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Brasil

La desocupación de Brasil cae al 11,2% en febrero y la serie sin estacionalidad es la más baja desde 2016

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La tasa de desocupación cayó por debajo de las proyecciones oficiales para febrero. Se consolida la recuperación del trabajo de Brasil y comienzan a verse los resultados de las políticas de flexibilización laboral.

El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) confirmó que la recuperación laboral se sigue profundizando en Brasil, siendo que la desocupación fue del 11,2% de la población económicamente activa en el período de 3 meses que finalizó en febrero de 2022. Las proyecciones de mercado esperaban una desocupación del 11,3%, por lo que el dato real superó las expectativas.

El pequeño aumento esperado en el desempleo entre enero y marzo responde a factores de índole estacional, ya que el empleo se correlaciona perfectamente con la estacionalidad del PBI. Sin el efecto de los factores estacionales, la desocupación cayó al 11,14% en febrero de 2022 y fue la cifra más baja desde mayo de 2016. Este fue el dato que sorprendió a los mercados y mejoró las expectativas para 2022.

En lo que va de la gestión del presidente Jair Bolsonaro, la desocupación desestacionalizada bajó del 12,61% al 11,14%, mientras que, considerando la serie original del indicador, la cifra pasó del 12,2% al 11,2%.

Desocupación de Brasil entre 2014 y 2022.

Según reveló el IBGE, Brasil registró un total de 41,15 millones de empleos en el sector formal de la economía, la cifra más alta de la historia. El anterior récord histórico había tenido lugar en septiembre del año 2014 con 40,37 millones de puestos de trabajo formales, justo antes de que la economía atravesara una abrupta recesión al final del Gobierno de Dilma Rousseff. El récord de 2014 es sistemáticamente superado desde septiembre de 2021 y en adelante.

Para lograr estos resultados incluso a pesar del shock por la pandemia de Covid-19, el Gobierno de Bolsonaro, a través del ministro de Economía Paulo Guedes, llevó adelante una serie de medidas para flexibilizar el mercado laboral de Brasil.

La reforma laboral impulsada por Bolsonaro en 2021 lanzó el Régimen Especial de Calificación e Inclusión Productiva (REQUIP) y el Programa Primera Oportunidad y de Reinserción en el Empleo (PRIORE). Estas dos aperturas legales para el mercado permiten la creación de modalidades de trabajo más flexibles con una focalización especial sobre los jóvenes, que son los más afectados por la desocupación.

El programa REQUIP crea una nueva modalidad de trabajo en la cual el Estado no regula el período de vacaciones pagas remuneradas, y elimina la obligatoriedad del aguinaldo y el aporte obligatorio al seguro de desempleo. Los jóvenes de entre 18 y 29 años acceden a esta modalidad, por un período de hasta 18 meses.

El programa PRIORE enfatiza la situación del primer empleo para jóvenes y las personas mayores de 55 años que durante un año no hayan podido encontrar empleo. Para estas situaciones, la reforma laboral crea una nueva modalidad en la cual el empleador estará eximido de realizar aportes patronales, y si bien se realiza el pago por el seguro de desempleo, la carga que esto queda reducida para este tipo de contratos.

Estas medidas se aplicaron sobre un límite legal del 25% de la planta de personal para cualquier empresa promedio. Las últimas estadísticas laborales del IBGE confirman que las medidas están produciendo resultados satisfactorios, y Bolsonaro propone seguir profundizando la desregulación laboral para modernizar las leyes locales y compatibilizarlas con los mercados a nivel internacional.

Brasil

El Gobierno de Lula llega a un acuerdo con China para desplazar al dólar como medio de cambio comercial

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El acuerdo preliminar permitiría el comercio mediante el uso del real y el yuan, sin necesidad de usar el dólar como intermediario. Brasil no lidia con problemas de divisas o controles cambiarios, por lo que las medidas obedecen a un servilismo político con China.

El socialismo brasileño encabezado por el presidente Lula da Silva anunció un nuevo acuerdo con China, tras casi tres meses de negociaciones y un sello preliminar en enero, por medio del cual se instrumentará un mecanismo para desarrollar el comercio bilateral usando exclusivamente las monedas nacionales: el real y el yuan respectivamente.

