Economía
Los ferrocarriles del Estado pierden 3,5 millones de dólares todos los días y tienen más demoras que hace 30 años
El Gobierno de Fernández restableció una serie de ramales abiertamente ineficientes y deficitarios que deberán ser costeados por el grueso de la sociedad. La Operadora ferroviaria proyecta pérdidas de por lo menos 265.833 millones de pesos para 2023.

Completamente abstraído de la realidad, el presidente Alberto Fernández anunció que las empresas del Estado tendrán un peso creciente en el orden de prioridades fiscales para el año 2023, por encima de las necesidades más urgentes como la educación, la salud o los efectos dramáticos que genera la inflación.
El Gobierno restableció oficialmente la ruta ferroviaria para pasajeros que conecta la Ciudad de Buenos Aires con la Ciudad de Palmira, a 25 kilómetros del centro de Mendoza. La decisión involucra un gran costo financiero que deberá ser sostenido por el grueso de la sociedad, en el marco de una situación económica especialmente delicada. Los beneficios puntuales de una zona geográfica limitada deberán ser costeados por la totalidad de los contribuyentes.
El nuevo tren de pasajeros promete una demora entre 26 y hasta 28 horas para recorrer una distancia de 1.000 kilómetros, lo cual implica un viaje muy poco convencional, agotador y extremadamente incómodo para los usuarios. El mismo viaje por la misma ruta restablecida y por la misma cantidad de kilómetros alcanzaba una duración máxima de hasta 20 horas hacia el momento de su clausura en 1993, por lo que los trenes actuales del Estado son más lentos que hace 30 años.
La calidad de los servicios deja mucho que desear y pone en jaque la viabilidad del proyecto kirchnerista, pero sin lugar a dudas el mayor costo a pagar son las pérdidas monetarias. Solamente la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (la entidad ferroviaria más importante del país) presentó un presupuesto deficitario con un rojo de 265.833 millones de pesos para 2023.
La mayor ferroviaria estatal de Argentina le costará a la sociedad el equivalente a 3,5 millones de dólares todos los días, y solamente si se cumple exitosamente la meta presupuestaria pautada para la totalidad del año.
Los Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado (FASE), el holding que centraliza todas las operaciones desde la estatización integral del sistema en 2015, promete liderar el déficit consolidado de las empresas públicas este año. El Presupuesto 2023 presentado por Sergio Massa proyecta un rojo total de por lo menos el 0,24% del PBI para la totalidad de los trenes, una partida únicamente superada por el déficit programado de ENARSA (la empresa estatal importadora de energía).
En plena crisis económica y social, el Gobierno nacional gastará el equivalente a todo el Programa Alimentar (0,3% del PBI de acuerdo al Presupuesto 2023) para mantener el déficit operativo de los trenes estatales, a fin de mantener servicios poco competitivos.
Asimismo, los trenes del Estado consumen el equivalente a la mitad de todos los recursos que se destinan para costear la Asignación Universal por Hijo (AUH). Cabe señalar que las mediciones preliminares de la tasa de pobreza sugieren que ya se habría alcanzado y superado el 42% hacia el semestre móvil finalizado en febrero de 2023.
Los ramales ferroviarios para viajes de pasajeros a larga distancia en regiones con escasa densidad poblacional simplemente constituyen proyectos antieconómicos, que no tendrían mayor asidero en el sector privado. El desarrollo de este tipo de servicios no puede ser rentable, por lo que el Estado siempre deberá asumir una posición subsidiaria que, en última instancia, se traslada al bolsillo del grueso de la sociedad en desmedro de otras prioridades mucho más importantes.
Economía
Bear Market Total: La actividad económica se desplomó un 3,8% en el mes de abril en medio del estallido cambiario
Las estimaciones de la consultora Orlando Ferreres advierten por una fuerte reversión del nivel de actividad por la sequía, la caída del consumo y el violento aumento de la inflación. La recuperación prometida por el equipo de Massa no aparece.

