
El FMI proyecta que la economía de Argentina va a crecer un 5,5% en 2025
Se determinó una caída del 10% per cápita entre 2011 y 2023. El staff lo contrastó con el crecimiento latinoamericano.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó un crecimiento del Producto Bruto Interno de la Argentina (PBI) del 5,5% para el año 2025, impulsado por la solidez de la demanda interna y los efectos de arrastre estadísticos tras una mejora significativa en la segunda mitad de 2024. Esta proyección representa un contundente respaldo al programa económico del presidente Javier Milei.
Según el último informe del staff del organismo multilateral, tras una leve contracción del 1,7% en 2024 —herencia directa de una economía devastada por décadas de populismo, emisión sin respaldo y estatismo improductivo kirchnerista— la Argentina entra en una nueva etapa. El texto afirma con claridad que el crecimiento será sostenido “por una sólida demanda interna y los efectos estadísticos de arrastre de una dinámica de crecimiento subyacente más fuerte durante el segundo semestre de 2024”.
El informe no escatima en señalar el contraste entre el pasado reciente y el futuro cercano. En cifras crudas, el PBI per cápita de la Argentina cayó un 10% entre 2011 y 2023, lo que el Fondo califica como un verdadero “milagro al revés”. En comparación con países como Colombia, Perú, Chile, México y Brasil, la Argentina quedó rezagada en crecimiento, productividad e inversión. Mientras Colombia y Perú crecieron a un promedio cercano al 3% anual y Chile y México superaron el 2%, Argentina se mantuvo estancada en un promedio del 0%.
A contramano del pasado, el gobierno de Milei ha logrado lo que parecía imposible: ordenar las cuentas públicas en tiempo récord. El FMI proyecta para este año un superávit primario del 1,3% del PBI, aunque el Gobierno ya anticipó que podría alcanzar el 1,6%, en previsión de un entorno internacional desafiante. Para el mediano plazo, se espera un superávit primario corriente del 2,5% del PBI, gracias a una combinación de disciplina fiscal, reestructuración tributaria y una reforma previsional.

El FMI lo reconoce en forma explícita: “La continua y estricta disciplina del gasto, junto con las reformas fiscales en los ámbitos tributario, de coparticipación en los ingresos y de pensiones, debería seguir reforzando el ancla fiscal”. Además, el organismo destaca que “fortalecer los fundamentos macroeconómicos de la economía es una condición necesaria para lograr un crecimiento sostenible”, algo que el nuevo rumbo del país está empezando a garantizar.
Otro punto a favor del nuevo modelo económico es el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), ya operativo, que permitió compromisos de USD 12.000 millones en inversiones extranjeras directas. Este nuevo marco regulatorio —amigable con los mercados y competitivo a nivel regional— está diseñado para atraer capitales a gran escala y estimular el desarrollo de sectores clave.

El informe también menciona riesgos a tener en cuenta, como los pasivos contingentes vinculados a la estatización de YPF y los cupones del PBI. Aunque el FMI no lo menciona directamente, estos pasivos son resultado directo de la gestión del entonces ministro de Economía Axel Kicillof, actual gobernador bonaerense, cuya impericia jurídica generó un verdadero problema financiero internacional.
Asimismo, el FMI advierte sobre las “tensiones comerciales” globales, particularmente las derivadas de las políticas arancelarias de EE.UU., impulsadas por la administración Trump. Si bien podrían impactar en la demanda global y los precios de las materias primas, el efecto directo sobre la Argentina será limitado: en 2024, las exportaciones a EE.UU. representaron USD 6.500 millones, apenas el 1% del PBI, y el arancel del 10% que impuso Washington tendría un efecto inferior al 0,1% del PBI argentino.
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