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Economía

Los horrores de la Argentina kirchnerista: La pobreza superó el 43% en 2022 y escalará al 50% para fin de año

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Son los valores más extremos desde la crisis de 2001, y se produjo un salto de más de 3 puntos porcentuales desde que el kirchnerismo recuperó el poder en diciembre de 2019. La incidencia de la inflación es la principal responsable del deterioro en la calidad de vida y la proliferación de la marginalidad.

Según la medición del Observatorio de la Deuda Social (UCA) la tasa de pobreza habría cerrado el año 2022 alcanzando al 43,2% de los argentinos, con una metodología diferente y más integral con respecto a la que realiza el INDEC. El enfoque de la UCA es “multidimensional”, con lo cual no solo se tiene en cuenta el ingreso de una canasta básica sino además las necesidades básicas insatisfechas.

Entre otros aspectos, se considera la falta de vivienda, la inseguridad alimentaria, la falta de educación, salud y empleo. Se observa, además, una violenta y nociva incidencia del proceso inflacionario sobre los ingresos en términos reales (que ya están en los valores más bajos desde el año 2003).

Pese a la reactivación observada durante la primera mitad de 2022, la pobreza aumentó del 42,4% al 43,2% con respecto al período precedente. Asimismo, la pobreza acumuló un notorio aumento de más de 3 puntos porcentuales desde diciembre de 2019, cuando alcanzó el 39,9% según la medición de la UCA.

La marginalidad social se encuentra en máximos históricos, pero muy a diferencia de lo que ocurría hace 20 o 30 años, hoy existe una extensa red de asistencialismo estatal que distorsiona la verdadera situación social que atraviesa el país.

La realidad es que sin planes sociales, la tasa de pobreza con la metodología de la UCA alcanzaría fácilmente el 50% de los argentinos, un total de 11 puntos porcentuales por encima del nivel oficial, y se espera alcanzar este valor hacia fin de año a medida que la inflación "se come" los planes sociales y el Gobierno no ajusta lo suficiente.

La pobreza sin planes, lo que se podría considerar como una suerte de pobreza estructural independiente de las políticas de Gobierno, crece ininterrumpidamente desde el año 2010, cuando el modelo económico kirchnerista dejó de tener crecimiento.

Por aquel entonces, el 32,9% de los argentinos entraban en esta categoría sin considerar los planes sociales, para el año 2015 la cifra aumentó al 39,4%, en 2019 escaló al 43,8% y sigue subiendo hasta el presente.

La tasa de pobreza “oficial” del INDEC aumentó fuertemente al 39,2% al término de 2022, habiendo partido de un 35% en diciembre de 2019. Si se tiene en cuenta que este dato es obsoleto, ya que para las estimaciones de abril la pobreza habría seguido aumentando hasta el 42,4%, entonces resulta razonable suponer que con la metodología de la UCA la tasa de pobreza resulta holgadamente superior.

Por otra parte y desagregando por grupos etarios, la pobreza afectó de forma más dramática al segmento de 0 a 17 años, que marcó un récord de hasta el 61,6% al cierre de 2022. El umbral de pobreza subió 3,2 puntos porcentuales en este segmento de la población.

La pobreza en personas de 18 a 29 años (los ingresantes al mercado laboral) aumentó del 40% en 2019 al 43,8% en 2022, mientras que para el segmento de 30 a 59 años el salto fue de casi 10 puntos porcentuales en el mismo período. Esta última dinámica refleja el masivo deterioro del poder adquisitivo de los salarios (principalmente informales) durante el Gobierno kirchnerista.

Para el grupo de personas de 60 años y más (jubilados y pensionados) la pobreza creció del 13,2% en 2019 al 14,1% en 2022. La jubilación mínima se desplomó más de un 20% en términos reales desde 2019, y el Gobierno a duras penas logró compensar este efecto asignando bonos especiales de manera discrecional (por fuera de la fórmula oficial). Es necesario señalar que no todas las jubilaciones recibieron bonificaciones adicionales, y debieron lidiar con el 100% del deterioro inflacionario acumulado sin compensación alguna.