Aunque el Secretario de Industria de Massa, José de Mendiguren, insiste en que uno de los objetivos fundamentales del equipo económico es “sostener el nivel de actividad”, las estadísticas más recientes dan cuenta de que la realidad es diametralmente opuesta a esto. La recuperación que promete el Gobierno no solo no llega, sino que se profundizan los síntomas recesivos.
El índice de actividad económica elaborado por la consultora Orlando Ferreres cayó fuertemente hasta un 1,8% en el mes de abril, según la serie desestacionalizada del indicador. Por otra parte, la actividad sufrió un derrumbe de hasta el 3,8% en comparación con el mismo mes del año pasado. No se veía una caída interanual semejante desde octubre de 2020.
Asimismo, se registró un retroceso del 0,4% en los primeros cuatro meses de 2023 en comparación con el mismo período de 2022. Si bien el primer trimestre sorprendió al mostrar un nivel de actividad ligeramente superior a lo que sugerían las previsiones, el segundo trimestre avanza en dirección opuesta y el país vuelve a sumirse por el camino de la recesión.
Como era de esperarse, la caída interanual más violenta se observó en el rubro de la agricultura, ganadería, caza y silvicultura que alcanzó el 39,5%. También se observó una profunda caída del 11,5% en servicios de electricidad, gas y agua, mientras que la intermediación financiera cayó un 2,5% interanual, el transporte y comunicaciones hasta un 2,4%, y las ventas de comercio minorista retrocedieron un 0,8% en los últimos 12 meses.
La producción industrial sufrió una caída interanual del 0,4%, aunque acumuló un repunte del 1,1% en la comparación anual de los primeros 4 meses de 2023 y el mismo período del año pasado.
“Para los próximos meses anticipamos una tendencia similar a la del mes en análisis, con el agro liderando la caída y el resto de los sectores más fríos. Mirando la segunda mitad del año la incertidumbre es muy alta y el devenir de la actividad dependerá de la evolución de la macroeconomía, y de las definiciones que se den en materia política”, advierte el informe de la consultora.
El panorama de crecimiento y recuperación que patrocina el oficialismo no existe. El mes de abril se vio marcado, además, por un violento estallido cambiario: el dólar paralelo se disparó hasta un 25% entre el 10 y el 25 de abril, alcanzando un récord de $495.
Massa perdió toda la confianza que había ostentando en la segunda mitad del año pasado, y el tipo de cambio paralelo permanece en valores lindantes a los $500. La inflación de abril alcanzó el 8,4% y la variación interanual llegó a casi el 109%, un escenario que se habría vuelto a repetir según las estimaciones sugerentes para el mes de mayo.
Economía
Massa endeuda a la Argentina por US$ 21.000 millones de dólares con China para llenar las reservas del Banco Central
El Gobierno confirma una masiva ampliación del swap con China, y las reservas de libre disponibilidad se duplican de 5.000 a 10.000 millones de dólares. También se aprobó un crédito por US$ 3.000 millones para obras de infraestructura, energía y transporte público.

El Gobierno kirchnerista decidió profundizar brutalmente el endeudamiento externo con la dictadura china, a fin de postergar una mayor devaluación sobre el tipo de cambio oficial. La gira del ministro Sergio Massa en China terminó por renovar el swap con este país por otro período de 3 años.
De esta forma el swap con China aumenta hasta un total de 18.000 millones de dólares, que en definitiva constituye un préstamo que tarde o temprano deberá ser afrontado. El Banco Central amplía sus reservas de libre disponibilidad en el swap de US$ 5.000 millones hasta US$ 10.000 millones.
La ampliación de las reservas disponibles en el BCRA servirá a dos objetivos principales: por un lado continuar financiando importaciones y operaciones de comercio exterior (principalmente con China y Brasil), y en segundo lugar para facilitar una mayor intervención del dólar en los mercados alternativos legales como el CCL o el dólar MEP.
El endeudamiento externo es la principal (y prácticamente la única) herramienta que le queda al Gobierno para seguir postergando un fuerte salto discreto sobre el tipo de cambio oficial.
Por otra parte, el régimen comunista que encabeza Xi Jinping aprobó una línea de crédito de hasta US$ 3.000 millones para financiar diversos proyectos en obras de infraestructura, energía y transporte público. Se trata de un préstamo pensado como parte del programa de la “Ruta de la Seda”, que se dedica a financiar proyectos de infraestructura en todo el mundo.
Estos adquirieron un reciente relevancia por la frontal iniciativa de la Primera Ministra Giorgia Meloni por retirar a Italia de este acuerdo lo más pronto posible. Argentina sigue el camino diametralmente opuesto y profundizará su dependencia geopolítica con Beijing.
Nuevamente, la principal vocación del Gobierno para suscribir este crédito no es ni fomentar la infraestructura ni mucho menos el comercio internacional, sino simplemente hacerse de una nueva fuente de dólares frescos con los cuales poder seguir sosteniendo la sangría de reservas del BCRA.
En total, la gira de Massa amplió el endeudamiento externo con China hasta los 21.000 millones entre el swap y los créditos diferenciales para infraestructura. En pocas horas, el ministro de Economía aumentó la carga de la deuda con el régimen chino en una suma equivalente a la mitad del préstamo con el Fondo Monetario Internacional.
Por otra parte, el Ministro también apunta a acelerar los desembolsos del FMI para seguir robusteciendo las reservas internacionales y llegar a las elecciones sin un caos cambiario tan pronunciado.
Massa y el FMI negocian el cierre de un acuerdo definitivo para las próximas dos semanas, ya que los lineamientos anteriores (los que corresponden a la cuarta revisión del programa) se encuentran totalmente boicoteados: el Gobierno incumplió prácticamente todas las metas, incluyendo las fiscales, las monetarias y las pautas de acumulación de reservas.
Economía
El milagro económico polaco: Las reformas que derrumbaron el comunismo y el nazismo introduciendo el libre mercado
La economía polaca enterró el dirigismo estatal para abrazar el libre mercado. Las masivas privatizaciones, la desregulación, la apertura comercial y la reforma del Estado fueron los grandes pilares del milagro.