Se trata de un acuerdo de gran relevancia para el comercio de ambos países. China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil en las últimas dos décadas (superando a la Argentina), y Brasil se transformó en el principal destino de la inversión extranjera directa de capitales chinos en América Latina. Asimismo, es un acuerdo importante por cuanto vincula a la segunda economía más grande del mundo con la economía más importante de sudamérica. 

La principal prioridad del acuerdo es desplazar el uso del dólar estadounidense como medio de cambio para realizar transacciones de comercio bilateral, inversiones de todo tipo o transacciones financieras. 

El Bank of Communications BBM, el Banco Industrial y Banco Comercial de China serán las instituciones financieras que garantizarán la vía directa de conversión de monedas, mientras que el banco BBM de Brasil tendrá la misma función. Asimismo, Brasil entrará formalmente en el sistema CIPS (la red interbancaria de pagos de China), el equivalente chino al sistema Swift internacional.

El comercio bilateral entre ambos países totalizó los US$150.500 millones en el año 2022, y las exportaciones brasileñas hacia el gigante asimático superaron los 89.000 millones de dólares en un año. El acuerdo tendrá un impacto sustancial sobre estas transacciones, pero verdaderamente no existen mayores razones económicas para justificar el acuerdo, sino más bien políticas

La Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil) justificó las medidas y aseguró que la conversión directa de rales a yuanes contribuirá a bajar los costos transaccionales para favorecer el comercio y la inversión. La moneda china no es convertible, y los controles de capitales podrían afectar los acuerdos entre ambos países. 

La principal razón por la cual se utiliza al dólar como medio de cambio comercial es su estabilidad, permitiendo así mantener inalterado el valor real de los contratos. El régimen chino, por el contrario, hizo uso de numerosas “devaluaciones competitivas”, restricciones e intervenciones cambiarias para apreciar o devaluar la moneda a discreción.

Por otra parte, Brasil no aplica controles de cambios y por lo tanto no debe lidiar con un problema de falta de divisas como ocurre en Argentina o Venezuela. En otras palabras, al tipo de cambio de mercado no existe ni escasez de dólares ni de cualquier otra divisa que pueda disponer.

El reemplazo del dólar por el uso de monedas nacionales no obedece a ningún objetivo de “ahorro” de dólares, como sí podría ser pertinente en la Argentina kirchnerista o la Venezuela chavista. Las principales motivaciones del acuerdo son políticas, y obedece a una situación de vasallaje político de Brasil con respeto al régimen de Xi Jinping

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Brasil

Lula creó un nuevo impuesto para la exportación de crudo y las petroleras anuncian que dejarán de invertir en Brasil

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En menos de 100 días de administración el Gobierno del PT tomó decisiones abiertamente contrarias al crecimiento de la inversión privada y las exportaciones. Las principales petroleras del país suspendieron las inversiones y presentaron un reclamo ante la Justicia.

A partir de marzo, el Gobierno de Lula da Silva resolvió la aprobación de una serie de medidas impositivas restrictivas, entre ellas la vuelta de los impuestos al combustible y la aplicación de un nuevo impuesto a las exportaciones petroleras con una tasa de hasta el 9,2%.

Se trata de una medida completamente anacrónica, ya que el país no establecía gravámenes significativos a la exportación desde la década de 1980. La recaudación por retenciones en Brasil solamente representó entre 41 y 162 millones de reales anuales desde 2010, una cifra cercana al 0,1% de la recaudación total.

El gravámen provoca un diferencial de precios entre lo que perciben los productores internos y el precio del mercado internacional, del mismo modo en que ocurre en Argentina y Venezuela. La pérdida de rentabilidad percibida por las firmas radicadas en Brasil desalienta activamente la producción, la inversión y la entrada de divisas

El Gobierno socialista defendió las medidas, no sólo por razones impositivas sino también con el fin de “incentivar el abastecimiento para el mercado interno”, una retórica muy similar a la que pronunció el presidente Alberto Fernández a propósito de la exportación de carne. Pero esto solo promete generar un efecto de corto plazo, que podría consumirse tan pronto como se produzca la caída efectiva en el nivel de producción.