Brasil

Desastre del socialismo en Brasil: Lula destruyó las finanzas públicas al cabo de 15 meses de administración

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El Gobierno brasileño abandonó rápidamente el superávit primario heredado de la gestión de Bolsonaro, y el déficit financiero ya es el más alto desde el estallido de la pandemia. Las metas fiscales trazadas por el Ministro Haddad se desdibujan cada vez más.

El socialismo brasileño promulgó una agenda fiscal extremista y completamente irresponsable, que condujo al desequilibrio de las finanzas públicas de Brasil en tiempo récord.

Solamente en los primeros 6 meses de gestión del Presidente Lula da Silva se agotó todo el superávit primario que había dejado Jair Bolsonaro. Al cabo de 15 meses, el último dato publicado por el IBGE y convalidado por el Banco Central de Brasil registró un déficit primario equivalente al 2,47% del PBI para el término de marzo de 2024. Cuando Lula asumió la presidencia, había un superávit en torno al 0,56% del producto respectivamente.

Asimismo, en conjunto con el pago de intereses de la deuda pública, el Gobierno federal de Brasil registró un déficit financiero del 7,5% del PBI en marzo, 3,2 puntos porcentuales por encima del que recibió en enero de 2023. 

La recaudación tributaria se vio favorecida por la introducción de nuevos impuestos, pero la agenda socialista desde el punto de vista de las erogaciones simplemente agotó cualquier posibilidad de saneamiento presupuestario.

El Ministro de Finanzas Fernando Haddad anunció un “bloqueo” de gastos por al menos R$ 2.900 millones de reales, entre inversión pública y gastos prescindibles en el corto plazo. Sin embargo, el déficit fiscal se encuentra en los niveles más altos desde la pandemia, el núcleo radicalizado y de extrema izquierda dentro del oficialismo avanza sobre el posicionamiento de Haddad para profundizar la agenda extremista.

Pese a que el Ministro se comprometió con el déficit primario cero para fin de año, esta meta parece completamente imposible de cumplir. El Gobierno federal incurrió en un desequilibrio de hasta R$ 114.000 millones de reales en febrero, y R$ 63.000 millones adicionales en marzo, pese al tenue superávit por R$ 22.000 millones correspondiente a enero.

El superávit primario puntual en el mes de enero se debe a un efecto propio de la estacionalidad del mes, ya que ciertos impuestos impactan de manera directa en dicho período. Pero el saldo observado en enero de 2024 fue inferior al que se registró en el mismo mes de 2023, 2022 e incluso en comparación con enero de 2021 (en plena pandemia).

La mayor parte de las consultoras privadas de Brasil sugieren que la meta fiscal de Haddad carece de fundamentos, y fundamentalmente de apoyo político interno dentro de la coalición oficialista.

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Economía

El Gobierno va camino a reportar superávit fiscal en abril: Se consolida la disciplina fiscal para erradicar la inflación

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Los depósitos del Sector Público Nacional se incrementaron en $2,2 billones de pesos al cierre del mes pasado, una cifra superior a la registrada en marzo. Esta tendencia sugiere la consolidación de un nuevo superávit incluso más grande que el de marzo.

Incluso a pesar de la sanción o el rechazo de la Ley Bases, el Gobierno del Presidente Javier Milei está logrando ejecutar un ajuste fiscal pocas veces visto en la historia argentina. La disciplina fiscal es el principal baluarte del programa económico para combatir la inflación, ya que es la única manera para garantizar la verdadera independencia del Banco Central del poder político.

Pese a que aún no existen datos fiscales oficiales correspondientes al pasado mes de abril, se sabe que los depósitos del sector público se incrementaron en $2,2 billones con respecto a marzo, la tercera cifra más importante en lo que va de la presidencia de Milei.

Con cada aumento de la cantidad de depósitos del sector público es plausible esperar una mejora del resultado fiscal, con lo cual estas cifras preliminares sugieren que el Gobierno podría haber alcanzado el superávit financiero en abril y sería incluso más grande que el del mes de marzo.

