cartelización, generar algún tipo de incentivo que sea capaz de disuadir a las empresas de incurrir en este tipo de prácticas, y en este sentido las medidas anunciadas no tienen un carácter universal. Podrían también haberse adoptado otras alternativas, como por ejemplo multas directas o requisitos de desinversión para entidades muy grandes.

El amparo que presentó el Gobierno pretende extender las obligaciones de devolución para otras entidades como Medicus, el Hospital Italiano, la Obra Social Luis Pasteur, Medicina Esencial, la Asociación Mutual del Personal Jerárquico de Bancos Oficiales Nacionales, el Grupo DDM, Sancor Salud y ACA Salud, entre muchas otras que se vieron presuntamente envueltas en actos de colusión.

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El Banco Central redujo la tasa de los Pases del 70% al 60% anual, y continúa la licuación de la deuda remunerada en pesos

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Se trata de la segunda rebaja en lo que va del mes de abril. Se espera un impacto considerable en pos de la reducción de la carga por la deuda remunerada, un elemento fundamental para la pronta desregulación del mercado cambiario.

Por decisión de Santiago Bausili el Banco Central emprendió una nueva rebaja de su tasa de política monetaria aplicada a los Pases, la segunda en lo que va del mes de abril. Se redujo la tasa nominal anual del 70% al 60% sobre el principal instrumento que tiene el BCRA para controlar las tasas de interés en el sistema, y así determinar endógenamente la cantidad de dinero en circulación.

Como resultado, la tasa de interés efectiva que surge por reinvertir un capital a 12 meses se redujo al 81,2%, por interés compuesto. Se espera un impacto casi inmediato sobre la tasa de los plazos fijos y las billeteras remuneradas, entre otras opciones que ofrecen retornos en pesos dentro del sistema.

El objetivo de esta medida es muy claro: reducir el peso que tiene el stock de pasivos remunerados en términos reales, y con ello la carga de intereses que genera. Esto también es conocido como “déficit cuasi-fiscal”, y su virtual eliminación forma parte del proceso de saneamiento que está llevando a cabo la autoridad monetaria.

La carga devengada de intereses por pasivos remunerados había llegado a representar más del 17% del PBI hacia el final de la gestión de Sergio Massa (en términos anualizados y como la suma de 12 meses), y el dato más reciente de esta medición ya sitúa una cifra inferior al 8% del PBI. 

Visto de otra forma, la cantidad de pesos ajustados por inflación que se emiten para pagar intereses por Pases y otros instrumentos del BCRA ya es la más baja desde mediados de 2022, y la tendencia es firme. La continúa reducción de la tasa de interés nominal sólo apuntala más este proceso.

Es importante señalar que el Gobierno está evitando desarmar el cepo cambiario precisamente para poder continuar con la licuación real de los pasivos remunerados. Sin el control cambiario, la política monetaria que actualmente aplica el BCRA no podría ser posible, y generaría indefectiblemente una corrida cambiaria y una fuerte caída de la demanda de saldos reales. Todo esto no ocurre porque las restricciones no permiten que los pesos circulen libremente fuera del sistema.

Pero al mismo tiempo, el Gobierno pretende sanear la hoja de balance del Banco Central (reduciendo la carga por pasivos remunerados a una mínima expresión) precisamente para que la salida del cepo cambiario no sea traumática. La licuación de la deuda remunerada del BCRA es una condición necesaria para una salida racional de los controles cambiarios.

La segunda “pata” del saneamiento del BCRA consiste en la compra de divisas, y de hecho el saldo de reservas netas ya habría vuelto a valores positivos (habiendo partido de un rojo de US$ 11.000 millones en diciembre de 2023). Ambos procesos, la compra de divisas y la caída de la tasa de los Pases, implican una mayor expansión de pesos (ya sea endógena o emisión directa).

Pero estos pesos inyectados en el sistema fueron deliberadamente compensados por nuevas absorciones, y de esta manera el Gobierno neutralizó su impacto inflacionario. Las principales fuentes de absorción fueron las siguientes: emisión de nuevos Pases, colocación de bonos BOPREAL, licitaciones de títulos públicos para cancelar Adelantos Transitorios, y supresión absoluta del financiamiento monetario al Tesoro (ahora con superávit fiscal).

El Gobierno logró cortar abruptamente con la llamada “inercia inflacionaria” debido a que los aumentos de las principales variables nominales del país (salarios, tarifas, precios liberados, etc) no fueron convalidados con la emisión de nuevos pesos como usualmente solía ocurrir en la Argentina durante la ejecución de ajustes de precios relativos.

Durante otros períodos de ordenamiento de precios relativos, como por ejemplo lo que ocurrió durante el Rodrigazo de 1975, el BCRA simplemente convalidó monetariamente todos los aumentos salariales y de tarifas públicas, desatando un auténtico infierno inflacionario que no acabaría sino hasta 1991 con la Convertibilidad. 

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