El profundo proceso de transformación y cambio que desempeñó la economía polaca en la década de 1990 es considerado como uno de los milagros económicos más impactantes del mundo, y ya no tan solo entre las economías que lograron salir de la cortina de hierro soviética.
De hecho, el caso polaco es tenido como el ejemplo más sobresaliente en lo que a reformas post-comunistas respecta, superando a países como Hungría e incluso comparable con la apertura de China a partir de los años 80s.
El logro de Polonia es doble, ya que no solo logró en unos años reformar toda la economía comunista, si no que también eliminó todos los atisbos de la economía Nazi que habían sido introducidos durante su ocupación durante la Segunda Guerra Mundial.
Colapso del sistema comunista y reformas estructurales
Para la década de 1980 la economía planificada entró en una situación de estancamiento sistémico, mientras que la dictadura socialista debió lidiar con importantes problemas de abastecimiento como contraparte de una situación de sobrante monetario (un problema típico entre las economías socialistas).La administración de los “precios políticos” y la represión financiera condujo a una inflación oficial que fluctuó entre 14% y 80% hasta 1988.
La situación se volvió completamente inmanejable a pesar de las remarcaciones oficiales, y el sistema estatal de fijación de precios colapsó en agosto de 1989. El IPC aumentó violentamente un 39,5% en agosto, 55% en octubre y casi 80% en enero de 1990. La inflación interanual se disparó del 185% en agosto de 1989 a casi el 1200% para abril del año siguiente.
Si bien el sistema político del comunismo quedó desarticulado en agosto de 1989, las reformas estructurales a gran escala tuvieron lugar en 1990, entre ellas la total liberalización de precios, el levantamiento del monopolio estatal sobre el comercio exterior, la unificación y liberalización del tipo de cambio, y la apertura comercial al mercado mundial. Para junio de ese año se suspendieron aranceles aduaneros sobre 4.500 posiciones, y se fijó una tasa nominal reducida de sólo el 5,5% promedio para las importaciones.

Se llevó a cabo una drástica reforma del Estado que llevó el tamaño del sector público desde el 70% del PBI en 1990 al 45% para 1994, y para el año 1999 la participación cayó por debajo del 43% del PBI. Mediante el llamado “Plan Balcerowicz”, Polonia emprendió un programa de masivas privatizaciones, incluyendo las telecomunicaciones, la distribución de gas, electricidad, agua potable, el aparato industrial, e incluso el sistema previsional.
El déficit presupuestario del Gobierno fue completamente erradicado a partir del primer trimestre de 1990, lo que permitió sentar la base para establecer un programa de estabilización anti-inflacionario con rotundo éxito. El Banco Nacional de Polonia fue reformado, dejó de ser una mera dependencia del Gobierno y adquirió independencia, algo que más tarde fue ratificado con la ley bancaria de 1997.
Los resultados del Consenso de Washington
Los resultados concretados por la economía polaca siguen siendo un caso de estudio internacional al día de hoy, ya que significó un precedente histórico para una salida ordenada del comunismo (muy a diferencia de lo que ocurrió en Rusia y Ucrania).
La producción industrial protagonizó un despegue explosivo y llegó a multiplicarse por 6 entre enero de 1992 y marzo de 2023. Las ventas del comercio minorista crecieron más de un 300% en el mismo período. La reactivación económica fue tan contundente que ni siquiera se detuvo por el shock que provocó la crisis de las punto.com entre 2000 y 2001,la gran recesión internacional entre 2008 y 2009.
El PBI polaco acumula un drástico crecimiento del 203,8% entre 1995 y 2023. De ser un país con un ingreso real similar al del promedio mundial hacia 1990, la renta per cápita de Polonia supera hoy en día a la de Grecia, y es similar al ingreso de países como España y Portugal. Asimismo, el PBI per cápita pocalo solo representaba el 53% del ingreso promedio por habitante de Rusia, mientras para el año 2020 fue hasta un 22% superior.

La tasa de desocupación fluctuó entre el 10% y hasta el 20% durante la primera fase de reformas en la década de 1990, habiendo partido de una situación de pleno empleo bajo el comunismo (sin movilidad de factores, con salarios fijados por el Estado, restricción de sindicatos y un nivel de autoritarismo aplastante).
Las sucesivas reformas para flexibilizar la legislación laboral permitieron adaptar el mercado laboral a las nuevas condiciones de la economía moderna. A partir de 2007 la desocupación cayó a un solo dígito, y desde 2017 se observa una situación de prácticamente pleno empleo, en gran medida existe desempleo friccional explicado por gente que cambia de trabajo (algo que bajo el sistema comunista se encontraba celosamente restringido).
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