Se debe tener en cuenta que en marzo el incremento de los depósitos del sector público fue de $1,62 billones de pesos, y se registró un superávit financiero en torno a los $276.638 millones respectivamente. En otras palabras, el superávit primario fue tan importante que incluso logró más que compensar el pago neto de intereses por la deuda pública.

Si el Gobierno lograra nuevamente el superávit, el resultado del déficit primario acumulado de 12 meses podría acercarse nuevamente al equilibrio en relación al PBI, algo que no se veía desde noviembre de 2019 hacia el final de la administración Macri.

Lo que la gestión de Cambiemos logró ejecutar al cabo de 2 años de lento gradualismo, el Gobierno del Presidente Milei lo logró en tan solo 4 meses. El decidido ordenamiento de las finanzas públicas permitió que el Banco Central pudiera cortar de cuajo la emisión de Adelantos Transitorios para financiar el rojo del Tesoro.

Otra manera de anticipar el posible resultado fiscal de abril consiste en observar las licitaciones llevadas a cabo por el Tesoro. En este mes, el Gobierno aprobó colocaciones por 5,7 billones de pesos y tuvo vencimientos por 3,3 billones de pesos, arrojando un financiamiento neto positivo de $2,4 billones

Y pese a observarse un incremento con respecto al saldo neto del mes anterior, la mayor parte de estas colocaciones se utilizaron para postergar vencimientos de la deuda interna a plazos más razonables, y para absorber pesos de circulación cancelando deuda contra el Banco Central.

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Economía

Histórico derrumbe de las expectativas de inflación: Tras el desastre kirchnerista, el país recupera la esperanza

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El último informe REM del Banco Central proyecta una fuerte caída de la tasa de inflación esperada para los próximos meses, a partir del ajuste fiscal y monetario que está llevando a cabo el Gobierno.

El Banco Central publicó su informe de Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) correspondiente al mes de abril, el cual recopila las proyecciones de las principales consultoras del país sobre la evolución de la tasa de inflación para los próximos meses. Se registró una histórica caída de las expectativas inflacionarias, algo que respalda firmemente la baja de tasas ejecutada por el propio BCRA.

La mediana de expectativas para el salto del IPC en abril fue del 9%, cuando el informe REM del mes pasado estimaba una inflación mensual superior al 11%. Se espera que el proceso de desinflación se acentúe todavía más a lo largo del año: un salto del 7,5% para mayo, 6,8% para junio, 6,3% para julio y 6% a partir de agosto.

Cabe señalar que en medio de un proceso de desinflación con una fuerte ancla fiscal (el superávit generado por el Gobierno), es esperable que las expectativas disminuyen a lo largo del tiempo, y por lo tanto es posible que los pronósticos actuales para el próximo semestre sean sustancialmente superiores a la inflación que efectivamente se registre por el INDEC.

La tasa de inflación interanual estimada al cabo de los próximos 12 meses es del 88%, y esta cifra representa una reducción de 139 puntos porcentuales a la expectativa que había dejado el fallido exministro de Economía Sergio Massa (una inflación proyectada a 12 meses en el 227% interanual en noviembre de 2023). 

Asimismo, no se esperaba una tasa de inflación interanual tan baja desde marzo de 2023, con la diferencia de que la cifra llega en medio de un proceso de desinflación, mientras que por aquel entonces ocurría todo lo contrario.

Con un ancla fiscal firmemente consolidada, la inflación interanual esperada se anotó su quinta caída mensual consecutiva. Esto no ocurría desde el año 2017, y la tendencia podría afianzarse incluso más si el tratamiento de la Ley Bases en el Senado resulta favorable para el dictamen del oficialismo.

La caída de la inflación esperada no solo se ve reflejada en las estimaciones de las consultaras privadas y los fundamentos macroeconómicos que conduce el Gobierno, sino además por las encuestas realizadas a la sociedad.

En este sentido, la consultora Poliarquía informó por un drástico cambio en el estado de ánimo de la sociedad. Mientras que en julio de 2023 predominaba el cansancio social, el desánimo y la decepción por el colapso del modelo económico kirchneristas, para abril de 2023 las encuestas señalan un fuerte crecimiento de la cantidad de personas que se identifican con una sensación de esperanza.

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