Las principales empresas petroleras radicadas en Brasil, entre ellas Repsol, Total Energies, Shell, Equinor y Galp, decidieron acudir a la Justicia brasileña para solicitar medidas cautelares. Además, cuestionaron la continuidad de las inversiones en el país debido al clima de incertidumbre que generó el Gobierno.

“La medida, que fue anunciada sin un diálogo significativo con la industria, genera incertidumbre sobre nuevas decisiones de inversión, afectando la competitividad de Brasil en el sector de exploración y producción, en el que Brasil tiene un fuerte potencial geológico”, advirtió la empresa Shell en un comunicado oficial.

En principio, el gravamen para la exportación de crudo fue establecido con carácter “temporal” para el período marzo-junio, pero lo cierto es que no existe una mayor certidumbre sobre la reglas de juego operativas en el país porque el Congreso brasileño tiene la facultad de modificar el plazo de vigencia de la medida y extenderlo más allá de los cuatro meses previstos.

Sin reglas de juego estables no puede existir previsibilidad para el desarrollo de la inversión. El oficialismo no mostró mayor preocupación por el cambio incesante de reglas, y en uno de sus primeros actos de gobierno decidió anunciar la cancelación de la venta de Petrobras, una de las privatizaciones programadas por Bolsonaro y probablemente la de mayor potencial en la historia del país (solo por detrás de Eletrobras).

Sin retenciones de ningún tipo y sin controles cambiarios, la producción petrolera se expandió hasta un 23% durante la gestión del expresidente Jair Bolsonaro, y Brasil se consolidó como el noveno productor de crudo a nivel mundial.

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Brasil

Lula colocó a la ex presidente corrupta destituida Dilma Rousseff al frente del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS

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La Asamblea de Gobernadores de la institución decidió aceptar la nominación del presidente de Brasil, tan solo una semana antes de confirmarse el arribo al país del dictador Xi Jinping. La entidad bancaria afianzará los criterios políticos y discrecionales para la concesión de líneas de crédito.

El presidente de Brasil Ignacio Lula da Silva decidió nominar a Dilma Rousseff en la dirección del Nuevo Banco de Desarrollo (conocido como el banco de desarrollo del BRICS), la expresidente destituida de su cargo frente a un escándalo de corrupción.

La Asamblea de Gobernadores del banco de los BRICS resolvió aceptar la petición de Lula, y confirmar a Rousseff en el cargo. Su nombramiento augura una nueva etapa de criterios políticos y arbitrarios por sobre las decisiones de índole técnico que debería adoptar el banco.

La expresidente asumirá el cargo en reemplazo a Marcos Prado Troyjo, un economista de amplia y reconocida trayectoria que había ejercido la dirección del banco desde 2020 gracias a la nominación de Jair Bolsonaro. 

Si bien los mandatos del banco de los BRICS tienen una duración mínima de 5 años, y por lo tanto Troyjo debería haber permanecido en funciones hasta 2025, el Gobierno socialista decidió avanzar sobre la independencia de la institución y adelantar el recambio de autoridades antes de lo previsto.

La decisión se tomó tan solo una semana antes de la llegada del máximo dirigente de la dictadura china, Xi Jinping, a partir de los primeros días de abril. China no solo se configura actualmente como el principal socio comercial de Brasil (por encima de Argentina), sino que además se posiciona como uno de los principales países interesados en patrocinar la alianza BRICS.

Formalmente, la asociación económica-comercial conformada por los países en el BRICS surgió como una revitalización del eje “no alienado” del siglo XX, que más bien en la actualidad opera bajo una alineación casi absoluta a China.

En este esquema, el Nuevo Banco de Desarrollo pretende funcionar como una “alternativa” al rol que juega el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en las economías emergentes, aunque es evidente que este objetivo no está ni remotamente cerca de poder cumplirse.

En la práctica, se dedica a la concesión de líneas de crédito flexibles para proyectos de infraestructura en los países miembros del BRICS o socios admitidos de la extrazona, como Egipto, Uruguay y Bangladesh, entre otros.

La creciente influencia china en Brasil (un hecho sucede a la llegada de Lula y el PT al poder) podría haber desempeñado un rol definitorio para confirmar a Rousseff en su cargo en una institución tan importante para el desarrollo del BRICS.

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